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Inicio Latinoamérica. Revista de Estudios Latinoamericanos Cuba: el advenimiento de la “República” en el periódico La Lucha, 1902
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Vol. 2014. Núm. 58.
Páginas 181-203 (enero 2014)
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Páginas 181-203 (enero 2014)
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Cuba: el advenimiento de la “República” en el periódico La Lucha, 1902
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María Del Rosario Rodríguez Díaz
* Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
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Resumen

El establecimiento de la primera República de cuba, en mayo de 1902, ha sido un tema escasamente abordado en la historiografía cubana contemporánea. Por ello, en el presente artículo nos proponemos analizar esta coyuntura histórica a través del discurso periodístico del diario La Lucha, órgano dirigido a un público bilingüe, acorde a las exigencias del nuevo poder foráneo. Pretendemos estudiar la problemática existente durante el periodo de transición y el inicio de la era republicana en cuba y su representación en el mencionado periódico habanero. consideramos que el seguimiento hemerográfico propuesto nos acercara a la opinión pública de un segmento de políticos e intelectuales nacionalistas y antiestadounidenses cubanos interesados en defender la independencia de su país. El análisis del discurso periodístico se contrastará y complementará con fondos documentales y bibliográficos.

Palabras clave:
Cuba
Periódico
La Lucha
Estados unidos
Abstract

The establishment of the first Republic of Cuba, in May 1902, has been a topic barely addressed in contemporary Cuban historiography. Therefore, this article analyzes this historical juncture in the discourse of the daily newspaper La Lucha, organ directed to a bilingual audience, according to the demands of the new foreign power. We analyze the existing problems during the transition period and the start of the Republican era in Cuba and its representation in the Havana newspaper said. We consider the following proposed hemerographic, we approach the public in a segment of political and nationalist intellectuals and anti Cuban Americans interested in defending the independence of his country. Journalistic discourse analysis will be contrasted and complemented by documentary and bibliographic.

Key Words:
Cuba
Newspaper
La Lucha
United states of America
Texto completo
Introducción

El Caribe insular a fines del siglo xix y principios del xx experimenta una serie de procesos que modificaron su relación con los imperios, al quedar inserto en la esfera de influencia estadounidense. En esta coyuntura sobresale el proceso sufrido por Cuba, cuyo tránsito de la soberanía española a la norteamericana es de largo alcance y resulta pertinente a la hora de construir, alrededor de la categoría: sujeto colonialneocolonial y desde un enfoque geopolítico, una relectura histórica de lo que acontece en la Isla y en el Caribe como “frontera imperial”. Cabe señalar que en términos metodológicos, el estudio de este periodo ha resultado complicado para los estudiosos cubanos, ya que el grueso de los repositorios documentales que dan cuenta del proceso de toma de decisiones que afectaron a Cuba, incluyendo el establecimiento de la República, provenía directamente de Washington. Esta situación, aunada a las dificultades de tránsito y de otra índole, como las trabas impuestas por el bloqueo estadounidense a Cuba, ha obstaculizado en su conjunto los estudios de isleños sobre esta coyuntura política. Sin embargo, una joven generación de historiadores cubanos ha formulado nuevas interrogantes alrededor del sui generis nacimiento de Cuba a la vida republicana. Se trata de planteamientos que actores políticos y sociales de Cuba, de inicios del siglo xx, elaboraron sobre la independencia, la libertad, la nación y el nacionalismo entre quienes destacan Ana Cairo, Yoel Cordoví,1 Oilda Hevia, Imilcy Balboa, Ricardo Quiza y Pablo Riaño.2 Si bien estos autores enriquecen la historia social y cultural de Cuba de entre siglos, durante un largo periodo existió un silencio historiográfico, aunque también es cierto que se encuentran diversos estudios generales de historia de Cuba que abordan el periodo de 1898 al establecimiento de la República en mayo de 1902.3

La Lucha, un periódico republicano

El fin del gobierno militar estadounidense en la Isla y el establecimiento de la República en Cuba, en mayo de 1902, generaron diversas posturas en la prensa habanera, en particular para el periódico cubano-americano La Lucha, la transferencia del poder a los cubanos permitió poner en la mesa de discusión el triunfo electoral de Tomás Estrada Palma4 y las implicaciones políticas, económicas y militares, entre otras, en el futuro de la nación cubana. El autollamado Diario Republicano se convirtió en el mirador en el que se expresaron acerbas críticas al intervencionismo estadounidense y sobre todo a la Enmienda Platt. Por lo tanto, nuestro interés se centra en destacar algunos de los asuntos más relevantes y explicar las actitudes y posturas del mencionado periódico ante los procesos políticos que conmovían a la Gran Antilla durante los meses que antecedieron y precedieron a la inauguración de la República. Consideramos que el seguimiento hemerográfico realizado nos permitirá adentrarnos en los debates ideológicos y en el escenario de confrontación que privaba alrededor de la “fiesta republicana” del 20 de mayo. Antes de entrar en materia conviene señalar algunos rasgos del órgano periodístico aquí abordado. El periódico La Lucha surgió en su primera etapa como un semanario “liberal autonomista” hasta el año de 1883, se publicó en La Habana, bajo la dirección de Manuel Villanueva. Presentaba en sus páginas, artículos políticos de carácter autonomista, noticias relevantes y críticas a otros periódicos de la época, así como algunos escritos de índole literaria e histórica. Contaba con la colaboración de Enrique José Varona, Antonio Bachiller y Morales y Esteban Borrero, entre otros. También participaron figuras independentistas como José Martí en 1887 y para el momento que nos ocupa no solamente se encontraba bajo la dirección del periodista Antonio San Miguel sino también había dejado de ser un semanario para convertirse en un periódico diario. Éste nutría sus prensas de cablegramas generados en Washington y Nueva York, y reseñaba la problemática que se vivía alrededor del fin de la ocupación militar y el inicio a la vida republicana. También incluía documentos oficiales y epistolares de diferentes actores políticos y sociales cubanos en una edición bilingüe-español e inglés, como se mostrará en la selección de las siguientes notas periodísticas.

Tomás Estrada Palma: “El carabela de los Estados Unidos”: La Lucha

Los temas de interés de los articulistas y colaboradores de este espacio noticioso, derivan, en gran medida, de la condición de dependencia y subordinación de Cuba a Estados Unidos. Por ello, como se ha mencionado, la Enmienda Platt con frecuencia es referida como lesiva tanto en términos de soberanía como de economía, ya que en su opinión “La Ley Platt ha hecho imposible que Cuba pueda concertar tratados con otras naciones […]”.5 De igual manera, La Lucha, órgano auto anunciado como Cuban American with the “News of the World”, a propósito de la proximidad del cambio de poderes, fundó la columna Vísperas Republicanas en la cual informaba lo relacionado con la naciente República. Entre los meses de marzo, abril y parte de mayo de 1902, dedicaba gran parte de sus contenidos a brindar una semblanza del futuro presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, quien era casi un desconocido para los pobladores de la Isla.6 Por lo que no resulta extraño que también el gobernador militar, Leonard Wood, y sus colaboradores, se abocasen a promocionar y exaltar la vida del nuevo mandatario. En principio enfatizaban el pasado revolucionario de Estrada Palma y su linaje como sucesor de José Martí en el Partido Revolucionario Cubano (PRC), además de su afición a las costumbres y al modelo político anglosajón, lo que sin embargo le impidió cuestionar la imposición de la Enmienda Platt en Cuba.7 De entrada, el periódico La Lucha lo calificaba como el gran “ausente” y aseguraba que éste iba a quedar asombrado por las deprimentes condiciones en las que se encontraba la Isla. El diario se preguntaba: Estrada Palma 20 años ausente ¿Cómo encontrará Estrada Palma a su patria?, para enseguida contestar ya no es aquella “Cuba rica en tierras, en que tan fácilmente se ganabadinero, todo está paralizado […]”. Al mismo tiempo se subrayaba la reputación de austeridad que le antecedía. Esta interrogante sobre cómo encontraría don Tomás a Cuba fue abordada en la mencionada columna, Vísperas Republicanas, creada ex profeso para dar cuenta de las condiciones prevalecientes al tiempo del advenimiento de la República, y sobre ella se respondió lo siguiente: “Lo que encontrará Don Tomás los primeros días, será todo de color rosa, después se dará cuenta de la fragmentación política[...] de la quiebra de los ayuntamientos. La República viene a la vida amamantada a los ubérrimos pechos de la nación americana”.8 Derivado de lo delicado de esta situación, no resulta extraño que en una nota de Antonio Escobar se tildase a Estrada Palma como “el carabela de los Estados Unidos”.9 Por otra parte, dada la investidura del futuro presidente a Cuba, don Tomás y su periplo desde Central Valley, Estados Unidos, fue seguido de cerca por los colaboradores de La Lucha. También, se publicó la carta de Estrada Palma a Bartolomé Masó, su ex contrincante en el pasado proceso electoral, avisándole de su llegada a Bayamo y la contestación de éste diciéndole que lo vería en Manzanillo,10 encuentro del que daremos cuenta más adelante.

El también autollamado “Diario Republicano”, en la sección intitulada Questions of the Day, refrendaba el estatus de semiprotectorado de Cuba al afirmar que la influencia de Estados Unidos afectaba hasta el lenguaje mismo y denunciaba: “Se corrompe el idioma, quieren sustituir el español con el inglés [...] se va a establecer un gobierno cubano [...] una ‘república cubana’ es una ficción creada por el interventor [...] este país no es más que una subordinación de los Estados Unidos”.11 De esta manera, el advenimiento de la República trajo consigo la apertura de un amplio abanico de denominaciones al momento de calificar el sistema político que se instauraría el 20 de mayo de 1902. El campo de términos se extendía desde calificarla como seudo república, protectorado, república mediatizada hasta república neocolonial.12

Las páginas de este rotativo pusieron en evidencia las contradicciones y tensiones políticas existentes entre anexionistas e independentistas, La Lucha se mantuvo fiel a su tendencia de crítica a la ocupación militar estadounidense y proclive a evidenciar los efectos negativos de la administración colonial; por ello publicó las denuncias en contra del Partido Anexionista de Pinar del Río y difundió una postura opuesta al Tratado de Reciprocidad.13 En efecto, como han documentado muy bien los estudiosos cubanos Miriam Fernández Sosa, Jorge Ibarra y Mildred de la Torre, en el periodo between empires, y Louis Pérez Dixit, coexistieron las tendencias anexionistas y protectoristas entre sectores de cubanos que apoyaban la hegemonía de Estados Unidos.14 En esta línea el historiador Yoel Cordoví sostiene:

Entre 1898 y 1904 […] se asiste a un proceso de desplazamiento hacia las posiciones más conservadoras de la ideología liberal en Cuba. La República que nace en 1902 es fruto de estas contradicciones entre las distintas tendencias de pensamiento, en una época marcada por el expansionismo imperialista a escala mundial. Sin embargo prevalecería también en el seno de la nueva República un legado, un cuerpo de ideas sin materializar en esta primera fase del ciclo de liberación, y quedaba, sobre todo, una conciencia nacionalista presta a madurar en los años siguientes al calor de nuevas realidades y nuevas corrientes del pensamiento.15

En contraparte se encontraban los independentistas y autonomistas que vislumbraron en La Lucha un espacio para denunciar los males del intervencionismo estadounidense.

La coyuntura que se vivía en la antesala de la República proporcionaba al rotativo de San Miguel la oportunidad para demostrar la existencia de sectores políticos simpatizantes de la tutela estadounidense, y llevaba a La Lucha avaticinar que Cuba corría el peligro de ser anexada.16 Situación alarmante a la luz de las declaraciones del general Leonard Wood, quien afirmaba que “las tropas estadounidenses y él mismo se quedarán en Cuba después de la transferencia de poder”. Empero, el anexionismo, no era el único peligro que se cernía sobre la Isla; también la severa crisis económica existente en suelo cubano, abonaba a la incertidumbre y el camino al progreso y a la modernidad, aún de la mano estadounidense, no se veía claro ni cercano para los colaboradores de este diario habanero. Aún más, el periódico bilingüe preveía que el Partido Republicano “arruinará a Cuba” y dudaba que a Root y a Wood les preocupase resolver la crisis económica en Cuba con la reducción tarifaria.

Sin embargo, al ambiente de tensión política e incertidumbre económica se sumaban las posturas encontradas de amplios sectores de la sociedad cubana en pro o en contra de las órdenes militares que buscaban abolir juegos o costumbres consideradas como bárbaras e inmorales, por ejemplo, la prohibición de las peleas de gallos. Así se convertían en noticia aquellos ciudadanos que infringían tales medidas.17

La complejidad de las tensiones y resistencias en el ambiente del fin de la ocupación militar llevaron a líderes políticos de ideas radicales e independentistas como el general Enrique Collazo, historiador y periodista, a buscar los espacios propicios para la expresión de sus opiniones y encontrar en La Lucha, un medio para publicar su posicionamiento sobre las aflicciones de Cuba en esta coyuntura. En una extensa carta inicia señalando que Estrada Palma era el representante del “poderío yanki”, para después proseguir criticando casi cada aspecto de la sociedad cubana al afirmar:

[…] No todo ha sido tristeza […] ya no jugamos los gallos […] se le ha quitado al guajiro ese cáncer que no lo dejaba trabajar, arruinándolo […]. En instrucción pública dicen que estamos bien, pero creo que vamos mal; cálculo que hay más escuelas, mucha farsa, se quiere obligar a ir a los niños a la escuela, pero nadie inquiere si comen [...] el soldado cubano se encuentra enfermo y abandonado. La concentración de Weyler fue horrible [...] la concentración interventora es mucho peor, porque es un lazo hipócrita, pero seguro e implacable; se espera que la miseria nos degrade y que el hambre nos obligue a pedir a gritos al yanqui que nos despoja de la cadena que nos deshonra.18

Por otro lado, a la par que Collazo, contrastaba los males contraídos por la intervención estadounidense con la crueldad del sistema impuesto por la Corona española, en tiempos de Valeriano Weyler, en otras columnas, La Lucha destacaba la limitación de la soberanía cubana, al señalar: “Cuba en el orden internacional es una dependencia americana y en el orden doméstico un país sometido a su protección o tutela”.19 Afirmación que constituye otra muestra periodística del amplio campo de definiciones que sobre “la nueva criatura” republicana nacida el 20 de mayo de 1902 construyeron intelectuales y actores políticos.20

Además, La Lucha comentaba que dado que Cuba pronto entraría al concierto de naciones “independientes” debería contar, de acuerdo a Root, con una representación diplomática y un servicio consular en Cuba. En esa misma edición se informó que Root y su familia estarían diez días de visita en la Isla. En las primeras ediciones de Vísperas Republicanas llama la atención no solamente la crítica al expansionismo y a la influencia estadounidense, sino las advertencias de los peligros que acechaban a México, como podemos apreciar en el siguiente extracto noticioso: “A nadie se le oculta […] que las circunstancias actuales de nuestro país obligan al presidente a marchar de acuerdo con la Casa Blanca [...] ¿hay alguien que crea que México podría sustraerse por completo de la influencia de la cancillería americana? [...] México también está en riesgo […]”.21 En otro extenso artículo de Vísperas Republicanas se alude nuevamente a la presencia desafiante del vecino allende el Río Bravo para México.22

En esta columna, al mismo tiempo que se congratulaban de informar la generosa donación de Andrew Carnegie, de 250 mil dólares para una biblioteca en La Habana, señalaban la inexorable presencia del poder foráneo estadounidense. Una vez inaugurada la República, afirmaba La Lucha: “Después del 20 de mayo los extranjeros continuarán haciendo el trabajo, conduciendo las industrias, pagando impuestos y manteniendo las instituciones de la sociedad civilizada”.23

En Vísperas Republicanas del día 3 de abril de 1902 se comentaban las posibles inclusiones de cubanos en el nuevo gobierno: “Ni Méndez Capote ni Tamayo formarán parte del gabinete de Estrada Palma, se rumora que Manuel Sanguily sí será incorporado ‘preferible tenerlo callado’ pero no en la secretaría de instrucción pública”.24 En la edición del 5 de abril se abordó la cuestión de la especulación de tierras que se estaba viviendo en Cuba con la llegada de extranjeros deseosos de poseer bienes raíces en la Isla. Los columnistas también aconsejaban a los cubanos vender una parte de sus tierras para pagar las hipotecas. De igual manera, criticaban a aquellos cubanos que han abandonado sus propiedades “[…] y se lanzan a buscar puestos en el gobierno, prefieren la vida burocrática que dedicarse a la producción de tierra y de las empresas”.25

A mediados del mes de abril, informó la composición de la cámara de diputados: “En las cámaras no prevalecen las clases productoras de la riqueza o las trabajadoras, sino los abogados (13) médicos (4), empleados, guardia rural, periodistas y 3 terratenientes”.26 Posteriormente se vuelve a centrar en el malestar económico, aduciendo: “Es imposible sostener la actual organización burocrática [por lo que] hay que reducir en un 50% los sueldos […] recortar el personal […], existe una mala situación económica”.27

A la problemática interna, se sumaban las medidas impulsadas desde Washington. La Lucha, alertaba sobre la animadversión entre los demócratas y republicanos, en la que los primeros acusaban a los segundos de promover la anexión de la isla y pretendían que la fuerza de trabajo negra pudiese emigrar a Cuba.28 Evidentemente para Cuba constituía una prioridad fortalecer las relaciones comerciales, suscribir un tratado de reducción tarifaria y conseguir un mercado seguro en la Unión Americana. Sin embargo, la aprobación de la reducción tarifaria en el congreso estadounidense no era una tarea fácil, ya que como nos informaba La Lucha: “Casi la mitad de los demócratas se opone a la reducción”.29 Por otra parte, se pretendía que el gobierno cubano asumiera todas las obligaciones de los tratados.30

Como hemos mostrado, en Vísperas Republicanas, el anexionismo se convirtió en un factor de peligro para el futuro cercano de Cuba. Por un lado, se señalaba a La Habana como un posible lugar para establecer una estación naval estadounidense de acuerdo a lo propuesto y publicado por el almirante Bradford.31 Por el otro, se publicaba otra carta del independentista Enrique Collazo denunciando que: “Estados Unidos ya tiene realizado un plan para apoderarse de Cuba, lo que les asegura el control del Golfo de México e impide la comunicación con Europa a México, Centroamérica y Colombia [...] (Concluyendo) nos han reducido a la miseria.”32 De la misma opinión era Manuel Sanguily.33 A estas voces y discursos disonantes se sumaron las posturas de Juan Gualberto Gómez y Salvador Betancourt Cisneros, enfrentadas con los grupos de “españoles integristas y de los cubanos autonomistas en abierta colaboración con el gobierno de ocupación”, esta situación fue otra muestra más del ambiente de tensiones y confrontaciones que se vivía en la antesala del establecimiento de la República.34

La columna Vísperas Republicanas reseñó los últimos días de la intervención estadounidense advirtiendo a sus lectores: “Sí no somos cuerdos el yankee nos meterá en cintura […] le hemos concedido el derecho del más fuerte. Cuba no puede dejar que el gobierno interventor imponga su burocracia judicial y fiscal”.35 Al mismo tiempo, manifestaba que Cuba era “la más hermosa tierra” y que la isla de Pinos contaba con una enorme riqueza natural, por lo que en su opinión: “Se encuentran tristes los interventores por dejar Cuba [...] extrañarán el poder y las atribuciones”.36

Independientemente del estado de ánimo de los agentes del gobierno colonial, ante el fin de la ocupación militar, La Lucha presentaba el advenimiento de la República de Cuba como un hecho con claroscuros para diferentes sectores de la sociedad cubana; por un lado, se anhelaba la salida del gobierno interventor, en particular se congratulaban de la evacuación de las tropas estadounidenses; por el otro, la sombra de la Enmienda Platt lesionaba la soberanía cubana.

La inauguración de la República entre la “Politiquilla”, “Fuegos Fatuos” y “Flores De Muerto”: la lucha

Conforme se aproximaba el advenimiento de la República, La Lucha subió el tono de las críticas a los actores políticos cubanos que se mostraban deseosos por conseguir un puesto dentro del gabinete de Estrada Palma y también denunciaban las medidas dictadas desde Washington. Para los redactores de La Lucha,resultaba claro que la naciente República surgía bajo la tutela de Estados Unidos. Esa cuestión era reafirmada tanto por nacionales como por extranjeros, como fue el caso del escritor James Bryce quien, en su visita a la Isla, anunciaba las dificultades que Cuba enfrentaría si se le dejase sola. “Cuba necesita la aprobación de la rebaja pronto para aliviar la crisis económica”.37

En números posteriores, la sección Vísperas Republicanas consideraba imperativo que Estrada Palma “forme un gobierno incluyente y no favorezca a un solo partido”, en el sentido de aminorar las tensiones surgidas entre los aspirantes a ocupar cargos públicos. Paralelo a esta argumentación, los colaboradores de La Lucha, no dejaron de publicar aspectos de la vida y obra de Estrada Palma y de informar sobre su periplo a lo largo del territorio cubano.38 En esta línea, Vísperas Republicanas, del 19 de abril, contenía “dichos y hechos” en los que se aseguraba que “A pesar de la influencia política de Méndez Capote no será incluido en el gabinete de Estrada Palma”.39 El periódico reforzaba su postura crítica a la figura y al programa político del futuro presidente de Cuba, ya que la plataforma de gobierno contemplaba estrechar las relaciones con Estados Unidos, apoyando la puesta en práctica de la Enmienda Platt y en “cuidar que se interprete en todos los casos de manera más favorable a los intereses de Cuba, a su soberanía e independencia”, y la necesidad de signar un convenio de reciprocidad comercial con Washington: “un Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos en términos favorables a todos nuestros productos de exportación, principalmente el azúcar, cuya industria, que forma nuestra principal fuente de riqueza […] y el tabaco”.40 Planteamientos que no eran compartidos por grupos de cubanos pro independentistas, entre los que sobresalía el periodista e historiador Enrique Collazo, quien señalaba mordazmente en referencia al ascenso de Estrada Palma: “Pronto entraremos a la época de las vacas gordas que nos trae Don Tomás […]. Ya tenemos a Don Tomás en Oriente y al secretario Root en Occidente.”41

La Lucha informaba que Root se encontraba complacido con las mejoras sanitarias en los edificios y puentes42 y de paso criticaba “la manía de copiar leyes de otros países que siempre están en crisis político-económica y que se pretendieran cobrar derechos de enterramiento”.43 Acorde a su tendencia de cuestionar al futuro presidente, La Lucha reprodujo una nota del Diario de la Marina en la que mencionaba que Estrada Palma y Root coinciden en su viaje a Cuba; les parece sospechosa la visita de casi dos semanas del Secretario de Estado y ponen en duda que Estrada Palma “pueda poner orden a las distintas fracciones políticas”.44 Reiteraban que el recién electo presidente era casi un desconocido para los pobladores de la Isla.45 Por otra parte, consideraban que la admiración al american way of life de Estrada Palma constituía el factor clave para que Elihu Root y Leonard Wood lo apoyasen; también ponderaban la simpatía de sectores de propietarios pro anexionistas que postularon su candidatura a la presidencia de la República;46 aunada al respaldo que le otorgó el Generalísimo Máximo Gómez. Conviene puntualizar que se trataba de un actor político clave para entender la coyuntura cubana al momento del inicio de la vida republicana; Gómez, de larga trayectoria en las luchas independentistas, pretendíacrear las condiciones para incidir de alguna manera en la toma de decisiones, dentro de los estrechos límites concedidos por la presencia de Estados Unidos; el Generalísimo se afanó, infructuosamente, en superar el divisionismo político existente y en tratar de ganarle espacios a los sectores conservadores que impulsaban el establecimiento de un protectorado, en contraparte, los colaboradores de La Lucha consideraron un imperativo contar con partidos fuertes para la defensa de la sociedad. Les preocupaba el ambiente de tensión entre los diferentes actores políticos cubanos, propiciado por el cambio de gobierno y especulaban acerca del incierto futuro político de cubanos colaboradores en la administración colonial estadounidense como el mencionado ex secretario de gobierno, Méndez Capote y Diego Tamayo.47 De esta manera, a fines del mes de abril y principios del mes de mayo, los temas constantes de Vísperas Republicanas giraron en torno a la conformación del gobierno de Estrada Palma; en cuya constitución, a decir de La Lucha, pesaría más el interés material que el de prestar servicio a la nación. En esta tónica, también preveía un futuro incierto para la Isla ante el inicio de la República.48 Entre los factores que incrementaban la incertidumbre estaban la atomización de los partidos políticos, las pugnas entre actores políticos y el divisionismo en sus filas; otro de los obstáculos y quizá el más importante, era la precaria condición económica de la Isla, que lo llevaba a preguntarse: ¿puede sobrevivir económicamente la República? ¿Puede mantener el orden público? ¿Puede ser un régimen asequible a todos los partidos políticos?49 Cuestiones todas que se encontraban en el centro del debate entre intelectuales y políticos que vislumbraron en la prensa el vehículo para plasmar sus ideas.

De esta manera, a fines del mes de abril y principios del mes de mayo, los temas constantes de Vísperas Republicanas se relacionaron con la conformación del gobierno de Estrada Palma, en la que pesaría más el interés material que el de prestar servicio a la nación: “Dinero, dinero, dinero […]. La avaricia de los futuros empleados públicos”50 rezaba uno de los encabezados, para después proceder a criticar la composición del gobierno.

Los encabezados de Vísperas Republicanas tomaban el pulso político que rodeaba a Cuba, en particular lanzaban sus dardos críticos a los funcionarios elegidos por don Tomás, a quienes identificaba como miembros del sector conservador. Bajo el encabezado: “Politiquilla” denunciaba la eliminación de Sanguily de la presidencia del senado.51 Crítica que prosiguió el 7 de mayo con el cintillo de “Fuegos fatuos” que señalaba lo negativo de eliminar a Sanguily y afirmaba que la falta de presupuesto para la Secretaría de Guerra y Marina era, en su opinión, una “cuestión positiva para evitar revoluciones y tiranos”.52

Hasta aquí, podemos identificar dos líneas periodísticas: la tensión e intriga política y la penuria económica, las cuales se permeaban en el ambiente previo a la inauguración de la República. A esto se sumaba la exigencia del pago de la deuda a España y los pagos pendientes a los ex insurgentes,53 situación que complicaba el panorama financiero de la Isla.

Acorde a su objetivo de ofrecer las noticias internacionales, ponía de ejemplo a su vecino de tierra firme, México, como un modelo de orden y de paz, contrario a los vecinos del sur envueltos en revueltas intestinas: “México bajo los auspicios del gran soldado que preside la República conserva la paz interior, contrario a Santo Domingo, Haití, Colombia, Venezuela”.54 También hacía hincapié en el desarrollo educativo de México.55

En mayo de 1902 los redactores de La Lucha iniciaron de lleno los preparativos de la transferencia del gobierno. Por fin se veía cercana la salida de las tropas estadounidense y la conclusión del gobierno de ocupación. Hecho querelajó, de alguna manera, el ambiente de tensión y de penurias económicas. Por ende, noticias como el encuentro entre Masó y Estrada Palma, denominados como “los grandes pacificadores”,56 eran motivo de regocijo en el apartado Vísperas Republicanas. Atrás había quedado el divisionismo existente entre los pro anexionistas, favorecedores de la Enmienda Platt y simpatizantes de Estrada Palma, y los pro independentistas del lado de Masó.57 La beligerancia y la postura antiestadounidense y su compromiso con la defensa de una Cuba libre y soberana58 agrandaron el divisionismo entre amplios sectores cubanos. Masó se retiró de la contienda no sin antes denunciar que se trataba de un proceso electoral artificial y a modo de los estadounidenses.

La cordialidad en el reencuentro Estrada Palma-Masó sería emulada en la reunión de las cámaras alta y baja en la que se expresó: “todos deseamos librar a Cuba del peligro de caer en los abismos […] envilecimiento y tiranía en que han caído muchos pueblos hispanoamericanos”.59 En efecto, la proximidad de la inauguración de la República afectaba positivamente el ánimo de los actores políticos cubanos. “Todo es júbilo” expresaba Vísperas Republicanas, el 12 de mayo al darle la bienvenida al presidente Estrada Palma y afirmar en tono sarcástico: “Ya no estaremos sometidos a un gobierno militar extranjero […].” Para después afirmar “Ya tenemos presidente, ya nadie pondrá en duda la lealtad del gobierno americano hacia Cuba”.60

El programa de las fiestas de la República incluía, no solamente, eventos solemnes como la sesión de transferencia de poder y el izamiento de la bandera cubana, sino verbenas populares, conciertos musicales, veladas literarias, en las que se ponía de manifiesto el sentido patriótico y la esperanza de estar forjando una república netamente cubana. No obstante el ambiente festivo, la grave situación económica no pasaba desapercibida por la prensa cubana. “Flores de muerto” era el título de Vísperas Republicanas que en la edición del 10 de mayo señalaba que “cuando hayan pasado estos días de fiesta la crisis se hará sentir con fuerza” e informaba que los hacendados cubanos enviaron a Roosevelt una petición de auxilio para salir de la crisis, en la que concluían que “Cuba no puede subsistir sola”.

En esta línea, los editorialistas sin la intención de convertirse en los aguafiestas del advenimiento de la República, criticaban las afirmaciones sobre las bondades de la intervención. “Cuba está mucho peor que en 1899. Los gobiernos militares dieron mayor interés a la política que al desarrollo económico”.61 De igual manera, apoyaban la petición de Estrada Palma de 5% de la rebaja por la crisis económica62 y urgían la firma de un tratado de reciprocidad.63 En una carta de Enrique Collazo se afirmaba que a “los soldados cubanos se les dejaron dos caminos o roban o mueren”.64

La editorial Vísperas Republicanas oscilaba entre las noticias y comentarios del escenario político en el que destacaron las voces de ex combatientes como el mencionado Collazo, e intelectuales de la talla de Enrique José Varona y Manuel Sanguily, entre otros, quienes integraban un segmento de la opinión pública nacionalista, independentista y antiplatista. Por ello no resulta extraña la falta de colaboración del general Máximo Gómez en este espacio periodístico. Era público que el Generalísimo apoyaba abiertamente a Estrada Palma; Gómez y Estrada Palma, en mayor o menor medida, se impregnaron de un pensamiento conservador, y aunque no lo hicieron explícito, sí pusieron en duda la capacidad de autogobierno de los cubanos y favorecieron la negociación y la alianza con Estados Unidos, de la cual dependía la sobrevivencia y la prosperidad económica insular.65

Para los colaboradores de La Lucha no existió duda al momento de definir a la República como una “seudo república”, “neo-colonia” o “república lisiada” como era denominada por el periodista y caricaturista, Jesús Castellanos. Sin embargo, en Vísperas Republicanas intitulada “Pompas de jabón” les advertía a sus lectores que “Cuba no puede ser un vergonzoso cacicazgo”.66 En efecto, se aludía a la imposición de la Enmienda Platt, sobre la cual ironizaba que Cuba no tenía la obligación de crear representaciones diplomáticas o consulares.67 Para después proceder a afirmar que “Cuba enviará ministros a Francia, Inglaterra, Alemania, España y Estados Unidos”68 e informar que por fin se dieron a conocer los nombramientos en el primer gabinete de Estrada Palma, de los cuales señala: “Hay hombres de indistinto culto. El gobierno resulta muy moderado casi conservador”.69

En síntesis, no obstante la fuerte postura crítica y el escepticismo, La Lucha cerró la edición de Vísperas Republicanas con un mensaje de esperanza:

Una nueva era se inicia mañana. Entra este pueblo en plena posesión de sus destinos, es cuestión de honor para nuestro pueblo no pretexto ninguno a las potencias extranjeras para que duden de nuestra capacidad gubernamental y administrativa […] esperamos que arriba en el gobierno habrá moderación y que abajo en el pueblo habrá respeto […].

Se han terminado las vísperas republicanas, mañana entraremos en el régimen cordial que nos prometió Martí.70

La transferencia del poder

El 20 de mayo de 1902 a mediodía fue fijada la fecha en la que el gobierno militar estadounidense, encabezado por Leonard Wood, entregaría el gobierno a Tomás Estrada Palma, triunfador en la primera contienda electoral cubana del siglo xx.71 En esa ocasión Wood se dirigió al Congreso cubano con las siguientes palabras:

En representación del presidente de los Estados Unidos, yo les transfiero a ustedes como los representantes electos del pueblo cubano el gobierno y control de la isla: Para que sea ejercido por ustedes bajo las provisiones de la Constitución de la República de Cuba, aquí mismo adoptada y promulgada por la Convención Constituyente. Por lo anterior, declaro que la ocupación de Cuba por los Estados Unidos y el gobierno militar de la isla ha concluido.72

En la ceremonia de entrega del poder de la Isla a Tomás Estrada Palma, también se leyó un mensaje del presidente Theodore Roosevelt en el que manifestaba:

Esta transferencia de gobierno y mando llevan consigo como expresa condición, y el gobierno de los Estados Unidos entiende, por vuestra conformidad de presente, que, os hacéis cargo de todas y cada una de las obligaciones contraídas por los Estados Unidos respecto a Cuba en virtud del tratado celebrado entre los Estados Unidos de América y S.M. La Reina Regente de España, firmado en París el día 10 de diciembre de 1898.73

El final del gobierno militar y el advenimiento de la República de Cuba se presentaron como hechos alentadores para diferentes sectores que anhelaban la salida del gobierno interventor, en particular de las tropas estadounidenses. En este día la revista El Fígaro preparó un número especial con algunos retratos de los principales actores políticos cubanos, desde el presidente Palma hasta el general Leonard Wood. En su portada sobresalieron las palabras Libertad, Fraternidad, Independencia alusivas al surgimiento de la República cubana. En la edición conmemorativa, Enrique José Varona escribió: “la colonia y la revolución son cosas del pasado, desaparecida una en la sombra y otra en la penumbra de los días que fueron”.74

Un ejemplo de este deseo es la célebre frase de Máximo Gómez: “Creo que hemos llegado”, la cual sintetiza el tortuoso camino seguido por Cuba en pro de su Independencia. En lugar de Vísperas Republicanas se inició la Columna Las Fiestas de la República del 20 al 23 de mayo y posteriormente se estableció la sección de El Boletín Político.75

A manera de conclusión

El periódico La Lucha mantuvo una postura contra la intervención estadounidense en el proceso independentista cubano de 1895. Misma que refrendó en la coyuntura de la imposición de la Enmienda Platt. En esa ocasión utilizó un lenguaje grandilocuente que vislumbraba un futuro negro para la mayor de las Antillas y que por su importancia reproducimos en extenso:

Resignémonos, pues, á ver a los americanos instalados ad perpetuam en las estaciones navales y en el castillo del Morro de La Habana y de Santiago de Cuba. La bandera de la formidable República impondrá el respeto al extranjero. Las naciones del mundo verán detrás de esa bandera, no al liliputiense Estado cubano, no a la flaca y endeble nacionalidad cubana, sino á uno de los mayores poderes del orbe. La bandera americana será un muro infranqueable de contención para las ambiciones del extranjero […]. No sólo Cuba se verá preservada cuidadosamente de toda agresión extranjera, sino que sus naturales riquezas se desarrollarán considerablemente, cuando los capitalistas vean que, merced a la presencia de los americanos, no desaparecerá la civilización en Cuba, como ha desaparecido en Santo Domingo y Haití […]. Pero en cambio de lo que los americanos se toman, nos darán la republiquita que deseamos […]. No es poca satisfacción la de poder decir a los canadienses: “vosotros sois una colonia, una dependencia inglesa, aunque con autonomía; pero nosotros somos toda una república, aunque recortadita con la Ley Platt. ¡Viva la república nada de colonia!76

Las muestras periodísticas aquí seleccionadas nos permiten inferir que con el establecimiento de la República en mayo de 1902 no cejaron las críticas de este rotativo a quienes expresaban las bondades de la intervención estadounidense. En su opinión “Cuba está mucho peor que en 1899. Los gobiernos militares dieron mayor interés a la política que al desarrollo económico.77

Cuba se presentaba como una víctima del imperialismo estadounidense y Estrada Palma como su “carabela”, su representante, como un político entreguista. De acuerdo con esta interpretación, el ascenso de Tomás Estrada Palma se proyectó en el periódico La Lucha como un acto de desencanto ante la endeble situación en la que surgió la República cubana. Esta situación de dependencia fue denunciada de manera sistemática por los colaboradores de La Lucha en la coyuntura de la República en mayo de 1902. El horizonte de temas abordados giraba en torno al fin de la ocupación militar estadounidense, a la necesidad de firmar un tratado de reciprocidad, al debate entre anexionistas e independentistas, al perfil político-ideológico del futuro presidente, los miembros del primer gabinete, acontecimientos todos, envueltos en la camisa de fuerza de la Enmienda Platt.

Consideramos que el discurso de La Lucha puso en la mesa del debate periodístico los significados del tipo de régimen que se estaba forjando desde Washington. Además, su línea editorial se esforzó en advertir a su círculo de lectores, un grupo minoritario, principalmente urbano de La Habana, sobre lasimplicaciones lesivas para la soberanía cubana del establecimiento de la República bajo los dictados de la Casa Blanca.

En síntesis, a través del estudio de un proceso histórico específico: la transferencia del poder a los cubanos y la inauguración de la República, se ha mostrado la línea editorial del periódico La Lucha, un órgano eminentemente político, cuyas posiciones defendieron la cubanidad y la independencia plena de Cuba. En este sentido, sus artículos y columnas no mostraron la convergencia de diversas ideologías, ya que adoptaron una postura crítica a los actores políticos cubanos colaboracionistas con el gobierno militar impuesto en la Isla. Por ende, podemos afirmar que los editores de La Lucha representaron una corriente ideológica contraria al conservadurismo predominante en la esfera del poder político, al momento de la inauguración de la República en mayo de 1902.

Cabe señalar que Ana Cairo tuvo a su cargo coordinar un colectivo de investigadores alrededorde la figura de Máximo Gómez, materializada en la publicación del libro: Máximo Gómez. 100 años, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2006. Libro en el que Yoel Cordoví aborda la “Candidatura de Estrada Palma-Masó: en torno a una polémica”; y participan distintos autores, de quienes haremos referencia como Jorge Ibarra Cuesta, autor de “Máximo Gómez y el gobierno de Tomás Estrada Palma”, Francisca López Civeira, “Máximo Gómez entre el símbolo y la polémica” y Oscar Loyola, entre otros, quienes contribuyen, a través del uso de fuentes documentales y de testimonios escritos de la época, a llenar un vacío historiográfico en torno a la figura del general dominicano y por ende brindan luz sobre algunos aspectos del periodo presidencial de Tomás Estrada Palma, que constituye nuestro objeto de estudio. Por otra parte, Ana Cairo publicó El movimiento de veteranos y patriotas, La Habana, Instituto Cubano del Libro,1976, y el Grupo minorista de su tiempo, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1976. Yoel Cordoví, Máximo Gómez. Utopía y realidad de una república, La Habana, Editora Política, 2003.

Sobre los enfoques y las contribuciones historiográficas de estos autores véase el texto de Laura García Freyre, “Las metáforas del cambio: historiografía cubana sobre el periodo 1899-1902”, en Laura Muñoz y Rosario Rodríguez [coords.], El Caribe imaginado. Visiones y representaciones de la región, México, Instituto Mora-umsnh, 2009.

Entre las historias generales de Cuba que le conceden especial atención a este periodo sobresalen Historia de Cuba, La neocolonia, organización y crisis. Desde 1899 a 1940, La Habana, Política, 1998; Ramiro Guerra et al., Historia de la nación cubana, 10 vols., La Habana, Historia de la Nación Cubana, 1952; La república neocolonial, Anuario de Estudios Cubanos, 2 vols., La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1979, y Pilar Díaz Castañón [comp.], Perfiles de la nación, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2004.

Tomás Estrada Palma nació el 9 de julio de 1835, participó en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) junto con Carlos Manuel de Céspedes. Fue electo presidente de la “República en armas” en marzo de 1876. Las autoridades españolas lo capturaron y lo deportaron a la península ibérica. Después de la firma del Pacto de Zanjón fue liberado. De Barcelona se trasladó a Honduras, donde contrajo matrimonio, y de ahí se dirigió a Nueva York; en Central Valley, condado de Orange, fundó una escuela para latinoamericanos. José Martí lo contactó en este lugar para el establecimiento del Partido Revolucionario Cubano (PRC). Después de la muerte de Martí, Estrada Palma quedó al frente del PRC y del periódico Patria. En el movimiento Cuba Libre, Estrada Palma favoreció la participación de Estados Unidos en la independencia de Cuba, de tal forma que de 1895 a 1898 se dedicó a cabildear con grupos de poder económico y político en la Unión Americana en pro de la independencia cubana. Véase Carlos de Velasco, Estrada Palma. Contribución histórica, La Habana, 1911; Pánfilo D. Camacho, Estrada Palma, el gobernante honrado, La Habana, 1938; Raúl de Cárdenas, “Don Tomás Estrada Palma”, en Revista de La Habana, año I, t. II, núm. 8, abril de 1943 y Carlos Márquez Sterling, Don Tomás: biografía de una época, La Habana, Lex, 1953.

La Lucha, 21 de marzo, 1902.

J. M. Pérez Cabrera, Una cubana ejemplar: Marta Abreu de Estévez, La Habana, 1945.

La plataforma electoral de Tomás Estrada y su programa de gobierno contemplaban estrecharlas relaciones con Estados Unidos, apoyando la puesta en práctica de la Enmienda Platt y en “cuidar que se interprete en todos los casos de manera más favorable a los intereses de Cuba, a susoberanía e independencia”, y la necesidad de signar un convenio de reciprocidad comercialcon Washington: “un Tratado de reciprocidad Comercial con los Estados Unidos en términos favorables a todos nuestros productos de exportación, principalmente el azúcar, cuya industria, que forma nuestra principal fuente de riqueza […] y el tabaco”. Hortensia Pichardo, Documentos para la historia de Cuba, 6 vols., La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1965.

La Lucha, 29 de marzo, 1902.

Ibid., 1° de abril, 1902.

Ibid., 29 de marzo, 1902.

Ibid., 2 de marzo, 1902.

Véase Juan Pérez de la riva et al., La República neocolonial, 2 vols., La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975.

La Lucha, 23 de marzo, 1902.

Michael Zeuske, “1898: Cuba, entre el cambio social, transformaciones y transición. Interpretaciones, comentarios y perspectivas”, en 1898 entre la continuidad y la ruptura, México, UMSNH, 1997 (Col. Alborada Latinoamericana, 9).

Yoel Cordoví,Liberalismo, crisis e independencia en Cuba, 1880-1904, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2003, p. 175.

La Lucha, 24 de marzo, 1902.

Ibid.,25 de marzo, 1902.

Loc. cit.

La Lucha,25 de marzo, 1902.

Ana Cairo,20 de mayo, ¿fecha gloriosa?, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2002.

La Lucha,2 de abril, 1902.

El artículo opinaba lo siguiente: “[…] Un diplomático argentino acaba de declarar, que a su juicio, corre peligro la independencia de México […] nosotros no vemos la proximidad del suceso que señala. Andando el tiempo puede ser que México se vea arrastrado por la oladesbordante e irresistible de la civilización norteamericana […] México que es un país conti-

Loc. cit.

Loc. cit.

Ibid., 5 de abril, 1902.

Ibid.,11 de abril, 1902.

Ibid.,12 de abril, 1902.

Ibid.,4 de abril, 1902.

Ibid.,31 de marzo, 1902.

Ibid.,1º de abril, 1902.

Ibid.,7 de abril, 1902.

Ibid., 14 de abril, 1902.

Véase ramiro Guerra, “Ideas de Manuel Sanguily sobre la independencia económica de Cuba y la defensa de la tierra cubana”, en Trimestre, vol. II, núm. 2, La Habana, abril-junio de 1948. “El conservadurismo, como corriente en general, y el protectorismo en particular, como corrientes del pensamiento impregnaron a sectores de ex miembros del ejército libertador, quienes pusieron en duda la capacidad de autogobierno y favorecían la negociación y la alianza con Estados Unidos, de la cual dependía la sobrevivencia y la prosperidad económica insular”.

Los siguientes textos constituyen un ejemplo del ambiente que privaba en Cuba a inicios del siglo xx: ramiro Guerra, En el camino de la independencia, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1974; Jorge Ibarra, Historia de Cuba, La Habana, minfar, 1968; Julio Le riverand, Historia Económica de Cuba, La Habana, Universitaria, 1971; Oscar Pino Santos, El asalto a Cuba por la oligarquía financiera yanqui, La Habana, Casa de las Américas, 1973; Herminio Portell Vilá, Historia de Cuba y sus relaciones con los Estados Unidos,La Habana, Jesús Montero,1939, y Emilio roig, Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos, La Habana, La Tertulia,1960.

La Lucha, 16 de abril, 1902.

Ibid., 10 de abril, 1902.

Ibid., 4 de abril, 1902.

Ibid., 14 de abril, 1902.

Loc. cit.

Hortensia Pichardo, Documentos para la historia de Cuba, 6 vols., La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1965.

La Lucha, 19 de abril, 1902.

Ibid., 23 de abril, 1902.

Loc. cit.

Ibid., 19 de abril, 1902.

J. M. Pérez Cabrera, Una cubana ejemplar: Marta Abreu de Estévez, La Habana, El Siglo xx,1945.

Rufino Pérez Landa, Bartolomé Masó y Márquez. Estudio biográfico documentado, La Habana, Academia de Historia de Cuba, 1947.

La Lucha, 25 de abril, 1902.

Revista Cuba-América, La Habana, diciembre de 1901; Francisco de Armas, Los dos protectorados, La Habana, Imp. rambla y Bouza, 1906; Francisco Figueras, La intervención y su política, La Habana, Imp. Avisador Comercial, 1906; Joel James Figarola, Cuba 1900-1928: la república dividida contra sí misma, La Habana, Universidad de Oriente, 1974 (Premio Ensayo).

La Lucha, 22 de abril, 1902.

Ibid., 30 de abril, 1902.

Ibid., 5 de mayo, 1902.

Ibid., 7 de mayo, 1902.

Ibid., 29 de abril, 1902.

Ibid., 30 de abril, 1902.

Ibid., 3 de mayo, 1902.

Ibid., 1º de mayo, 1902.

Sobre los partidos políticos véase Jorge Ibarra, Cuba: 1898-1921. Partidos políticos y clases sociales, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1992; Nación y cultura nacional, La Habana, Letras Cubanas, 1981; ramón de Armas, Francisco López Segrera y Germán Sánchez Otero,Los partidos políticos burgueses en Cuba neocolonial, 1899-1952, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1985.

Bartolomé Masó había sido compañero de Carlos Manuel de Céspedes en el levantamiento de 1868, último presidente de la “república en armas” en 1895. Aglutinó a los opositores de la Enmienda Platt. Naturalmente, el manifiesto-programa de Masó en pro de la independencia de Cuba inquietó a los estradistas, en particular al gobernador militar que intensificó sus gestiones entre los gobernadores de las provincias en favor de Estrada Palma. de tal manera queel general Masó se sintió agredido por diferentes actores políticos, tanto en el ámbito doméstico como por la Unión Americana, por lo que se vio obligado a escribir una carta pública al presidente Roosevelt y solicitarle contener al grupo de militares que hacían proselitismo en favorde Estrada Palma.

La Lucha, 6 de mayo, 1902.

Ibid., 13 de mayo, 1902.

Ibid., 30 de mayo, 1902.

Ibid., 14 de mayo, 1902.

Ibid., 29 de mayo, 1902.

Ibid., 2 de junio, 1902.

Véase ramiro Guerra, “Ideas de Manuel Sanguily sobre la independencia económica de Cuba y la defensa de la tierra cubana”, en Trimestre, vol. II, núm. 2, La Habana, abril-junio de 1948.

La Lucha, 8 de mayo, 1902.

Ibid., 9 de mayo, 1902.

Ibid., 15 de mayo, 1902.

Ibid., 17 de mayo, 1902.

Ibid., 19 de mayo, 1902.

Orden Civil núm. 158, Wood Papers. Library of Congress, Manuscript division, Washington, D.C. En adelante al referirme a esta fuente lo haré bajo Wood Papers.

Civil report, 1902, Wood Papers.

Citado en Julio A. Carreras, Historia del estado y el derecho en Cuba, La Habana, Ministerio de Educación Superior, 1981.

El Fígaro, 20 de mayo, 1902.

La Lucha, 24 de mayo, 1902.

reproducido en El Universal, 14 de agosto, 1901.

La Lucha,30 de mayo, 1902.

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