Una de las características clínicas y biofísicas más clásicas de las infecciones de piel y de partes blandas es el aumento de temperatura1. Sin embargo, en ocasiones estas diferencias de calor pueden ser difíciles de apreciar a la exploración clínica y nos pueden surgir dudas sobre cómo está evolucionando la enfermedad.
Presentamos el caso de una mujer de 54años, sin antecedente de interés, que consultó en Urgencias de Dermatología por una lesión dolorosa a nivel lumbar de días de evolución acompañada de febrícula. A la exploración se apreciaba una placa eritematosa, caliente e indurada en la región lumbar y glútea medio-superior diagnóstica de una infección de piel y partes blandas o celulitis infecciosa. Como puerta de entrada, se apreciaba una placa ulcerada, nacarada y brillante, en el pliegue interglúteo, compatible con un liquen escleroso genital. Se realizó un frotis de esta última localización, en el que se halló flora mixta grampositiva. Como tratamiento se pautó un ciclo de amoxicilina-clavulánico 875mg/125mg oral cada 8h durante 7días potenciado con ozenoxacino y fluticasona tópicos en combinación a nivel interglúteo con resolución del cuadro.
Al momento del diagnóstico se realizó una toma termográfica con una cámara FLIR adaptable a un dispositivo iOS. En ella se apreciaba una diferencia de temperatura de 2,55°C entre la piel afecta y la perilesional, realizándose controles en los días +2 y +7 de terapia, en los que se apreció un descenso de dicha diferencia térmica (2,49°C y 0,66°C, respectivamente) hasta prácticamente igualarse con la piel sana (fig. 1). Puede apreciarse que la respuesta al tratamiento antibiótico fue notable desde el primer día y los cambios se podrían visualizar de forma clara en la imagen termográfica.
La termografía es una técnica de imagen no invasiva que permite establecer diferencias de temperatura mediante el análisis de la radiación infrarroja emitida por la piel, lo cual se correlaciona con la temperatura de la misma y permite valorar la inflamación subclínica2. Su uso médico más extendido ha sido para el cribado de fiebre durante la pandemia de COVID-193. En el campo de la infectología, se ha empleado para el cribado de tiña ungueal, la predicción de neuralgia residual en el herpes zoster o la valoración de úlceras por presión4-6.
Se trata de una técnica sencilla y barata que puede realizarse con dispositivos adaptables a teléfonos móviles y cuyos resultados, visibles en un mapa de colores con zonas que corresponden a áreas de mayor temperatura y otras a áreas más frías, son fáciles e intuitivos de interpretar7. Centrándonos en el tema que nos ocupa, recientemente se han publicado datos innovadores sobre el potencial uso de esta técnica para establecer el diagnóstico diferencial entre celulitis y pseudocelulitis, arrojando una sensibilidad de hasta el 95,2%8. Sin embargo, hasta nuestro conocimiento, este es el primer caso en el que se emplea para el seguimiento clínico de esta patología, permitiendo determinar la respuesta al tratamiento. De todas maneras, serían necesarios estudios más extensos.
En conclusión, la termografía es una técnica de imagen sencilla de realizar en consulta y de fácil e intuitiva interpretación, con potencial aplicación en el campo de la infectología para el diagnóstico y el seguimiento de las infecciones de piel y partes blandas mediante la detección de cambios sutiles de temperatura.
Consideraciones éticasLos pacientes han expresado su consentimiento informado para la publicación de las imágenes de este estudio.
FinanciaciónEste estudio no ha recibido ningún tipo de financiación para su realización.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.