Este libro es producto del simposio realizado en 2010 con el mismo título; en él se conjugaron los estudios biográficos realizados por historiadores económicos, con la participación de representantes de dinastías financieras europeas, archivistas, editores e, incluso, un cineasta. Las intervenciones de todos ellos están editadas en un capítulo final por Christoffer Rydland. La parte central está conformada por un conjunto de artículos biográficos sobre el mundo financiero. Estos trabajos abordan aspectos relacionados con la sucesión, la profesionalización y el gobierno corporativo de las empresas familiares, temas en torno a los cuales se da unidad al volumen. No pretenden la homogeneidad ni tampoco abarcan un periodo concreto. Son pinceladas que ofrecen una visión del mundo financiero de los siglos xix y xx desde diferentes territorios, y recogen en los biografiados representatividades disímiles. A continuación se presentan los principales elementos planteados en estos capítulos biográficos.
Birgitte Possing abre el volumen con una interesante reflexión acerca del carácter personal del individuo en la historia y su apuesta por reincorporar el género biográfico al círculo académico. Sistematiza su aportación a través del análisis de una biografía –Ole Lange: The great mogul, acerca de Tietgen, un industrial danés del siglo xix–, y señala los principales elementos a tomar en cuenta al utilizar este género. Estos hacen referencia a la importancia que tiene el autor de la biografía: la relevancia de su decisión para seleccionar la información que permita comprender cabalmente a un personaje; el papel que juega la intención del biógrafo y su toma de posición frente al biografiado; la interrelación entre biógrafo, protagonista y la audiencia a la que se dirige, y, por último, pone en evidencia que quien realiza una biografía tiene en sus manos una cantidad de información que debe utilizar con responsabilidad ética.
A continuación, Richard Sylla realiza una semblanza de Alexander Hamilton, secretario del Tesoro norteamericano entre 1789 y 1795, quien estabilizó las finanzas tras la guerra de la independencia norteamericana y fue uno de los grandes protagonistas de los orígenes de la banca norteamericana. A diferencia de Europa, la existencia de dinastías financieras en América es rara (excepción hecha de los Morgan), y a ello contribuyó Hamilton con la normativa que impulsó y que favoreció la banca corporativa. Hamilton impulsó en 1791 el primer Banco de los Estados, artífice de lo que sería el futuro sistema bancario norteamericano.
Harold James se ocupa de 2 de las principales dinastías industriales alemanas, los Haniels, cuya historia desarrolló en su libro Family capitalism (James, 2006), y los Krupps. Se refiere al papel que han jugado las empresas familiares en el desarrollo económico, y su durabilidad y eficiencia. Reflexiona, igualmente, acerca de la relación que puede existir entre el deseo de mantener la independencia de la empresa familiar y el acceso al crédito, y cómo puede superarse la contradicción para favorecer la supervivencia de la empresa. James se ocupa de mostrar las claves del entramado empresarial de las 2 familias alemanas. No es un artículo directamente relacionado con el mundo financiero, aunque sí con las finanzas de estas empresas y las estrategias que siguieron para superar el síndrome de Buddenbrooks y pervivir.
Youssef Cassis aborda una paradoja: aunque en los bancos se separó tempranamente la propiedad del control de la empresa, los grandes bancos no se liberaron completamente de la dominación familiar. Su reflexión gira alrededor de 3 momentos, siempre tomando como referencia la comparación entre Gran Bretaña y Estados Unidos. El primero, anterior a la Primera Guerra Mundial, aborda el esplendor de los mercaderes banqueros de la City de Londres y de los bancos de inversión de Wall Street, gracias a su especialización en actividades con amplios márgenes financieros. Durante el periodo de entreguerras, y hasta la década de 1960, la persistencia de estas casas de banca será adaptativa y mayoritariamente se incorporarán al capitalismo gerencial, separando control de propiedad. Por último, analiza la gradual desaparición o bien la integración de mercaderes banqueros y bancos de inversión a través de los bancos universales (1960-90). Finalmente, evalúa el estatus de los banqueros de inversión en Wall Street y la City londinense a principios del siglo xxi, y señala que el poder que tuvieron los directivos bancarios, sin la responsabilidad que habían sostenido los comerciantes banqueros, ofrece una de las explicaciones a la crisis actual.
El análisis de Margarita Dritsas sobre Emmanuel Tsouderos, político griego, economista y banquero, significa un recorrido por los avatares políticos del país durante la primera mitad del siglo xx. En Grecia existía, desde mediados del siglo xix, el Banco Nacional griego, que tuvo derecho de emisión hasta que en 1927 nació el Banco de Grecia, con aspiraciones de banco central. El papel de Tsouderos en dichas instituciones, sobre todo en la segunda, es notable por el impulso modernizador que le imprimió. La autora recoge con especial énfasis las actitudes y valores de este hombre, que en 1931 asumió el gobierno del Banco de Grecia aunque, posteriormente, durante la dictadura de Metaxas, perdió sus cargos y fue exiliado en Syros.
María Inés Barbero y Jorge Gilbert analizan las experiencias de 2 emigrantes en Argentina, uno de procedencia italiana, Antonio Devoto, y otro, Ernesto Tornquist, de procedencia alemana. Ambos habían desarrollado sus propios negocios muy vinculados al comercio y a sus comunidades de origen. Devoto fue fundador y presidente del Banco de Italia y Río de la Plata, y Tornquist presidió la casa de banca Ernesto Tornquist y cía. En ambos casos se pone de relevancia la importancia de las redes que favorecieron la expansión de los negocios. El momento en el que Argentina se incorporaba a la economía mundial como exportadora fue también el periodo en el que se diseñó el futuro sistema financiero del país. Devoto y Tornquist participaron activamente en este diseño.
El estudio de Nuria Puig y Eugenio Torres se dirige a uno de los bancos españoles más importantes en los años centrales del siglo xx: el Banco Urquijo. El banco estuvo controlado por la familia Urquijo durante 5 generaciones. Los autores hacen un análisis de la evolución de la institución y de la participación de la familia, centrándose en el periodo del franquismo. La época de mayor relevancia se encuentra entre 1942 y 1974, cuando se produjo la modernización del banco de la mano de Juan Lladó, cuya historia sería, sin duda, una biografía maravillosa. Su análisis es reflejo de cómo la mayor parte de las dinastías financieras perdieron el control de las instituciones en la segunda mitad del siglo xx.
Los 2 últimos trabajos se refieren a 2 importantes banqueros nórdicos: Johan H. Andresen (analizado por Knut Sogner) y el grupo Wallenberg (cuyo análisis realiza Håkan Lindgren). J.H. Andresen, vinculado al negocio del tabaco y la banca desde el siglo xix, asumió la dirección del Andresens Bank en representación de la familia en la década de 1920, en una situación crítica. Este banco estuvo vinculado a las élites noruegas y jugó un importante papel en la financiación de las grandes empresas industriales. Sogner señala las diferencias con la banca sueca, fundamentalmente el papel jugado por la familia Wallenberg y el Stockholms Enskilda Bank, que actuó financiando la exportación de sus industrias.
Lindgren analiza el grupo sueco de los Wallenberg y parte de una definición de grupo de negocios entendido como un conjunto de firmas unidas entre sí por lazos formales o informales. En su análisis del grupo Wallenberg destaca la longevidad del mismo, buena muestra de su habilidad para adaptarse. Aborda esta habilidad de adaptación en relación con 3 aspectos: el balance mantenido por el grupo entre cambio y continuidad, el equilibrio de las decisiones tomadas en el gobierno del grupo, y, por último, revisa la política de sucesión que favoreció la pervivencia del grupo.
El libro, en definitiva, es un pretexto para conocer, a través de los personajes biografiados, el nacimiento o diferentes momentos de los sistemas financieros modernos. Este tipo de trabajos, además del valor investigador que tienen, pueden convertirse en excelentes materiales para acercar a los estudiantes la realidad histórica de una forma ágil y motivadora.