El estado de Michoacán alberga una yuxtaposición de riquezas culturales y naturales destacable que se entrelazan entre condiciones geológicas, geográicas y ecológicas. Este patrimonio natural y cultural está hoy día amenazado, por ende, los tomadores de decisiones buscan información de línea base para restaurar y reorientar las acciones de desarrollo. El objetivo de este artículo, por tanto, fue predecir los patrones de cubierta vegetal oriunda a través de un método replicable. La predicción se basó en atributos climáticos, geológicos, geomorfológicos y ecológicos, jerárquicamente yuxtapuestos a través de un sistema de información geográica (sig). Las reglas de decisión se basaron en lógica booleana dando énfasis a la zoniicación bioclimatológica. La predicción de la cubierta vegetal oriunda mostró que los bosques estacionales tropicales cubren la mayor superficie, mientras que la vegetación acuática es la menos representada. Para concluir, los atributos que delimitan el paisaje, jerárquicamente organizados, probaron ser un método robusto y replicable para reconstruir los patrones de la cubierta vegetal oriunda, actualmente en áreas de cobertura antropogénica. Este resultado, expresado en un mapa, servirá como línea base para predecir los escenarios futuros a la luz de los cambios climáticos previstos.
The State of Michoacan, as well as a handful of other hot spot regions worldwide, harbors an outstanding overlap between natural and cultural richness as a result of intermingle climatic geological, geographical and ecological conditions. Presently both, natural and cultural heritages are jeopardized at most hot spots worldwide and policy makers seek urgently for robust base line information to restore and eventually reorient development. Spatially explicit base line data bases have been recognized as critical in order to facilitate design and implementation of public policies. In this sense, dynamics of native land cover/vegetation patterns (natural units) have helped in enormously to provide base line information and predict outcomes. A rather critical issue relies in developing replicable and robust methods to predict natural units, as a direct response of climatic, geological and geomorphological data (physical units). Often natural units are used as spatial criteria to delineate physical units, yet these latter are regarded as the responsible variables for delimiting natural units. This tautological thought has been largely neglected in most scientific literature in Mexico when constructing cartographic outputs.
In this article, we argue that native land cover/vegetation patterns are the response variable of physical attributes at a meso-scale level. Hence, the objective of this investigation was to predict native land cover/vegetation patterns based upon climatic, geological, geomorphological and ecological attributes hierarchically intermingled. The contribution was made in order to developing a robust and replicable method accordingly to current available information worldwide. The research took place in Michoacan state as it is regarded a typical hotspot comprising geo-ecological complex features. To illustrate this further, Michoacan harbors over 800 tree species which overpasses the number of species of all Western Europe. Prediction modeling was with the aid of a geographic information system. Decisions rules were based upon Boolean logic giving special attention to emerging bioclimatic zoning techniques. The later consists in providing gradients of temperature and precipitation along seasonal threshold values so that sound matching between physical and natural units is found. In addition, an innovative aspect regards the cartographic expression of these gradients of temperature and precipitation here referred as termotype and ombrotypes respectively.
Outcomes demonstrated that prediction of native land cover/vegetation patterns was feasible within a geo-ecologically complex region as Michoacan. In addition, dissecting attributes of the landscape hierarchically organized proved to be a robust and replicable method to reconstruct native vegetation patterns at places currently covered by anthropogenic activities. Tropical seasonally dry forests covers most surface still covers most surface (28.52% of the State), whereas, temperate forests cover the second most abundant types (27.71% of the State). Aquatic vegetation (0.22% of the State), and Xerophytic scrubland (0.08% of the State), are currently the least represented types. The prediction modeling indicated that tropical seasonally dry forests has been depleted in 18.68% of the State, while temperate forests in 14.98% of the State.
Ecotones delimiting tropical seasonally dry and temperate forests are under drastic threat because two mayor productive systems are gaining global importance. Avocado and Mango produced at these regions are expanding their ranges as a result of global demands. In consequence our current findings may serve to reorient policy makers in order to find tradeoffs and thresholds to conciliate encroachment of productive systems and maintenance of environmental services provided by native land cover/vegetation patterns.
To conclude, native land cover/vegetation patterns were predicted as a response variable of physical attributes so that tautological thinking was avoided. The method developed may be applied to other hot spots provided that physical information is available. A practical outcome regard the obtained land cover/vegetation map, which may serve as baseline to predict future scenarios in the light of current man-made and climatic changes foreseen.
De acuerdo con Larcher (2003), el clima es el principal factor regulador de la estructura, función y distribución de la cubierta de vegetación. Walter (1994), entre otros, airma que el clima a lo largo del tiempo opera por encima de factores físicos y bióticos. De manera general, el clima está integrado por elementos meteorológicos (como la temperatura, la humedad, la precipitación, el viento, la radiación solar, la luz, la presión atmosférica, entre otros) que se encuentran parcial o estrechamente relacionados, que pueden llegar a interactuar de manera constante y que en su conjunto son reconocidos como parte del llamado sistema climático (Kabat et al., 2004; McGuie y Henderson-Sellers, 2005). Estos elementos del clima maniiestan patrones de variación espacial y temporal, que en cierto grado pueden explicarse por las características geográicas o atmosféricas (Fernández, 2004; Del Río, 2005; McGuffie y Henderson-Sellers, 2005; Peinado et al, 2008).
Las diversas propuestas climáticas en el mundo han sido desarrolladas intentado agrupar y sistematizar los elementos del clima en clases, con el fin de ordenar y explicar de manera sencilla y coherente los eventos que ocurren dentro de la atmósfera, hidrosfera, biósfera y geósfera (Claussen, 2004; McGuffie y Henderson-Sellers, 2005). No obstante, y a pesar de que el clima es definido como el conjunto de magnitudes promedio analizados por medio de valores estadísticos que caracterizan la estructura y comportamiento de la atmósfera, hidrosfera, biosfera y geósfera a lo largo de un periodo de tiempo (Aguirre de Cárcer y Carral, 2009)
es común que las diferentes propuestas climáticas tomen a la vegetación como base para desarrollar sus sistemas clasificatorios (Kabat et al., 2004;Del Río, 2005; Peinado et al., 2008; Rivas et al, 2011). La biología de las plantas, su distribución mundial y la constancia de su permanencia sobre la superficie terrestre, han hecho que sean un buen parámetro para poder identificar, indirectamente, climas (Claussen, 2004; Kabat et al., 2004; Del Río, 2005; McGuffie y Henderson-Sellers, 2005; Peinado et al, 2008; Rivas et al., 2011). Ejemplos de esto último se ve reflejado en las propuestas climáticas propuestas por Thornthwaite (1948) usada principalmente en Norteamérica, en la de Holdridge (1967) con mayor presencia en Centro- américa y Sudamérica, en la de Koppen modificada por García (1973) en México y la de Rivas et al. (2011) aplicada primordialmente en España. Las tres primeras tomaron a la vegetación como parte integral de sus trabajos, en tanto la última se basó únicamente en parámetros atmosféricos. Así, las investigaciones en las que se hace hincapié a la estrecha relación clima-vegetación no se habla propiamente de estudios de climatología, sino más bien de “bioclimatología” (Fernández, 2004; Del Río, 2005; Peinado et al., 2008; Rivas et al, 2011).
El enfoque propuesto por Rivas et al. (2011), (llamado en adelante como Bioclimatología), se centra en la comprensión y representación de la relación clima-vegetación visto, principalmente, a escala regional. Esta propuesta está organizada en tres niveles: cinco macrobioclimas a nivel mundial (polar, boreal, templado, mediterráneo y tropicales), 28 bioclimas y un extenso número de combinaciones de unidades bioclimáticas (termotipos [parámetro de temperatura] y ombrotipos [parámetro de precipitación]). La combinación de un macrobioclima, un bioclima y de una unidad bioclimática (un termotipo y un ombrotipo) representa una unidad bioclimática llamada isobioclima. La Bioclimatología se basa primordialmente en datos climáticos de precipitación y temperatura de los meses más extremos del año (secos, húmedos, cálidos o fríos). Los datos son procesados y transformados en índices para proveer de un sistema de clasificación, representando patrones a lo largo de gradientes (Ibid.).
El estudio de la vegetación comprendido como el agregado de especies de plantas de un lugar y tiempo específico, única para cada área o región del planeta, producto de una historia evolutiva (Odum, 2006), ha tenido diversos objetivos, entre los que se encuentran:
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Descripción y definición de los diferentes tipos de vegetación y la flora que la integra (Miranda y Hernández, 1963; Rzedowski, 2004 y 2006; Kent y Coker, 2012).
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Distribución de la vegetación, su cobertura (amplitud o porcentaje que abarca la vegetación sobre el terreno) y su relación con su entorno (Walter, 1994; Steffen et al, 1996; van der Maarel, 2005; Kent y Coker, 2012).
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Caracterización de la vegetación como hábitat de animales, aves e insectos (Magle y Crooks, 2008; Giffard et al., 2012; Kent y Coker, 2012; Sulaiman et al, 2013).
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Mapeo e identificación indirecta de tipos de cubiertas de vegetación a través de la observación remota de la superficie terrestre (cubiertas de vegetación), (Driese et al., 1997; Chuvieco, 2008; Hearn et al., 2011; Kent y Coker, 2012; Pedrotti, 2013).
La información resultante de estos estudios se ha visto reflejada en investigaciones de conservación y manejo de recursos naturales, en informes de impacto ambiental y para orientar el monitoreo de actividades económicas del sector primario y secundario. Asimismo, la identificación de tipos de cubiertas de vegetación son componentes esenciales en los análisis de tipos y procesos de cambio en determinados lapsos del tiempo, además de ser clave en la caracterización y elucidación de patrones climático, entre otros más (Box, 1996; Braun- Blanquet, 1979; Velázquez et al., 2002, 2005 y 2010; Adams, 2010; Kent y Coker, 2012). El avance de la tecnología en las últimas décadas ha permitido digitalizar los tipos de cubiertas de vegetación y sus modificaciones causadas por diversos factores. La Percepción Remota (PR) y los SIG han sido las herramientas que han permitido obtener datos que detallan la posición (coordenadas geográficas) y los atributos (información alfanumérica) de los eventos que suceden en la superficie terrestre (Chuvieco, 2008; Foody, 2008; Pedrotti, 2013).
En México han existido diversos esfuerzos para conocer, clasificar, identificar y, eventualmente cartografiar, la vegetación o los tipos de cubiertas de vegetación que están presentes a lo largo del territorio nacional. Ejemplos de investigaciones en vegetación son los formulados por Miranda y Hernández-X (1963) y Rzedowski (2006); en tanto que los estudios elaborados por el Instituto de Geografía de la UNAM (Palacio et al., 2000) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) expresan información de tipos de cubiertas de vegetación (Velázquez et al., 2002; Victoria et al., 2011). El INEGI, a lo largo de su historia, ha realizado cinco series de conjuntos de datos vectoriales de uso de suelo y cubiertas de vegetación a escala 1:250 000. La información geográfica que cubre todo el país fue recopilada a través de herramientas de PR y analizadas, primordialmente, en SIG. La leyenda de sus mapas fue realizada tomando como base clasificaciones de vegetación de diversos autores y utilizadas acorde con los objetivos que se persiguieron en cada serie (Velázquez et al., 2002; Victoria et al., 2011).
En las últimas décadas, alrededor del mundo se han incrementado las publicaciones de corte climático, sus alteraciones y la influencia sobre el medio ambiente. No obstante, y de acuerdo con lo mencionado con anterioridad, muchos de estos trabajos hacen difícil evaluar las afectaciones sobre la vegetación dado que usan a la misma como parte de sus modelos. Así, el objetivo de este trabajo es predecir patrones de cubiertas de vegetación con base en parámetros bioclimáticos y complementado con información de elementos geomorfológicos y geológicos. En ejercicio científico se limitó al estado de Michoacán por ser considerado un ejemplo de alta complejidad geoecológica y que en su conjunto cubre una superficie ligeramente mayor que Costa Rica. Los resultados se discuten a la luz de su relevancia para estudios de línea base para estudios de cambio climático y manejo de recursos naturales.
Zona en estudioEl estado de Michoacán de Ocampo se encuentra ubicado al oeste de la República Mexicana, cuenta con una extensión superficial de 58 599 km2 y representa el 3% de la superficie total del país (INEGI, 2011; Figura 1).
La intersección de las regiones biogeográficas Neártica y Neotropical, además de la compleja topografía marcada primordialmente por regiones montañosas como la Sierra Madre del Sur y el Eje Volcánico Transversal, dan como resultado que Michoacán sea uno de los primeros cinco estados con mayor diversidad biológica de México (Velázquez et al, 2005; Villaseñor, 2005).
En la orografía del estado predominan las provincias fisiográficas Eje Neovolcánico Transversal y la Sierra Madre del Sur. Estas últimas cuentan con una gran ramificación que hace a la zona una de las más montañosas de México (Antaramián y Correa, 2003; CNA, 2009). La primera abarca 26 956 km2, es decir, el 46% del territorio michoacano, en tanto que la segunda tiene una extensión territorial de 31 643 km2, comprendiendo el 54% del estado en cuestión.
El estado cuenta con 14 de las 18 unidades de tipos de suelos reportadas para México (Cabrera et al., 2005). El leptosol, regosol, luvisol, acrisol, andosol, vertisol y feozem son los suelos más importantes en el estado, ya que abarcan el 94%, aproximadamente, del territorio michoacano (Ibid.).
El estado de Michoacán forma parte de dos de las cuencas hidrológicas más importantes para el país, la de los ríos Lerma y Balsas. En la provincia fisiográfica Eje Volcánico Transversal, que corresponde a la región centro-norte de dicha entidad federativa, se localizan los ríos Tlalpujahua, Cachiví y Duero, afluentes principales de la primera cuenca mencionada anteriormente. En tanto que para la segunda cuenca, ubicada en la región Sierra Madre del Sur, los principales tributarios michoacanos que proveen a dicho caudal son los ríos Cutzamala, Carácuaro y Tepalcatepec, siendo este último el mayor recaudador del recurso fluvial (Israde, 2005; CNA, 2009; INAFED, 2010; Mendoza et al., 2010). Las vertientes que se desprenden hacia el Océano Pacífico se cuentan en más de 50, siendo las de mayor jerarquía la de los ríos Coahuayana, Aquila, Ostula, Motín del Oro, Coire, Cachán y Nexpa (INAFED, 2010).
La gran variación altitudinal presente en el estado, desde el nivel del mar (0 m) hasta los 3 857 m de altitud del Pico de Tancítaro, promueve la diversidad de climas (Villaseñor, 2005; INAFED, 2010). De acuerdo con la clasificación realizada por Koppen y modificada por García (1973) en la región están presentes los climas Aw (tropical lluvioso, con lluvias predominantes en verano) en el suroeste, BS (seco estepario) en la depresión del río Tepalcatepec, Cw (templado con lluvias en verano) en el norte y Cf (templado con lluvias todo el año) en las partes más altas del Eje Volcánico transversal (Antaramián, 2005).
La vegetación del estado está integrada por una gran variedad de plantas, enlistándose 17 tipos diferentes de comunidades de vegetación de 28 que se encuentran descritas para México (Carranza, 2005; Rzedowski, 2004 y 2006). Entre ellas se encuentran los bosques de coniferas, los bosques de encino, los bosques mesófilos de montaña, la selva baja caducifolia, el matorral subtropical, el bosque espinoso, la selva baja subcaducifolia y la vegetación acuática y subacuática (Carranza, 2005; Rzedowski, 2004 y 2006). Michoacán presenta aproximadamente el 50% de familias y géneros de árboles de México (Velázquez et al., 2009) y el 23% de especies arbóreas reportados para toda la República Mexicana (845 especies), (Villaseñor e Ibarra, 1998; Cué-Bär et al, 2006).
Material y métodoElementos discretizadores del paisajeLos elementos del paisaje seleccionados para llevar a cabo esta investigación fueron los siguientes:
Tipos de cubiertas de vegetación. El conjunto de datos vectoriales de uso de suelo y vegetación escala 1:250 000 Serie V (CDVUSV-sV) elaborado por INEGI en 2013, fue la fuente de información más actualizada (hasta el momento) para la obtención de los tipos de cubiertas de vegetación presentes en el estado de Michoacán. Este mapa digital fue realizado utilizando técnicas de fotointerpretación de imágenes de satélite Landsat TM5 del 2011 y complementado con información obtenida de trabajo de campo. El esquema de clasificación fue de acuerdo con el Diccionario de Datos Vectoriales de Uso del Suelo y Vegetación Serie IV para la escala 1:250 000 (INEGI, 2013). Esto último se desprende de la propuesta de los tipos de cubierta terrestre del Land Cover Classification System de FAO (2000) y del sistema de clasificación de vegetación y usos agrícolas (de uso del suelo) creado por INEGI (Victoria et al., 2011). El sistema clasificatorio para el área en estudio estuvo conformado por categorías de comunidades de cubiertas de vegetación oriunda, las cuales fueron re-categorizadas a nivel de cubiertas de formación de vegetación, entendidas estas como “un grupo de comunidades vegetales de un área continental o de otra área geográfica que presentan características fisonómicas y ambientales similares” (SEMARNAP-UNAM, 2000). Al agrupar a nivel de cubiertas de formación de vegetación la certidumbre del estudio aumentó, dado que a nivel de categorías de cubiertas de comunidades de vegetación, propias del CDVUSV-sV, presenta errores. Las mayores inconsistencias que se detectaron fueron en la interpretación y delimitación de tipos de cubiertas de vegetación. Los polígonos a nivel de cubierta de formación de vegetación fueron ratificados con 268 puntos de verificaciones de campo, recabados a lo largo de todo el estado de Michoacán durante los últimos cinco años de trabajo.
Las categorías relacionadas con actividades preponderantemente antrópicas fueron categorizadas como “sin dato”. La categoría “cuerpos de agua” fue respetada. El re-arreglo de categorías fue realizado en la base de datos del conjunto de datos vectoriales de uso de suelo y vegetación Serie V de INEGI (2013) en el programa ArcGIS 9.3.
Isobioclimas. Los insumos para definir los nichos climáticos derivan de la investigación realizada por Gopar et al. (2015). Dicho insumo está a escala 1:250 000 y está integrado por un macrobioclima, tres bioclimas, cuatro termotipos y cinco ombrotipos. La combinación de los tres niveles de organización resultan en un nicho climático llamado isobioclima y que de acuerdo con Gopar et al. (2015), ocurren 14 en el contexto de Michoacán (http://www.ciga.unam.mx/images/investigacion/Isobioclim_1902_2011_INGLES_4_8_WEB_ ECOSPHERE.pdf).
Geomorfología. El mapa geomorfológico del estado de Michoacán fue tomado del trabajo realizado por Bocco et al. (2001b) a una escala espacial de 1:250 000. Este mapa contiene la distribución geográfica de ocho geoformas predominantes en el relieve y fueron identificados bajo criterios morfogenéticos (amplitud del relieve y gradiente de pendientes, derivados de modelos digitales del terreno) y morfolitológicos (Ibid.). Las clases incluidas son: Altiplanicies, Colinas, Lomeríos altos, Lomeríos bajos, Montañas, Piedemontes y Planicies.
Geología. El conjunto de datos vectoriales geológicos realizado por INEGI (1984) refleja 23 unidades de tipos de rocas que afloran en la región y estructuras geológicas originadas por eventos tectónicos (p. ej. volcanes, fallas y fracturas). El conjunto de rocas incluyen: aluviales, andesitas, areniscas, basalto, brecha sedimentaria, brecha volcánica, caliza, complejo metamórfico, conglomerados, dacitas, dioritas, gabros, granitos, granodioritas, lacustres, latitas, limolitas, litoral, lutita, meta, residual, riodacita, riolita, toba, tonalita, taquita y volcano clástico.
Expresión cartográfica: tipos de cubiertas de vegetación actual y potencialLa expresión cartográfica de los tipos de cubiertas de vegetación actual reflejará el re-arreglo de las fronteras de los polígonos del conjunto de datos vectoriales de uso de suelo y vegetación de la Serie V de INEGI (2013) debido a la recategorización de las clases, las cuales fueron de nivel de cubierta de comunidad a cubierta de formación de vegetación (véase apartado Tipos de cubierta de vegetación). El diseño del mapa de los tipos de cubiertas de vegetación potencial partió del re-nombramiento de los espacios etiquetados como “sin dato” hacia alguna con categoría de cubierta de formación de vegetación. Lo anterior se logró, en primer lugar, realizando la intersección geométrica de los conjuntos de datos vectoriales de uso de suelo y vegetación Serie V (Ibid.) con las unidades isobioclimáticas (Gopar et al., 2015). Posteriormente se realizó la intersección con las unidades geomorfo- lógicas (Bocco et al., 2001b) y finalmente con las unidades geológicas (INEGI, 1984). El orden de las intersecciones fueron realizadas conforme al orden de importancia que tienen los componentes del paisaje en el establecimiento de los tipos de cubiertas de vegetación en la zona en estudio. Así, lo anteriormente mencionado se ve reflejado en la siguiente fórmula de álgebra booleana o álgebra lógica (Barco, 2005):
Si {PxTCVA: un Isobioclimaa ^ una Geomorf.a ^ una Geol.a} þ PYTCVP=PXTCVA, Û {PSDA: un Isobioclimaa ^ una Geomorf.a ^ una Geol.a Ï PSDB: Isobioclimab ^ una Geomorf.b ^ una Geol.b}
donde:
PxTCVA = Polígono “X” de tipo de cubierta de vegetación actual.
Geomorf. = Unidad geomorfología.
Geol. = Unidad geológica.
PYTCVP = Polígono “Y” de tipo de cubierta de vegetación potencial.
PSD = Polígono “sin dato” de tipo de cubierta de vegetación.
Todos los procedimientos anteriores fueron realizados mediante el uso del software ArcGIS 9.3. Los mapas de salida de tipos de cubiertas de vegetación actual y potencial fueron realizados a escala 1: 250 000.
ResultadosDe acuerdo con lo reportado por INEGI para el 2013, el 59.05% de la superficie del estado de Michoacán está conformada por algún tipo de cubierta de vegetación oriunda. La re-categorización de los tipos de cubiertas de vegetación, de comunidad a formación, arrojó que la selva baja caducifolia ocupa la mayor extensión territorial con 1 671 157ha, seguida por la de bosque templado con 1 624 006ha. La vegetación hidrófila y el matorral xerófilo fueron los tipos de cubierta con menor presencia con 12 970 y 4 644ha, respectivamente (Tabla 1, Figura 2).
Tipos de cubiertas de vegetación actuales presentes en el estado de Michoacán, México.
Tipos de cubiertas de comunidades de vegetación a nivel de comunidad de acuerdo con inegi (2013) | Tipos de cubiertas de vegetación a nivel de formación (Re-categorización) | Porcentaje de cubierta oriunda actual |
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Selva baja caducifolia | Selva baja caducifolia | 28.52 |
Bosque de cedro | Bosque templado | 27.71 |
Bosque de encino | ||
Bosque de encino-pino | ||
Bosque de oyamel | ||
Bosque de pino | ||
Bosque de pino-encino | ||
Bosque mesóilo de montaña | ||
Selva mediana subcaducifolia | Selva mediana subcaducifolia | 2.52 |
Manglar | Vegetación hidróila | 0.22 |
Pastizal halóilo | ||
Tular | ||
Matorral crasicaule | Matorral xeróilo | 0.08 |
Mezquital xeróilo | ||
Selva baja espinosa caducifolia | ||
Total | 59.05 |
La combinación de los elementos isobioclimáticos, geomorfológicos, geológicos y de tipos de cubiertas de vegetación actual reflejó 448 composiciones únicas. La relación Tropical pluviestacional termotropical subhúmedo (isobioclima), con montañas (geomorfología) y andesitas, calizas, complejos metamórficos (geología) y bosque templado (tipo de cubierta de vegetación) fue la combinación predominante y que cubre el 10.91% del estado de Michoacán.
El 40.95% del territorio michoacano, de acuerdo con INEGI (2013), se etiquetó como “sin dato”. En esta superficie, la combinación con mayor presencia fue la conformada por el isobioclima Tropical pluviestacional mesotropical subhúmedo, con elementos geomorfológicos de colinas, lomeríos altos y bajos, piedemontes y planicies, y unidades geológicas aluviales y basaltos, con el 7.3%. Las demás combinaciones presentaron valores bajos. Así, el tipo de cubierta de vegetación potencial preponderante asociado a estos polígonos “sin dato” fue el bosque templado, cubriendo el 37.80% de estas áreas. La vegetación hidrófila fue la cubierta menos representativa con el 6.33% (Figura 3).
Cubiertas de vegetación predichas para el estado de Michoacán, México. Los espacios en blanco representan áreas en las cuales al día de hoy hay cubiertas de vegetación oriunda (Figura 2).
Así, la suma de los tipos de cubiertas de vegetación actual y potencial reflejó que a principios del siglo xx el estado de Michoacán presentaba dos tipos de cubiertas de formaciones de vegetación preponderantes en su territorio: la selva baja caducifolia y el bosque templado (abarcando el 47.20 y el 42.69% del territorio michoacano, respectivamente) (Tabla 2, Figura 4).
Supericie presente en los tipos de cubiertas de vegetación actual; las supericies adicionales de vegetación potencial son los sitios con cubiertas preponderantemente antrópicas actuales en el estado de Michoacán, México (inegi, 2013).
Tipo | Actual | Potencial | Total | |||
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Hectáreas | % | Hectáreas | % | Hectáreas | % | |
Selva baja caducifolia | 1 671 156 | 28.52 | 1 094 437 | 18.68 | 2 765 593 | 47.2 |
Bosque templado | 1 624 006 | 27.71 | 877 751 | 14.98 | 2 501 757 | 42.69 |
Selva mediana subcaducifolia | 147 385 | 2.52 | 41 562 | 0.71 | 188 947 | 3.23 |
Cuerpo de agua | 77 786 | 1.33 | 142 487 | 2.43 | 220 273 | 3.76 |
Vegetación hidrófila | 12 970 | 0.22 | 146 925 | 2.51 | 159 895 | 2.73 |
Matorral xerófilo | 4 644 | 0.08 | 18 791 | 0.32 | 23 435 | 0.4 |
Total | 3 537 947 | 60.38 | 2 321 953 | 39.62 | 5 859 900 | 100 |
Este estudio permitió predecir, con base en isobioclimas, geomorfología y geología que el estado de Michoacán, hacia principios del siglo xx, estaba cubierto en su mayoría por selvas bajas caducifolias y bosques templados. De acuerdo con Bocco et al. (2001a) estas dos últimas categorías de cubiertas de tipos de vegetación se ubican en relieves con un grado importante de pendiente (colinas, lomeríos y montañas) dentro del estado de Michoacán, y que a su vez, son las de mayor impacto sufrido por actividades antrópicas. Los resultados mostrados por este último autor se ven reflejados en este estudio, que si bien no analizó de manera directa cambios de cubiertas y usos del suelo, las áreas potenciales de tipos de cubiertas de vegetación coinciden con lo expuesto por Bocco y colaboradores (2001a).
Michoacán es considerado un estado que alberga un alto grado de diversidad biológica, no obstante, a niveles más específicos, son pocos los estudios que comprenden la complejidad ecogeográfica de la zona (Blancas et al, 2010). Por lo tanto, los resultados de esta investigación reflejan que la gran riqueza biológica presente en la región es producto de, en gran medida, de su variedad geológica, de su compleja geomorfología, de su privilegiada ubicación geográfica y, consecuencia de los anteriores puntos, de la presencia de una gran diversidad de climas. Es así que, por ejemplo, los bosques templados albergan subformaciones complejas como son los bosques mesófilos y los bosques de encino, ambos con una riqueza excepcional de componentes de filiación templado y tropical. Esto último respalda y es un ejemplo de lo expuesto por lo estudiado por Morrone (2010), en el cual se hace evidente que la zona es un área biogeográfica compleja, donde las zonas de transición de biota Neártica y Neotropical se sobreponen. Adicionalmente, los matorrales xerófilos, integrados por bosques espinosos, zonas dominadas por cactáceas y matorrales arbóreos, y las selvas bajas caducifolias (sensuRzedowski, 2006), son una fuente de germoplasma únicas. La selva mediana subcaducifolia, los manglares, las zonas lacustres y otras de misma proporción a esta riqueza siguen aún sin ser debidamente documentadas. Esta complejidad de gradientes (que van de lo templado a lo tropical y de lo seco a lo húmedo) contiene una riqueza de la topo diversidad que es particularmente valiosa para su predicción.
En síntesis, esta contribución se considera robusta a escala regional (1:250 000) y la predicción de cubiertas de vegetación puede perfeccionarse a escalas más finas si se toman en cuenta atributos como orientación de las laderas y pendientes. Nuestros resultados son respaldados por lo mostrado por Cué-Bär et al. (2006), en la que exponen una distribución de la vegetación similar a lo mostrado en esta investigación con los tipos de cubiertas de vegetación. Del mismo modo, los autores previamente referidos hacen notar la importancia de las selvas bajas caducifolias, seguidas de los bosques templados, como las principales categorías que guardan una gran diversidad biológica en la zona. Esto último provocado en gran medida, de acuerdo con los mismos autores, por la compleja geología presente en el estado, además de su gran variedad de geoformas, su privilegiada ubicación biogeográfica y su amplia variedad de climas existentes en la zona. En contraste, nuestros resultados son opuestos a la cartografía distribuida actualmente por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO, 2001), desprendida de lo reportado por Rzedowski (1990). Las causas de las diferencias son diversas, a saber: a) la escala cartográfica del mapa base utilizado en México hasta el momento es macro-regional (1:4 000 000), en tanto que el propuesto en el presente estudio es regional (1:250 000); b) La ruta metodológica del mapa realizado por Rzedowski (1990) es inductivo, lo que deja a la experiencia del autor la interpretación de las probables cubiertas en territorios donde ya no existen; c) El uso de herramientas e insumos actuales supera el potencial que existió en la propuesta anterior.
Los resultados aquí expuestos resumen patrones climáticos, que afinados con la presencia de elementos geofísicos (geoformas y geología), ayudan a elucidar su relación con las cubiertas de vegetación actual y potencial. No obstante, el clima es el principal factor que define los patrones de distribución de las cubiertas de vegetación a mesoescala y por ende existe una relación estrecha entre patrones climáticos y patrones de vegetación. El análisis bioclimático, expresado en isobioclimas, es robusto por permitir identificar nichos geoecológicos donde la relación clima-vegetación es estrecha y por ende funge como reglas de decisión en un marco de predicción bajo la lógica booleana. Otros insumos de clasificación climática como el que prevalece en México (García, 1973), aluden a criterios donde en lugares el clima define patrones de vegetación y lugares donde la vegetación define patrones climáticos aun a la misma escala (Sánchez y Garduño, 2008); en consecuencia, la expresión cartográfica es resultado de un efecto tautológico que para el rigor académico es inaceptable.
A manera de conclusión, este artículo presenta una ruta replicable que permite reproducir este enfoque de predicción a otras regiones. El resultado final representa una línea base a partir de la cual se puede predecir el impacto de acciones antrópicas sobre el capital natural. Por ejemplo, poder responder a preguntas como ¿cuál será el impacto del cambio climático sobre el capital natural? ¿Cuáles son los patrones de deforestación predecibles? ¿Cómo identificar las áreas de vulnerabilidad en áreas de oportunidad a través de acciones de buen manejo de los recursos naturales?
El primer autor recibió apoyo del CONACYT como parte de sus estudios de doctorado. La DGAPA-UNAM (proyecto IN202214) aportó apoyo financiero y una beca complementaria para el primer autor para llevar a buen término este estudio. Los comentarios de dos árbitros anónimos y del comité editorial de la revista fueron fundamentales para enriquecer la primera versión del manuscrito.