La hipertensión acelerada o maligna se caracteriza clínicamente por una presión arterial muy elevada y una retinopatía hipertensiva (fondo de ojo grado III o IV). Su prevalencia es escasa y puede aparecer en cualquier forma de hipertensión tanto esencial como secundaria. Los dos principales factores que determinan su aparición son el nivel absoluto de presión arterial y su rapidez de instauración. Esta forma de hipertensión acostumbra a ser sintomática, con múltiples complicaciones acompañantes y de no tratarse puede ser incluso fatal. Constituye una verdadera urgencia médica, requiriendo la administración de fármacos por vía parenteral. Se describe el objetivo terapéutico inmediato, así como pautas de selección del fármaco según el paciente y las complicaciones presentes.
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