El 28 de septiembre de 2011 fallecía María Teresa Pérez Picazo, a la edad de 76 años. Había ganado la batalla a un cáncer de mama hacía un par de años y en su lucha contra la enfermedad no dejó de asistir a su despacho y hasta presidir el IX Congreso internacional de Historia económica que organizamos en Murcia en septiembre de 2008. Pero un nuevo rebrote de otro cáncer le arrebató precipitadamente la vida y, con ello, sus innumerables proyectos. Su vitalidad asombró en todos los sentidos, pero fue ejemplar en el plano académico, desde sus comienzos en 1960 como catedrática de escuela universitaria. Así, tras su jubilación -como catedrática de universidad en 2005- quiso seguir impartiendo docencia magistral en los primeros cursos de economía, cuando la Universidad de Murcia le reconoció –dadas sus plenas facultades y extraordinaria valía docente e investigadora- como profesora Emérita hasta 2009 y luego Emérita honorífica, una figura que sin relación laboral alguna con el centro le permitió realizar actividades ocasionales en cursos de máster. No menos importante que su entusiasmo por la docencia fue su entregada labor a la investigación, que ni siquiera abandonó en las etapas más complicadas de su trayectoria vital y desarrolló hasta el fin de sus días. Ya habiéndonos dejado, a finales de 2011, se publicaron algunos de los trabajos que escribió en los meses previos a su muerte, como la reseña a uno de los libros premiados con el Vicens Vives en 2010, un capítulo de libro sobre uno de sus temas preferidos (el agua en las zonas áridas), o la introducción al monográfico de la revista francesa Histoire & mesure que recogía los trabajos debatidos en una de las sesiones del World Economic History Congress de Utrecht, que coordinó con otros colegas (Pérez Picazo, 2011a, 2011b; Béaur et al., 2011). Otro proyecto en el que participó recientemente, el Diccionario biográfico de los parlamentarios españoles del siglo XIX, que coordina Mikel Urquijo, aún está pendiente de publicarse. Su entregada labor universitaria a lo largo de 45 años como profesora numeraria fue reconocida por el Ministerio de Trabajo, que le otorgó en 2008 la Medalla de Oro en reconocimiento a su dilatada trayectoria profesional.
María Teresa Pérez Picazo nació en 1935 en El Ferrol (A Coruña). Estudió Geografía e Historia en la Universidad de Valencia, cuya licenciatura acabó en junio de 1957, y se doctoró en Historia por la misma universidad en 1959. Su tesis, dirigida por José María Jover Zamora, considerado uno de los grandes renovadores de la historiografía española contemporánea y su maestro en Valencia, versó sobre La publicística española en la Guerra de la Sucesión, y se publicó luego en 2 volúmenes (Pérez Picazo, 1966). Su reorientación hacia la historia económica y social tuvo lugar hacia finales de los setenta, siendo profesora en la Escuela Normal del Magisterio Primario de Murcia, institución a la que accedió en 1960 como catedrática de historia con solo 24 años. Por entonces su interés por la calidad formativa de aquellas generaciones de maestros y maestras que transitaban hacia la democracia, y los requerimientos de la crianza de sus 6 hijos, desplazaron su inquietud investigadora a un segundo plano. Pero, fiel a su función docente en el campo de las humanidades de Magisterio, publicó varios manuales: Didáctica de la Historia, con 6 ediciones entre 1970 y 1974 (Pérez Picazo, 1970) y Compendio de Historia Universal, con 3 ediciones entre 1975 y 1977 (Pérez Picazo, 1975).
Su leyenda como extraordinaria docente se forjó en las aulas de la Escuela de Magisterio, donde ejerció un fuerte influjo entre el alumnado por su renovada visión de la historia en general y de la historia contemporánea española en particular, lo que le valió la apertura de un expediente en la etapa final del franquismo. Su afamada labor docente entre las generaciones que cursaron la especialidad de Ciencias Humanas en Formación del Profesorado de EGB alcanzó, también, al alumnado de la especialidad de Historia en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia. Algunos estudiantes de dicha especialidad –fue, al menos, mi caso en 1977- decidimos ir a escuchar sus clases a la Escuela Normal para suplir parte de nuestras deficiencias historiográficas y quedamos atrapados, además, por su personalidad. Pero su función docente adquirió una extraordinaria dimensión en las sucesivas generaciones de economistas, tras su incorporación en 1982 a la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (hoy de Economía y Empresa). El acceso a la cátedra de Historia Económica en dicho centro en 1986 supuso, además, un fuerte espaldarazo a sus proyectos de investigación, más centrados en la historia económica y social y en la problemática del desarrollo regional.
Su interés por la historia regional se fraguó a finales de los setenta, en plena efervescencia autonómica. Publica Materiales para una historia del Reino de Murcia en los tiempos modernos, en colaboración con Guy Lemeunier, luego su marido estrecho colaborador a partir de entonces, y Francisco Chacón (Pérez Picazo et al., 1979). El libro, casi doctrinal para muchos principiantes de la investigación histórica, contenía numerosas propuestas o hipótesis de trabajo y tuvo la bondad de mostrar la importancia de los postulados de la escuela de Annales. Ese mismo año publica Oligarquía urbana y campesinado en Murcia, 1875-1902 (Pérez Picazo, 1979), que formaba parte de un proyecto más ambicioso a escala nacional dirigido por su antiguo maestro Jover Zamora; libro que fue modélico durante mucho tiempo para los estudios de historia urbana en la Restauración. Al año siguiente, en 1980, participa en la monumental obra colectiva Historia de la Región de Murcia (Pérez Picazo, 1980), donde esboza una singular interpretación sobre el siglo xix y las primeras décadas del siglo xx en la región. Esta obra colectiva y otras posteriores contribuyeron a fomentar la identidad regional, cuyos parámetros se situaban en Murcia entre los más bajos de las comunidades autónomas. La obra que de forma más notoria contribuyó a esta identidad fue, sin duda, El proceso de modernización de la región murciana ss. xvi-xix, en colaboración con Lemeunier (Pérez Picazo y Lemeunier, 1984). El libro supuso uno de los primeros proyectos financiados por el flamante gobierno regional y constituyó el mejor ejemplo de lo que venimos sosteniendo. En la década de 1980, la colaboración entre ambos autores se intensificó, siendo su principal objetivo atender a la especificidad regional en el marco del territorio nacional y explicar, en consecuencia, las diferencias territoriales producidas en los procesos históricos de desarrollo y crecimiento económico. La búsqueda de especificidades regionales por parte de historiadores y economistas se produce en la mayoría de los ambientes intelectuales de las comunidades autónomas españolas. La creación de Áreas. Revista de Ciencias Sociales, en 1981, bajo la dirección de Pérez Picazo y Lemeunier, fue otra muestra de esa inquietud intelectual por el fenómeno regional que ambos compartieron en un contexto de interdisciplinariedad.
El salto de Magisterio a la Facultad de Económicas y Empresariales fue decisivo en su desempeño profesional. Desde diciembre de 1982, María Teresa Pérez Picazo se vincula al nuevo centro, inaugurado un año antes, y en 1986 gana la cátedra de Historia e Instituciones Económicas ante un tribunal formado por Jordi Nadal, Josep Fontana, Emiliano Fernández de Pinedo y Vicente Pérez Moreda, y presidido por Gonzalo Anes. El proyecto de investigación que defiende, Los mayorazgos en la historia económica de la región murciana, se publica años más tarde (Pérez Picazo, 1990). Esta monografía se inserta en una de sus mayores preocupaciones intelectuales: la crisis del Antiguo Régimen y la transición al liberalismo, como desvela su participación en el tomo xxx de la Historia de España de Menéndez Pidal, sobre las estructuras agrarias entre 1750 y 1850 (Pérez Picazo, 1998). Sobre el tema aborda además aspectos fundamentales del comercio y del papel de los comerciantes catalanes en la formación del mercado nacional en los siglos xviii y xix (Pérez Picazo et al., 1996) y se interesa cada vez más por los conflictos sociales que acarrea el agua en la transición al nuevo régimen liberal, como reclama en su libro Agua y Modos de producción, prologado por Pierre Vilar (Pérez Picazo y Lemeunier, 1990). En ese libro plantea una de las cuestiones centrales de su investigación más palmaria, a la que dedicará su esfuerzo investigador durante más años: la relación entre el crecimiento económico y las estructuras agrarias y la influencia de los problemas medioambientales en la gestión de los regadíos mediterráneos.
Afianzada profesionalmente a mediados de la década de 1980, su labor investigadora pasó a ser prolífica y versátil, pero uno de sus campos preferenciales siguió siendo el estudio del agua, como «activo ecosocial», como a ella le gustaba definirlo1, y no como un factor de producción más. Siguió cultivando sus líneas preferentes (crisis del antiguo régimen y transición al liberalismo, propiedad de la tierra y sistemas agrarios, desarrollo regional), ahondó en distintos problemas de la historia agraria y la historia económica en general, pero le interesaron cada vez más los temas ambientales: la problemática de los regadíos y de los recursos hídricos en las regiones mediterráneas y, por ende, el papel de los recursos naturales en el desarrollo económico y social. En este enfoque, además de sus numerosas publicaciones, mostró un fuerte compromiso político con la sociedad y el contexto intelectual que le rodeaba. Tempranamente había sido diputada electa en la Asamblea Regional por el PSOE, pero en los últimos tiempos desempeñó un papel muy activo en la Fundación de la Nueva Cultura del Agua, desde su primer congreso en Zaragoza, en 1998, y como Presidenta de su IV Congreso Ibérico sobre Planificación y Gestión de Aguas (Tortosa, 2004). También colaboró en la redacción del Libro Blanco del Agua y en el Informe sobre el Plan Hidrológico Nacional (Ministerio de Agua y Medio Ambiente, 2001).
Como en Magisterio, tampoco pasó desapercibida en las aulas de la Facultad de Economía y Empresa. Además de su entrega y enorme capacidad didáctica, contribuyó con la renovación del material docente y su difusión programada en el alumnado. Entre sus recursos didácticos destaca Historia de España del siglo xx, publicada originariamente en francés (Pérez Picazo y Lemeunier, 1994), con 2 ediciones, y luego en español en una versión más ampliada (Pérez Picazo, 1996), con 6 ediciones hasta la fecha.
María Teresa Pérez Picazo ha sido autora de casi 40 artículos publicados en revistas especializadas, de 12 libros, algunos de los cuales fueron publicados en colaboración, principalmente con el historiador francés Guy Lemeunier, cuya muerte un año antes le afectó profundamente. Tres de sus libros tuvieron una finalidad didáctica, aspecto que cuidó hasta el final y le otorgó singularidad como profesora universitaria, además de investigadora. Dirigió 9 tesis doctorales de historia económica y numerosos proyectos de investigación como investigadora principal. Fue Presidenta de la Asociación Española de Historia Económica (AEHE) entre 2005 y 2008 y tuvo un fuerte protagonismo en la Sociedad Española de Historia Agraria (SEHA), desde su creación en 1990. Deja pendiente un libro sobre las élites económicas regionales, tema del que era gran entusiasta y que por desgracia no verá la luz. Y por supuesto muchos amigos y colegas que le apreciamos y la seguiremos recordando.