El 30 de Julio de 1989 comenzaba el "7th International Congress of Immunology" en el centro de Conferencias ICC de Berlín (Berlín Oeste, especificaba el programa del congreso). A pesar de la fecha veraniega, el frío y la lluvia era la nota dominante en el tiempo que recibía a los que aterrizábamos en el histórico aeropuerto de Templehof. El viaje por aire, de modo obligado, había de hacerse en una de las tres líneas aéreas –estadounidense, británica y francesacon permiso para llegar a una ciudad todavía dividida. Berlín era una isla unida al resto de Alemania occidental por un delgado cordón umbilical de carretera y ferrocarril, el muro una anacrónica realidad de casi treinta años, y pocas señales indicaban que, en cuatro meses, todo iba a cambiar de repente. De hecho, actividades como el Congreso al que asistíamos formaban parte del esfuerzo por promover una ciudad que pretendía, pese a todo, actuar y funcionar a toda costa como una ciudad normal.
Berlín ha cambiado de modo radical desde 1989. Por encima del muro, o al ver desde el avión la zona oriental, se apreciaba una ciudad gris y destartalada. No solo ha desaparecido el muro, sino que se han construido multitud de nuevos edificios oficiales y privados, se han renovado interiores y exteriores, y hoy es arduo distinguir sin la ayuda de un plano la antigua zona soviética. La unión de las dos Alemanias ha permitido que Berlín recupere su dimensión original, su aspecto de gran capital europea que era tan difícil de imaginar en la situación anterior.
Veinte años después ha tenido lugar en el mismo ICC de Berlín el II Congreso Europeo de Inmunología. Para aquellos que estuvimos en 1989, era inevitable la referencia a aquel Congreso Internacional. Y es también inevitable la comparación con el anterior congreso europeo celebrado en París en Septiembre de 2006.
La estructura básica del Congreso ha sido muy similar al previo de París. Los contenidos fueron divididos temáticamente en cuatro vías o "tracks" clásicas: Inmunidad Innata; Inmunidad Adaptativa; Enfermedades del Sistema Inmunitario; Intervención Inmune. A su vez, los contenidos fueron desarrollándose en simposia, talleres y paneles. Los simposia para ponentes invitados fueron iguales en número (6) para cada vía, por lo que la evolución temática de los intereses de los participantes se ve reflejada más adecuadamente en el número de participantes en los talleres y paneles incluidos en el programa regular del congreso.
Aunque las participaciones relacionadas con las Enfermedades del Sistema Inmune has sido muy importantes (138 participaciones en 23 talleres, más 705 paneles en 25 apartados) y notables las referidas a Intervención Inmune (102 participaciones en 17 talleres y 573 paneles en 19 apartados distintos), se constata el rápido crecimiento de los estudios en Inmunidad Innata (132 participaciones en 22 talleres, 820 paneles agrupados en 19 apartados), que superan a los referentes a la Inmunidad Adaptativa (108 participaciones en 18 talleres y 701 paneles en 17 apartados). Esta tendencia es previsible que se mantenga, independientemente de si supone o no un creciente arraigo de la opinión expresada por Stephen Hedrick de que "the selective advantage of the adaptive immune system is not at all clear"(1).
Dentro de cada vía, los apartados más concurridos fueron los siguientes: En Inmunidad Innata, los referidos a Macrófagos, Neutrófilos y otras Células Mieloides (118 paneles) y Células NK y Receptores de Células NK (97 paneles); en Inmunidad Adaptativa, los apartados de Células T Reguladoras (150 paneles) y de Activación y Señales de Linfocitos (130 paneles); en Enfermedades del Sistema Inmune, el apartado acerca de las Enfermedades Inflamatorias de las Articulaciones (79 paneles) y el de Enfermedades Neuromusculares, Esclerosis Múltiple, y Priones (62 paneles). Por último, en Intervención Inmune los apartados más concurridos fueron Inmunoterapia de Tumores (112 paneles), seguida de Vacunas e Inmunoterapia de Enfermedades Virales (62 paneles).
El número total de paneles y comunicaciones orales ha sido similar en los dos congresos (3.400 en París, 3.300 en Berlín), pero el número de Talleres ha aumentado (80 frente a 60 en el anterior congreso); en éstos ha habido un incremento relativo de los dedicados a Inmunidad Innata, de acuerdo con la tendencia antes comentada, y un descenso relativo apreciable de los dedicados a Intervención Inmune.
Conocidos los problemas más importantes del congreso anterior(2), se ha modificado en cierta medida la estructura del Congreso, con sesiones matinales dedicadas a simposia, el mediodía a visita de paneles, y las sesiones de tarde a numerosos talleres que eran, obligadamente, simultáneos para cada vía, pero muy diversos en su temática. Esta estructura, y una mejor adecuación de las salas al número de asistentes han evitado hasta cierto punto la saturación que se apreció en París(2).
De un modo relativamente sorprendente, la participación española ha sido muy alta en cuanto al número de paneles y de intervenciones en talleres, con un total de 269 resúmenes. Si dejamos aparte al país organizador (913 resúmenes), únicamente fue superada por Francia (282 resúmenes), y quedó por encima de la participación italiana, del Reino Unido, o de los Países Bajos (256, 195, y 138 resúmenes, respectivamente). El nivel medio de la participación española fue además, de acuerdo con todas las fuentes, más que aceptable.
Esta alta participación contrasta negativamente con su representación en varios aspectos del congreso dependientes de la organización. Así, si consideramos los revisores de resúmenes que aparecen en la documentación del congreso, vemos que Alemania contaba con 80, por 37 de Francia, 34 de Italia, 25 de los Países Bajos, y… 11 de España. Durante el desarrollo del congreso, nos encontramos con un único representante español en las mesas de los simposia, por 16 de Alemania, 5 de Italia, 4 de Francia, ó ¡7! de los Países Bajos. Que esto no era casual lo pone de manifiesto que ocurrió lo mismo en las mesas de los talleres, con 65 representantes alemanes, 18 franceses, 17 italianos, 14 neerlandeses y 8 españoles. Algunos de estos hechos fueron expuestos impávidamente por Andreas Radbuch, presidente del Comité Científico del congreso, durante su exposición en la ceremonia inaugural, para estupor de los asistentes españoles. Las exposiciones orales en los talleres salieron algo mejor paradas (31 seleccionadas), aunque se puede apreciar un sesgo claro en contra de la participación española si las comparamos con las 182 de alemanes, las 66 francesas, las 42 italianas y las 38 de los Países Bajos. Sin dudar de la calidad de los trabajos seleccionados, y sin que sea acertado establecer "a priori" una relación rígida entre el número de resúmenes presentados y los seleccionados para su exposición oral, parece que hay una constante en todos esos sesgos contrarios que será necesario corregir en próximos eventos.
Hay que ver, sin embargo, el lado positivo de todo esto. A los más bien escasos españoles que acudimos al congreso de Berlín de 1989 nos hubiera parecido muy poco probable que, veinte años más tarde, la participación en un congreso europeo fuera, en cantidad y calidad, comparable a las entonces inalcanzables Francia, Italia, o los Países Bajos. La evidencia de lo conseguido nos tiene que dar confianza en nuestras posibilidades para el futuro, aún en estos momentos de incertidumbre acerca de las consecuencias de la crisis económica que atravesamos para la financiación de la ciencia. Veinte años pueden ser nada, como en el tango, o mucho, si sabemos aprovecharlos.