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Vol. 6. Núm. 24.
Páginas 234-241 (octubre - diciembre 2017)
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Vol. 6. Núm. 24.
Páginas 234-241 (octubre - diciembre 2017)
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Burnout en estudiantes de enfermería de una universidad privada
Burnout in nursing students of a private university
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María Ángela Uribe T.a,
Autor para correspondencia
muribet@santotomas.cl

Autor para correspondencia. Mendoza 120, Los Ángeles, Chile. 56997337295.
, Mónica Illesca P.b
a Facultad de Salud, Universidad Santo Tomás, Los Ángeles, Chile
b Departamento de Medicina Interna, Universidad de La Frontera, Temuco, Chile
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Tabla 1. Distribución del grado de burnout académico, indicadores comportamental y actitudinal
Tabla 2. Relación entre nivel de burnout académico, indicadores comportamental y actitudinal con variables sociodemográficas
Tabla 3. Relación entre nivel de burnout académico, indicadores comportamental y actitudinal con variables académicas
Tabla 4. Distribución del nivel de burnout académico y sus dimensiones en función de las variables sociodemográficas y académicas
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Resumen
Introducción

El síndrome de burnout es común a todas las personas que realizan cualquier actividad laboral y se ven sobrepasados por la falta de tiempo, el exceso de tareas, el incremento de obligaciones y la conciencia sobre la imposibilidad de cumplir con lo planeado; no es exclusivo de género, raza, estatus social, profesión o edad.

El burnout académico surge de la presunción de que los estudiantes, específicamente universitarios, al igual que cualquier profesional, se encuentran con presiones y sobrecargas académicas propias de este colectivo. Ellos mantienen una relación de compensación directa e indirecta con la institución, evidenciada en apoyos económicos, becas, reconocimientos. De esta manera, la sobreexigencia del trabajo sería equivalente al exceso de actividades y tareas propias del proceso de aprendizaje.

Objetivo

Determinar la presencia del síndrome de burnout en los estudiantes de la carrera de Enfermería de una universidad privada de Chile, expresado en las variables sociodemográficas-académicas y la relación de los niveles de burnout, los ámbitos actitudinales y comportamentales.

Método

Se realizó un estudio descriptivo de corte trasversal a 244 sujetos. Para recolectar los datos se utilizó la Escala Unidimensional del Burnout Estudiantil y un instrumento para la obtención de antecedentes sociodemográficos y académicos. El análisis es descriptivo, expresado en tablas de distribución de frecuencia, y la asociación entre las variables, mediante el índice de correlación de Spearman y Chi2.

Resultados

El 100% de los estudiantes presentaron burnout académico, prevaleciendo el nivel «leve» (73.4%) y predominando el indicador comportamental. En el análisis de asociación del síndrome con las variables sociodemográficas y académicas no se apreció una relación significativa.

Conclusiones

Los estudiantes de la carrera de Enfermería presentaron el síndrome, constituyéndose en predictor de posibles dificultades futuras en el ámbito profesional.

Palabras clave:
Burnout
Estudiante de Enfermería
Abstract
Introduction

Burnout is common to all those who perform any activity and are overwhelmed by the lack of time, excess of tasks, increased obligations, and awareness of the impossibility of fulfilling all that planned. It is not unique to any gender, race, social status, profession or age.

Academic Burnout arises from the assumption that students, particularly university students, like any professional, encounter pressures and their own pedagogical work overload. They maintain a relationship of direct and indirect compensation with the institution, evidenced by economic support, scholarships and awards. Thus the requirement of work should be equal to the excess of activities and tasks of the learning process.

Objective

To determine the presence of burnout syndrome in students of the School of Nursing in a private University in Chile, expressed in sociodemographic variables-academic and relationship Burnout levels, attitudinal and behavioural areas.

Method

A descriptive cross-sectional study was conducted on 244 subjects. To collect the data the Student Burnout one-dimensional scale was used, as well as a tool for obtaining sociodemographic and academic background. The descriptive analysis is expressed in frequency distribution tables, and the association between variables using the Spearman correlation index and Chi2.

Results

All (100%) of the students had Academic Burnout, with the ‘mild’ level prevailing (73.4%), and the behavioural indicator being predominant. There was no significant relationship in a syndrome association analysis using sociodemographic and academic variables.

Conclusions

The students of the School of Nursing have burnout syndrome, being predictor of possible future difficulties in the professional field.

Keywords:
Burnout
Nursing student
Texto completo
Introducción

El síndrome de burnout, metáfora de un fenómeno psicosocial, se refiere a un sentimiento de baja moral y distanciamiento de los profesionales de la salud hacia los pacientes1. Es una respuesta al estrés crónico, engloba sentimientos y actitudes con implicancias nocivas para las personas y la organización2,3.

Originalmente se relacionó con profesionales que ejercían actividades de ayuda vinculada con asistencia social, salud y educación4; posteriormente, permeó a otros ámbitos, como militares y trabajadores industriales, ampliándose en el año 1995 a estudiantes universitarios como una categoría preprofesional4,5.

Con el tiempo, surgieron 2 enfoques. El primero precisa el síndrome por medio de un constructo tridimensional, conocido como Maslach Burnout Inventory (MBI)6; el segundo, lo define como una variable unidimensional centrada en el agotamiento como constructo central considerando las dimensiones física, emocional y mental producto del involucramiento prolongado en situaciones estresantes7-9. La conceptualización que adopta este trabajo se adscribe al segundo enfoque.

En el burnout se describen 4 ciclos. Comienza con entusiasmo, altas expectativas, poco realistas; seguida por períodos de estancamiento (la persona no evidencia reconocimiento de sus superiores), luego la fase de frustración, desencadenando finalmente la indiferencia y apatía hacia su labor, evidenciando síntomas insidiosos, que se pueden agrupar en las áreas: psicosomática, conductual, emocional, social y cognitiva, quebrando las interacciones personales, falta de compromiso laboral, que no solo repercuten en la salud de los profesionales, sino también en la sociedad; todo ello como consecuencia de la falta de recursos propios para afrontar la frustración10.

En el síndrome se definen variables que describen el proceso, que pueden ser de tipo: individual, social u organizacional, como también estrategias de afrontamiento, que al interaccionar con situaciones estresantes, pueden ser o no un factor protector ante su manifestación11. Son factores desencadenantes: género femenino y soltería; grupos vulnerables: jóvenes e inexpertos, especialmente en los primeros años de la carrera profesional, y factor protector: la presencia de hijos11-13.

Las variables organizacionales son: turnos, horario, sobrecarga laboral, rigurosidad para desarrollar habilidades y competencias específicas de la profesión. Cuando estas se perciben como situaciones exageradas, inciden negativamente, prevaleciendo una incompatibilidad entre las exigencias en el trabajo y las capacidades de las personas, tornándose en factores predisponentes13.

En la disciplina de Enfermería, ha sido estudiado en el ámbito laboral, evidenciando una prevalencia a nivel internacional entre un 6,7 y un 17,8%, que es ampliamente superada en Chile con un 31%; cifra que varía de un país a otro e incluso dentro del mismo territorio, dependiendo de las variables de la organización y de los factores intrínsecos del individuo14, transfiriendo como consecuencia altos costos sociales y económicos, considerándose un problema de salud pública15,16.

A nivel estudiantil, es conocido como «burnout académico». Surge de la presunción de que los alumnos, especialmente universitarios, al igual que los profesionales, se encuentran con sobrecarga y presiones propias de la labor académica, mantienen una relación de compensación directa e indirecta con la institución, evidenciada en apoyos económicos, becas, reconocimientos; de esta manera, la sobreexigencia del trabajo sería equivalente al exceso de actividades y tares propias del proceso de aprendizaje7-17.

El estudio del burnout académico es relevante desde el punto de vista teórico e importante para el desarrollo de programas educativos orientados a la formación integral de los estudiantes.

En el ámbito práctico, el estrés no solo influye en la vida académica, sino también en su calidad, lo que incluye inadecuadas interacciones sociales18,19.

Hoy en día el mundo implica una época de grandes cambios, con ritmo de vida acelerado, mayor demanda de formación continua y de especialización, lo que conlleva que las personas reformulen continuamente sus objetivos, demuestren competencias genéricas para dar respuesta a los requerimientos propios del desarrollo organizacional y tecnológico cada vez más complejos7.

Desde esta perspectiva, las instituciones educativas no se alejan de este contexto. El estudiante se encuentra inmerso en períodos prolongados de exposición en el aula, que suelen ser lugares altamente demandantes, donde el estudiantado no solo construye aprendizaje, sino que es parte de él, enfrentándose a una serie de imposiciones o exigencias de índole social, económica y sobre todo académica establecidas, requiriendo de esfuerzos de adaptación, que bajo la valoración particular, se constituyen en estresores de la vida universitaria, los cuales si persisten en el tiempo, se trasfieren a diferentes grados del síndrome8.

Actualmente, la educación superior en Chile es un sistema masificado y dinámico. La matrícula ha aumentado en un 30% en los últimos años20, y esta expansión ha configurado un nuevo tipo de estudiantes. Es decir, el incremento del ingreso universitario se ha realizado en gran parte a través de grupos sociales más vulnerables, condición que estaría asociada a una mayor exposición al fracaso académico y a riesgos asociados de presentar trastornos de salud mental18,19.

Los estudiantes de la carrera de Enfermería no están ajenos a esta realidad. Su formación se caracteriza por una exigente preparación en el área de las ciencias de la salud, y en el ámbito profesional, se espera que desarrollen competencias de alta complejidad para lograr desempeñar su papel21; para ello, durante su período de educación no solo deben asistir a clases teóricas, sino también a laboratorios de simulación y prácticas clínicas, demandándoles una carga horaria superior, suponiendo una disminución de su tiempo16.

El ambiente de aprendizaje clínico generado en la realidad de una institución de salud es totalmente diferente al del aula. Es complejo, puesto que constituye uno de los principales factores para la adquisición de competencias disciplinares y genéricas propias del rol16-22. Adicionalmente, el contacto con el dolor, sufrimiento, muerte de pacientes, interrelación con el personal de salud y familiares del enfermo, y la actualización permanente constituyen factores estresantes que pueden llegar a generar cansancio físico, emocional, cognitivo y aislamiento social23.

En este contexto, la realidad del proceso de aprendizaje tanto teórico como clínico de los estudiantes de la carrera de Enfermería, de una universidad privada de Chile, es semejante a lo señalado.

Debido a la alta prevalencia del síndrome, este estudio es relevante para la institución puesto que su presencia conlleva una disminución del rendimiento académico, así como también para la profesión, debido a que si no es tratado podría afectar al futuro desempeño laboral.

En función de lo anterior y considerando que Enfermería tiene un papel fundamental en la promoción de la salud y prevención de enfermedades —siendo en el contexto educativo el estudiante el objeto de cuidado, y sumado a la escasa información de trabajos que indaguen el burnout académico en este colectivo— se plantea la necesidad de investigar la existencia del síndrome en el estudiante de Enfermería, con el propósito de contribuir al mejoramiento de su bienestar y calidad de vida, proponiendo estrategias de afrontamiento saludables individuales que repercutan en su salud.

La investigación se aborda bajo el paradigma positivista, cuya interrogante es: ¿existe síndrome de burnout en los estudiantes de la carrera de Enfermería de una universidad privada de Chile, expresado en las variables sociodemográficas-académicas y la relación de los niveles de burnout y los ámbitos actitudinales y comportamentales?

Método

Estudio cuantitativo no experimental, descriptivo, de corte trasversal.

Participantes

Se encuestó a 244 estudiantes de Enfermería matriculados en marzo de 2014 (75.5% de la población), previa firma del consentimiento informado. La muestra fue censal. Como criterios de inclusión, se consideraron a todos los inscritos, independientemente del nivel curricular, con interés en participar en el estudio.

Para la recolección de datos se utilizó: a) una encuesta sociodemográfica y de antecedentes académicos (elaboración propia); b) la Escala Unidimensional del Burnout Estudiantil, confeccionada y validada por Barraza, que consta de 15 ítems y es autoadministrada. Tiene 2 indicadores: comportamental —con las aseveraciones 1, 2, 3, 4, 5, 7, 9, 11, 14 y 15— y actitudinal, representado con las afirmaciones 6, 8, 10, 12 y 13. Las respuestas, tipo Likert, tienen 4 categorías: «nunca», «algunas veces», «casi siempre» y «siempre». Se clasifica en: «no presenta» cuando hay una presencia de 0 a 25%; «leve» de 26 a 50%; «moderado» de 51 a 75%, y «profundo» de 76 a 100%17-24. Muestra una confiabilidad de 0.86 y de 0.91 en la confiabilidad por mitades según Spearman-Brown25,26.

El análisis de datos se realizó con el SPSS® 19.0, índice de correlación de Spearman y de dependencia Chi2. El nivel de confianza establecido fue de un 95%.

Se respetaron los principios de la Declaración de Helsinki, y se obtuvo la autorización de la Dirección de la Escuela de Enfermería. Los estudiantes participaron posteriormente a la firma del consentimiento, que explicaba los objetivos del estudio y garantizaba el anonimato, la confidencialidad y la voluntariedad.

Resultados

Según datos sociodemográficos, el 79.5% fueron mujeres, un 65.6% tenían entre 19 y 23 años, el 91.8% eran solteros, el 86% sin hijos, el 83.2% residían en zonas urbanas, el 54.9% tenían un tiempo de traslado al centro de práctica menor a 30min, y el 76.7% contaban con un ingreso familiar menor a USD900. En lo académico, el mayor porcentaje se concentró en el primer y quinto semestres (27 y 26,2% respectivamente), el 57.8% estaban en situación de «atrasado» en su avance curricular, avalado con la repetición de entre 5 a 6 asignaturas (moda: 10), y el 52% se encontraban realizando sus prácticas clínicas.

De los 244 participantes, el 100% presentaron algún grado de burnout (73.4% en rango leve y 26.6% en moderado). El nivel leve de burnout académico es el que se expresó con mayor preponderancia; comportamental (61.1%) y actitudinal (76.6%) (tabla 1).

Tabla 1.

Distribución del grado de burnout académico, indicadores comportamental y actitudinal

  Frecuencia  Porcentaje 
Nivel de burnout académico
No presenta: 0 a 25%  0.0  0.0 
Leve: 26 a 50%  179  73.4 
Moderado: 51 a 75%  65  26.6 
Profundo: 76 a 100%  0.0  0.0 
Indicador comportamental
No presenta: 0 a 25%  0.0  0.0 
Leve: 26 a 50%  149  61.1 
Moderado: 51 a 75%  91  37.3 
Profundo: 76 a 100%  1.6 
Indicador actitudinal
No presenta: 0 a 25%  47  19.3 
Leve: 26 a 50%  187  76.6 
Moderado: 51 a 75%  10  4.1 
Profundo: 76 a 100%  0.0  0.0 

Cabe señalar que las conductas que se presentaron con mayor frecuencia correspondieron al indicador comportamental: «Durante las clases me siento somnoliento» (94.6%); «Antes de terminar mi horario de clases ya me siento cansado» (91.8%), y «El tener que asistir diariamente a clases me cansa» (90.9%). En tanto, en el ámbito actitudinal resalta: «El asistir a clases se me hace aburrido» (66.3%) y «Me desilusionan mis estudios» (46.7%). Se destaca que el 100% de los estudiantes expresan «interés en asistir a clases».

Al relacionar las variables sociodemográficas y académicas con los niveles del burnout, no se evidenció una asociación significativa, sin embargo, se apreció una tendencia a manifestar el síndrome, situación que se mantuvo en los indicadores comportamental y actitudinal (tablas 2 y 3).

Tabla 2.

Relación entre nivel de burnout académico, indicadores comportamental y actitudinal con variables sociodemográficas

VariablesEdad  N.o hijos  Ingreso familiar  Tiempo traslado al centro de práctica  Semestre en curso  N.o asignaturas reprobadas 
Nivel de burnout académicoCorrelación  0.095  −0.083  0.004  0.089  0.006  0.036 
Sig.  0.140  0.197  0.945  0.164  0.923  0.0577 
ComportamentalCorrelación  −0.004  −0.006  −0.053  −0.040  0.041  0.014 
Sig.  0.948  0.920  0.412  0.538  0.520  0.831 
ActitudinalCorrelación  −0.014  −0.095  0.004  −0.006  −0.027  −0.003 
Sig.  0.832  0.138  0.945  0.920  0.679  0.957 

La sig. ≤0.05 indica correlación significativa al nivel de confianza del 95% según Rho de Spearman.

Tabla 3.

Relación entre nivel de burnout académico, indicadores comportamental y actitudinal con variables académicas

VariablesGénero  Estado civil  Lugar de residencia  Está desarrollando en el día de hoy su práctica clínica  Avance de malla curricular 
Nivel de burnout académicoChi2  0.693  0.100  0.128  0.002  1.078 
Sig.  0.405  0.951  0.721  0.961  0.299 
ComportamentalChi2  0.087  0.857  1.089  2.23  5.24 
Sig.  0.957  0.931  0.58  0.327  0.073 
ActitudinalChi2  0.442  13.4  0.716  5.403  5.28 
Sig.  0.802  0.009  0.699  0.06  0.07 

La sig. ≤0.05 indica correlación significativa al nivel de confianza del 95% según Chi2.

Referente a la distribución de burnout académico y sus indicadores en función de las variables sociodemográficas, se apreció que en el rango de edad de 21 a 23 años, ser mujer, no tener hijos y estar soltero aparece más crítico al momento de presentar el síndrome, encontrándose esencialmente entre «leve» y «moderado».

Así mismo, para las variables académicas se aprecia que los estudiantes en situación curricular «atrasados» y que pertenecen al «primer» y «quinto» semestres son más vulnerables en manifestar el síndrome, distribuyéndose principalmente en el nivel «leve». Cabe destacar la existencia de estudiantes en el rango «profundo» en el indicador comportamental (tabla 4).

Tabla 4.

Distribución del nivel de burnout académico y sus dimensiones en función de las variables sociodemográficas y académicas

Variables  Burnout académicoIndicadores
      ComportamentalActitudinal
  Leve  Moderado  Leve  Moderado  Profundo  No presenta  Leve  Moderado 
Edad
16 a 18 años  8.9  3.1  9.4  4.4  −  6.4  − 
19 a 20 años  29.6  27.7  28.2  30.8  25  27.7  28.9  40 
21 a 23 años  36.3  36.9  32.9  40.7  75  40.4  35.3  40 
24 y más años  25.1  32.3  29.5  24.2  −  25.5  27.8  20 
Género
Femenino  77.1  86.2  78.5  82.4  50  77.6  79.7  90 
Masculino  22.9  13.9  21.5  17.6  50  23.4  20.3  10 
N.ohijos
No tiene  84.4  90.8  85.9  85.7  −  78.7  87.7  90 
12.3  7.7  12.1  9.9  −  19.2  9.6  − 
1.7  1.5  1.3  2.2  −  −  1.6  10 
1.1  −  −  2.1  −  −  1.1  − 
Más de 3  0.6  −  0.7  −  −  2.1  −  − 
Estado civil
Soltero  92.2  90.8  89.3  95.6  100  85.1  93.1  100 
Casado  6.2  7.4  2.2  −  10.6  4.3  − 
Unión libre  2.8  3.1  3.4  2.2  −  4.3  2.7  − 
Avance de malla curricular
Al día  47.5  40  47.6  41.8  50  34  48.1  50 
Atrasado  52.5  60  52.3  52.2  50  66  51.9  50 
Semestre en curso
1.er semestre  30.1  18.4  29.5  23.1  25  27.7  27.3  20 
3.er semestre  16.2  27.7  20.1  18.7  −  14.9  20.9  10 
5.o semestre  24  32.3  21.4  33.0  50  21.3  27.3  30 
7.o semestre  15.1  12.3  14.8  13.2  25  17  13.4  20 
9.o semestre  14.5  9.2  14.1  12.1  −  19.1  11.2  20 
Discusión

La población de estudio tiene características que se repiten en el tiempo en la carrera, permitiendo definir un patrón de estudiantes. La muestra se representa por no ir al día en sus estudios, lo que significa mayor probabilidad de no continuar con sus estudios, generando una carga de estrés significativa. En relación con las prácticas clínicas, alrededor del 50% las realizaban paralelamente a la cátedra y laboratorios, conllevándoles a una sobreexigencia académica dada por el número de horas necesarias para el cumplimiento de sus obligaciones. La literatura consultada3,26-28 se enfoca principalmente en género, edad, estado civil, número de hijos y tipo de programas académicos que cursan, por lo mismo resulta interesante investigar pues abarca variables que no han sido estudiadas como ingreso familiar, asistir a prácticas curriculares y lugar de residencia.

Los resultados obtenidos del nivel leve del burnout académico coinciden con lo planteado en la literatura3-8,25-29. De esta manera se demuestra que la sobrecarga ante las demandas estudiantiles es un riesgo importante para desarrollar un estrés prolongado, obteniendo como resultado un agotamiento físico, cognitivo y emocional, y validando así la definición del burnout académico8.

Este reporte tiene 3 líneas explicativas: la corta temporalidad del semestre, la tendencia a la adaptación y los períodos vacacionales27. Esto estaría reflejado en la organización semestral que tienen las universidades, que se traduce en 5 meses de trabajo efectivo, por lo que las situaciones estresantes provocadas por las exigencias académicas solo tienen esa duración y luego desaparecen, permitiendo un respiro ante los contextos gatillantes del síndrome.

Se destaca que el indicador actitudinal tiene un porcentaje de ocurrencia más bajo que el comportamental; esto significa que estas conductas se presentan con menor insistencia entre los alumnos. Profundizando en la idea anterior, es relevante identificar que las conductas que se presentan con mayor frecuencia en el ámbito comportamental —«Durante las clases me siento somnoliento» (94%), «Antes de terminar mi horario de clases ya me siento cansado» (91%), y «El tener que asistir diariamente a clases me cansa» (90,9%)— son expresiones físicas de forma transitoria o momentánea, confirmando el nivel leve, que coinciden con los resultados obtenidos por otros autores8,27,29. En este mismo contexto, se aprecia que la conducta que se muestra con mayor predominio en el ámbito actitudinal es «El asistir a clases se me hace aburrido» (66%), situación que difiere a la descrita en otros estudios, que posicionan esta característica en un segundo lugar, siendo prioritaria la sentencia «No creo terminar con éxito mis estudios»27. No obstante, se puede mencionar que todas estas son expresiones emocionales, lo que resulta preocupante porque si no son tratadas podrían desencadenar en la desmotivación y frustración del futuro profesional6. Por lo tanto, es importante que el estudiante reconozca las circunstancias ambientales y organizacionales en las que se desenvuelve, y también sus características personales, como la madurez emocional, con el fin de evaluar los recursos que posee para enfrentar los eventos adversos y de esta manera definir estrategias de afrontamiento para superar la situación. Sumado a la anterior, es prioritario que el estudiante disponga de apoyo familiar, social y académico, puesto que ellos funcionan como agentes protectores del síndrome11.

En el análisis de la asociación del burnout académico con las variables sociodemográficas y académicas no hay significación estadística, por lo que no se establecen diferencias reveladoras en los ítems que componen la escala, en contraste con la bibliografía en la cual se alude a una relación especialmente con las variables género masculino, estar casado y tener hijos, considerándolos un factor protector30. Sí es posible apreciar una tendencia a manifestar el burnout en todas las variables; cabe destacar que el rango de 19-23 años, ser mujer, no tener hijos, estar soltero, no encontrarse al día en su malla curricular, pertenecer al primer y quinto semestres de sus estudios son los que aparecen más críticos al momento de afrontar el estrés, situación que se deriva de las demandas académicas y sociales. Estos resultados son semejantes a los antecedentes obtenidos en otras publicaciones31; por el contrario, otros estudios reportan que la edad no se relaciona con el síndrome, pero sí constituye un factor de riesgo, especialmente si el estudiante se encuentra en los primeros años de la carrera, dado que se considera un período de transición de las expectativas idealistas hacia la práctica cotidiana12.

En lo referente al burnout académico para el indicador comportamental, tampoco se aprecia una asociación significativa. Sí es relevante señalar que la edad, la cantidad de hijos, y el tiempo de traslado presentan una correlación inversa, situación contraria a la de las categorías semestre en curso y número de asignatura reprobada. Así mismo, se evidencia que el rango de 21 a 23 años, soltero, ser del quinto semestre y estar atrasado académicamente, se manifiesta en mayor porcentaje y magnitud, tanto en el nivel leve como en el moderado e incluso en el rango profundo del síndrome.

Respecto a las 2 últimas variables señaladas, se destaca la presencia del nivel profundo del indicador comportamental; esto puede ser debido a que, para el alumno, el hecho de no ir al día curricularmente lo hace vulnerable, sintiéndose presionado tanto en los ámbitos académicos como familiares y económicos, siendo este un escenario amenazador y negativo que lo llevaría a una desmotivación, generando de esta manera un estado de agotamiento.

Por otro lado, es en el quinto semestre que se evidencia la progresión curricular, cuando se demanda al estudiante una mayor autonomía en su aprendizaje, articulando dominios cognitivos, procedimentales y actitudinales, y concibiéndolo como un ambiente estresante. Desde esta perspectiva y si se considera que estos contextos se prolongan en el tiempo, sumado a la falta de herramientas personales y fundamentado en el concepto de burnout académico8, es factible que los estudiantes presenten este síndrome en todos sus niveles, incluso en el profundo. De este modo, las variables semestres en curso y avance de la malla pueden ser considerados factores de riesgo; sin embargo, para su consolidación se requiere indagar en ellos, puesto que no hay estudios con los que se puedan contrastar.

En relación con el indicador actitudinal, tampoco existe una asociación estadísticamente significativa, siendo su distribución y magnitud similares a lo descrito; sin embargo, se puede destacar que en la variable semestre en curso, en el rango moderado se aprecia un aumento en la frecuencia en el grupo de estudiantes de los últimos años, tendencia que se asemeja a los antecedentes obtenidos en otra investigación, la cual encuentra que el mayor nivel de estrés se presenta en los estudiantes de los últimos años con una propensión en los indicadores actitudinales, lo que se explicaría por la incertidumbre de un futuro próximo con mayor grado de exigencia y un ambiente altamente competitivo26. Entendiendo que la presencia de este indicador está asociada a un nivel profundo de burnout académico17, es relevante monitorizar su presencia en los estudiantes, ya que el no aplicar estrategias oportunas de manejo del afrontamiento conducirían a un déficit en el rendimiento, frustraciones, alteraciones de la conducta, agotamiento emocional, entre otras, lo que finalmente contribuirá a la formación de profesionales con capacidad de interacción disminuida con sus pacientes y equipo de trabajo23.

Limitaciones

Los resultados obtenidos corresponden a un grupo de estudiantes de Enfermería de una sede de las 14 universidades que existen en el país. La existencia de escasas publicaciones de trabajos de burnout académico con escala unidimensional dificultó la discusión.

Conclusiones

La institución y la carrera de Enfermería tienen un papel fundamental en el apoyo del bienestar y desarrollo psicológico de los estudiantes haciendo énfasis en la promoción y prevención de este síndrome, constituyéndose en un desafío crear estrategias, entre ellas: educación, comunicación, liderazgo y trabajo en equipo, lo que significará innovar en el currículo incorporando talleres que permiten trabajar el agotamiento físico, emocional y cognitivo del estudiante.

Responsabilidades éticasProtección de personas y animales

Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos

Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado

Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.

Financiación

Ninguna.

Autoría

MAUT: idea original del proyecto, diseño de la investigación, recogida de datos, elaboración del manuscrito y análisis de la información. MIP: revisión y análisis crítico del manuscrito.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

Agradecimientos

Agradecemos a la Universidad Santo Tomás, directivos, estudiantes por su valiosa colaboración.

Referencias
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Síndrome de burnout entre hombres y mujeres medido por el clima y la satisfacción laboral.
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Z. Cogllo-Milanés, E. Batista, C. Cantillo, A. Jaramillo, D. Rodelo, G. Meriño.
Desgaste profesional y factores asociados en personal de enfermería de servicios de urgencias de Cartagena.
Aquichán., 10 (2010), pp. 43-51
[consultado Sep 2013]. Disponible en: http://aquichan.unisabana.edu.co/index.php/aquichan/article/view/1605/2002
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La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Publicación derivada de Tesis de Magíster en Enfermería, mención Gestión del Cuidado, Universidad de La Frontera, Temuco, Chile.

Copyright © 2016. Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Medicina
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