INTRODUCCIÓN
Los cambios en la percepción de los sabores ocurren en 30% a 60% de los pacientes bajo tratamiento oncológico.1-3 Los trastornos del gusto pueden manifestarse como ausencia del gusto,4 disminución de la sensibilidad (hipogeusia); incremento de la sensibilidad para alguno o todos los sabores (hipergeusia) o distorsión del sabor normal (disgeusia).5,6 Los cambios en los umbrales de percepción y reconocimiento de uno o más de los cinco gustos básicos: ácido, salado, dulce, amargo y umami, 7 tienen importancia clínica en el paciente oncológico, ya que además de afectar en grado notorio su calidad de vida,8 es uno de los principales factores de modificación de los hábitos alimentarios y de la anorexia, lo cual favorece la pérdida de peso y la desnutrición del paciente con cáncer.9,10
MECANISMOS DE LA PERCEPCIÓN NORMAL DE LOS SABORES
El gusto permite reconocer los sabores propios de los alimentos; es una percepción mediada por quimiorreceptores, que junto con el olfato forma parte de la quimiosensibilidad relacionada con la alimentación. En la cavidad bucal se manifiesta la primera etapa del sistema sensorial gustativo, donde el paladar, faringe, epiglotis, laringe, y sobre todo la lengua, están cubiertos de papilas que albergan los botones gustativos. Cada botón gustativo contiene entre 50 y 100 células receptoras gustativas, que se renuevan de manera constante.11 El sabor amargo se percibe en la base de la lengua, mientras que el dulce en la punta, el ácido a los lados, el salado en los bordes y el umami (glutamato) en el plano medio de la lengua.12 La sensación de los sabores se inicia con la interacción del estímulo (alimento degustado), con receptores acoplados a la proteína G y a los canales del sodio y potasio que convierten y transmiten la información química a un segundo mensajero celular, del tipo de los nucleótidos cíclicos como el inositol trifosfato o diacilglicerol; esta transmisión también puede ocurrir mediante el flujo directo de sodio a través de los canales de sodio que despolarizan a la membrana e inducen una carga positiva intracelular, la cual activa a los canales de calcio y hace posible la liberación de neurotransmisores. Éstos emiten impulsos en las neuronas de los pares craneales VII y IX y transportan la información hasta el sistema nervioso central.13 En consecuencia, la información sensorial (color, forma, olor, textura, sabor y temperatura) se transmite al cerebro, donde se integra con la memoria y sensaciones de hambre/saciedad. Si después de consumir un alimento se experimenta una sensación negativa, como dolor abdominal o diarrea, dicha experiencia se conserva en la memoria como un estímulo desagradable y puede identificarse dicho alimento como aversivo.14 Los cambios en la percepción del sabor pueden tener un efecto negativo en el consumo de ciertos alimentos, lo cual contribuye a la desnutrición.15
TRASTORNOS DEL GUSTO EN PACIENTES ONCOLÓGICOS
Diversos autores han señalado anormalidades en la percepción de los sabores básicos en pacientes oncológicos,16-21 sobre todo en los cambios del umbral para el sabor dulce; a esto se atribuye el frecuente rechazo de los pacientes a la carne y los dulces, así como la preferencia por los lácteos. DeWys,22 fue el primer investigador en vincular los umbrales de percepción de sabor con los factores etiológicos de la anorexia en personas con cáncer. Otros estudios han reportado que los trastornos gustativos reducen la calidad de vida de los individuos afectados, al cambiar los hábitos alimentarios y promover una disminución del consumo de nutrimentos.23
En un estudio realizado por Hutton y colaboradores8 en 66 pacientes oncológicos, los sujetos con trastornos del gusto mostraron menor consumo energético (900-1,100 kcal/día), mayor pérdida de peso y menor calidad de vida, comparados con aquéllos sin los trastornos del gusto. En otro estudio de 72 pacientes sometidos a quimioterapia, 82% suprimió el consumo de uno o más alimentos en su dieta y los alimentos más afectados fueron el café, té, cítricos, chocolate y carnes rojas.
MECANISMOS PATOGÉNICOS DE LOS TRASTORNOS DEL GUSTO EN PACIENTES ONCOLÓGICOS
Existen diversos factores que influyen en la disgeusia, como el sitio del tumor, estadio tumoral, estado fisiológico y hábitos del paciente, antecedentes de tabaquismo, alcoholismo, deficiencias nutricionales y tratamientos oncológicos utilizados.24
Deficiencias nutricionales
Es frecuente que los pacientes con cáncer tengan deficiencias en ciertos nutrimentos, como las vitaminas A, B6 y B12, hierro, zinc y cobre, relacionados con alteraciones del gusto.25,26 El zinc participa en la regeneración de células de los botones gustativos; varios estudios han demostrado un nexo entre la deficiencia de zinc y las alteraciones del gusto;11,27-31 otros estudios no han podido demostrar dicha relación.32,33 El hierro participa en varios sistemas enzimáticos y se ha vinculado con atrofia de las papilas gustativas que contribuyen de forma secundaria a la hipogeusia.4
TRATAMIENTOS ONCOLÓGICOS QUE AFECTAN EL SENTIDO DEL GUSTO
Alteraciones del gusto, relacionadas con radioterapia. La mayoría de los pacientes que reciben radioterapia experimenta tempranamente pérdida parcial o completa del sentido del gusto.34 Los trastornos gustativos son originados por las células de los corpúsculos gustativos de las papilas linguales fungiformes y circunvaladas, que son muy sensibles a la radiación.35 Los efectos de dichas anomalías se incrementan por la disminución temporal o permanente de la secreción salival por déficit funcional de las glándulas salivales, en particular de la parótida.36 Los efectos adversos o secundarios a la radioterapia en los tejidos bucales pueden ser agudos, como atrofia con sensación de sequedad o ardor bucal, mucositis y disgeusia, o bien crónicos como la hiposialia, caries dentales, trismos y osteorradionecrosis.37
Alteraciones del gusto relacionadas con quimioterapia. La disgeusia es muy frecuente en sujetos sometidos a quimioterapia;38 el riesgo de efectos tóxicos en la cavidad bucal obedece a múltiples factores, entre ellos las elevadas tasas de renovación celular de la mucosa, la microflora y traumatismo en los tejidos bucales. Los fármacos quimioterápicos pueden ocasionar neurotoxicidad directa sobre las células gustativas39 y potenciar xerostomía e infecciones. Además, los pacientes pueden percibir un sabor desagradable relacionado con permeación del fármaco a través del tejido bucal.40 La disgeusia vinculada con citotóxicos es casi siempre reversible a las pocas semanas de finalizar el tratamiento. La Tabla 1 señala algunos de los fármacos empleados en el tratamiento oncológico y relacionados con la disgeusia.
DIAGNÓSTICO
Cuando un paciente presenta alteraciones del gusto puede referir los siguientes síntomas:41 un sabor menos placentero de los alimentos después del tratamiento; percepción de todas las bebidas y alimentos con sabor idéntico; modificación del sentido del gusto o el olfato que afecta la capacidad para comer normalmente; y pérdida del apetito.
TRATAMIENTO NUTRICIONAL
Las células de los botones gustativos suelen regenerarse en aproximadamente cuatro meses, aunque el grado de afectación de un paciente a otro puede variar; la percepción reaparece de forma gradual, a pesar de que los niveles previos se recobran hasta casi un año después del término del tratamiento con radioterapia o quimioterapia.42 Generalmente nunca es necesario un tratamiento específico para la alteración,43 si bien deben tomarse medidas nutricionales adicionales que prevengan la anorexia, la pérdida de peso y el agotamiento muscular.44 El manejo de los pacientes comprende lo siguiente: identificación de poblaciones de alto riesgo; inicio de intervenciones nutricionales preterapéuticas y atención oportuna de lesiones; educación del paciente en cuanto a higiene bucal y reconocimiento de alimentos que resuelven o disminuyen los síntomas.
Se recomienda condimentar los alimentos con hierbas y especias suaves y utilizar técnicas culinarias modificadoras del sabor de las carnes, o sustituir éstas por otros alimentos que aporten proteínas de alto valor biológico. Es conveniente elegir platillos agradables al paciente, así como modificar la consistencia y textura de los alimentos, preferir alimentos suaves o añadir salsas cremosas, caldillos y gelatinas, con objeto de favorecer la palatibilidad y el proceso de masticación y deglución. Además, debe intentarse un mayor número de comidas para conseguir un mayor aporte energético. La complementación con micronutrimentos como el zinc, hierro, ácido fólico y vitaminas del complejo B, puede ayudar a atenuar el sabor metálico que puede percibirse en la lengua.40 Debe considerarse el uso de complementos alimenticios en caso de no poder cubrir los requerimientos calóricos necesarios; en el mercado existen algunos productos que consideran las alteraciones gustativas en pacientes oncológicos y no agregan sabores fuertes o dulces. Cada paciente debe experimentar a través de prueba y error para encontrar los alimentos que puedan consumirse con la mínima modificación del sabor.
RECOMENDACIONES FARMACOLÓGICAS
En cuanto a los fármacos, se ha observado que los complementos de zinc (220 mg de sulfato de zinc) dos veces al día pueden ser eficaces;45 sin embargo, debe prestarse atención a la dosis administrada, ya que dosis elevadas de zinc pueden ocasionar graves efectos secundarios, como alteraciones gastrointestinales y hematológicas, por ejemplo anemia, leucopenia y neutropenia.46 Se ha propuesto que la complementación con glutamina podría disminuir la incidencia o gravedad de la mucositis relacionada con la quimioterapia.47 No obstante, en un estudio realizado en pacientes que recibían quimioterapia basada en taxanos (21 individuos recibieron 30 g/día de glutamina y 20 placebo) no se encontraron diferencias significativas entre la complementación con glutamina y la disgeusia.48
CONCLUSIONES
Los efectos tóxicos relacionados con el tratamiento oncológico pueden incidir en la mucosa bucal y ocasionar alteraciones del gusto. No existen métodos específicos para el tratamiento de dichas anomalías, pero las recomendaciones alimentarias individuales pueden evitar la pérdida de peso y desnutrición y mejorar la calidad de vida del paciente. El manejo de las complicaciones bucales comprende la identificación de poblaciones de alto riesgo, educación del paciente, inicio de intervenciones antes del tratamiento y control oportuno de las lesiones; todas son medidas esenciales para la atención completa del paciente.
Correspondencia:
Lic. Karla Sánchez Lara.
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