Dentro de las publicaciones más leídas de la revista, es interesante encontrar artículos sobre la monitorización del paciente en cuidados intensivos, tales como: «Monitorización hemodinámica: sistema PiCCO®» de Martín Vivas et al.1, «Papel de las enfermeras en el manejo del catéter de Swan-Ganz», de Casado Dones y Casado Dones2, «Monitorización del paciente en ventilación mecánica» de Bazan et al.3 y «Monitorización de la sedación profunda: el monitor BIS®» de Saboya Sánchez et al.4, entre otros. Estos trabajos sugieren la importancia de un plan de educación continuada con relación a este tema, así como también la necesidad de favorecer espacios en nuestra práctica clínica en donde el cuidado directo se evidencie en una monitorización continua y de calidad para los pacientes críticos.
Esta relación entre lo que debemos hacer y el favorecimiento de escenarios donde realmente lo podamos lograr, ha despertado un debate alrededor de lo que hace una enfermera de cuidados intensivos, a propósito de la campaña Nursing Now cuya meta es mejorar la salud a nivel global, a través de realzar, potenciar el perfil y el estatus de enfermeras en todo el mundo. En este sentido, ya se ha descrito ampliamente que el rol de nuestra disciplina en las unidades de cuidados intensivos (UCI) en la práctica avanzada tiene impacto directo sobre la calidad del cuidado, mejora los resultados de los pacientes y logra además la transformación de la prestación de servicios de salud a través de la utilización efectiva de la fuerza laboral, lo que puede aliviar el inminente aumento de la demanda de servicios de salud5.
Como enfermeras de cuidados intensivos, la monitorización continua tiene una gran importancia y muchos de los programas de formación en pre y posgrado hacen énfasis en este tipo de actividades como pilar fundamental para la atención del paciente crítico. ¿Pero, cuánto tiempo tenemos para monitorizar a nuestros pacientes? Diversos autores han descrito las actividades específicas que desarrollan las enfermeras en una UCI. Es así, como encontramos actividades que van desde tareas administrativas y procedimentales, hasta actividades educativas. Este escenario plantea retos para la enfermera en términos de cumplimiento de objetivos de acuerdo a las horas disponibles para lograrlo. En varios estudios se ha descrito que la monitorización pasa a un segundo lugar, siendo desplazado por actividades administrativas aún cuando la criticidad de los pacientes a cargo es alta, como lo encontrado por Valls-Matarín et al. en España en una publicación de 2015 en esta misma revista6. Esta situación ha sido similar en varios países como Brasil, donde algunas tareas como la «documentación» han sido las más realizadas, según Santos de Campos et al. en su estudio en 20187. También se ha descrito la mayor dedicación a otro tipo de cuidados básicos como lo mencionado por Carmona-Monge et al., en donde las actividades de higiene del paciente han consumido un mayor tiempo de dedicación por parte de las enfermeras8.
Si bien las enfermeras hemos demostrado la importancia de nuestro papel en la monitorización de los pacientes en las UCI, aún existen retos como lo son la sobrecarga laboral, el acceso limitado a la tecnología y sistemas de salud ineficientes9. Conocer los resultados de la aplicación de la mejor evidencia disponible en términos de monitorización del paciente crítico, podría beneficiar a su vez nuestra propia disciplina a través del reconocimiento y posicionamiento de nuestro rol en las UCI.
FinanciaciónConsejo Nacional de Investigaciones de la Universidad Cooperativa de Colombia Proyecto 2397: «Carga laboral de los profesionales de enfermería en unidad de cuidados intensivos, estudio: Caretime II».