Este artículo muestra que la antigüedad en el control partidario del gobierno local tiene un impacto positivo y curvilíneo sobre el rendimiento de los partidos en elecciones federales. Esta propuesta realiza un análisis longitudinal de las elecciones legislativas federales uninominales entre 1991 y 2009 en México. Los estudios acerca de los efectos electorales indirectos del control partidario del gobierno muestran que en democracias recientes, este último tiene un impacto positivo sobre el desempeño de los partidos en elecciones para puestos en otros niveles o ramas de gobierno.
This article shows that tenure of partisan control of local governments has a positive and curvilinear effect on parties’ performance in federal elections. This result is based on a longitudinal analysis of federal legislative elections between 1991 and 2009 in Mexico. This approach have the idea that studies about the spillover electoral effects of partisan control of government show that in recently democratized countries, such control has a positive impact on parties’ performance in elections for office at different branches or levels of government.
¿Cuáles son los efectos electorales indirectos de la antigüedad del control partidario del gobierno? Y más específicamente, ¿cuáles son los efectos de la antigüedad en el control del gobierno local por un partido sobre el desempeño de los candidatos de ese mismo partido en elecciones de otro nivel de gobierno? La idea acerca del impacto que tiene la política local sobre el desempeño de los partidos en contiendas electorales nacionales, presenta dos versiones: los efectos de arrastre inverso y los efectos indirectos o de derrame de la ventaja oficialista. La idea de los efectos de arrastre inverso está inspirada en una tradición de la investigación que analiza los efectos de arrastre en elecciones presidenciales. Esta línea analiza la influencia de las elecciones presidenciales en elecciones concurrentes, evalúa si el candidato en la parte superior de la papeleta tiene capacidad para llevar a la victoria a candidatos de su partido para puestos de elección en otras ramas o niveles de gobierno (Beck, 1997). Los efectos de arrastre inverso se refieren al impacto de un candidato en una elección subnacional sobre las perspectivas de victoria de los candidatos del mismo partido a puestos más altos, también en elecciones concurrentes. Estos efectos de arrastre inverso han sido identificados, por ejemplo, en Brasil, Argentina y México. El estudio de Ames (1994) sobre las elecciones presidenciales de 1989 en Brasil revela que los candidatos presidenciales se vieron favorecidos de manera significativa por el electorado en municipios gobernados por el partido o alcaldes que habían comprometido su apoyo a sus aliados políticos. Samuels (2000) evalúa los efectos del número de candidatos a gobernador sobre el número de partidos legislativos en Brasil, y Jones (1997) analiza las consecuencias de las elecciones legislativas de gobernadores y nacionales concurrentes en Argentina. Ambos estudios encuentran que las elecciones para gobernador reducen el número de partidos legislativos. En México, Magar (2012) observa las elecciones legislativas federales entre 1979 y 2009 y encuentra que en las elecciones concurrentes, los candidatos a gobernador logran transferir su éxito a los candidatos al Congreso. Para que los efectos de arrastre tengan lugar, se han propuesto al menos dos mecanismos. Puede tratarse de un buen candidato presidencial que impulsa a los votantes a apoyar a los candidatos al Congreso en la misma boleta electoral, o bien de la movilización electoral desarrollada por las organizaciones locales del partido (Rosenstone y Hansen, 1993).
La segunda línea de trabajo sobre la relación entre lo local y el desempeño electoral nacional corresponde a los estudios acerca de los efectos indirectos o de derrame de la ventaja oficialista. Estos estudios analizan las consecuencias del control del gobierno o de puestos de elección popular sobre las perspectivas de éxito en contiendas electorales en otras ramas o niveles de gobierno. La reciente y creciente investigación sobre estos efectos ha mostrado el impacto del control del gobierno sobre los resultados electorales en diferentes ramas y niveles del gobierno. Por ejemplo, se ha mostrado que el control partidario del gobierno local impacta de manera positiva en el desempeño electoral en elecciones estatales y federales en Rusia (Hale, 1999), en Brasil, en Argentina (Cingolani, Mazzalay et al., 2007). Los procesos a través de los cuales el control del gobierno adquiere esta influencia sobre el rendimiento electoral varían en el tiempo, por lo que sería esperable que sus efectos también registraran variación en el tiempo. Sin embargo, la investigación acerca del impacto indirecto de la ventaja oficialista no ha considerado esta fuente de variación; no ha explorado las consecuencias de la antigüedad del control del gobierno sobre el desempeño.
Este artículo argumenta que los efectos electorales indirectos del control partidario del gobierno no son estáticos, sino una función del tiempo. Si el tiempo efectivamente tiene un rol en los efectos electorales indirectos de la ventaja oficialista, en primer lugar, debemos esperar que la antigüedad del control del gobierno tenga un efecto positivo sobre el desempeño electoral. A medida que el partido acumula años en el control de un gobierno, los efectos de la ventaja oficialista deberían ser mayores. Sin embargo, este efecto de la antigüedad del control del gobierno sobre el desempeño electoral debería ser curvilíneo, en forma de “u” invertida. Cuanto más tiempo tienen los partidos en el gobierno, más amplios serán los lazos con la ciudadanía y los efectos de ventaja oficialista hasta alcanzar un punto de saturación. Cuando no quedan más votantes susceptibles de ser movilizados o persuadidos, entonces los rendimientos electorales de la antigüedad del control del gobierno deberían comenzar a declinar.
El texto pone a prueba este argumento, examinando los efectos de la antigüedad del control partidario de los gobiernos locales –específicamente gobiernos municipales– sobre los resultados electorales nacionales en México, un sistema federal recientemente democratizado y descentralizado. El estudio analiza los resultados electorales obtenidos por los tres partidos mayoritarios mexicanos: el Partido Acción Nacional (pan), el Partido Revolucionario Institucional (pri) y el Partido de la Revolución Democrática (prd) en las elecciones legislativas federales entre 1991 y 2009. El artículo está organizado en cuatro secciones. El siguiente apartado discute el rol del tiempo en los mecanismos de la ventaja oficialista. Una segunda sección describe el caso de México, la democratización de los gobiernos locales y sus responsabilidades en la oferta de servicios básicos. En esta sección se describen las fuentes de la capacidad de movilización electoral de los alcaldes. Debido a sus responsabilidades de gasto, los alcaldes mexicanos tienen ventajas comparativas en relación con otros políticos locales, que no son directamente responsables de la entrega de beneficios de política (por ejemplo, legisladores locales y miembros de las asambleas municipales). La tercera y última sección pone a prueba la hipótesis del efecto curvilíneo de la antigüedad del control partidario sobre el desempeño en elecciones de otro nivel.
1Antigüedad del control partidario del gobierno y efectos indirectos sobre el desempeño electoralEl estudio del impacto indirecto del control del gobierno sobre el desempeño en elecciones en otras ramas o niveles de gobierno deriva de la investigación sobre la ventaja oficialista. El efecto directo de la ventaja oficialista se refiere a los beneficios electorales que tienen los titulares de un puesto de elección popular sobre los candidatos de partidos de oposición, porque pueden utilizar sus privilegios para cultivar su electorado y disuadir la entrada de candidatos rivales competitivos por su alta calidad (Cox y Katz, 1996). La ventaja oficialista es uno de los fenómenos más estudiados en la Ciencia Política contemporánea. Estos estudios se han centrado principalmente sobre las perspectivas de reelección de los políticos, en particular el caso de los legisladores en Estados Unidos. Más recientemente se han comenzado a analizar los efectos indirectos de la ventaja oficialista del control del gobierno en un nivel sobre los resultados de elecciones en otras ramas o niveles de gobierno. Ambos efectos, directos e indirectos del control de las posiciones políticas sobre las perspectivas electorales de los políticos, son resultado de los privilegios del puesto: la posibilidad de ofrecer servicios a los votantes, capacidad de recaudación en las campañas, así como visibilidad, reconocimiento y calidad de los candidatos (Gelman and King, 1990).
En los sistemas de reciente transición, donde la competencia entre partidos es nueva, los partidos y los sistemas de partidos tienen características que menoscaban los esfuerzos para movilizar a los votantes. Los lazos de los votantes con sus partidos tienden a ser más débiles, la información política más pobre, y la volatilidad electoral más alta que en las democracias más consolidadas (Mainwaring, 2001; Dalton y Weldon, 2007), y es probable que los partidos carezcan de los recursos o incluso de la experiencia en movilización electoral (Karp and Banducci, 2007). Estas limitaciones por parte de los votantes, de los partidos o de ambos, hacen que la movilización de votantes por parte de los partidos y las organizaciones partidarias sea más difícil. Sin embargo, independientemente de la extensión o la intensidad de los lazos con la ciudadanía y de los recursos económicos y organizativos disponibles, los partidos se ven en la necesidad de movilizar a los votantes y de hacerlo al menor costo. En el contexto de sistemas de partidos con identidades partidistas débiles y de capacidades de movilización limitadas, los partidos en el poder tienen una ventaja desproporcionada sobre las fuerzas de oposición en las contiendas electorales, debido a su acceso privilegiado a los recursos públicos. Por estos motivos, en tales sistemas se espera que el control partidista del gobierno impacte positivamente sobre los rendimientos electorales.
En democracias recientes, las investigaciones acerca de las consecuencias indirectas del control partidario del gobierno han encontrado un efecto positivo sobre el desempeño de los partidos en elecciones de nivel más alto: allí donde un partido tiene el control del gobierno local, los candidatos para puestos de elección popular en contiendas estatales o nacionales obtienen un caudal de votación mayor que donde no se tiene el control del gobierno. En Rusia, en un contexto de partidos débiles, sin lazos con los votantes, los candidatos a la Duma que disfrutaban del respaldo de los gobernadores obtenían porcentajes de votación significativamente más altos que aquellos que no contaban con tal apoyo de líderes locales (Hale, 2005). En Brasil, un contexto diferente del ruso, democrático y con partidos débiles pero en proceso de fortalecimiento (Hagopian Gervasoni et al., 2009), el control de los municipios implica una mayor votación obtenida por los partidos políticos en las elecciones legislativas federales y estatales (Avelino Biderman et al., 2012). En síntesis, los políticos locales –gobernadores, alcaldes, prefeitos– controlan valiosos recursos políticos que pueden poner a jugar en las elecciones, y su respaldo o alineación partidista con los candidatos federales impacta sobre los resultados electorales.1
La construcción y expansión de los lazos entre el partido en el gobierno y los votantes que redundan en la ventaja oficialista, resultan de procesos acumulativos a lo largo del tiempo. Los partidos en el gobierno construyen lazos con la ciudadanía mediante el despliegue de las actividades de gobierno: conociendo las necesidades de la localidad, proporcionando los servicios públicos necesarios, solucionando los problemas de la ciudadanía. Los votantes recompensan electoralmente a los partidos en el gobierno por los beneficios de política pública que reciben, ya se trate de beneficios programáticos o particularistas. Por ejemplo, en Brasil, México y Uruguay, los beneficios programáticos de políticas sociales conducen a un incremento de la votación por los partidos en el gobierno (Hunter y Power, 2007; Zucco, 2008; Manacorda, Miguel et al., 2011; De la O, 2013; Zucco, 2013). Asimismo, las transferencias discrecionales –no programáticas– también redundan en beneficios electorales (Pop-Eleches y Pop-Eleches, 2012), aunque no para todos los partidos políticos (Nazareno y Stokes et al., 2006).
Si los lazos entre el gobierno local y la ciudadanía se construyen en el tiempo a través de la oferta de beneficios de política pública –en modos programáticos o particularistas–, el efecto del control partidario de los gobiernos locales sobre el desempeño electoral no debería ser constante en el tiempo. Si el tiempo efectivamente tiene un rol en los efectos electorales indirectos de la ventaja oficialista, en primer lugar, debemos esperar que la antigüedad del control del gobierno local tenga un efecto positivo sobre el desempeño de los candidatos del partido en contiendas electorales federales. A medida que un partido acumula antigüedad en el control de un gobierno local, los efectos de la ventaja oficialista deberían ser mayores, porque ha avanzado en la ampliación de los lazos con la ciudadanía a través de la labor de gobierno, incorporando nuevos votantes a su electorado. En segundo lugar, el efecto de la antigüedad del control del gobierno local sobre el desempeño electoral debería ser curvilíneo, en forma de “u” invertida. Cuanto más tiempo tienen los partidos en el gobierno, los efectos de ventaja oficialista crecen hasta alcanzar un punto de saturación. Cuando no quedan más votantes susceptibles de ser movilizados o persuadidos, entonces los rendimientos electorales de la antigüedad del control del gobierno deberían comenzar a estancarse o incluso a declinar.
Las siguientes secciones ponen a prueba este modelo a través de un análisis del efecto de la antigüedad del control del gobierno local sobre el desempeño electoral de los partidos en contiendas legislativas federales.
2Gobiernos locales en México y las bases de posibles efectos indirectos sobre el desempeño electoralMéxico es un caso adecuado para analizar los efectos de la antigüedad del control partidario del gobierno sobre el desempeño electoral: es una Federación con tres niveles de gobierno que en las últimas décadas se ha democratizado y descentralizado, donde los partidos políticos se han alternado en el poder en los municipios y estados desde fines de los años ochenta y cuyos gobiernos locales tienen importantes responsabilidades de gasto para la provisión de servicios esenciales para la ciudadanía.
México es un sistema federal que comprende treinta y un estados y el Distrito Federal, así como alrededor de 2,454 municipios. Durante gran parte del siglo xx, el sistema político mexicano constituyó un régimen autoritario electoral altamente centralizado. Las elecciones que se implementaban con regularidad casi siempre resultaban en victorias para el partido hegemónico, el Partido Revolucionario Institucional, pri.2 La mayoría de los cargos ejecutivos y legislativos en todos los niveles de gobierno eran ocupados por políticos del partido hegemónico. Además de estacentralización política, el gobierno federal tenía poder de decisión sobre la recaudación de ingresos y la asignación del presupuesto federal, que concentraba la mayor parte del gasto público. Hacia 1980, el sistema federal mexicano era el segundo más centralizado fiscalmente en América Latina después de Venezuela.3
En los últimos treinta años, México ha transitado desde un sistema de partido hegemónico a uno pluripartidista con al menos tres organizaciones principales: el Partido Revolucionario Institucional (pri) –el antiguo partido hegemónico– el Partido Acción Nacional (pan) y el Partido de la Revolución Democrática (prd). A principios de la década de los años ochenta, comenzaron a tener lugar elecciones competitivas a nivel municipal y estatal. Esta creciente competencia electoral llevó a la oposición a los gobiernos locales, municipales y estatales. Por ejemplo, el pan ganó las elecciones municipales en algunos de los estados del norte, y las elecciones de gobernador en Baja California (1989) y Chihuahua (1992); el prd, la elección de Jefe de Gobierno en el Distrito Federal en 1997 (Foweraker y Craig, 1990; Cleary y Stokes, 2009). Finalmente, la alternancia llegó a la Presidencia de la República, cuando Vicente Fox triunfó en las elecciones presidenciales de 2000.
Cuando la competencia política es alta, los resultados electorales se vuelven inciertos y todos los partidos se ven en la necesidad de movilizar a sus votantes (Blais, 2006). En el contexto de mayor competencia electoral experimentado en México desde mediados de los años 1990, podemos esperar que el control del gobierno local juegue un papel crucial para los partidos políticos. Dos razones explican por qué éste es el caso: los gobiernos locales son los responsables de la prestación de servicios básicos y son percibidos como más confiables que los partidos políticos. Desde los años 1980, el gobierno federal puso en marcha un proceso de descentralización que transfirió responsabilidades de gasto y recursos a los gobiernos estatales y municipales para la provisión de bienes públicos locales, tales como agua potable, electrificación, vivienda, educación, salud e infraestructura social (Hernández Trillo et al., 2002; bid, 1997). A pesar de la amplia variación entre los municipios en términos de sus capacidades y recursos económicos, y aunque las localidades más pobres enfrentan grandes dificultades financieras, los gobiernos locales son los proveedores directos de servicios sociales básicos en más de dos tercios de los 2,429 municipios mexicanos. Por ejemplo, según la Encuesta Nacional a Presidentes Municipales sobre Desarrollo Social de 2002, el 70 por ciento de los municipios ofrece agua potable directamente, el 64 por ciento alcantarillado y más del 80 por ciento electrificación pública.4 En el contexto de la post-transición democrática, el desempeño del partido en el gobierno moldea la identidad partidista y su desempeño electoral (Sánchez y Sánchez, 2016).
Al igual que en el resto de América Latina, en México, los partidos políticos se encuentran entre las instituciones políticas menos confiables, y los gobiernos locales entre los más confiables (Corral, 2008). La Figura 1 muestra los promedios nacionales de confianza en los partidos políticos y en los municipios en veintidós países de América Latina en la ola 2010 del Barómetro de las Américas (lapop). En respuesta a las dos preguntas siguientes: ¿Hasta qué punto tiene confianza en los partidos políticos? y ¿Hasta qué punto tiene confianza en el Municipio?, encuestados pusieron su grado de confianza en un 01.07, donde 1 significa “nada” y 7 “mucho”. Estas respuestas fueron convertidas a una escala de 0 a 100. Al igual que en todos los otros países de América Latina y el Caribe, en México, los gobiernos municipales gozan de mayores niveles de confianza en comparación con los partidos políticos y el nivel de confianza en los municipios de México se encuentra entre los tres más altos de la región sólo después de El Salvador y Chile. Además, estos niveles de confianza se sostienen en el tiempo. En las cuatro olas del Barómetro de las Américas, la confianza media en los alcaldes es de alrededor de 60 puntos, casi 20 puntos por encima de la confianza en los partidos. Los municipios no sólo son más confiables que los partidos políticos, sino que se encuentran entre las más confiables de todas las instituciones políticas. En México, los niveles de confianza en los partidos políticos y los gobiernos municipales se mantienen en el tiempo. La confianza en los partidos desciende levemente de 46.88 de acuerdo en la encuesta de 2004 del Barómetro de las Américas a 45.52 en la de 2012; mientras la confianza en los gobiernos locales asciende de 58.15 en 2004 a 61.33 en 2012.
Además, los esfuerzos de movilización electoral de los partidos en México son bastante limitados. De acuerdo con el Estudio Comparativo de Sistemas Electorales (cses), la proporción de encuestados que reportaron haber sido contactados por un partido político en México, es tan baja como el 18 por ciento, cuatro puntos porcentuales por debajo de la media de la muestra. Estos datos corresponden a las elecciones legislativas federales de 2003, la única ola de la encuesta que ofrece esta información.5
En resumen, en el contexto de los países de América Latina, México es un caso que permite evaluar la hipótesis acerca de los efectos electorales indirectos de la antigüedad del control partidario del gobierno, porque se trata de una democracia federal con varios niveles de gobierno, donde los partidos gozan de niveles bajos de confianza por parte de la ciudadanía, y donde, por el contrario, los gobiernos locales son percibidos como altamente confiables. Si los votantes responden a beneficios de política, los gobiernos locales están en una posición privilegiada para influir en la ciudadanía.
3Modelos y datos: análisis longitudinal del control partidario de los gobiernos locales y el desempeño electoralPara poner a prueba la hipótesis de la antigüedad del control partidario, esta sección analiza el desempeño de los candidatos de los tres partidos mayores en elecciones federales en México entre 1991 y 2009.
En México, el presidente, los senadores y los gobernadores son elegidos por un período de seis años; alcaldes y diputados federales y locales son elegidos por períodos de tres años en un calendario electoral escalonado que varía de un estado a otro. Algunos estados eligen gobernadores el mismo año de la elección presidencial; otros lo hacen al mismo tiempo que las elecciones legislativas federales de medio término; y otros más eligen gobernador en desconexión con el calendario federal. La mitad de los estados celebran elecciones locales para elegir legisladores locales y presidentes municipales, y en algunos casos también gobernador, al mismo tiempo que las legislativas federales. Los estados donde las elecciones locales –de gobernador, o legislativas y municipales– tienen lugar el mismo año que las elecciones legislativas federales son los siguientes: Campeche, Chiapas, Colima, Distrito Federal (desde 20l6 es un nuevo estado, Ciudad de México), Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Tabasco. En estos estados, para el momento de las elecciones legislativas federales, los alcaldes han estado en el poder durante tres años. En el resto de los estados, las elecciones locales ocurren en años intercalados con los de elecciones legislativas federales: Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
Para identificar los efectos de la antigüedad del control partidario de los gobiernos locales sobre el desempeño electoral de los partidos, especifico modelos cuyas variables dependientes son los porcentajes de votación obtenidos por los candidatos de cada partido (pri, pan y prd) en las elecciones legislativas federales de distritos uninominales llevadas a cabo entre 1991 y 2009.
Los principales predictores en estos modelos son: la antigüedad del control partidario del gobierno local y su término cuadrático. La antigüedad del control partidario del gobierno local, es una variable continua que mide el número de años que un partido ha controlado el gobierno local en un municipio. Los partidos con un plazo más largo en el control del gobierno local tienen más tiempo para desarrollar las relaciones con los ciudadanos del municipio –a través de vínculos clientelares y de patronazgo o programáticos– necesarias para movilizar votantes. Cuanta más antigüedad en el control del gobierno local municipal por parte de un partido, mejor será el desempeño de los candidatos de ese partido en elecciones para otros niveles o ramas del gobierno. Para capturar la forma potencialmente no lineal de la trayectoria del desempeño electoral de los partidos en cada municipio en el tiempo, los porcentajes de votación obtenidos por los partidos que compiten en las elecciones legislativas se especificaron como una función cuadrática, incluyendo el término cuadrático de la variable antigüedad del control partidario del gobierno. El efecto de la antigüedad del control partidario del gobierno sobre el rendimiento electoral debería ser curvilíneo; por lo tanto, se espera un coeficiente positivo para la antigüedad del control partidario y uno negativo para su término cuadrático.
Además de las variables independientes principales, los modelos incluyen variables electorales, de gasto público y sociodemográficas, para controlar los factores propuestos por las hipótesis alternativas. La variable de control variable dependiente rezagada es un elemento de predicción continuo que describe el porcentaje de votos obtenido por cada partido –pan, pri o prd– en la elección legislativa federal inmediata anterior. Esta variable tiene la intención de controlar el apoyo latente para el partido en el municipio. Con esta variable de control, la especificación busca capturar la heterogeneidad no modelada del nivel de apoyo de base que tiene cada partido en cada municipio. Esto permitiría aislar el efecto de la antigüedad del control partidista del gobierno local sobre el desempeño electoral neto de ese apoyo de base por el partido. Los coeficientes de la variable dependiente atrasada deberían ser positivos.
Se espera que la competencia electoral induzca la participación (Geys, 2006; Simonovits, 2012; Holbrook y Weinschenk, 2014). Este resultado se ha explicado por dos mecanismos. La hipótesis downsiana del margen ajustado argumenta que cuanto más ajustado sea el margen en una elección, más alta es la probabilidad de que un voto afecte el resultado, lo que aumenta la utilidad esperada de la votación y con ello el número de votantes (Matsusaka y Palda, 1993). Una explicación alternativa sugiere que las elecciones cerradas deberían impulsar los esfuerzos de movilización por parte de la élite, que a su vez conduce a una mayor participación (Denver y Hands, 1974; Cox y Munger, 1989). Los efectos de la competencia electoral son controlados mediante la inclusión de la variable Margen de Victoria que describe el nivel de competitividad electoral en el municipio m en la más reciente elección local, medido como el porcentaje de votación obtenido por el partido ganador menos el porcentaje obtenido por el segundo. Los coeficientes de la competencia electoral deberían ser positivos.
Las campañas legislativas federales pueden beneficiarse de un efecto de arrastre inverso (reverse coattail effect) cuando las elecciones municipales se celebran simultáneamente con las federales (Ade y Freier, 2013). En casi la mitad de los estados de México, las elecciones municipales tienen lugar de manera simultánea con las elecciones legislativas federales: Campeche, Colima, Chiapas, Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco y Veracruz. Los esfuerzos de movilización por parte de los gobernantes locales en favor de sus candidatos en la elección local podrían tener una derrama positiva sobre la campaña de los candidatos del partido para posiciones federales. Para controlar estos posibles efectos de arrastre se incluye una variable dicotómica: Elección local concurrente, que indica si en el municipio i en el año electoral t se celebran elecciones locales al mismo tiempo que las legislativas federales. Los coeficientes de las elecciones concurrentes deberían ser positivos.
El desempeño electoral puede ser afectado por la asignación estratégica de diferentes tipos de recursos públicos por los gobernantes en funciones a los potenciales votantes; por ejemplo, empleo público y obra pública. Cuando el servicio civil de carrera está ausente, o débilmente desarrollado, el acceso al empleo público resulta de decisiones discrecionales. En estas circunstancias, se ha argumentado que los empleados que han sido nombrados políticamente, deberían asistir a mítines políticos, movilizar votantes en tiempos electorales e incluso votar por el partido en el poder. La investigación acerca de los efectos del patronazgo sobre el desempeño electoral muestra estos efectos y su variación entre partidos (Johnston, 1979; Calvo y Murillo, 2004; Folke, Hirano et al., 2011; Al Ississ y Atallah, 2014). Los efectos potenciales de los gastos municipales en empleo público se controlan mediante una medida del gasto municipal per capita en salarios. Los datos sobre los gastos municipales fueron recuperados del sitio del Instituto de Estadística y Geografía (inegi).6 Los coeficientes de los salarios públicos municipales deben ser positivos.
Los estudios que evalúan los efectos de la inversión en obra pública –en términos técnicos, política distributiva– sobre los resultados electorales, encuentran que los gobernantes son recompensados por sus gastos discrecionales (Manacorda, Miguel et al., 2009, Chong, De la O et al., 2010). Los efectos potenciales de las estrategias distributivas municipales son controlados mediante la inclusión de una medida de la inversión per capita en obras públicas. Los datos sobre los gastos municipales provienen del sitio del Instituto de Estadística y Geografía (inegi). Si los gastos municipales de obras públicas antes de las elecciones federales afectan los resultados electorales, los coeficientes de la inversión municipal en Obras Públicas deben ser positivos.
Los partidos mexicanos tienen distintas bases sociales y apelan a diferentes grupos. Los estudios ecológicos acerca del comportamiento electoral –que emplean datos agregados a nivel estatal, distrital o municipal– en México, encontraron que los más potentes predictores de la votación recibida por el pri, el pan y el prd en las elecciones, son indicadores de modernización socioeconómica: educación, urbanización e industrialización (Ames, 1970; Molinar Horcasitas y Weldon, 1990; Klesner, 1993; Klesner, 2005).
El pri alcanza un mejor rendimiento en las regiones más rurales y donde la población tiene niveles más bajos de alfabetización, mientras que la base electoral del pan es más fuerte en las regiones que son urbanas, industriales, y donde las tasas de alfabetización son más altas (Klesner, 1993; Klesner, 2005; Moreno y Méndez, 2007).
Las bases sociales del prd no son tan fáciles de describir como las del pri y el pan. Los candidatos del prd obtienen mejores resultados electorales en las zonas menos industrializadas –tanto rurales y urbanas– pero donde la población es más educada (Klesner, 2005). Para controlar los efectos de las bases sociales de los partidos políticos, los modelos incluyen la tasa de analfabetismo y el nivel de urbanización medido como el porcentaje de la población urbana en el municipio. La información socioeconómica y demográfica proviene de dos censos (1990 y 2000) y dos conteos de población (1995 y 2005) llevados a cabo por el Instituto de Estadística y Geografía.7 La Tabla 1 que se despliega en la página siguiente, presenta las estadísticas descriptivas de las variables incluidas en los modelos.
Estadísticas descriptivas | |||||
---|---|---|---|---|---|
Variable | Observaciones | Media | Desviación Estándar | Mínimo | Máximo |
% Votación pan elf | 16 912 | 20.63367 | 15.2883 | 0 | 73.32 |
% Votación pri elf | 16 912 | 52.49494 | 18.30956 | 0 | 100 |
% Votación prd elf | 16 912 | 18.94573 | 16.30459 | 0 | 100 |
Antigüedad pan | 46 203 | 0.4455988 | 1.495676 | 0 | 19 |
Antigüedad pri | 45 587 | 11.85445 | 12.71914 | 0 | 38 |
Antigüedad prd | 45 587 | 0.3242152 | 1.212442 | 0 | 17 |
Elección concurrente | 46 203 | 0.0967903 | 0.2956751 | 0 | 1 |
Gasto en salarios per cápita | 12 513 | 28 836.91 | 48 902.21 | 0.432 | 1 022 049 |
Inv. obra pública per cápita | 12 285 | 29 835.92 | 49 973.1 | 0.147 | 902 854.9 |
Margen de victoria | 39 617 | 28.009 | 30.15425 | 0 | 100 |
Analfabetismo | 46 168 | 20.322 | 11.06411 | 1.89 | 84.62 |
Urbano | 46 168 | 37.473 | 35.77205 | 0 | 100 |
Fuente: Elaboración propia.
Debido a que los datos son longitudinales, los modelos de regresión representan trayectorias de cambio del porcentaje de votación obtenido en las elecciones legislativas federales por cada partido en cada municipio, en el tiempo y el impacto de los cambios en la antigüedad del control partidario del gobierno local en la forma de estas trayectorias. Llevé a cabo análisis de regresión por separado para cada una de las tres variables dependientes: porcentaje de votación obtenido por los candidatos del pan, pri y el prd en las elecciones legislativas federales.
La antigüedad del control partidario del gobierno local tiene lugar en el tiempo; en cada elección, el número de años acumulados en el control del gobierno por un partido varía. Para emplear el lenguaje del análisis longitudinal, la antigüedad del control partidario del gobierno local debería empujar al municipio fuera de su trayectoria de crecimiento, la que se explica por factores que varían poco en el tiempo, como las identidades partidistas o las características socioeconómicas de los votantes, por mencionar algunos.
Las unidades de análisis son: municipio-elección, legislativa y federal; con cada municipio contribuyendo con múltiples olas de elecciones. Los municipios aportan una cantidad diferente de ondas de datos porque entre 1991 y 2009, 49 nuevos municipios fueron creados incrementando el número de unidades de observación desde 2,403 en 1991 a 2,454 en 2009. En este conjunto de datos hay un promedio de aproximadamente 6,87 elecciones legislativas federales por municipio, concurrentes con elecciones locales y no concurrentes con elecciones locales.
La ecuación siguiente presenta la especificación del modelo estadístico más completo para poner a prueba la hipótesis de los efectos indirectos de la antigüedad en el control partidario del gobierno local:
Donde Porcentaje de Votación del partido en elecciones legislativas federales elf (pan or pri or prd)ti representa el porcentaje de votación obtenido por cada partido político en dichas elecciones en el municipio i (i = 1, 2, 3,…, n) en la elección t incluida en el estudio. Los datos sobre los resultados electorales fueron recuperados de la página web del Instituto Nacional Electoral (ine), que informa de los resultados electorales para todas las elecciones federales desglosados a nivel nacional, estatal, distrital, municipal y de sección electoral desde 1991.8
Los principales predictores en estos modelos son: la antigüedad del control partidario del gobierno local y su término cuadrático. La antigüedad del control partidario del gobierno local es una variable continua que representa el número de años que un partido ha controlado el Ejecutivo local en el municipio m en el momento de cada elección t. Para dar cuenta de la forma potencialmente no lineal del efecto de la antigüedad sobre la trayectoria del desempeño electoral de los partidos en cada municipio en el tiempo, se incluye el término cuadrático de la variable antigüedad del control partidario del gobierno.
Los modelos, además incluyen las siguientes variables de control: variable dependiente rezagada, margen de victoria, elecciones locales concurrentes, patronazgo político (gasto municipal en empleo público per capita), política distributiva (gasto municipal en obra pública per capita), tasa de analfabetismo y nivel de urbanización –medido como el porcentaje de la población urbana en el municipio.
Debido a la estructura longitudinal de los datos, es posible que los términos de error en los modelos se vean afectados por influencias específicas del municipio correlacionados con los regresores. Por ese motivo, todos los modelos fueron especificados con efectos fijos.
4Resultados: Antigüedad del control partidario del gobierno local y desempeño en elecciones legislativas federales en MéxicoLos modelos de la Tabla 2 analizan los efectos de la antigüedad en el control partidario sobre el desempeño de los partidos en elecciones legislativas federales. Las tres primeras columnas presentan los resultados del modelo 1 para cada uno de los tres partidos (1a. pan, 1b. pri y 1c. prd). En el modelo 1 (a, b y c), los coeficientes de regresión asociados a la antigüedad del control partidario del gobierno local indican que cada año adicional de control del gobierno local tiene un efecto positivo y significativo sobre el desempeño en elecciones legislativas federales de los candidatos alineados de los tres partidos políticos. Estos resultados apoyan la hipótesis sobre los efectos positivos de la antigüedad del control del gobierno sobre los resultados electorales. Y el coeficiente negativo para el término cuadrático de la variable antigüedad del control sugiere que los efectos del tiempo son curvilíneos, en forma de “u” invertida. Más específicamente, el aumento de los rendimientos electorales obtenidos por los candidatos de cada partido en función de los años acumulados controlando el gobierno local, se aplana con el paso del tiempo. Los coeficientes de regresión asociados con la antigüedad en el control del gobierno indican que cada año adicional en el gobierno municipal se asocia con casi 0,60 de punto porcentual para los candidatos legislativos del pri; 0,40 para los candidatos del pan, y casi 3 puntos porcentuales para los candidatos del prd.
Antigüedad del control partidario del gobierno local y desempeño en elecciones legislativas federales en México 1991-2009 | ||||||
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1a. Votación por el pan en elecciones legislativas federales | 1b. Votación por el pri en elecciones legislativas federales | 1c. Votación por el prd en elecciones legislativas federales | 2a. Votación por el pan en elecciones legislativas federales | 2b. Votación por el pri en elecciones legislativas federales | 2c. Votación por el prd en elecciones legislativas federales | |
Antigüedad del control partidario del gobierno local | 0.583*** (0.001) 0.162 | 0.389*** (0.001) 0.051 | 2.713*** (0.001) 0.250 | 0.580*** (0.001) 0.167 | 0.323*** (0.001) 0.053 | 2.482*** (0.001) 0.281 |
Antigüedad del control partidario del gobierno local2 | -0.046** (0.003) 0.015 | -0.007*** (0.001) 0.0001 | -.234*** (0.001) 0.034 | -0.042** (0.009) 0.016 | -0.005*** (0.001) 0.001 | -0.165*** (0.001) 0.037) |
Variable dependiente rezagada | 0.667*** (0.001) 0.011 | 0.344*** (0.001) 0.014 | 0.082*** (0.001) 0.017 | 0.618*** (0.001) 0.012 | 0.409*** (0.001) 0.014 | 0.567*** (0.001) 0.015 |
Margen de victoria | -0.027*** (0.001) 0.005 | 0.039*** (0.001) 0.008 | -0.040*** (0.001) 0.007 | -0.020** (0.002) 0.006 | 0.056*** (0.001) 0.009 | -0.026** (0.003) 0.008 |
Elecciones concurrentes | 4.714*** (0.001) 0.242 | -2.238*** (0.001) 0.330 | -4.651*** (0.001) 0.486 | 4.742*** (0.001) 0.274 | -1.600*** (0.001) 0.294 | -3.690*** (0.001) 0.268 |
Gasto municipal en salarios per capita | -0.0001*** (0.001) 0.000003 | 0.00001** (0.002) 0.0000 | -0.000009* (0.054) 0.000004 | |||
Inversión municipal en obras públicas per capita | 0.000001 (0.848) 0.000003 | 0.000007 (0.098) 0.009 | -0.000001** (0.001) 0.000004 | |||
% Población urbana | -0.012** (0.004) 0.004 | -0.032*** (0.001) 0.005 | 0.022*** (0.001) 0.004) | |||
Tasa de analfabetismo | -0.159*** (0.001) 0.015 | -0.012 (0.440) 0.015 | 0.173*** (0.001) 0.018 | |||
Elección | -0.602*** (0.001) 0.079 | -0.751*** (0.001) 0.105 | -0.618*** (0.001) 0.081 | -0.283*** (0.001) 0.108 | -0.828*** (0.001) 0.142 | -1.094*** (0.001) 0.110 |
Intercepto | 10.875*** (0.001) 0.397 | 29.091*** (0.001) 1.050 | 23.842*** (0.001) 0.637 | 14.911*** (0.001) 0.648 | 24.493*** (0.001) 1.223 | 10.956*** (0.001) 0.663 |
Devianza | 55437.105 | 56263.474 | 57746.528 | 49017.287 | 49241.637 | 50538.191 |
Nota: * p < .05, ** p < .01, *** p < .001
Valores de p entre paréntesis.
Errores estándar en itálicas.
Los coeficientes para la variable que controla la presencia de elecciones locales concurrentes, son estadísticamente significativos y tienen el signo positivo esperado en el caso de candidatos legislativos del pan y un signo negativo inesperado en el caso del pri y el prd. La magnitud del coeficiente indica que las elecciones concurrentes locales y federales implican un diferencial de 4 puntos porcentuales en los rendimientos electorales para los candidatos legislativos del pan. Estos resultados sugieren que los esfuerzos de movilización de votantes durante las elecciones locales concurrentes tienen un efecto positivo y significativo sobre los rendimientos electorales de los candidatos a diputados federales del pan. La competencia electoral juega un papel inconsistente entre los partidos. El coeficiente de la variable de control margen de victoria es negativo y significativo para el pan y los candidatos del prd; y positivo y significativo en los modelos que evalúan los resultados electorales obtenidos por los candidatos del pri. Estos resultados indican que los candidatos del pan y del prd se desempeñan mejor en elecciones más competitivas –ya sea porque los votantes perciben que su voto puede hacer una diferencia o debido a los esfuerzos de movilización–, mientras que sucede lo contrario para los candidatos del pri; a medida que la competencia electoral avanza, su desempeño electoral disminuye. Estos resultados reflejan el proceso de democratización que tuvo lugar durante las últimas décadas.
Las tres columnas adicionales en la Tabla 2, 2a, 2b y 2c presentan los resultados de los modelos longitudinales con variables de control de gasto particularista y sociodemográficas. El modelo 2 (a, b, y c) muestra que los efectos de la antigüedad del control partidario del gobierno sobre el desempeño electoral son robustos a especificaciones que controlan el gasto particularista municipal y las bases sociales de los partidos. El gasto particularista municipal en las formas de patronazgo o de política distributiva política no afecta el rendimiento electoral de los partidos de manera sustantiva. Aunque los coeficientes no siempre carecen de significancia estadística, son minúsculos. El gasto municipal en salarios ofrece poco apoyo a la hipótesis según la cual el patronazgo político –que recompensa a los partidarios políticos a través de la oferta de empleo público– pueda inducir el voto por el partido en el gobierno (Remmer, 2007). Los gastos municipales en obras públicas juegan un papel inconsistente entre los partidos. La inversión municipal en obra pública tiene un efecto significativo e inesperadamente negativo sólo en el voto por los candidatos del prd, pero no influye en el voto por los otros dos partidos –pan y pri. A nivel municipal, por lo tanto, un mayor gasto en el empleo público o en obras públicas no proporciona una ventaja electoral a los candidatos de ninguno de los tres partidos. Las variables socioeconómicas tienen los efectos esperados. A los candidatos del pri les va mejor en los municipios con una población urbana más pequeña y con más altas tasas de analfabetismo. El prd tiene más éxito en los municipios con una población urbana más grande, como se esperaba, pero con altas tasas de analfabetismo. Y los candidatos del pan se desempeñan mejor en los municipios con tasas de analfabetismo más bajas, como se esperaba, y con mayor población rural, en contra de las expectativas.
Con el fin de evaluar si la inclusión de la variable independiente principal y la antigüedad del control partidario del gobierno –así como su término cuadrático– contribuyen significativamente a la explicación de los resultados electorales, comparé la bondad de ajuste de los modelos a través de la prueba de comparación de devianzas. Esta prueba compara la devianza de los modelos que incluyen las variables cuyo aporte se pretende evaluar, con modelos que las excluyen. En todos los casos, la prueba de comparación de desvianzas arrojó resultados significativos, lo que indica que estos predictores –antigüedad del control partidario del gobierno, así como su término cuadrático– contribuyen significativamente a la bondad de ajuste de los modelos. En términos sustantivos, la antigüedad en el control del gobierno local por todos y cada uno de los tres principales partidos mexicanos tiene un efecto positivo sobre el desempeño de los candidatos de cada partido en las elecciones legislativas federales.
ConclusionesEste trabajo pretende contribuir a la investigación acerca de los efectos indirectos de la ventaja oficialista. En democracias recientes, donde los partidos no tienen lazos fuertes con la ciudadanía y donde los votantes poseen identidades partidistas débiles, investigaciones sobre la ventaja oficialista han mostrado que los candidatos del partido que controla los gobiernos locales se benefician electoralmente (Sánchez y Sánchez, 2016). Los mecanismos propuestos por estos estudios para dar cuenta de la relación entre el control del gobierno y el desempeño electoral, varían a través del tiempo. Sin embargo, esta línea de investigación ha desatendido el papel del tiempo en las consecuencias de la ventaja oficialista.
El artículo argumentó que la antigüedad en el control del gobierno debería intensificar el efecto positivo de la ventaja oficialista sobre los resultados electorales. A medida que un partido acumula antigüedad en el control del gobierno, tiene oportunidades para construir y expandir los lazos con la ciudadanía a través de la oferta de beneficios de política pública y así incidir en el caudal de votos para sus candidatos. Específicamente se propuso un efecto curvilíneo de la antigüedad del control del gobierno sobre el desempeño electoral de los candidatos del partido gobernante a nivel local.
El artículo exploró la plausibilidad de esta hipótesis mediante el análisis de las elecciones legislativas federales en México, un sistema federal con tres niveles de gobierno recientemente democratizado y descentralizado, donde los gobiernos locales son responsables de ofrecer servicios públicos esenciales para la población. Las pruebas de los análisis longitudinales muestran que la antigüedad del control de los gobiernos municipales tiene el efecto esperado, curvilíneo para los candidatos de los tres principales partidos –pan, pri y prd– en las elecciones legislativas federales. En democracias recientes, el control partidario del gobierno constituye una fuente de ventaja para los partidos, y la antigüedad de ese control refuerza esa asimetría.
Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Notre Dame, EU. Profesora-investigadora en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (flacso)-México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Línea(s) de investigación: política subnacional, economía política, federalismo.
En democracias establecidas, por el contrario, se han encontrado efectos negativos del control partidario. Por ejemplo, en Alemania (Kern and Hainmueller, 2006), Canadá (Erikson y Filippov, 2001) y Estados Unidos (Erikson y Folke et al., 2015).
Andreas Schedler, Electoral Authoritarianism. The Dynamics of Unfree Competition, London, Lynne Rienner Publishers.
Juan Amieva-Huerta, “México”, en Teresa Ter-Minassian (ed.), Fiscal Federalism in Theory and Practice, Washington, imf, 1997, pp. 570-97, y Alberto Diaz-Cayeros, Federalism, Fiscal Authority, and Centralization in Latin America, Cambridge, New York, Cambridge University Press, 2006.
Estos datos provienen de la Encuesta Nacional a Presidentes Municipales sobre Desarrollo Social (http://www.bdsocial.org/). Esta encuesta fue aplicada en 2002 y en los 2,429 municipios que había en México en ese momento.