Estimar el grado de contaminación de las manos y/o de los guantes de los diferentes profesionales de la salud que han estado en contacto con personas colonizadas por Enterococcus resistente a vancomicina (ERV), en un entorno hospitalario en el que la actividad diaria posibilita el contacto con personas portadoras.
AntecedentesEl interés por disminuir el grado de contaminación de las manos de los profesionales de la salud es cada vez mayor en un entorno hospitalario en que los microorganismos son cada vez más resistentes a los antibióticos. Sin embargo, son pocos los estudios que valoran realmente el grado de contaminación de las manos y de los guantes de las personas que están en contacto con ciertos microorganismos, y que pueden producir infecciones cruzadas en los pacientes.
MétodoEl estudio realizado fue de tipo observacional. La investigación se desarrolló en una unidad de cuidados intensivos de un hospital de tercer nivel de 700 camas. La población de estudio fueron los cuidadores de pacientes colonizados por ERV. Las muestras se tomaron de la piel intacta de 22 pacientes colonizados con ERV y, posteriormente, se tomaron muestras de las habitaciones, antes y después de la limpieza de rutina. Los observadores tomaban muestras de las manos y de los guantes de cada cuidador que entraba y salía de la habitación tras realizar alguna acción.
ResultadosSe observaron 131 intervenciones. Los resultados son muy significativos: por cada intervención de cuidados se aisló ERV en una media del 55% de quien había tocado a los pacientes y un 17% de los que habían estado en contacto únicamente con el ambiente. La mayoría del las manos de los profesionales (131 [56%]) tocó al paciente y el entorno del paciente; ningún profesional tocó sólo al paciente.
De 103 profesionales cuyas muestras eran negativas para ERV al entrar en la habitación, el 52% se contaminó, ya sea en las manos o los guantes, después de tener contacto únicamente con el entorno, y el 70% contaminó sus manos o guantes después de tocar al paciente y el ambiente. Utilizando un modelo de regresión logística univariante, el riesgo de contaminación de las manos o de los guantes estaba asociado con el número de contactos. En un modelo multivariante, no se podía distinguir entre el número de contactos y el tipo de contacto (referente a tocar sólo superficies o tocando el paciente y las superficies). En el global, el 37% de los profesionales que no llevaban los guantes puestos contaminó sus manos, frente a sólo el 5% que, llevando los guantes, se contaminó por ERV (una diferencia del 86%).
ConclusionesLos autores concluyen que los profesionales han contaminado sus manos o guantes después de estar en contacto con un paciente colonizado o con superficies próximas al paciente. Los guantes se mostraron como una medida protectora muy eficaz frente a la contaminación de las manos e indica la relevancia de retirarse los guantes antes de salir de la habitación y del lavado de manos.
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