La población joven penitenciaria presenta elevadas conductas de riesgo y una precariedad socioeconómica que incrementa su vulnerabilidad frente a la adquisición de Chlamydia trachomatis (CT). Monitorizar su prevalencia ayudará a reducir las tasas de infección.
Pacientes y métodosEstudio transversal a partir de una muestra de conveniencia de presos de 18-25 años. Se obtuvieron muestras de orina para determinar CT. Se utilizó un cuestionario estandarizado anónimo para recoger las variables de estudio.
ResultadosLa prevalencia global de CT fue del 11%, significativamente superior en aquellos con menos de un año de estancia en prisión, presentando también frecuencias más elevadas en las conductas de riesgo, disminuyendo estas en aquellos que llevaban más de un año presos.
ConclusionesLos valores de prevalencia obtenidos dan una idea de la concentración de la población vulnerable a esta afección en las cárceles y subrayan la necesidad de continuar con los programas de prevención y control de infecciones de transmisión sexual (ITS). El hecho de estar mayor tiempo preso disminuyó los comportamientos de riesgo. Por tanto, creemos importante el cribado de ITS en el momento del ingreso, ya que hay una mayor probabilidad de estar infectado, e incidir en ese momento en la educación sexual, puesto que es cuando presentan conductas de riesgo más elevadas, que son las que probablemente realizaban cuando estaban en libertad.
Young prisoners have high-risk behaviors and socio-economic insecurity that increases vulnerability for Chlamydia trachomatis (CT) acquisition. Monitoring its prevalence will help to reduce infection rates.
Patients and methodsCross-sectional study from a convenience sample of prisoners aged 18-25 years. Urine samples were obtained to determine CT. A standardized and anonymous questionnaire was used to collect the study variables.
ResultsThe overall CT prevalence was 11%, significantly higher in those with less than one year in prison, who also presented higher frequencies in risk behaviors, while these were reduced in those who had been imprisoned for more than a year.
ConclusionsThe prevalence values obtained give an idea of the concentration of the population vulnerable to this disease in prisons and underscore the need to continue programs for the prevention and control of sexual transmitted infections (STIs). Being imprisoned longer decreased risk behaviors; therefore, it is important to screen for STIs upon admission because they are more likely to be infected and it would be thus possible to influence at that time in sex education because, at that time, risk behaviors occur more commonly, which are most likely done when they were free.
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