Luis Micieces.
Luis Micieces con los miembros de la junta y la fundación de AEG en el año 2009.
El pasado 8 de julio se marchó Luis Micieces. Desapareció, como lo había hecho antes muchas veces. Sin que casi nos enterásemos. Pero volvía a aparecer en la siguiente reunión o en el siguiente congreso. Un poco más delgado, aún más delgado, pero aparecía. Esta vez no le volveremos a ver, aunque seguirá por allí organizándolo todo, «al pie del cañón», para que nada se desmadre «si no controlas, esto es un cachondeo».
Todos conocíamos a Luis Micieces. Ese Señor tan delgado que no dejaba de moverse y de gesticular durante nuestros congresos de la AEG. Pero Luis fue mucho más que la parte organizativa de nuestras reuniones. Nos prestó su apoyo cuando AEG no era más que la semilla de lo que somos ahora. Vivió la AEG como algo personal, como un socio más. Nos prestó su ayuda mientras una enfermedad digestiva (paradojas del destino) se lo llevaba poco a poco sin que nosotros pudiésemos ayudarle. Pero Micieces no se lo puso fácil a la acalasia (operada y requeteoperada) y luchó contra ella durante 37 años, como lo hacía siempre contra las adversidades.
Luis nació en el año 1936, quizá como presagio de que las cosas no iban a ser fáciles y que habría que pelear para llegar a ser alguien. Se hizo a sí mismo cuando el momento histórico y la situación económica no eran las más propicias. Por si fuera poco hizo «la mili» en la legión. Su primer trabajo fue en FEMSA (Bosch), secretario personal del presidente de esta compañía, dedicándose exclusivamente a sus temas particulares además de recibir y asistir como invitados a otros delegados de FEMSA en Europa. Como complemento de su trabajo decidieron enviarle a Liverpool (Inglaterra) a aprender inglés. A su vuelta a España y puesto que había muy poca gente que hablase inglés le ofrecieron trabajo en British Caledonian (actualmente British Airways); a los pocos años se cambió de línea aérea y pasó a Lan Chile como director general para España y Portugal. Este trabajo le permitió codearse durante varios años con lo más alto del momento en el «el mundo de la farándula», como me cuentan sus hijos Roque y Javier. En 1982 decidió finalmente despegar por sí mismo y creó Viajes Oasis. Ya tenía muchos amigos médicos pero desde entonces se contaron por centenares. No puedo dejar de decir que Luis Micieces era seguidor del Real Madrid (debilidad compartida) y que no perdía oportunidad para hablar, nunca discutir, de fútbol.
Luis, espero que hayamos sabido transmitirte nuestro aprecio y agradecimiento mientras has estado con nosotros. Sirvan estas líneas tan sólo para recordarte, no para demostrar nada que ya debimos hacer. Estarás en nuestra memoria. Tan delgado. Con una sonrisa más grande que tu cara. Organizando la trastienda de nuestros congresos desde la sombra y «tirando del pelotón». Un abrazo de tus siempre amigos de la AEG.