Desde el crac financiero de 2008 y la subsiguiente crisis global, son muchos los trabajos que se preguntan por el futuro del capitalismo, la necesidad de reformarlo, humanizarlo o incluso erradicarlo. Sin embargo, qué es exactamente capitalismo es algo que no queda, por lo general, suficientemente aclarado. Se trata de uno de esos términos cargados de ambigüedad conceptual (trufada de ideología en muchas ocasiones) que hace que el debate sobre su necesidad y reforma sea estéril o bien que se aplique acríticamente capitalismo al análisis de la realidad socioeconómica. En el mejor de los casos, este término suele asociarse con capital (físico y financiero), propiedad privada de los medios de producción y economías de mercado. Pero al igual que sucede con esos términos, es más un presupuesto que no se explica, que un concepto claramente definido, generándose una enorme confusión.
Cualquier intento por comprender el origen, las condiciones de posibilidad, la evolución, las variedades y el intento de reforma del capitalismo pasa, inevitablemente, por clarificar el concepto. No han faltado en la historia del pensamiento económico quienes lo han intentado. A la mente nos vienen en seguida autores de la talla de Marx, Schumpeter, Weber, Sombart, Keynes, Hayek, etc. —y más recientemente Stiglitz, Rodrik y Piketty, entre otros muchos. Geoffrey M. Hodgson asume este reto, y en este libro propone nada menos que conceptualizar el capitalismo: investigar la naturaleza del capitalismo, cómo funciona esta compleja constelación de diferentes instituciones que lo configuran y su posible evolución en el sigloxxi. Para ello se precisa, como condición de posibilidad, comprender antes qué es la propiedad (distinto de la posesión), el intercambio, los mercados, el dinero, el trabajo y la producción, entre otros elementos. Se necesita no solo conocimiento factual, sino también categorías claras y distintas.
Por supuesto, una tarea de esta envergadura exige varias cosas. La primera, un marco analítico comprehensivo de todas las facetas a las que se vincula capitalismo. Hodgson propone el legal institutionalism (una de las principales aportaciones del libro), que pone las instituciones legales y las relaciones en el centro del análisis, considerándolas como una fuente principal de poder en la sociedad moderna. El institucionalismo al uso se fija en las relaciones entre agentes y objetos; el institucionalismo legal eleva la mirada y examina las relaciones entre agentes, que engendran y sustentan marcos interpretativos comunes, reglas compartidas y hechos institucionales: la economía es mucho más que creación física, transformación y transferencia de objetos materiales. La ley es entendida tanto como producto del Estado y del orden privado, y da cuenta de muchas de las reglas y estructuras de la sociedad capitalista. Esto es muy claro en el caso del dinero, las leyes societarias y mercantiles, etc. La ley no es mera expresión del poder, sino también parte constitutiva de la estructura de poder institucionalizada y a través de la que se ejerce el poder. Es un medio para bregar con la incertidumbre de las múltiples y complejas interacciones que se producen en las grandes sociedades.
Desde este esquema analítico Hodgson analiza el capitalismo como un todo coherente, un fenómeno histórico que tiene su origen en novedosas combinaciones de elementos técnicos, legales e institucionales en torno a 1800 y que bajo diferentes variedades constituye el sistema económico hoy predominante, basado en el uso del capital como garantía del crédito necesario para financiar un número creciente de cada vez más complejas innovaciones. La tecnología ha sido una condición necesaria para el progreso del capitalismo, pero el cambio tecnológico también requiere explicación y remite a la pregunta sobre cuáles son las condiciones necesarias para el surgimiento, el desarrollo y la difusión de las nuevas tecnologías. Por supuesto, un punto central en este asunto es qué es el capital. Hodgson recupera el sentido originario (y habitual en el mundo de los negocios) de este término: es el dinero o el valor convertible en dinero de otros activos que el agente posee y que puede emplear como aval de crédito. Así entendido, capital remite fundamentalmente a relaciones entre agentes.
El libro consta de 2 partes. En la primera —Discovering capitalism (capítulos 1-10)— Hodgson establece las bases teórico-económicas del libro, así como una revisión histórica sobre la formación de la economía moderna. Parte de una discusión filosófico-metodológica sobre la esencia y las definiciones esenciales —con un claro sabor aristotélico— para tratar de la estructura social y la motivación de los individuos, de la ley y el Estado, de la distinción entre propiedad y posesión y el papel de los contratos, del intercambio y los mercados en cuanto instituciones (y no como presupuestos teóricos); siguen los temas centrales sobre el dinero, los significados de la palabra capital y el trabajo y el empleo, para culminar en el capítulo 10 en una definición de capitalismo basado en las siguientes 6 características: 1)sistema legal que garantiza derechos individuales ampliamente extendidos y la libertad de poseer, comprar y vender la propiedad privada; 2)el intercambio de bienes y servicios extenso y de mercados monetizados; 3)propiedad extensa de los medios de producción por empresas que producen bienes y servicios para la venta buscando un beneficio; 4)una gran parte de la producción está organizada separadamente y aparte del hogar y la familia; 5)uso extendido del trabajo asalariado y de los contratos de trabajo, y 6)existencia de un sistema financiero desarrollado con instituciones bancarias, el uso extendido del crédito con la propiedad como garantía (colateral) y la venta de deuda. Bajo este esquema, el concepto marxista de capitalismo verificaría las condiciones 1), 2), 3), 4) y 5), y el schumpeteriano cumpliría las condiciones 1), 2), 3), 4) y 6).
La segunda parte —Capitalism and beyond (capítulos 11-16)— versa sobre la producción, el capitalismo, el socialismo y el Estado, cómo evoluciona el capitalismo y su futuro, y de la desigualdad, para cerrar con la pregunta: ¿y después del capitalismo?
El libro es un ingente y apasionante ejercicio de erudición (más de 1.500 referencias y un útil glosario de términos). Quizá un defecto, si puede decirse así, es que está redactado en parte como un compendio de trabajos previos del autor, introduciéndose digresiones que hacen que el tema principal se desdibuje en ocasiones y que se traduce también en un excesivo número de páginas. Si bien no es propiamente un libro de historia económica —ni de historia del pensamiento económico—, con todo es una excelente e indispensable referencia para quien desee entender qué es el capitalismo tanto en sus manifestaciones históricas como en su (eventual) dinámica evolutiva.