En el volumen 28 de EnfermeríaIntensiva (enero-marzo 2017) publican las recomendaciones de expertos referente a la «Prevención y tratamiento de las lesiones cutáneas asociadas a la ventilación mecánica no invasiva»1. Resulta de gran interés la guía que proporciona para mejorar la calidad y utilidad de los cuidados en el ámbito de cuidados intensivos, unidades coronarias y otros servicios. Sin duda, la ventilación mecánica no invasiva (VMNI) es un procedimiento en auge que ha demostrado su eficacia en la estrategia inicial del tratamiento de la insuficiencia respiratoria aguda1. Lograr una correcta adaptación al procedimiento favorece la tolerancia y la adherencia al tratamiento, disminuyendo así la morbimortalidad; es en este punto donde la actuación de la enfermera es clave2.
Centrándonos a nivel cutáneo, las presiones que se ejercen con la interfaz, así como el flujo y fugas constantes propias de la VMNI generan un alto riesgo de deterioro de la integridad cutánea. Por ello, el correcto manejo de la interfaz, logrando comodidad en el paciente se relaciona con el éxito de la VMNI1,2.
En el marco de la tesis doctoral «Cuidados de enfermería en el paciente crítico con ventilación mecánica no invasiva»2 se ha realizado un ensayo clínico realizado en España3, publicado en marzo de 2017. En el estudio de 4 brazos se analiza la prevención de úlceras faciales en pacientes con VMNI —por tratamiento agudo— en una unidad de alta dependencia, perteneciente al Departamento de Urgencias y Cuidados Críticos del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid, España. Utilizando siempre una interfaz oronasal, el ensayo clínico aleatorizado analiza el deterioro cutáneo facial considerando su aplicación directa frente a la aplicación de un apósito adhesivo de espuma de poliuretano ultrafino (ATD), de un apósito adhesivo de espuma hidrocelular multicapa (AFD) y la aplicación de ácidos grasos hiperoxigenados (AGHO). Los resultados alcanzados (N=152), con una aplicación de 14,48h de media de VMNI y una puntuación en la escala NORTON de 10,69, es que los AGHO logran la mejor prevención para evitar el deterioro cutáneo y la aparición de úlceras3.
En el artículo publicado en su revista1 se concluye que las zonas expuestas a presión y fricción deben ser protegidas con apósitos de espuma de poliuretano y adhesivo de silicona, o apósitos hidrocoloides cuando el riesgo es solo de fricción. Sin embargo, los resultados del ensayo clínico aleatorizado muestran que la aplicación de AGHO cada 4 a 6h disminuyen la incidencia de úlceras a nivel facial. De hecho, solo sería necesario tratar a 5 pacientes para visualizar el efecto de los AGHO (NNT=4,76) en los 4 brazos analizados.
Considerando que esta actualización puede ser de gran interés para las enfermeras y los enfermeros de cuidados intensivos y unidades coronarias; y agradeciendo la calidad del estudio publicado (pero sometido al principio de causalidad4, ya que la revisión se realizó hasta agosto de 2016), rogamos se considere esta aportación a fin de aumentar el conocimiento, ser útil en la mejora de los cuidados y poder generar nuevas líneas de investigación que aumenten el grado de evidencia de nuestros procedimientos.