El término gastroenteritis aguda se aplica a los síndromes diarreicos o eméticos atribuibles a una infección de la porción proximal del intestino delgado o del colon. Se encuentra entre las enfermedades infecciosas más comunes, y comportan una elevada morbimortalidad, particularmente cuando inciden en personas en edades extremas de la vida, desnutridas o portadoras de enfermedades subyacentes1.
Los cocobacilos Haemophilus spp. forman parte de la flora bacteriana normal de las vías respiratorias altas, siendo Haemophilus influenzae la especie predominante. Por su parte, Haemophilus parainfluenzae (H. parainfluenzae) se ha relacionado con diversas infecciones de las vías respiratorias y conjuntivitis; con menor frecuencia, puede ser causa de endocarditis infecciosa y más raramente abscesos de tejidos blandos, bacteriemia, artritis séptica, infecciones del tracto genital, osteomielitis, infecciones de heridas, y de forma excepcional meningitis y abscesos cerebrales2,3. Durante los últimos años se han publicado casos de infecciones intraabdominales de la vía biliar, abscesos hepáticos o pancreáticos, peritonitis y apendicitis3–7.
En el presente artículo nos proponemos describir un caso de gastroenteritis bacteriémica por H. parainfluenzae.
Varón de 43 años, español de nacimiento, sin antecedentes patológicos de interés ni viajes recientes, que acudió a nuestro centro refiriendo un cuadro de 4 días de evolución consistente en dolor abdominal de tipo cólico, vómitos y diarrea sin productos patológicos, acompañado de fiebre alta y escalofríos.
En la exploración física presentaba una frecuencia cardíaca de 103lpm, una tensión arterial de 98/63mmHg y una temperatura de 38°C, con ausencia de signos de deshidratación. En la exploración abdominal destacaba la presencia de dolor difuso, más intenso en epigastrio, sin signos de peritonismo, y no se palpaban visceromegalias. Así mismo, presentaba un herpes labial. El resto de la exploración física era normal.
En la analítica sanguínea destacaba una cifra de leucocitos de 12.100μl con un porcentaje de neutrófilos del 82,5%, plaquetas de 95.000μl, hemoglobina de 12,1mg/dl, proteína C reactiva de 163,5mg/l con función renal, hepática, equilibrio hidroelectrolítico, amilasa y coagulación normales. Se descartó infección por el virus VIH. Se cursaron cultivos y se hospitalizó, administrándose tratamiento con ciprofloxacino. Durante el ingreso se practicó una TAC abdominal que informó de la presencia de hallazgos sugestivos de colitis inespecífica, infecciosa o inflamatoria, con afectación segmentaria del colon derecho. El resto de las estructuras abdominales eran normales. En el cuarto día de ingreso se aisló H. parainfluenzae en los 2 hemocultivos, sensible a la mayoría de los antibióticos, incluyendo quinolonas. El coprocultivo fue negativo, mostrando solo la presencia de flora mixta convencional.
La evolución clínica resultó favorable. En los controles clínicos ambulatorios posteriores, 2 meses más tarde, el paciente permanecía asintomático.
Consideramos que el paciente ha presentado un cuadro de gastroenteritis aguda causada por H. parainfluenzae. El cuadro clínico inicial, los hallazgos radiológicos y la ausencia de datos sugestivos de un diagnóstico alternativo junto al aislamiento del patógeno en sangre, permiten confirmar esta sospecha diagnóstica. No podemos excluir que el paciente padeciera una gastroenteritis por otro microorganismo, el cual facilitara el paso de H. parainfluenzae al torrente sanguíneo; sin embargo, teniendo en cuenta la clínica de bacteriemia y la ausencia de otro patógeno intestinal, esta hipótesis diagnóstica parece poco fundamentada. Debemos señalar que los medios de cultivo actuales no están diseñados para aislar H. parainfluenzae en las muestras de heces obtenidas para coprocultivo.
Durante los últimos años han ido adquiriendo gran importancia los estudios de la flora bacteriana del tubo digestivo por su potencial relación con enfermedades diversas del tipo de la colitis seudomembranosa, la enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome del colon irritable, e incluso el estreñimiento crónico y la obesidad. En esta línea, microorganismos potencialmente patógenos, considerados antaño completamente ajenos a este territorio, han adquirido una mayor relevancia, caso de H. parainfluenzae, aislado con asiduidad entre la flora microbacteriana del tubo digestivo8.
Así, Palmer GG aisló H. parainfluenzae en la mucosa intestinal e insinuó la posibilidad de que este actuara como patógeno en caso de disminución de la acidez gastrointestinal o ante alteraciones de la mucosa9. Posteriormente, Mégraud F. et al., postularon la posibilidad de que el tracto gastrointestinal funcionara como reservorio de H. parainfluenzae, y sugerían, además, una posible relación entre los casos de bacteriemias por este microorganismo, de origen aparentemente desconocido y procesos gastrointestinales intercurrentes10.
En definitiva, consideramos que nuestro paciente constituye un primer caso documentado de gastroenteritis aguda por H. parainfluenzae, hallazgo que no debería sorprender en función de las investigaciones recientes sobre el hábitat gastrointestinal.
FinanciaciónLa realización de nuestro manuscrito no ha recibido ningún tipo de financiación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún tipo de conflicto de intereses en relación con el artículo.