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Vol. 29. Núm. 67.
Páginas 221-228 (septiembre - diciembre 2015)
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RAMÍREZ LEYVA, ELSA MARGARITA (coordinadora), Encuesta Internacional de Lectura IFLA para las Bibliotecas de América Latina y el Caribe, México: UNAM, Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, 2013, xv, 221 p. (Lectura: pasado presente y futuro). ISBN: 978-607-02-4512-1
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Federico Hernández Pacheco
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Con un acertado prefacio donde destaca que la biblioteca pública surge con la finalidad de conformar sociedades lectoras y que la lectura y la información se consideran imprescindibles para llevar a cabo una nuevo orden que reducirá las desigualdades actuales, la obra aborda importantes estudios e investigaciones recomendados por la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias, Sección Latinoamérica y El Caribe (ifla-lac), que permiten la identificación de diversas acciones que deberán emprenderse en esta materia.

Así, mediante una estupenda iniciativa para elaborar y aplicar la Encuesta Internacional de Lectura en 12 países de América Latina y el Caribe como parte de la sección de lectura de la ifla, el libro presenta los resultados de la Encuesta en un primer apartado donde se muestran las características del proyecto, así como el panorama sobre la lectura y las bibliotecas en la región de América Latina y el Caribe; además, se analizan los resultados de dicha encuesta. En el segundo apartado se integran los resultados de las encuestas de los países que participaron y, finalmente, se plasman las conclusiones en un análisis global.

De esta manera la coordinadora aborda, mediante una amplia introducción, el origen de la Encuesta Internacional de Lectura de la ifla, que en un principio fue aplicada a bibliotecas públicas en el Reino Unido y promovida en varios países del mundo. Resalta la iniciativa de México para formar un Comité permanente de ifla-lac y así aplicar la Encuesta a países de América Latina y el Caribe bajo financiamiento de la misma ifla. Describe a profundidad la estructura y el marco de la Encuesta, donde resalta: a) su misión, centrada en la contribución de las bibliotecas públicas de América Latina y el Caribe en relación al desarrollo y la promoción de la lectura; b) Los objetivos, sustentados en las encuestas y en el análisis y divulgación de la información obtenida; y c) la justificación, vinculada a los valores y principios de la ifla como el derecho y la libertad de acceso a la información.

El proyecto, coordinado por Elsa Ramírez Leyva y diversas organizaciones de México, entre ellas el Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (iibi) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), y por países como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Panamá, Perú y West Indies, utilizó un cuestionario dividido en cuatro áreas: política y lectura; sociedades para promover la lectura; actividades para promover la lectura; destrezas del personal y capacitación. La metodología consistió en tres etapas: la primera fue la integración de un grupo de investigación con los diferentes países de América Latina y el Caribe y la aplicación de pruebas del instrumento, la segunda consistió en la aplicación de encuestas durante 16 meses, sumando un total de 523, y la tercera etapa, nos dice la coordinadora, fue la selección de casos y programas exitosos derivados de las muestras para obtener información valiosa. Asimismo, en este marco se llevó a cabo el seminario “La biblioteca pública y la formación de lectores en la sociedad de la información” y se publicó una memoria, ambos con el antes Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas (cuib), ahora iibi, de la unam, y la Dirección General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México en el año 2008.

Además, en su texto introductorio, Ramírez Leyva realiza un interesante periplo sobre el contexto de las bibliotecas públicas en América Latina y el Caribe, en el que hace énfasis sobre la búsqueda de soluciones para la desigualdad educativa y el uso de la lectura y la escritura como una panacea, pues a pesar de que existen esfuerzos loables, aún no se logra un desarrollo homogéneo en la región, ya que –nos dice– actualmente son 34 millones de personas analfabetas, lo que representa el 10 % de la población total de América Latina y el Caribe. Esto significa que de cada 100 latinoamericanos jóvenes y adultos, 10 no saben leer ni escribir, además de que 24 millones de personas no completaron sus estudios de primaria. Expone, asimismo, un minucioso comparativo de países de la región latinoamericana sobre analfabetismo y educación escolar, así como de un factor que afecta la estabilidad educativa: la deserción escolar.

La coordinadora destaca la importancia de las bibliotecas y la formación en la lectura ante este panorama, y para ello presenta acciones emprendidas por El Salvador, con programas como “Comprendo para mejorar capacidades de razonamiento” o “Te presto a mi abuelo” (para desarrollar el gusto por la lectura); Argentina, con su informe sobre el desarrollo de la educación, en el que contempla la definición del rol bibliotecario como promotor de la lectura, o Brasil, que considera programas vinculados al fortalecimiento de las bibliotecas escolares a nivel primaria y secundaria, así como en guarderías y escuelas de educación infantil, en el informe El desarrollo de la educación.

Distingue además las actividades del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (cerlalc) en relación a proyectos de lectura y fortalecimiento de bibliotecas públicas y mediante el Programa Iberoamericano de Cooperación en materia de Bibliotecas Públicas (picbip). Ilustra los planes y programas de lectura a nivel estatal, que en ocasiones se llegan a transformar en políticas nacionales vinculadas al fomento de la lectura. Ejemplo de ello son el Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación de Argentina; el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas “Leer libera” del Ministerio de Cultura de Colombia, o el Plan Nacional de Lectura Leer: un derecho, de Uruguay, donde la biblioteca es parte medular de las políticas y programas de lectura nacionales y regionales. Menciona los estudios pisa y serce, en los que la lectura es un punto esencial de evaluación.

Ramírez Leyva nos adentra en los hallazgos de la Encuesta Internacional de Lectura aplicada a 523 personas de bibliotecas públicas de 12 países de América Latina y el Caribe, un trabajo realizado acertadamente en plena era de la información y del conocimiento, donde la lectura es un eje rector. Además, examina e ilustra cada uno de los rubros de la Encuesta, a saber: a) Las políticas de lectura, donde se han suscitado acuerdos que han derivado en programas nacionales, aunque se encontraron diversas debilidades que no los hacen totalmente eficientes; b) Las directrices, en donde se recopiló información sobre el uso de manuales y guías; c) La vinculación de la biblioteca con organismos públicos o privados y organismos de la sociedad civil, y donde casi la totalidad de los bibliotecarios encuestados declara nexos con otras instituciones; d) La formación de lectores en actividades bibliotecarias, en el que las bibliotecas públicas de la zona analizada llevan a cabo acciones para la promoción de la lectura y el desarrollo de habilidades informativas; e) La valoración de las actividades de promoción de lectura por sus lectores y la comunidad, en general, bien valoradas; y f) La formación de los bibliotecarios, rubro sobre las necesidades de entrenamiento y actualización, y donde los encuestados hacen interesantes propuestas de cursos de psicología social y de la personalidad, por ejemplo; de intercambios con promotores de otros países y de técnicas de trabajo grupal y liderazgo.

De esta manera, Sebastián Ricardi, de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (conabip), perteneciente a la Secretaría de Cultura de la Nación Argentina, presenta los resultados de la Encuesta en el trabajo “Argentina. Participación cultural, formación ciudadana y acceso a la información. Un acercamiento a modalidades de promoción de la lectura en las Bibliotecas Populares”. Expone una reflexión sobre cómo mejorar los sistemas de información y las políticas integrales de lectura. Así, utilizando estrategias cualitativas y cuantitativas retoma información reunida por la conabip para la Encuesta de la ifla. Una de las conclusiones más interesantes, además de la diversidad de actividades y servicios que ofrecen, como las bibliobicis y las lanchas viajeras, es el protagonismo que adquieren los niños y adolecentes en las actividades vinculadas a la lectura y la escritura; también que las Bibliotecas Populares representan un papel estratégico en Argentina, en la lectura, en su construcción ciudadana y en su democracia.

Por su parte, Doris Samanez Alzamora, de la Red de estación del conocimiento del Perú, muestra sus resultados bajo el título “Biblioteca pública y lectura en Bolivia”. Realiza una introducción sobre el financiamiento y la operación de las 215 bibliotecas públicas y escolares integradas en una Red que es coordinada por la Unidad Nacional de Bibliotecas y Repositorio Nacional. Cabe destacar las bibliotecas zonales o municipales de esta nación también cumplen el rol de bibliotecas escolares, además de que cuentan con locales acondicionados muy originales, como aviones antiguos y vagones de ferrocarril, llamando la atención de jóvenes y niños. Los resultados de las encuestas aplicadas a 63 bibliotecas públicas detectaron fortalezas y debilidades de las bibliotecas públicas, fortalezas como el retroceso del analfabetismo y debilidades como la falta de una política nacional sobre bibliotecas.

Gonzalo Oyarzún, de la Biblioteca Pública de Santiago de Chile, perteneciente a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, expone su trabajo titulado “Bibliotecas sin muros, Acercando la lectura a las familias de Chile”. Con una red de 418 bibliotecas públicas que promueven el cambio social, Chile impulsa la idea de bibliotecas sin muros para el acceso a libros y a la lectura a través de servicios móviles como bibliobuses, bibliomotos y módulos de préstamo de bibliometro. Además de que cuentan con un excelente opac (Catálogo Público en Línea) para toda la Red, Chile va a la vanguardia en programas y proyectos de capacitación o formación continua, pues cuenta, entre otros, con un programa nacional para animadores denominado “Quijotes de la lectura” y programas de educación a distancia para formar a los recursos humanos de las bibliotecas escolares. De esta manera, los resultados de la Encuesta permitieron observar fortalezas como el programa de becas y pasantías para capacitación nacional e internacional y metodologías de trabajo participativo instalado en las bibliotecas públicas; así como debilidades sustentadas en una falta de estructura legal en las municipalidades y la falta de estudios de usuarios para detectar necesidades. El autor resalta el caso de éxito de la Biblioteca de Santiago, un modelo de gestión bibliotecaria en todos los sentidos.

Didier Álvarez Zapata y Yicel Nayrobis Giraldo presentan su trabajo “La promoción de la lectura en la biblioteca pública de Colombia”, en el que resaltan que en este país la biblioteca pública ha transitado de un modelo tradicional a otro mucho más dinámico, integrando a los ciudadanos mediante la promoción de la lectura. En los resultados de la Encuesta llama la atención el alto porcentaje de los recursos humanos en las bibliotecas públicas que tienen sólo estudios de secundaria, salvo en las grandes ciudades, que cuentan con profesionales. Asimismo, describen novedosos servicios como las bibliochalupas, los bibliotaxis y los bibliojeeps, que modifican el paradigma de los servicios tradicionales, además de las acciones de animación a la lectura como las horas del cuento, la lectura en espacios públicos y la lectura con públicos especiales. Las autoras resaltan diversos casos de éxito que son internacionalmente conocidos, entre ellos las bibliocarretas, el biblioburro, las casas de lectura infantil y los programas de lectura en centros de reclusión.

Saray Córdoba González, de la Universidad de Costa Rica, bajo el título “Promoción de la lectura en las bibliotecas públicas costarricenses: grandes esfuerzos, resultados insuficientes”, presenta los resultados de las 55 bibliotecas de todo el país y un caso de éxito: la Biblioteca Pública de Desamparados, donde se realizan actividades de lectura en general y en cárceles y hogares de ancianos. La Encuesta ayudó a detectar debilidades, como la escasa dotación de recursos humanos y materiales, y fortalezas, como la detección de acciones más coordinadas y planificadas.

Emilio Setién Quesada, de la Asociación Cubana de Bibliotecarios, presenta “La promoción de la lectura en las bibliotecas públicas cubanas”. Ofrece información y datos obtenidos de la Biblioteca Nacional José Martí, institución rectora del sistema comprendido por 413 bibliotecas públicas. Como resultado de la Encuesta señala que las bibliotecas públicas realizan colaboraciones con escuelas, hospitales, asilos y centros de trabajo, además de llevar a cabo actividades de lectura como el libro del mes, presentaciones de libros, charlas y conferencias, encuentros con escritores, concursos anuales de bibliotecas escolares y actividades interactivas multimedia, entre otras. Las bibliotecas cuentan con bibliotecarios con estudios universitarios y técnicos, y un aspecto muy interesante es que los encuestados opinan que antes de ser promotores deben ser buenos lectores para dominar las colecciones bibliográficas, conocer y anticiparse a las necesidades de su público. Deben ser excelentes comunicadores y expresarse adecuadamente, además deben realizar investigaciones sobre su área de trabajo.

Julio César de la Roche Martínez, del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Educación del Ecuador, presenta el trabajo titulado “sinab: de bibliotecas comunitarias a compromiso estatal. El caso de Ecuador”, en el que presenta los orígenes del Sistema Nacional de Bibliotecas (sinab), compuesto por 357 bibliotecas que cubren el 82 % del territorio y que trabajan dentro del marco del Plan Decenal de Educación. Con un convenio para atender a las cárceles nacionales en coordinación con la Dirección Nacional de Rehabilitación, las bibliotecas tienen un amplio programa de formación puesto que no cuentan con recursos humanos a nivel técnico o profesional en bibliotecología. De esta forma, los resultados de la Encuesta arrojaron debilidades como la carencia de equipo necesario y la necesidad de ampliar la red; las fortalezas radican en la colaboración de las bibliotecas públicas en temas de rehabilitación social.

Olinda Estela Gómez Morán, de la Biblioteca Dr. José Gustavo Guerrero, perteneciente al Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, incluye su texto titulado “La biblioteca pública viajera en la formación de lectores a distancia en El Salvador”, en el que nos introduce a la historia de las bibliotecas públicas de esta nación. Así, con 15 bibliotecas integradas en una red, y con el apoyo de la Biblioteca Nacional y del gobierno sueco, se realizan diversas actividades de lectura entre las que destacan las “cajas viajeras”, que son colecciones renovables que circulan a través del territorio nacional salvadoreño y que contribuyen al desarrollo de las zonas rurales y urbanas. Además, una actividad exitosa es el bibliobús, un recurso donado por la Unesco. La Encuesta arrojó fortalezas, como la detección de recursos humanos calificados para las actividades de fomento a la lectura, y debilidades, como el carecer de un presupuesto exclusivo para las bibliotecas.

Lourdes López López, de la Dirección General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, presenta su trabajo “La Red Nacional de Bibliotecas Públicas de México. La lectura y los servicios bibliotecarios”, en el que nos hace una introducción sobre la organización y operación de la red más grande de América Latina y sobre los beneficios que ha traído la aplicación de la Encuesta para la detección de áreas de oportunidad y mejorar la planeación de actividades de fomento a la lectura. Destaca que todas las actividades de las bibliotecas públicas se enmarcan en la Ley General de Bibliotecas y en un Reglamento General de Servicios Bibliotecarios, además de que existen manuales e instructivos, todo en función del Programa Nacional de Cultura. Las bibliotecas públicas mexicanas, señala, realizan diversas actividades de fomento a la lectura, utilizando foros y espacios externos como parques, centros comerciales y escuelas y los bibliotecarios reciben cursos y talleres de capacitación donde la joya de la corona es el Programa Nacional “Mis Vacaciones en la Biblioteca”. Se podrían agregar casos de éxito como la Biblioteca Pública Central del Estado de Hidalgo o la Biblioteca Vasconcelos en el Distrito Federal, además de tantas bibliotecas municipales que cuentan con actividades innovadoras y personal muy entusiasta.

Octavio Castillo Sánchez, de la Universidad de Panamá, presenta “Los avances de las bibliotecas públicas y la lectura en Panamá”, en el que inicia con los antecedentes de una red conformada por 60 bibliotecas públicas adscritas a la Biblioteca Nacional de Panamá. Explicando de una manera muy clara los servicios culturales, los recursos económicos y de infraestructura, mobiliario y equipo de las bibliotecas, Octavio Castillo señala que la Biblioteca Nacional ofrece diversas actividades orientadas para adultos, así como salas infantiles en bibliotecas públicas y eficientes bibliobuses, entre otras tantas. La Encuesta arrojó debilidades como carencias y deficiencias en las bibliotecas públicas y la falta de políticas de Estado a favor de estas bibliotecas, pero también ayudó a detectar acciones necesarias como la actualización del marco legal y normativo, el mejoramiento del perfil bibliotecario y el afianzamiento de los trabajos de colaboración para impulsar una Red Centroamericana de Bibliotecas Públicas.

César Augusto Castro Aliaga, miembro de la ifla-lac, titula su trabajo “Biblioteca pública y lectura: situación panorámica de Perú”, en el que ofrece un breve perfil sociogeográfico del Perú donde sobresale la Ley de Democratización del Libro y Fomento a la Lectura del 2003 y la creación en 2004 de un Consejo Nacional de Democratización del Libro y Fomento de la Lectura. En este marco, se aplicó la Encuesta con el apoyo de la Biblioteca Nacional y los resultados comprobaron que se mantiene una colaboración permanente con diversas instituciones públicas y privadas y que se realizan actividades para niños, jóvenes, adultos y personas con capacidades diferentes en parques, plazas, mercados y en bibliobuses. También se descubrió que aquellas bibliotecas públicas que cuentan con equipos multidisciplinarios como bibliotecólogos, educadores o trabajadores sociales son las que han logrado resultados más significativos y de mayor impacto en su comunidad.

Finalmente, Elsa Ramírez Leyva ofrece un análisis global de los resultados y conclusiones al respecto: “La Encuesta revela que los alcances de las bibliotecas públicas han tenido avances importantes, pero también que hace falta fortalecerlas para estar realmente a la altura de los problemas de lectura y acceso a la cultura escrita de nuestra región” (p. 211).

Es, definitivamente, un texto básico para nuestras bibliotecas públicas, para nuestros estudiantes y profesionales, asociaciones y colegios, así como para aquellas personas que toman decisiones a nivel nacional e internacional, pues en él encontraremos datos e información sumamente valiosos que nos aportarán experiencias, realidades, casos, problemáticas que darán la pauta para trabajar constantemente por la institución más democrática que existe: la biblioteca pública. Como en su tiempo lo señaló Jesse Shera, “serán las bibliotecas una fuerza social que librará a todos del crimen; la corrupción; el vicio; y casi todos los males que azotan a la humanidad”.

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