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En la presente monografía se han mostrado los resultados obtenidos en Cataluña en los respectivos estudios que se han llevado a cabo para evaluar los objetivos formulados para el año 2000, siguiendo la estrategia de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud: «Salud para Todos en el Año 2000».</p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos de salud y de disminución de riesgo que se formularon en Cataluña para la última década del siglo xx se establecieron de forma cuantitativa y marcando un horizonte temporal<span class="elsevierStyleSup">2-5</span>. Se procuró además que en todos los casos la misma redacción de los objetivos definiera al máximo los indicadores, a través de los cuales fuera posible medir su propia evolución. Este planteamiento ha facilitado el proceso de evaluación del Plan de Salud de manera que, llegados al final del período, se haya podido evaluar la mayor parte de los objetivos de forma clara y haya sido posible establecer si durante el período fijado se ha seguido la tendencia esperada y alcanzado los niveles previstos. Esto ha sido así tanto para los objetivos generales de salud como para los objetivos de disminución de riesgo, que se formularon para hacer posible la consecución de los primeros.</p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos de salud se definieron según la reducción de problemas de salud considerados prioritarios para la población de Cataluña, y en general se refieren a las tasas de mortalidad o de incidencia de enfermedad. Los objetivos de disminución de riesgo se refieren a factores de riesgo y se basaron en la distribución de estas exposiciones en la población o, en su caso, en función de los niveles de control que se habían alcanzado para estos factores de riesgo.</p><p class="elsevierStylePara">A la hora de valorar los resultados obtenidos para cada objetivo cabe tener en cuenta, por un lado, si se ha observado o no una tendencia que apunte en la dirección deseada y, por otro, si se ha alcanzado el nivel establecido, un nivel inferior o, en algunos casos, si se han conseguido niveles superiores a los estimados cuando los objetivos fueron formulados. En este sentido hay que tener presente que a la hora de formular los objetivos generalmente no es posible determinar de forma exacta cuáles eran los niveles de salud que podrían alcanzarse en caso de conseguir un determinado nivel de reducción de la exposición. En efecto, no existen modelos matemáticos de fiabilidad absoluta para prever el futuro, motivo por el cual, a pesar de que se ha valorado especialmente el logro o no de los niveles prefijados, el estudio de la tendencia observada en los indicadores de los objetivos se ha considerado un elemento importante en la valoración final.</p><p class="elsevierStylePara">Evaluación de los objetivos de salud del Plan de Salud de Cataluña para el año 2000</p><p class="elsevierStylePara">La evaluación de la consecución o no de los objetivos de salud para el año 2000 se ha efectuado analizando la evolución de los indicadores de cada objetivo. Se consideró que los objetivos se habían logrado completamente cuando los niveles del indicador mostraban cambios iguales o superiores (en la dirección esperada) durante el período 1989-2000 («A» en las tablas). Cuando los niveles alcanzados no eran los fijados, pero se estaba en la tendencia deseada a un nivel de aproximadamente el 50% de cambio previamente definido, el objetivo se consideraba parcialmente alcanzado («PA» en las tablas). En caso contrario, se consideraba como objetivo no alcanzado («NA» en las tablas).</p><p class="elsevierStylePara">Debido a su definición, algunos objetivos marcaban niveles a alcanzar para distintas enfermedades y, en estos casos, ya que era necesario analizar diferentes indicadores, los resultados se muestran considerando cada indicador como un objetivo distinto.</p><p class="elsevierStylePara">Hay 5 objetivos que están relacionados con la alimentación cuya evaluación no será posible hasta que finalice la encuesta de alimentación y nutrición de Cataluña del año 2003 y se han catalogado como pendientes de evaluación («PE» en las tablas).</p><p class="elsevierStylePara">Al hacer una valoración global se observa que, aparte de los 5 objetivos mencionados anteriormente, en 5 casos no se dispone del indicador adecuado para su evaluación (indicador no disponible, «IND» en las tablas). Sesenta y nueve (68,3%) de los objetivos se han alcanzado completamente y ocho (7,9% de los evaluados) de forma parcial, mientras que no se consiguió en 24 (23,8% de los evaluados) (tabla 1). A continuación se presentan de forma resumida los resultados principales de la evaluación de los objetivos de salud y disminución de riesgo del Plan de Salud de Cataluña para el año 2000.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab01.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">No ha sido posible evaluar el objetivo sobre la anemia ferropénica en las mujeres en edad fértil ya que el examen de salud que se ha realizado no ha permitido obtener la información necesaria para hacer la catalogación de anemia. Tampoco se dispone de indicador adecuado para evaluar la mortalidad por patología infecciosa no asociada al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en usuarios de droga por vía parenteral. No se ha podido conocer la incidencia de insuficiencia renal terminal en diabéticos porque, a pesar de que en Cataluña se dispone de un registro de enfermos renales muy consolidado, este registro sólo permite saber cuántos pacientes con insuficiencia renal tienen diabetes, pero no indica la incidencia de insuficiencia renal en los diabéticos. Tampoco ha sido posible obtener un indicador para Cataluña que permita comparar los resultados de la gestación en mujeres diabéticas con las que no lo son (tabla 2).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab02.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Como ya se ha comentado, existen 5 objetivos relacionados con la alimentación y la nutrición que no podrán ser evaluados hasta que se disponga de la información de la encuesta correspondiente que se está llevando a cabo y que finalizará a mediados de 2003 (tabla 2).</p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos relacionados con la práctica de ejercicio físico durante el tiempo libre no se han alcanzado de forma general. Si es bien cierto que en tres de los 5 objetivos se sigue la tendencia esperada, y que en uno se alcanza casi el 50% del cambio previsto, la tendencia indica que no se han producido cambios importantes en el patrón de práctica de ejercicio físico durante el tiempo libre (tabla 3).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab03.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Tampoco se han logrado los objetivos relacionados con la obesidad y el sobrepeso. En este caso, mientras que se formularon objetivos de reducción de la exposición en la población general adulta (de 18 a 74 años), los datos muestran que durante el período establecido la prevalencia tanto de sobrepeso como de obesidad han aumentado de forma considerable en la población catalana. Los datos de la encuesta de alimentación y nutrición de Cataluña facilitarán información complementaria que, junto con la de actividad física, permitirán valorar la evolución de los indicadores de obesidad y sobrepeso (tabla 4).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab04.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos relacionados con la salud cardiovascular se han alcanzado mayoritariamente. Sólo en el caso de la mortalidad por insuficiencia renal, que se ha mantenido estable, no se ha llegado a los niveles esperados. Los objetivos de mortalidad cardiovascular general y por accidente cerebrovascular han sido alcanzados. Es necesario destacar que la mortalidad cerebrovascular ha mostrado una evolución muy favorable, con una reducción superior al doble de la esperada. Los datos del examen de salud también indican que se han alcanzado los objetivos de disminución de riesgo para la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial (tabla 5).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab05.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Se han alcanzado los objetivos de mortalidad por cáncer, tanto por cáncer en general en menores de 65 años como por cáncer de pulmón en varones y de mama en mujeres, de todas las edades. La evolución de la mortalidad por cáncer de cuello uterino muestra una reducción durante el período estudiado, inferior a lo establecido, y el objetivo sólo puede considerarse parcialmente alcanzado (tabla 6).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab06.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">La mortalidad por enfermedades del aparato respiratorio se ha mantenido estable durante la década y, por tanto, el objetivo de reducción que se había establecido no se ha alcanzado. En relación al principal factor de riesgo de esta patología, se observa que la prevalencia de tabaquismo observada en el año 2002 en la población de más de 14 años y en la de 15 a 24 años ha quedado muy alejada del objetivo que se estableció siguiendo las recomendaciones de la Oficina Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS)<span class="elsevierStyleSup">6</span>; a pesar de todo, se ha alcanzado el objetivo de abandono del hábito en la población general. Los objetivos relacionados con la prevalencia de tabaquismo en las poblaciones ejemplares muestran su consecución en el caso de los profesionales de la medicina y de la farmacia, mientras que se han alcanzado parcialmente los objetivos para el personal docente y el de enfermería (tabla 7).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab07.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos formulados en relación con la mortalidad producida por accidentes, intoxicaciones y violencias, se han alcanzado tanto en lo que concierne a la tendencia general como para las específicas de accidentes de tráfico, los ahogamientos y las caídas. En el caso de la mortalidad por accidentes de tráfico en los hombres jóvenes, el objetivo se ha considerado alcanzado a pesar de que la reducción es ligeramente menor a la prevista (34,7 frente al 35,0%) (tabla 8).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab08.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">En referencia a las enfermedades del aparato digestivo, se han alcanzado los objetivos formulados tanto en lo concerniente a la mortalidad por cirrosis hepática como a la morbilidad declarada por hepatitis B (tabla 9).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab09.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos que se establecieron para los problemas relacionados con el consumo de alcohol, como son la incidencia del síndrome alcohólico fetal y la prevalencia de consumo excesivo en la población general y en jóvenes, también se han alcanzado (tabla 10).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab10.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Con respecto a los objetivos relacionados con el consumo de drogas, se han conseguido parcialmente el objetivo que tiene que ver específicamente con la mortalidad por reacción adversa y el relacionado con la prevalencia de dependencia a opiáceos; no obstante, no ha sido así en el caso de los relacionados con el síndrome de abstinencia de los opiáceos en los recién nacidos y con la prevalencia de consumidores de cannabis entre los jóvenes (tabla 11).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab11.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos relacionados con la disminución de la infección por VIH han sido alcanzados excepto en el caso de la seroprevalencia en varones homosexuales. También se han alcanzado los objetivos sobre las prácticas sexuales de riesgo y los relacionados con la atención a los pacientes con sida, el aumento de la supervivencia y la disminución de la transmisión vertical (tabla 12).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab12.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">En referencia a los objetivos que se establecieron para las enfermedades susceptibles de ser prevenidas mediante vacunas, como son la difteria, el tétanos neonatal, la poliomielitis, la tos ferina, la parotiditis, la rubéola, la rubéola congénita, el sarampión autóctono y la prevalencia de infección por hepatitis B y del antígeno HBs, todos ellos han sido alcanzados (tabla 13).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab13.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">En el caso de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), los objetivos para la incidencia de sífilis, sífilis congénita, gonocócica y otras ETS, se han alcanzado completamente. El objetivo relacionado con la tasa de incidencia de la oftalmía del recién nacido en el año 2000 ha sido de 0,25 por 100.000 habitantes, por lo que no se ha logrado el objetivo establecido, a pesar de la importante disminución de la tasa (tabla 14).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab14.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">También se ha conseguido el objetivo de reducción de la mortalidad por accidentes en el puesto de trabajo, aunque no ha sido así en el caso de la morbilidad por accidentes laborales, que se ha mantenido estable durante el período (tabla 15).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab15.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">La reducción de la mortalidad para tuberculosis ha sido superior a lo establecido en el objetivo; en cambio, no se ha conseguido estabilizar la tasa de incidencia por tuberculosis respiratoria y sólo se ha podido evaluar de forma parcial el objetivo de riesgo anual de infección en los niños de 6 a 7 años de edad (tabla 16).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab16.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">A la luz de los resultados obtenidos en el estudio epidemiológico de 1997, se han logrado los objetivos que se formularon para la prevalencia de niños libres de caries dental y reducción del índice CAOD (piezas cariadas, obturadas o ausentes) en los niños de 12 años de edad. En el caso de los niños de 6 años, la prevalencia de libres de caries en el año 1997 no llegó a los niveles esperados para el año 2000, por tanto este objetivo se considera parcialmente alcanzado (tabla 17).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab17.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Respecto a los objetivos que se establecieron para la diabetes siguiendo las recomendaciones de la Oficina Europea de la OMS en la Declaración de Saint Vincent<span class="elsevierStyleSup">7</span>, la evaluación ha resultado extraordinariamente difícil. Como ya se comentó en dos de los objetivos (insuficiencia renal crónica en diabéticos y mortalidad perinatal y malformaciones congénitas en madres diabéticas), se ha considerado que los objetivos no podían ser evaluados con la información disponible. En tres de los objetivos, los indicadores utilizados son aproximados y se mantienen estables, excepto en el caso de la cardiopatía isquémica en diabéticos, cuyo objetivo se ha considerado parcialmente alcanzado. También se ha conseguido el objetivo de incrementar la frecuencia de diabetes conocida en la población adulta (tabla 18).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab18.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">En general, se alcanzan todos los objetivos establecidos para los diversos aspectos del medio ambiente y la higiene de los alimentos, a excepción de la morbilidad declarada por enteritis y diarreas, la reducción de los brotes de toxiinfección alimenticia y la erradicación de los parámetros tóxicos y microbiológicos del agua de las redes de abastecimiento público. En el caso de la triquinosis, el objetivo tampoco se ha considerado alcanzado porque, a pesar de que durante el período 1990-2000 no se registró ningún caso de triquinosis, en el año 2000 se registraron cuatro cuya causa fue el consumo de carne de jabalí que no había sido sometida a los análisis de triquina. Esta carne, por tanto, en ningún momento entró en el circuito de comercialización para el consumo público porque el consumo se restringió a los familiares y amigos de los propios cazadores. A pesar de que el objetivo no se puede considerar alcanzado, es evidente que, en principio, se está en el camino adecuado siempre que los 4 casos aparecidos en el año 2000 constituyan un fenómeno aislado (tabla 19).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab19.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Se han alcanzado los objetivos de reducción de la mortalidad materna, infantil y perinatal, observándose unas tasas a niveles claramente inferiores a los establecidos. Por otro lado, se ha observado un incremento en la frecuencia de prematuridad cronológica y bajo peso al nacer. Tampoco se ha alcanzado el objetivo de reducción del índice de embarazos en mujeres menores de 18 años, que se incrementó durante la última década (tabla 20).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab20.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">En los hospitales de Cataluña se han alcanzado todos los objetivos relacionados con las infecciones nosocomiales (IN), tanto en los casos generales como en los específicos de unidades de cuidados intensivos, áreas quirúrgicas y heridas quirúrgicas. La evaluación que se ha realizado en la presente monografía parte del análisis de los datos proporcionados por el estudio de prevalencia de las IN (EPINCAT) desarrollado anualmente con carácter voluntario por un grupo de hospitales y a partir de los datos de prevalencia de 1990 (tabla 21).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="2v121nSupl.1-13064390tab21.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Entre los objetivos no alcanzados destaca el hecho de que muchos de ellos estén relacionados con los hábitos y estilos de vida. En lo que concierne a los objetivos relacionados con el ejercicio físico, en general se observa que los indicadores han evolucionado en la dirección marcada por los objetivos, pero a un ritmo más lento de lo establecido. Es decir, el nivel de actividad física es un poco mejor en el año 2000 que en 1989. Respecto a la falta de consecución de los objetivos cabe tener en cuenta que los que se formularon inicialmente se establecieron según informaciones y recomendaciones internacionales; sin embargo, en aquel momento no se disponía de datos objetivos de Cataluña que permitieran estimar la velocidad de los cambios propugnados y, a la luz de los resultados, las intervenciones puntuales que se han llevado a cabo durante estos años no han sido lo suficientemente efectivas. Además, el nivel de actividad física de la población de Cataluña es similar al observado en estudios realizados en otros países de su entorno. La práctica de actividad física se ve influida por multitud de factores y, de hecho, en todo el mundo se está observando un aumento de las conductas sedentarias. Sólo se observan resultados positivos en los países de Europa que llevan más años realizando intervenciones para aumentar el nivel de actividad física de la población desde diferentes ámbitos.</p><p class="elsevierStylePara">En relación con el sobrepeso y la obesidad, hay que destacar que existe una tendencia universal hacia la occidentalización con pérdida de los estilos de vida tradicionales y la adopción de hábitos menos activos asociados al desarrollo socioeconómico. El entorno actúa como un elemento favorecedor de la obesidad, en lo que concierne a la mayor ingestión de alimentos ricos en grasas y en mayor cantidad. Finalmente, hay que mencionar el insuficiente gasto energético de la actividad diaria asociado a las mejoras en los transportes y, en general, al ámbito laboral y doméstico.</p><p class="elsevierStylePara">La mortalidad por insuficiencia renal crónica ha mostrado una gran inestabilidad a lo largo del período, que, al menos en parte, se atribuye al reducido número de personas que mueren por esta causa. Un caso que puede considerarse parecido es el del cáncer de cuello uterino. En efecto, el número de fallecimientos producidos por este cáncer es muy bajo y las tasas muestran unas oscilaciones que hacen muy difícil de prever cuál puede ser su evolución para un año determinado. Esto tiene que hacer pensar en la pertinencia de mantener en los futuros planes de salud estos tipos de objetivos, que tienen que ver con causas de mortalidad poco frecuentes.</p><p class="elsevierStylePara">El objetivo sobre la mortalidad respiratoria no se ha alcanzado. Aunque la tendencia era bastante favorable, en los últimos años se ha producido un incremento de mortalidad que parece que podría explicarse en parte por la incorporación de la 10.ª Clasificación Internacional de Enfermedades. También hay que tener en cuenta que ciertas medidas preventivas, como la vacunación antineumocócica en población de riesgo y personas mayores, todavía no se han podido reflejar en la evolución de la mortalidad para este grupo de patologías.</p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos relacionados con las prevalencias de tabaquismo en la población general y en la población joven claramente no se han alcanzado. Estos objetivos se formularon siguiendo un afán de homologación con el objetivo general que promovía en aquel momento la Oficina Regional de Europa de la OMS. Únicamente Suecia ­y sólo si no se tiene en cuenta el tabaco masticado­ ha alcanzado estos objetivos. Las tendencias observadas en Cataluña muestran un incremento entre los jóvenes, y muy especialmente entre las mujeres.</p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos sobre el consumo de drogas ilegales son especialmente difíciles de evaluar y no cabe duda de que la evolución de las características del consumo de drogas y del tipo de drogas consumidas hoy era imprevisible hace 10 años. El indicador del síndrome de abstinencia de opiáceos ha mostrado fuertes oscilaciones durante el período y, además, esta evolución puede haber estado muy influida por el aumento de exhaustividad del registro de altas hospitalarias. De todos modos, a la vista de la información disponible, se puede afirmar que no se ha alcanzado el objetivo. El consumo de cannabis ha aumentado durante los últimos años y el objetivo no se ha alcanzado. Éste es un fenómeno que no es exclusivo de Cataluña, sino que se ha observado en la mayoría de los países de la Unión Europea.</p><p class="elsevierStylePara">El objetivo de salud laboral sobre la accidentalidad no se ha alcanzado, aunque parece que ésta se ha mantenido bastante estable y, sobre todo, a expensas de los accidentes leves. El número de accidentes de trabajo parece que está relacionado con las condiciones laborales, tanto en lo que concierne a la contratación temporal como en las medidas de seguridad.</p><p class="elsevierStylePara">La adopción directa de los objetivos propuestos por la OMS en la Declaración de Saint Vincent ha condicionado que algunos de los objetivos sobre la diabetes no hayan podido evaluarse por falta de fuentes de información adecuadas. Para evaluar los objetivos, tal como están formulados, sería preciso disponer de una amplia cohorte de pacientes diabéticos que, seguida durante todo el período, permitiría ir evaluando los diferentes objetivos. Las dificultades inherentes a este tipo de estudio no han hecho posible su aplicación. No obstante, las fuentes que han permitido aproximarnos a la evaluación de algunos objetivos indican una tendencia estable.</p><p class="elsevierStylePara">Dentro del área de medio ambiente e higiene de los alimentos, no se han alcanzado los objetivos de reducción de los brotes de toxiinfección alimentaria ni el número de personas afectadas en estos brotes. Se considera que la mejora de los sistemas de declaración y de los sistemas de vigilancia epidemiológica han sido decisivos en estos resultados.</p><p class="elsevierStylePara">En referencia a la salud maternoinfantil, los objetivos de prevalencia de prematuridad y bajo peso al nacer no se han alcanzado. Durante los últimos 10 años se han observado importantes cambios, tanto en la edad de las madres ­que ha aumentado de forma considerable­ como en el aumento del número de embarazos múltiples, en muchos casos después de fecundación asistida. Tampoco se ha alcanzado el objetivo de disminuir los embarazos en mujeres menores de 18 años, aunque, comparado con los países de nuestro entorno, nos encontramos entre los que tienen niveles más bajos.</p><p class="elsevierStylePara">Comentarios finales</p><p class="elsevierStylePara">La planificación basada en objetivos de salud, tal como la propugna la OMS a través de sus estrategias «Salud para Todos en el Año 2000» y «Salud para Todos en el Siglo xxi»<span class="elsevierStyleSup">8</span>, supone un desplazamiento desde una visión centrada en la demanda de servicios hacia otra dirigida a la obtención de resultados en términos de salud. En el Plan de Salud de Cataluña se definieron distintos niveles de objetivos de forma escalonada. De este modo, se formularon objetivos generales de salud, objetivos de disminución de riesgo y objetivos operativos, para conseguir una secuencia lógica por la cual la consecución de un objetivo de salud supone la consecución de los de disminución de riesgo relacionados y, a su vez, estos objetivos suponen la consecución de los operativos. El mecanismo mencionado, que podríamos denominar de «paso a paso», permite establecer comparaciones con los desarrollos de políticas para la salud que se están llevando a cabo en otros países de nuestro entorno.</p><p class="elsevierStylePara">Los objetivos se formularon de forma cuantitativa y con límite temporal. Esto supone hacer un esfuerzo técnico que, además, significa ir algo más allá de la formulación de un objetivo en tanto que implica un grado de compromiso político para su consecución. La planificación basada en objetivos es un potente instrumento de racionalización de las políticas sanitarias, que implica un método estructurado para su desarrollo y que sitúa en el horizonte del planificador la salud de la población como finalidad última. Establecer objetivos implica un análisis profundo de la situación de salud de la población y, además, exige el seguimiento de los indicadores pertinentes. De este modo, el proceso cíclico de la planificación deviene una necesidad.</p><p class="elsevierStylePara">No cabe duda de que cuando se evalúa el impacto de las intervenciones sanitarias en términos de niveles de salud alcanzados en la población, sería inocente pensar que toda la mejora o el empeoramiento observados son fruto de las intervenciones llevadas a cabo. Existen muchas actividades no sanitarias que afectan al estado de salud de las poblaciones y no es fácil, ni siempre posible, separar el impacto de cada una de ellas. No obstante, cuando se establecen objetivos que se basan en los conocimientos existentes sobre el impacto potencial que tienen determinadas intervenciones sobre la salud, es razonable pensar que los resultados obtenidos son, al menos parcialmente, atribuibles a las intervenciones que se han realizado.</p><p class="elsevierStylePara">Ya se ha comentado que este proceso de planificación basada en objetivos, tal como se ha hecho en los Planes de Salud que se han elaborado en la última década en España, supone un mayor compromiso político con la salud de las personas y que, además, permite las comparaciones con otros países y comunidades de nuestro entorno. Esto supone un marco enriquecedor de aprendizaje, pero además ha sido un estímulo para el debate social sobre los problemas de salud que son más frecuentes y han conllevado una mayor participación de diversos sectores en la elaboración de los planes de salud, que probablemente nunca antes se había conseguido. Dicho de otra forma, con los planes de salud se han hecho más visibles las políticas para la salud. Por otro lado, cuando los objetivos se han formulado de modo que fueran alcanzables, esto ha supuesto una clarificación que se pretendía conseguir, lo cual debería ser un buen apoyo a la gestión de los servicios sanitarios.</p><p class="elsevierStylePara">Sin embargo, queda mucho camino por recorrer en la evaluación de los planes de salud. A pesar de que desde la perspectiva de estos planes pueda parecer que los objetivos ­y por ello los indicadores­ de tipo general son los más adecuados, cada vez son más necesarios indicadores más específicos que permitan indicar la consecución de los objetivos a distintos niveles. Estos indicadores deberían permitir identificar, por un lado, los grupos de población donde el grado de consecución de los objetivos es distinto y, por otro, deberían ser cada vez más útiles para la toma de decisiones. No parece razonable pensar que los objetivos se alcanzan de forma homogénea en todos los sectores de la población, ni que los indicadores epidemiológicos generales puedan ser igualmente útiles a todos los niveles de gestión. Muchos de los objetivos que se plantean en los planes de salud requieren de la acción de sectores distintos del sanitario, y en muchas ocasiones esto se debe a que hay muchos aspectos no sanitarios que afectan al estado de salud de las personas. Pero también es cierto que muchos de los objetivos requieren la reorientación o el impulso de los servicios sanitarios y los indicadores que los evalúan deberían ser útiles a niveles muy «micro» de gestión de estos servicios, si no pierden una buena parte de su importancia práctica. Conseguir este tipo de indicadores útiles, tanto para el desarrollo de políticas de salud como para la gestión de los servicios asistenciales, es un reto para el futuro de la evaluación de los planes de salud. De no ser así, cada vez será más difícil ligar los objetivos de salud a la realidad cotidiana.</p><p class="elsevierStylePara">La evaluación de los objetivos de salud constituye una lección constante porque ofrece información sobre qué intervenciones no han conseguido el efecto esperado, en qué grupos de población el efecto ha sido menor o en qué intervenciones se han alcanzado mejores niveles en evaluaciones intermedias que en las finales, dando muestras de la necesidad de acciones sostenibles en el tiempo. La experiencia de los últimos años es positiva y muestra que es posible establecer objetivos de salud a medio plazo, y objetivos operativos para plazos más cortos, que son evaluables y, a la vez, permiten establecer en cierta medida el impacto de las intervenciones. No obstante, esta experiencia también muestra que se deben hacer esfuerzos para mejorar los objetivos en su formulación de manera que, a ser posible, se disponga del punto de partida y exista una forma clara (un indicador y la forma de obtenerlo) de evaluarlos. La cuantificación es un compromiso, pero no debe ser una obsesión por cuanto no suele ser posible establecer matemáticamente los niveles a alcanzar. Además, un indicador orienta, pero no es toda la verdad.</p><p class="elsevierStylePara">No cabe duda de que uno de los frutos importantes que ha aportado la elaboración de los planes de salud ha sido la creación de un marco donde la evaluación de las intervenciones dirigidas a alcanzar los objetivos de salud se ha convertido en una necesidad. Probablemente nunca se había dispuesto del caudal de información que se tiene ahora, ni de una información tan dirigida a aspectos concretos, y seguramente nunca como ahora se había utilizado esta información con finalidades tan claramente prácticas. Poder decir dónde estamos y dónde queremos llegar, aunque sea con limitaciones, no es poca cosa. 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El objetivo de este artículo es presentar, de forma resumida, el resultado de la evaluación de los objetivos de salud y de disminución de riesgo formulados para el año 2000 en Cataluña. Resultados: Del total de 111 objetivos se consideró que 5 no se podían evaluar y que otros 5 deberán evaluarse después de la redacción de este trabajo. De los restantes, 69 (68,3%) se han cumplido completamente, 8 (7,9%) sólo parcialmente y 24 (23,8%) no se han alcanzado. Conclusiones: La evaluación es uno de los pasos fundamentales del proceso de planificación para la salud. En general cabe señalar que se ha podido evaluar la gran mayoría de los objetivos. Se han logrado 3 de cada 4 objetivos de salud y de disminución de riesgo formulados para el año 2000. 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