Desde que se demostrara en los años 50 del siglo XX la eficacia de los corticoides sistémicos para el manejo de los pacientes con colitis ulcerosa (ver infografía página 367), su uso se generalizó para el manejo de los pacientes con EII. Es muy probable que los corticoides tengan el honor de ser el tratamiento que más vidas ha salvado en pacientes con EII, pero también el que más vidas ha afectado negativamente por su uso indebidamente prolongado en el tiempo. En el trabajo que comentamos ahora, el grupo coordinado por la doctora Pia Munkholm, del Hospital Universitario de Copenhague, describe en una cohorte de algo más de 100 pacientes con enfermedad de Crohn, la respuesta y la evolución clínica (a los 30 días de empezar el tratamiento y a los 30 días de haberlo terminado) tras el primer ciclo de corticoides sistémicos que se les administra. Los resultados nos permiten vislumbrar grupos de pacientes de potencial mayor dificultad de manejo clínico, bien por su no respuesta primaria a los corticoides (20%) o su recaída tras suspenderlos (36%), definida como corticodependencia. En resumen, solo un 44% de los pacientes con enfermedad de Crohn responden a los corticoides convencionales y mantienen la respuesta, pero el resto o bien no alcanzan la remisión o bien recaen al retirar el tratamiento esteroideo. Ya tenemos 2 grupos de pacientes (corticorrefractarios y corticodependientes) de alta complejidad a los que habrá que buscar alternativas de tratamiento para conseguir su remisión libre de corticoides, algo que es un objetivo clínico de mínimos indiscutible en la actualidad.
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