Escribimos esta carta en relación con el artículo publicado en agosto de 2020, por Lista-Paz et al.1 «¿Qué papel desempeña la Fisioterapia en la pandemia mundial por COVID-19?», y que hemos leído con gran interés.
En su reciente publicación, las autoras detallan las necesidades y principales medidas de actuación que debe llevar a cabo el fisioterapeuta en los diferentes escenarios que genera la enfermedad por SARS-CoV-2: 1) el paciente potencialmente enfermo, 2) el paciente hospitalizado, 3) el paciente crítico y 4) el paciente dado de alta. El arsenal terapéutico que puede ofrecer la fisioterapia en este grupo de pacientes supone un cambio fundamental en el devenir de esta patología a medio y a largo plazo. Tanto es así que numerosos artículos avalan las afirmaciones de nuestras compañeras y concluyen con los beneficios que, sin duda, genera la fisioterapia sobre estos enfermos desde el punto de vista respiratorio y en cuanto a su funcionalidad global.
En contrapartida, nuestras compañeras no mencionan en su trabajo el papel que, durante esta crisis sanitaria, continúa teniendo el fisioterapeuta en el resto de ámbitos en los que su presencia y terapias son fundamentales para una correcta y favorable evolución en un gran número de patologías. Cada vez son más las áreas, y cada vez más específicas, en las que la fisioterapia ofrece sus incontables beneficios: enfermos neurológicos2, geriatría, uroginecología, fisioterapia pediátrica y fisioterapia traumatológica y deportiva, entre otras. Sin embargo, todos estos pacientes, los cuales siguen teniendo necesidades sanitarias y continúan requiriendo de nuestros tratamientos, parecen ser los grandes olvidados de esta pandemia. Así, ante la crisis sanitaria y económica que nos acecha, el acúmulo de pacientes candidatos a recibir un tratamiento fisioterápico cada vez será mayor.
En la actualidad, existe un aval científico suficiente para reconocer a la fisioterapia como mandatoria en la mayor parte de los departamentos de un sistema nacional de salud óptimo y eficiente. Sin embargo, teniendo en cuenta que el papel de la fisioterapia ya era carente en nuestro medio antes de la crisis sanitaria actual, pronto nos veremos enfrentados al azote de la pandemia COVID-19 y a sus potenciales consecuencias sobre nuestros pacientes3.
Por otro lado, Lista-Paz et al.1 también resaltan la oportunidad que debe suponer esta pandemia para el desarrollo y crecimiento de la fisioterapia en el ámbito sanitario, al igual que ha sucedido en las grandes crisis sanitarias mundiales previas. En este sentido, una vez más, no podemos perder de vista el resto de las áreas de trabajo de la fisioterapia, en las cuales esta pandemia también ofrece una oportunidad de cambio, de desarrollo y de crecimiento continuo. Un claro ejemplo de ello es la actual oferta de estrategias de «telefisioterapia» que se nos presentan, para solventar las necesidades que surgen con el resto de nuestros pacientes en el día a día4.
En conclusión, queremos felicitar y sumarnos a la acertada contribución de nuestras compañeras, en aras de promover el papel fundamental que tiene la fisioterapia, tanto en los pacientes con COVID-19, como en el resto de enfermos candidatos a recibir nuestros tratamientos. Todo ello, sin olvidarnos de resaltar la importancia de mejorar la presencia del fisioterapeuta en el sistema nacional de salud desde los organismos competentes.