Nos gustaría dar respuesta a las cuestiones presentadas en la Carta al Director sobre el Caso Clínico «Botulismo en la UCI: proceso de cuidados»1.
En primer lugar, queremos aclarar que el proceso de cuidados es individualizado y no estandarizado. Estamos de acuerdo en que el beneficiario es el binomio paciente-familia y, aunque la evolución del paciente fue desfavorable durante las primeras 24h, y se priorizaron sus necesidades vitales, la valoración enfermera, tal y como se puede observar en el plan de cuidados, tuvo en cuenta a la familia. Además, se consideró la incertidumbre del pronóstico dada la poca incidencia de esta enfermedad en nuestro país. Asimismo, se flexibilizó la política de visitas para facilitar el acompañamiento del paciente (sopesando que estaba ingresado en el hospital de referencia provincial, que la familia tenía que realizar trayectos de más de una hora sin medios propios y que se encontraba bajo medidas de aislamiento). También queremos señalar que, dadas las normas de publicación de la revista que limitan el número de palabras en este tipo de publicaciones, tuvimos que prescindir de algunos detalles en la argumentación de los diagnósticos enfermeros (DE) que englobaban a la familia.
En segundo lugar, en referencia a los DE, queremos destacar el deterioro clínico y analítico repentino que sufrió el paciente durante las primeras 24h. Consideramos como DE las complicaciones potenciales que podían presentarse en las próximas horas y días. De esta manera, la enfermera no solo manejó los síntomas que aparecían, sino que se anticipó a los que podían presentarse. Su actuación reafirma, tal y como discutimos en nuestro artículo2, la autonomía de las enfermeras, así como la importancia de una atención integral y holística al paciente por parte de un equipo multidisciplinar. Carpenito define los DE como «juicios clínicos sobre las reacciones de la persona, familia o comunidad ante los problemas de salud/procesos vitales reales o posibles»3–6. Para Carpenito, los problemas de colaboración son «ciertas complicaciones fisiológicas que la enfermera controla para detectar su aparición o cambios en el estado de salud»3–5. El proceso de cuidados que elaboramos no encaja exactamente dentro del paradigma definido por Carpenito porque, para nosotros, la frontera entre su definición y la taxonomía NANDA empleada es difusa: el problema de salud que presentaba el paciente no se podía resolver solo con diagnósticos reales, sino que requería diagnósticos de riesgo.
Finalmente, agradecemos el interés mostrado en nuestro trabajo y confiamos que sus aportaciones enriquezcan futuras publicaciones.
Agradecemos a todos los profesionales que en su momento documentaron, facilitaron o colaboraron en la recopilación de información.