La pancreatitis aguda es una enfermedad potencialmente grave y con incidencia creciente. El páncreas divisum no cumple los criterios de causalidad necesarios para ser considerado como causa. La disfunción del esfínter de Oddi podría ser causa de pancreatitis aguda idiopática. No se dispone de alternativas menos invasivas a la manometría del esfínter de Oddi para su diagnóstico. Casi la mitad de los pacientes con síndrome de respuesta inflamatoria sistémica desarrollan fallo orgánico. Los mecanismos implicados en este paso no están claros. La obesidad es un predictor de gravedad en la pancreatitis aguda; la causa podría ser la presencia de ácidos grasos libres insaturados que tienen actividad proinflamatoria. Los pacientes con necrosis extrapancreática tienen mejor pronóstico que los que tienen necrosis de la glándula o ambas. La mortalidad de los que tienen necrosis infectada es del 15-20%. La categoría “moderadamente grave” es muy heterogénea y podría requerir nuevas actualizaciones. El tratamiento laparoscópico de los seudoquistes es una alternativa al endoscópico y podría ser la primera opción en pacientes que requieren colecistectomía. Las prótesis metálicas de aproximación luminal para el tratamiento de la necrosis pancreática son coste-efectivas. La calidad de vida de algunos pacientes con pancreatitis aguda está significativamente deteriorada incluso pasado un año. La hidratación enérgica no es superior a la estándar para prevenir la pancreatitis aguda post-CPRE. El papel de las estatinas para prevenir la pancreatitis aguda no está claro. La fluidoterapia intensiva y el uso de Ringer lactato parecen beneficiosos en el tratamiento de la pancreatitis aguda.
Acute pancreatitis (AP) is a potentially serious disease whose incidence is on the increase. Pancreas divisum does not meet the required criteria to be considered an aetiological factor. Sphincter of Oddi dysfunction may be another cause of idiopathic AP. Less invasive methods cannot replace Sphincter of Oddi manometry in diagnosis. Almost half of patients with systemic inflammatory response syndrome develop organ failure, but the mechanisms involved are not completely understood. Obesity is a risk factor for severity in AP; the cause could be the presence of free unsaturated fatty acids, which have pro-inflammatory activity. Prognosis is better in patients with isolated extra-pancreatic necrosis than in those with parenchymal necrosis or with both. The mortality rate among those with infected pancreatic necrosis is 15-20%. The “moderately severe” group is widely heterogeneous and this category may require redefinition. Laparoscopic treatment of pseudocysts is an alternative to endoscopic drainage and could be the first-line option in patients requiring cholecystectomy. The use of lumen-apposing metal stents to treat pancreatic necrosis is cost-effective. Quality of life in some patients following an attack of AP is significantly impaired even at 1 year. Aggressive fluid therapy is not superior to standard fluid therapy in preventing post-ERCP AP. The role of statins in AP prevention is still unclear. Aggressive fluid resuscitation and the use of lactated Ringer solution seem to be beneficial in the treatment of AP.