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Vol. 36. Núm. 10.
Páginas 631-640 (diciembre 2013)
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Vol. 36. Núm. 10.
Páginas 631-640 (diciembre 2013)
Progresos en gastroenterología
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Fluidoterapia en la pancreatitis aguda
Fluid therapy in acute pancreatitis
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Enrique de-Madaria
Autor para correspondencia
madaria@hotmail.com

Autor para correspondencia.
Unidad de Patología Pancreática, Hospital General Universitario de Alicante, Alicante, España
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Resumen

La pancreatitis aguda (PA) grave se asocia a un aumento de las necesidades de fluidoterapia debido al secuestro de fluidos y en los casos más graves a disminución del tono vascular periférico. Desde hace décadas se recomienda en las guías de práctica clínica una fluidoterapia agresiva para mejorar el pronóstico de la PA. Esta afirmación se basa en modelos teóricos, estudios en animales y en humanos de tipo retrospectivo. Estudios recientes señalan que la administración agresiva de fluidos a todo paciente con PA podría tener un efecto neutro o perjudicial. La fluidoterapia basada en Ringer lactato podría mejorar la evolución de la enfermedad, aunque se ha de confirmar con nuevos estudios. La mayor parte de pacientes con PA no precisa una monitorización invasiva de parámetros hemodinámicos para guiar la fluidoterapia, además la capacidad de estos de mejorar el pronóstico no está demostrada.

Palabras clave:
Fluidoterapia
Pancreatitis
Pancreatitis necrosante
Humanos
Soluciones isotónicas
Pancreatitis/fisiopatología
Pancreatitis/tratamiento
Abstract

Severe acute pancreatitis (AP) is associated with an increased need for fluids due to fluid sequestration and, in the most severe cases, with decreased peripheral vascular tone. For several decades, clinical practice guidelines have recommended aggressive fluid therapy to improve the prognosis of AP. This recommendation is based on theoretical models, animal studies, and retrospective studies in humans. Recent studies suggest that aggressive fluid administration in all patients with AP could have a neutral or harmful effect. Fluid therapy based on Ringer's lactate could improve the course of the disease, although further studies are needed to confirm this possibility. Most patients with AP do not require invasive monitoring of hemodynamic parameters to guide fluid therapy administration. Moreover, the ability of these parameters to improve prognosis has not been demonstrated.

Keywords:
Fluid therapy
Pancreatitis
Necrotizing pancreatitis
Humans
Isotonic solutions
Pancreatitis/physiopathology
Pancreatitis/treatment
Texto completo
Introducción

En 1831 una epidemia de cólera azotó Europa. Un joven médico irlandés de 22 años, William Brooke O'Shaughnessy, propuso que la administración intravenosa de agua y sal debería ser parte del tratamiento de soporte de esta enfermedad1. Un año más tarde, Thomas Latta, médico escocés, trató a los primeros seres humanos con sueros intravenosos1. Hoy en día, tras 180 años de historia de la fluidoterapia, quedan aún muchos interrogantes acerca de qué tipo y cantidad de fluidos se deben usar en las enfermedades agudas.

La pancreatitis aguda (PA) es una enfermedad que carece actualmente de tratamiento específico. Medidas como la esfinterotomía endoscópica precoz o la antibioterapia profiláctica en la PA grave no han mostrado un beneficio claro en los metaanálisis publicados2,3. Por ello, en las guías de práctica clínica y revisiones sistemáticas se destaca el tratamiento de soporte como la medida más importante para mejorar el curso clínico de esta enfermedad, y en particular se recomienda una fluidoterapia precoz y agresiva4–9. Las bases para esta recomendación son indirectas10.

¿Hay evidencias del beneficio de determinadas pautas y tipos de fluidoterapia en la PA? ¿Todos los pacientes necesitan una fluidoterapia agresiva? ¿Cómo monitorizar el aporte de fluidos? Intentaremos explorar estas cuestiones a lo largo de este artículo.

Fisiopatología

La PA es una enfermedad inflamatoria. En el 80% de los casos el proceso inflamatorio es predominantemente local y leve, sin consecuencias sistémicas relevantes y sin complicaciones locales. En estos pacientes se produce solamente un edema del páncreas. Sin embargo, en un 20% el curso de la pancreatitis es desfavorable, asociándose a una elevada morbilidad y a una mortalidad considerable. Hay 2 componentes que pueden ensombrecer la evolución de una PA: las complicaciones locales (colecciones agudas, necrosis de la glándula pancreática y de la grasa peripancreática) y las complicaciones sistémicas (síndrome de respuesta inflamatoria sistémica [SRIS] y fallo orgánico).

Complicaciones locales

Las colecciones agudas se dan en un tercio de los pacientes con PA11. Suponen la acumulación de líquido en espacios anatómicos fundamentalmente peripancreáticos. Si persisten (su tendencia natural es a la reabsorción) se forma una verdadera pared fibrosa, denominándose entonces seudoquiste12. La complicación local por excelencia es la necrosis pancreática, ya que es la que más se asocia a fallo orgánico y predispone a problemas como la infección de necrosis pancreática o al desarrollo de necrosis pancreática organizada que pueden dar una considerable morbilidad tardía. Ocurre en el 15% de los pacientes6. Un paso importante que determina el desarrollo de necrosis pancreática es la alteración de la microcirculación pancreática, según modelos animales de PA13–16. Esta alteración puede ocurrir por hipovolemia, aumento de la permeabilidad vascular e hipercoagulabilidad con formación de microtrombos, lo que determinaría una isquemia del tejido pancreático17. Otra complicación local es la necrosis de la grasa peripancreática12,18 que ocurre por fenómenos inflamatorios y probablemente por el efecto de la enzima lipasa. La necrosis pancreática y peripancreática puede acumular líquido (inflamatorio y/o por rotura del sistema ductal pancreático) formando una colección aguda necrótica12 que si persiste en el tiempo se denomina necrosis pancreática organizada o walled-off necrosis (necrosis tabicada)12. Como podemos constatar, estas complicaciones locales se asocian a la acumulación de líquido retroperitoneal. Una acumulación excesiva de líquido puede aumentar la presión intraabdominal determinando un síndrome compartimental abdominal que se ha asociado al desarrollo de fallo orgánico19. Se ha especulado que una fluidoterapia excesiva puede contribuir al desarrollo de síndrome compartimental abdominal20.

Complicaciones sistémicas

Los fenómenos inflamatorios locales propios de la PA pueden inducir una cascada de citocinas que amplifique la inflamación y determine consecuencias sistémicas21. El SRIS se define como al menos 2 de los siguientes criterios: a) temperatura > 38 o < 36°C; b) frecuencia cardíaca > 90 lat./min; c) frecuencia respiratoria > 20resp./min o pCO2<32mmHg; d) leucocitos > 12.000 o<4.000/mm3 o bien > 10% formas inmaduras. La elevación de temperatura y la de la frecuencia respiratoria aumentan las pérdidas insensibles de líquido. El SIRS tiene un importante valor pronóstico11,22, sobre todo si persiste durante al menos 48 h (SIRS persistente)22. Además, supone la antesala del fallo orgánico, complicación muy temida de la PA ya que es la que determina la mortalidad. Solo fallecen en líneas generales los pacientes que desarrollan fallo orgánico, sobre todo si es persistente (duración > 48h) y/o múltiple (> 1 órgano). En la patogenia del fallo orgánico hay 2 eventos clave: la disminución de la resistencia vascular periférica, que determina un shock distributivo similar al de la anafilaxia o sepsis, y el aumento de la permeabilidad vascular que determina el paso de líquido al espacio extravascular (llamado en inglés vascular leak syndrome [VLS]23). El fallo respiratorio es propiciado por el derrame pleural, frecuente en la PA grave, la restricción respiratoria por obesidad24,25 y dolor, el desarrollo de un síndrome compartimental abdominal20 y en su forma más grave por el paso de líquido a los alvéolos debido al VLS23 lo que afecta gravemente a la oxigenación y al intercambio de gases: el daño pulmonar agudo y el síndrome de dificultad respiratoria del adulto26,27. Se ha especulado que un exceso de fluidoterapia podría contribuir al desarrollo de fallo pulmonar al propiciar el paso de líquido a los alvéolos28. El shock y el fallo renal pueden ser consecuencia de una hipovolemia secundaria al secuestro de fluidos (reversibles mediante una corrección rápida con una fluidoterapia adecuada si no se ha desarrollado una necrosis tubular aguda) o ser debidos a vasodilatación arteriolar secundaria a la cascada de citocinas (shock distributivo), siendo esta alteración mucho más difícil de tratar y de peor pronóstico. En ocasiones contribuimos generosamente al fallo renal al realizar una TC con contraste en un paciente con una creatinina mayor de 1,5mg/dl o en anuria, lo que está contraindicado.

Secuestro en la pancreatitis aguda

Un individuo sano consume agua en forma de bebidas y alimentos; la mediana de consumo total diario de agua para sujetos de entre 19 y 30 años es de 3,7l en varones y 2,7l en mujeres29. Además, producimos cierta cantidad de agua mediante los procesos del metabolismo. Perdemos agua en la orina, heces, sudor,transpiración y respiración30.

Como hemos visto en la PA grave hay muchas circunstancias que propician la pérdida de líquido intravascular, cuyo mecanismo patogénico principal es el VLS: acumulación de líquido pancreático-retroperitoneal, edemas y derrame pleural. Por otro lado, hay un aumento de pérdidas al exterior: taquipnea y elevación de temperatura secundarias al SRIS. Por último, hay una disminución de aporte de líquido: vómitos, cese de ingesta oral y acumulación de líquido en el tubo digestivo afectado frecuentemente por un íleo paralítico. Todo ello determina un secuestro de fluidos que puede desembocar en una hipovolemia que contribuya al desarrollo de shock e insuficiencia renal, como se ha comentado.

El secuestro de fluidos se puede observar haciendo un balance hídrico en los pacientes con PA: restando las pérdidas a los aportes y teniendo en cuenta pérdidas insensibles (fig. 1)31,32. Un balance hídrico positivo supone secuestro de fluidos. El secuestro abundante de fluidos se asocia a peor pronóstico en la PA. En el estudio clásico de Ranson la retención de más de 6l en las primeras 48h se asociaba a mayor mortalidad33. Sauven et al. dividieron 218 pacientes con PA en 3 grupos: los que secuestraron menos de 2l diarios, aquellos que secuestraron > 2 l diarios pero durante 48h o menos y los que secuestraron > 2 l diarios durante > 48h. La mortalidad fue de 5,8; 8,7 y 86,4%, respectivamente34. Curiosamente de esta forma se podía predecir la mortalidad con una sensibilidad del 76% y especificidad del 96%.

Figura 1.

Cálculo del balance hídrico.

(0.1MB).
Cambios hemodinámicos en la pancreatitis aguda

En las formas más graves de PA contamos pues con hipovolemia, aumento de permeabilidad vascular y disminución de la resistencia vascular periférica35,36. La depresión de la función cardíaca no es un fenómeno importante en la fisiopatología de la PA grave35,36. En las fases precoces de la PA grave, la hipovolemia y la disminución de la resistencia vascular periférica determinan un menor retorno venoso al corazón, por lo tanto baja el gasto cardíaco. El organismo se defiende aumentando el tono simpático, lo que en teoría tiene efectos en el corazón (taquicardia, inotropismo positivo) y vasos periféricos (aumento del tono arterial para mantener la resistencia periférica, recuperación de sangre del reservorio venoso para mantener la volemia). El problema es que los vasos tienen una baja capacidad de respuesta en aquellos pacientes con una respuesta inflamatoria incontrolada. Así, la taquicardia y el aumento del gasto cardíaco mantienen la presión arterial inicialmente, desembocando en shock, fallo multiogánico y muerte del paciente si la situación no se corrige. El objetivo de una fluidoterapia vigorosa en este punto es aumentar el retorno venoso. En caso de no ser suficiente para revertir la situación hay que utilizar agentes vasoactivos.

Fluidoterapia en otras enfermedades agudas

La sepsis grave tiene muchas similitudes con una PA grave en cuanto a fluidoterapia: ambas se asocian a un SRIS que puede desembocar en shock distributivo. Se está produciendo un debate en los últimos años sobre si una fluidoterapia agresiva precoz es útil o perjudicial en la sepsis grave. El objetivo sería expandir la volemia efectiva para atenuar la hipotensión, mejorar la perfusión periférica y de los órganos y corregir las alteraciones de déficit de bases y lactato37. Sin embargo, se sabe que el gasto cardíaco está frecuentemente elevado en pacientes con sepsis37. No se ha demostrado que la expansión de volumen sea beneficiosa para aumentar el gasto cardíaco38. Tampoco hay datos que confirmen que una fluidoterapia agresiva mejore la presión arterial o la perfusión de órganos diana37. En la última década ha dominado el panorama de la sepsis el famoso artículo de Rivers et al., publicado en The New England Journal of Medicine, «Early goal-directed therapy in the treatment of severe sepsis and septic shock»39. Merece la pena conocer los detalles del estudio. Se aleatorizaron pacientes con sepsis grave o shock séptico a recibir 6 h de tratamiento estándar (objetivos: presión venosa central ≥ 8-12mmHg, presión arterial media ≥ 65mmHg, diuresis ≥0,5ml/kg/h) frente a tratamiento precoz basado en objetivos concretos (los del tratamiento estándar y una saturación de oxígeno venosa central ≥ 70%). Los fluidos se manejaban de la siguiente manera: bolus de 500ml de cristaloides cada 30 min hasta tener una presión venosa central (PVC) de 8 a 12mmHg. En el caso de tener una presión arterial media menor de 65mmHg se administraban vasopresores para al menos alcanzar esa cifra. Se administraban vasodilatadores si la presión arterial media era ≥ 90mmHg, hasta descender a menos de esa cifra. Se incluyeron 263 pacientes. El grupo basado en tratamiento precoz basado en objetivos tuvo una mortalidad del 30,5% frente al 46,5% (p<0,01).

Curiosamente, justo 10 años más tarde se publica un artículo que cuestiona la utilidad de la fluidoterapia agresiva en sepsis: el ensayo FEAST40. Se incluyeron niños con enfermedad febril grave y alteración de la perfusión y se aleatorizaron al ingreso a recibir bolus de 20-40ml/kg de peso de albúmina (grupo bolus albúmina), suero salino (grupo bolus salino) o no recibir bolus (grupo control). En los 3 grupos de daba una fluidoterapia de mantenimiento de 2,5-4ml/kg/h. En caso de hipotensión grave se aleatorizaron a uno de los 2 grupos de bolus. Se incluyeron 3.141 pacientes. La mortalidad a las 48h para los grupos de bolus de albúmina, salino y no bolus fue del 10,6; 10,5 y 7,3% y a las 4 semanas de 12,2; 12 y 8,7%. No se encontraron diferencias significativas entre los grupos de albúmina y salino, pero sí entre recibir bolus y no recibirlos: incrementaba la mortalidad la administración precoz agresiva de fluidos. A la hora de extrapolar los datos de este estudio se ha criticado la edad de los pacientes (mediana de 2 años), la etiología de la sepsis (59% malaria, aunque se detectaron efectos adversos en los pacientes sin malaria) y la falta de información sobre las causas de los fallecimientos. Además es un estudio realizado en centros africanos sin disponibilidad de UCI, fármacos vasoactivos o hemodiálisis.

La sepsis no es la única enfermedad aguda en la que parece que un exceso de fluidos puede ser perjudicial: en un estudio aleatorizado se compararon 2 pautas de fluidoterapia en 1.000 pacientes con daño pulmonar agudo41. La pauta más conservadora mejoró la función pulmonar y acortó la duración de la ventilación mecánica y la estancia en UCI. También podría ser el caso del daño renal agudo42 y la fluidoterapia en pacientes quirúrgicos43.

Estudios en la pancreatitis agudaMarcadores analíticos de disminución del volumen intravascular

El aumento de hematócrito y/o urea (o nitrógeno ureico en sangre) son marcadores indirectos de disminución del volumen intravascular. Se ha descrito que un hematócrito elevado al ingreso (generalmente con un punto de corte de 44%) o que el hematócrito no disminuya tras 24h de fluidoterapia se asocia a mayor incidencia de necrosis pancreática44–46 y fallo orgánico45. La capacidad del hematócrito de predecir una mala evolución no ha sido tan precisa en estudios posteriores47–51. La elevación precoz de urea se ha asociado a mayor mortalidad en la PA52. La mayor incidencia de necrosis pancreática y fallo orgánico/mortalidad en pacientes con hematócrito o urea elevados se ha atribuido a que una menor perfusión del páncreas y órganos determina el cambio de PA intersticial a PA necrosante o con fallo multiorgánico. Así se ha propuesto que sean parámetros que guíen la fluidoterapia en la PA: la corrección agresiva y precoz de la hipovolemia secundaria al secuestro de fluidos mejoraría la perfusión de páncreas y otros órganos evitando necrosis y fallo orgánico. Sin embargo, hay una explicación alternativa: ¿y si los cambios en el hematócrito y urea fueran secundarios al secuestro de fluidos por las propias complicaciones locales y el SIRS de la PA?53 (fig. 2). Es decir, la necrosis y el inicio del fallo orgánico podrían preceder y ser la causa del aumento del hematócrito y la urea, con lo que una fluidoterapia agresiva, más allá de la corrección de ese déficit de fluidos, no mejoraría el pronóstico de la enfermedad.

Figura 2.

Modelo dinámico entre fluidoterapia y pronóstico en la pancreatitis aguda.

De De Madaria et al. Clin Gastroenterol Hepatol. 201253.

(0.11MB).
Relación entre volumen de fluidoterapia y evolución de la pancreatitis aguda

La relación entre agresividad de la administración de fluidos y el pronóstico es polémica. En un estudio retrospectivo se seleccionaron 39 pacientes con un hematócrito ≥ 44% al ingreso54. No se encontraron diferencias significativas en la cantidad de fluidos entre los que desarrollaron una PA intersticial y necrosante, lo cual indica que el volumen de fluidos no era un factor determinante para el desarrollo de la necrosis pancreática. Un análisis retrospectivo en 99 pacientes mostró que aquellos que recibieron más de 4l en las primeras 24h tuvieron más complicaciones respiratorias que los que recibieron menos fluidos28. Esto podría deberse al efecto directo de los fluidos pero también a que los pacientes con PA grave (que se asocia a fallo respiratorio) secuestran más fluidos. En otro estudio retrospectivo se analizó la fluidoterapia administrada a 340 pacientes55. Los pacientes que recibieron menos de un tercio de la fluidoterapia de las primeras 72 h durante el primer día de ingreso tuvieron peor pronóstico (mayor incidencia de SRIS, fallo orgánico y estancia hospitalaria y en UCI). Los autores razonan que se trata de pacientes que reciben poca fluidoterapia relativa durante el primer día de ingreso55,56. El volumen total de fluidos administrados en los primeros días de evolución no tuvo relación con el pronóstico. Este estudio se ha criticado por la posibilidad de sesgos: aquellos pacientes que desarrollan necrosis pancreática (que se asocia a SRIS, fallo orgánico y estancia hospitalaria) secuestran más fluidos con lo cual puede ser necesario aumentar el aporte durante el segundo y tercer día de ingreso53. Un estudio japonés retrospectivo categorizó 9.489 pacientes en 4 grupos según hubieran recibido ventilación mecánica, hemodiálisis, ambas o ninguna57. Los pacientes que requirieron ventilación recibieron más fluidos en las primeras 48h que aquellos que no la precisaron. Un volumen de fluidos elevado en las primeras 48h se asoció a mayor mortalidad.

A partir de 2009 se han publicado varios estudios prospectivos sobre fluidoterapia y pronóstico en PA11,58–60. El primero de ellos, realizado en China, fue un ensayo clínico aleatorizado en el que se comparaban 2 pautas de fluidoterapia en PA grave en el contexto de UCI en 76 pacientes58. La pauta más agresiva se asoció a mayor necesidad de intubación mecánica y mayor incidencia de síndrome compartimental abdominal, sepsis y mortalidad. Aun así el estudio tenía debilidades en su diseño: no se especificó la proporción de pacientes con necrosis pancreática en ambos grupos, lo que podría ser una importante variable de confusión11. En otro estudio realizado por los mismos autores se aleatorizaron 115 pacientes con PA grave a una hemodilución durante las primeras 48h rápida (objetivo: hematócrito < 35%) o lenta (hematócrito>35)59. De nuevo los pacientes con una estrategia más agresiva tuvieron una mayor incidencia de sepsis y mortalidad. En este estudio la estrategia de fluidoterapia más vigorosa no se asoció a menores complicaciones locales (CT score similar en ambos grupos). En un estudio de cohortes prospectivo de nuestro grupo se dividieron los pacientes según los fluidos recibidos en las primeras 24h11. El recibir más de 4,1l se asoció de manera independiente a fallo orgánico persistente, colecciones agudas, insuficiencia respiratoria y renal. Los pacientes que recibieron menos de 3,1l no tuvieron un peor pronóstico. Al interpretar los resultados de este estudio hay que tener en cuenta el sesgo de causalidad inversa53. Se puede interpretar que el exceso de fluidos causa la mala evolución, pero también que aquellos con mala evolución (necrosis, secuestro o SRIS) precisaron más fluidos. Probablemente un exceso de fluidos contribuya (sin ser determinante) a complicaciones respiratorias derivadas de un mayor paso de líquido a pleura y a los alvéolos, además de a mayor líquido retroperitoneal determinando un mayor síndrome compartimental abdominal; sin embargo, obviamente la asociación con fallo renal se debe a que aquellos pacientes con fallo renal precisan muchos fluidos para remontar la situación. En cualquier caso el editorial que acompañó al artículo sugería que la fluidoterapia en PA se debe adecuar a las necesidades del paciente más que ser simplemente agresiva en todos61. En un estudio estadounidense multicéntrico prospectivo, aleatorizado y controlado de 40 pacientes, se compararon 2 pautas de fluidos, una basada simplemente en el juicio del clínico y la otra basada en objetivos, básicamente mediante la medición seriada de nitrógeno ureico en sangre. Este estudio además aleatorizaba a los pacientes a recibir Ringer lactato o suero fisiológico. No se detectó un mejor pronóstico (incidencia de SRIS y niveles de PCR) en aquellos pacientes con fluidoterapia basada en objetivos. En realidad ambos grupos de pacientes recibieron una cantidad similar de fluidos, además el tamaño muestral fue pequeño y la incidencia de SRIS menor de la esperada. Más adelante comentaremos que aquellos pacientes que recibieron Ringer lactato sí tuvieron mejor evolución.

Muy recientemente se ha publicado una excelente revisión sistemática con metaanálisis de los estudios más relevantes sobre fluidoterapia en PA10. Incluyó 4 estudios aleatorizados y controlados58–60,62, 3 estudios de cohortes prospectivos11,63,64, 4 estudios de cohortes retrospectivos54–56,65, un estudio prospectivo de casos y controles66 y 3 series de casos28,67,68. Se concluyó (con una calidad de evidencia moderada) que una administración no agresiva de fluidos se asociaba a menor fallo orgánico (RR 0,69; IC 95%: 0,54-0,88) y mortalidad (RR 0,4; IC 95%: 0,22-0,72)10. Los autores resaltan la parquedad y desigual calidad de estudios sobre fluidoterapia en la PA.

Tipo de fluido y evolución de la pancreatitis aguda

Los cristaloides son baratos y efectivos. Los más usados son el suero salino fisiológico y el Ringer lactato. Al infundir un cristaloide 2 tercios del líquido acaban en el compartimento celular y un tercio queda extracelular, del cual un 20% permanece en el compartimento intravascular y 80% en el intersticial69. Así, en caso de shock puede ser necesario infundir un gran volumen de cristaloides para remontar la situación. El suero salino fisiológico es isotónico respecto a la sangre, y solo contiene una solución de cloruro sódico al 0,9%. Entre 1882 y 1885 Sydney Ringer, un médico clínico y fisiólogo inglés, realizó una serie de experimentos basados en suspender corazones de rana en soluciones con distintas proporciones de sales70. Evaluó qué soluciones se asociaban al mantenimiento prolongado del latido cardíaco. De esas experiencias se deriva el Ringer lactato, que contiene sodio, cloro, lactato, potasio y calcio, y es también isotónico respecto a la sangre. Una de sus propiedades es que el lactato se metaboliza en el hígado a bicarbonato, lo que ayuda a corregir situaciones de acidosis metabólica. La administración de suero fisiológico se ha asociado a acidosis metabólica hiperclorémica dilucional71, aunque las consecuencias clínicas generales de ello no están claras72. Se ha asociado en estudios con animales la acidosis con la activación de zimógenos pancreáticos y al desarrollo de necrosis pancreática73,74. En un estudio multicéntrico estadounidense, comentado previamente, además de aleatorizar 2 tipos de manejo de la fluidoterapia, se aleatorizó a administrar Ringer lactato frente a suero fisiológico60. La administración no fue doble ciego. Aquellos pacientes que recibieron Ringer lactato tuvieron una menor incidencia de SRIS tras 24h de ingreso y unos menores niveles de PCR, ambos de forma significativa. Actualmente nuestro grupo está realizando un estudio aleatorizado, controlado, doble ciego comparando Ringer lactato y fisiológico en PA (EudraCT 2011-004988-68).

Otro fluido que ha despertado expectativas es el salino hipertónico. El salino hipertónico restaura el volumen circulante, tiene efectos beneficiosos en la contractilidad cardíaca, presión sanguínea y perfusión tisular periférica75. Además de mejorar la perfusión pancreática parece asociarse a un efecto antiinflamatorio, regulando la producción de citocinas76. Podría tener efectos beneficiosos sobre el vascular leak syndrome ya que por una parte disminuimos el volumen necesario de fluido para expandir la volemia, y por otra parte el poder osmótico del hipertónico no favorece e incluso mejora el edema intersticial. Sin embargo, puede asociarse a efectos indeseables graves como la mielinólisis central pontina y el fallo renal75,77. A pesar de existir varios estudios en modelos animales, no se han realizado en pacientes con PA.

Un coloide es una sustancia microscópicamente dispersa en un fluido. Su poder oncótico hace que el fluido se mantenga en el compartimento intravascular. Pueden ser sintéticos (dextranos, gelatinas, almidones) o biológicos (albúmina, sangre, plasma fresco congelado). Las revisiones sistemáticas publicadas no parecen demostrar un beneficio para los coloides frente a los cristaloides en otras enfermedades78,79. En la PA se ha comparado de forma aleatorizada Ringer lactato solo o asociado a coloide (hidroxietil almidón), describiéndose una menor presión intraabdominal pico y una necesidad menor de ventilación mecánica62. Se ha descrito que los coloides pueden empeorar la función renal79–81 y algunos pueden asociarse a anafilaxia o a inmunización contra componentes sanguíneos. Paradójicamente, a pesar de su alto coste y posibles efectos secundarios, su uso está generalizado en medicina intensiva.

Monitorización de fluidoterapia

La mayoría de PA, como decíamos al principio, siguen una evolución leve, sin complicaciones locales ni sistémicas. Ello hace que la mayor parte de pacientes con PA no tenga una situación hemodinámica comprometida que requiera medidas invasivas para monitorizar la administración de fluidos. En estos pacientes la exploración física y las analíticas de sangre seriadas pueden bastar65. La exploración física debe incluir la medición de la presión arterial, el grado de hidratación, la ausencia de crepitantes e ingurgitación yugular y, sobre todo, el control de la diuresis. Los objetivos, extrapolados del clásico estudio de Rivers et al. en sepsis grave39, podrían ser mantener una presión arterial media ([PAS + 2 × PAD]/3) ≥ 65mmHg y una diuresis ≥ 0,5ml/kg/h (por ejemplo, 35ml/h en un sujeto de 70kg, unos 280ml en un turno de enfermería de 8 h, 840ml al día). En la analítica la presencia de hemoconcentración (hematócrito>44%) o aumento de urea (nitrógeno ureico en sangre>20mg/dl equivalente a urea>43mg/dl) o creatinina indican la necesidad de administrar bolus de fluidos y obliga a realizar una analítica de control en un mínimo de 12h. La persistencia de hematócrito o urea elevados a las 24h es un signo de mal pronóstico y podría asociarse a una fluidoterapia inadecuadamente escasa. En nuestra experiencia es la diuresis la variable que más condiciona cambios en la fluidoterapia en las primeras 48h de ingreso por PA. En una muestra de 162 pacientes con PA atendidos en nuestra unidad, 67 (41,4%) precisaron bolus de fluidos en las primeras 24h de ingreso por oliguria, y 27 (16,7%) entre las 24 y 48h de ingreso (datos preliminares no publicados).

En un subgrupo de pacientes sin embargo puede ser útil la monitorización invasiva de parámetros hemodinámicos, generalmente en el contexto de unidades de cuidados intensivos. Podría incluir pacientes con hipotensión resistente a fluidoterapia inicial, con daño pumonar agudo, riesgo alto de edema agudo de pulmón y oligoanuria/fallo renal sin respuesta a bolus de fluidos iniciales. Sin embargo los sistemas de monitorización hemodinámica actuales tienen una serie de limitaciones generales82: a) se monitoriza el estado circulatorio global, no la microcirculación en los órganos diana, de forma que se puede restablecer una presión arterial y un gasto cardíaco óptimos y persistir la hipoperfusión hística, y b) el mero hecho de monitorizar al paciente no se asocia a un mejor pronóstico, se debe acompañar de protocolos basados en objetivos concretos39 que hayan mostrado en estudios de calidad mejorar la evolución de la enfermedad en determinados grupos de riesgo. No existen este tipo de estudios en humanos con PA que hayan mostrado un beneficio, sí en modelos animales83.

La presión venosa central (PVC) es fácil de medir, incluso fuera de una UCI. Su valor normal es entre 2 y 8mmHg. Clásicamente se ha utilizado para la monitorización de la administración de fluidos en estados de shock. Se ha propuesto un valor óptimo en el shock séptico39 y por extrapolación en PA75 ≥ 8-12mmHg. El problema es que no hay una buena relación entre la PVC y el volumen de sangre circulante84 ni es precisa en predecir el volumen de llenado ventricular o la respuesta a la infusión de volumen85,86. De hecho, una revisión sistemática desaconseja su uso para tomar decisiones clínicas en fluidoterapia86. No hay un valor umbral que identifique a los pacientes que responderán a la fluidoterapia con un aumento del gasto cardíaco, aunque está aceptado que valores muy bajos de PVC son indicativos de un volumen intravascular bajo82, sin embargo valores elevados de PVC pueden no asociarse a un volumen intravascular adecuado. Se ha descrito que paradójicamente los pacientes que fallecen por PA grave tienen mayor PVC y mayor uso de agentes vasoactivos que los que sobreviven68.

Mediante una vía central se puede medir la saturación venosa central de O2, que refleja el grado de extracción tisular de oxígeno. En estados de shock la menor perfusión tisular implica una mayor extracción de O2 por los tejidos y por lo tanto una menor saturación venosa central. En el estudio de Rivers et al. en sepsis grave la saturación venosa central era el parámetro clave diferenciador con el grupo control. Por extrapolación39, un valor umbral óptimo sería ≥ 70%. La saturación venosa central se optimiza mediante el mantenimiento de un adecuado volumen intravascular, presión arterial y hematócrito, y en el caso de seguir siendo baja se debe recurrir a agentes vasoactivos39.

El uso de cateterización de la arteria pulmonar mediante catéter de Swan-Ganz se ha preconizado durante años como un método exacto para la monitorización del aporte de fluidos. Permite la medición de parámetros como la saturación venosa mixta de O2 (en sangre de la arteria pulmonar), el gasto cardíaco, la fracción de eyección del ventrículo derecho y la presión vascular intrapulmonar82. Sin embargo, se ha puesto en duda que mejore el pronóstico de los pacientes críticos. En un estudio aleatorizado inglés realizado en 1.014 pacientes críticos no se observó una menor mortalidad en pacientes con catéter frente a pacientes sin este87. Tampoco se observaron ventajas en el manejo de daño pulmonar agudo frente a la medición de la PVC en un estudio con 1.000 pacientes88. Esta falta de beneficio se ha observado en un metaanálisis de 13 estudios aleatorizados que incluían pacientes con fallo cardíaco, síndrome de dificultad respiratoria y sepsis89. Las técnicas de termodilución a través de catéter en arteria pulmonar permiten el cálculo del volumen de llenado del corazón, del agua pulmonar extravascular (líquido presente en intersticio y alvéolos) y del volumen de sangre intratorácico, que pueden guiar la fluidoterapia90,91. En pacientes con shock distributivo, el uso de fluidoterapia agresiva pretende aumentar la precarga cardíaca y con ello conseguir un aumento en el gasto cardíaco. En el pasado se medía la respuesta de parámetros hemodináminámicos tomados mediante cateterización de arteria pulmonar a un bolus de fluidos. Se ha descrito que los cambios ejercidos por un aumento de la precarga en respuesta a medidas reversibles (como la elevación de las piernas [aumento del retorno venoso] o aplicación de una presión positiva en la ventilación mecánica) en el volumen sistólico predicen la respuesta del shock distributivo a fluidos92. Los cambios en el volumen sistólico se pueden determinar por ecocardiografía esofágica o mediante la medición de la variación de la presión del pulso arterial82. Para realizar el análisis de la presión de pulso se necesitan otros parámetros hemodinámicos, por lo que el paciente debe tener un catéter central con métodos de termodilución. Un ejemplo de ello es el método PiCCO93. En un estudio prospectivo en 24 pacientes con PA necrosante se compararon el índice de volumen sanguíneo intratorácico (IVSI) medido por el sistema PiCCO, la PVC y el hematócrito en la predicción del índice cardíaco y del índice de agua pulmonar extravascular94. El IVSI fue el único que se correlacionó con el índice cardíaco y el índice de agua pulmonar extravascular. La PVC y el hematócrito predecían de forma muy deficiente la depleción de volumen. En otro estudio que incluía 28 pacientes con sepsis y 6 con PA grave se estudió la capacidad de predicción de los cambios producidos por la elevación de las piernas en el volumen sistólico determinado por ecocardiografía transesofágica, la presión de pulso en la arteria radial mediante catéter y la presión pico en arteria femoral mediante Doppler continuo95. El estudio concluye que son parámetros precisos en la evaluación de la respuesta a fluidoterapia.

Conclusiones

La fluidoterapia inicial en la PA tiene como objetivos reponer las pérdidas producidas por el secuestro de fluidos y compensar una posible disminución en la resistencia vascular periférica, manteniendo la perfusión de los órganos. El secuestro de fluidos se asocia a peor pronóstico. Un hematócrito o urea (nitrógeno ureico en sangre) elevados al ingreso o que no disminuyen a las 24h se asocian a peor pronóstico, pero no se ha demostrado que una fluidoterapia basada en estos parámetros mejore su curso clínico. No se ha demostrado que una pauta agresiva en todo paciente con PA mejore el pronóstico en términos de menor incidencia de fallo orgánico, complicaciones locales o mortalidad. Algunos estudios indican que una fluidoterapia excesivamente agresiva puede asociarse a peor pronóstico. Este debate coincide con otro más amplio a raíz de estudios recientes que cuestiona en general el uso de fluidoterapia agresiva en enfermedades agudas. Probablemente se debe detectar precozmente a aquellos pacientes con necesidades aumentadas de fluidos y dar una fluidoterapia ajustada a cada caso. Un estudio señala que el Ringer lactato podría mejorar el pronóstico de la PA, pero se necesita confirmar estos resultados. La mayor parte de pacientes no requiere una monitorización hemodinámica invasiva, pudiendo ser manejados mediante exploración física y analíticas seriadas.

Epílogo

Aunque no es posible dar una pauta de fluidos basada en la evidencia, para orientar al lector, en nuestra unidad, basándonos en nuestro estudio prospectivo11, en un paciente sin hipotensión, sin signos de deshidratación, no hemoconcentrado, con urea y creatinina normal, y sin cumplir criterios de SRIS ni signos/antecedentes de insuficiencia cardíaca congestiva damos una fluidoterapia en las primeras 48h de 3.000-3.500ml (que incluye suero fisiológico como principal fluido, glucosado como fuente de energía y los fluidos incluidos en la medicación). Coincide con la mediana de fluidos administrados en el grupo de fluidoterapia no agresiva (que se asoció a mejor pronóstico) del metaanálisis de Haydock et al., que fue de 3.500ml10. Recomendamos dar los fluidos mediante bomba de infusión, para garantizar su administración. En caso de sospecha por exploración física o analítica de bajo volumen circulante utilizamos bolus de fisiológico (500-1.000ml a pasar en 30-60 min, repetible hasta la estabilización del paciente). Se pueden utilizar las mismas pautas con Ringer lactato en lugar de suero fisiológico. Futuros estudios aleatorizados permitirán aclarar la fluidoterapia que permite mejorar la evolución de la PA (o no empeorarla).

Conflicto de intereses

El autor declara no tener ningún conflicto de intereses.

Agradecimiento

El autor quiere agradecer el apoyo y la eficiencia de Encarnación Aguilar y Rosa Trigueros, de la Biblioteca del Hospital General de Alicante.

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