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Vol. 124. Núm. 16.
Páginas 616-617 (abril 2005)
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Situación actual de la infección por el VIH-2 y el HTLV-1/2 en España: luces y sombras
Current status of HIV-2 and HTLV-1/2 infection in Spain
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Carlos Toroa, Vicente Sorianoa, Grupo Español de Estudio del VIH-2 y HTLV-1/2
a Servicio de Enfermedades Infecciosas. Hospital Carlos III. Madrid. España.
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En diciembre de 2004 tuvo lugar la XV Reunión Anual del Grupo Español para el Estudio del virus de la immunodeficiencia humana tipo 2 (VIH-2) y human T-cell lymphotropic virus (HTLV) tipos 1/2. Dicho grupo se constituyó en 1990 con objeto de crear un registro nacional de casos de infección por estos retrovirus minoritarios. Desde entonces se vienen realizando reuniones periódicas que actualizan la situación y evolución de estas infecciones en nuestro país. Por su relevancia en términos de salud pública, se discuten a continuación algunos de los aspectos más relevantes de estas infecciones en España.

Desde 1988 se han comunicado 90 casos de infección por el HTLV-1 en España, de los que 32 corresponden a sujetos nacidos en nuestro país, mientras que 54 son inmigrantes de África o Latinoamérica. En 4 se desconoce el lugar de nacimiento. Las edades de los individuos infectados por el HTLV-1 en el momento del diagnóstico oscilaban entre los 4 y los 78 años. El contacto heterosexual es la principal vía de contagio (30 de los casos). La transmisión por vía parenteral es menos frecuente (14 pacientes) y se debe tanto al intercambio de jeringuillas como a transfusiones de sangre contaminada, fundamentalmente recibidas en zonas endémicas. En 7 casos la vía vertical ha sido la ruta de contagio. Presentaban coinfección por el HTLV-1 y el VIH-1 un total de 16 sujetos de los que 9 eran usuarios de drogas por vía intravenosa (UDVI).

Aunque la transmisión del HTLV-1 por aloinjerto es excepcional, en el año 2000 se comunicaron en nuestro país 3 casos de infección por trasplante. Todos ellos desarrolla ron paraparesia espástica tropical/mielopatía asociada al HTLV-1 en un plazo inferior a 2 años1. En total, son 23 los pacientes infectados por el HTLV-1 que han desarrollado síntomas potencialmente ligados al virus: 13 casos de paraparesia espástica tropical/mielopatía asociada al HTLV-1, 5 de leucemia de células T del adulto, 2 de linfoma cerebral primario (uno de células T y otro de tipo B) y uno de linfoma T periférico con afectación cutánea. Este último paciente presentaba además hiperinfección por Strongyloides stercoralis2,3. Con respecto a la distribución geográfica, la mayor parte de los casos se han detectado en Madrid (n = 36), Cataluña (n = 16) y Galicia (n = 11). En esta última comunidad, más de la mitad de los pacientes infectados por el HTLV-1 corresponden a marineros españoles, mientras que en Cataluña y Madrid se trata principalmente de inmigrantes.

Los estudios de seroprevalencia de infección por el HTLV-1 realizados en donantes de sangre han demostrado una prevalencia muy baja de la infección (0,0011%) en España. Esto, junto con el bajo riesgo de desarrollar enfermedad en los portadores (< 5%), ha justificado una actitud pasiva en cuanto a la conveniencia de introducir el cribado obligatorio de anti-HTLV-1 en los bancos de sangre4. La comunicación reciente de los primeros casos de infección por el HTLV-1 en trasplantes de órganos y el incremento de la población inmigrante han motivado la reconsideración de esta actitud. Se han realizado nuevos estudios en seroprevalencia en poblaciones centinela. Un estudio en 1.691 donantes/receptores de órganos no ha revelado ningún caso de infección por el HTLV-15, a pesar de que con anterioridad se habían diagnosticado 14 casos en un examen que abarcó a 2.882 inmigrantes de Latinoamérica y África (prevalencia global del 0,48%). Estos datos ponen de relieve que, aunque la prevalencia de infección por el HTLV-1 en España es escasa, puede ser suficiente para justificar la realización del cribado obligatorio de anticuerpos anti-HTLV en donantes de órganos con factores de riesgo para la infección por el HTLV-1, como es el caso de inmigrantes de zonas endémicas6. Algo similar puede aplicarse con respecto al cribado en mujeres embarazadas. Como es sabido, la lactancia es la principal vía de transmisión vertical de la infección por el HTLV-17. Identificar a las madres portadoras del HTLV-1 puede permitir evitar que alimenten a sus hijos con leche materna, que es una de las medidas preventivas más eficaces para frenar la diseminación del virus7. Los estudios realizados en España en gestantes han mostrado tasas de infección muy bajas (0,0098%), que probablemente no justifican que el cribado anti-HTLV-1 deba considerarse una prueba prenatal universal8. No obstante, sí puede justificarse en gestantes procedentes de zonas endémicas, que representan un número relativamente elevado en la actualidad en España.

Hasta diciembre de 2004 se habían comunicado 638 casos de infección por el HTLV-2 en España. La mayoría corresponden a varones, nativos españoles, UDVI en activo o en el pasado, muchos de los cuales (575 casos) estaban coinfectados por el VIH-1. A pesar del elevado número de casos detectados hasta la fecha, es de esperar que el número total de infectados sea mucho mayor, puesto que la cifra de UDVI en España supera las 100.000 personas. Los datos presentados en la reunión sobre 1.366 pacientes UDVI infectados por el VIH-1 revelaron que, de forma global, cerca de un 4% de este colectivo podría estar coinfectado por el HTLV-2. Sin embargo, existen importantes variaciones geográficas y es mayor en UDVI con antecedentes de estancia en prisión. Teniendo en cuenta que en España se estima que viven alrededor de 130.000 portadores del VIH-1, y que un 50-60% de ellos lo han adquirido por vía parenteral9, probablemente un mínimo de 1.500 personas están coinfectadas por el VIH-1 y el HTLV-2.

Aunque la relevancia clínica del HTLV-2 es menor que la del HTLV-1, estudios recientes han señalado que un 1% de portadores desarrollarán síntomas neurológicos en algún momento de su vida10. Es más, los pacientes coinfectados por el VIH-1 y el HTLV-2 podrían presentar con mayor frecuencia otros procesos, como neumonías, infecciones urinarias o alteraciones hepáticas11. Hasta el momento, en España tan sólo se han comunicado 2 casos de neuropatía y uno de miopatía, posiblemente relacionados con la infección por el HTLV-212.

Los primeros casos de infección por el VIH-2 en España se comunicaron en 1988 en 3 inmigrantes africanos residentes en la comarca catalana del Maresme13. Desde entonces y hasta diciembre de 2004 se han notificado 124 casos, de los que la mayoría (n = 88) son varones. El intervalo de edad en el momento del diagnóstico oscilaba entre los 2 años (en un único caso de transmisión vertical) y los 76 años, de un varón homo/bisexual14. En lo referente a la procedencia, 93 pacientes eran inmigrantes, casi todos africanos, salvo 2 mujeres de Portugal y una de la República Dominicana. El resto de sujetos infectados por el VIH-2 habían nacido en España, aunque la mayoría refería haber vivido en países donde la infección es endémica o haber mantenido relaciones sexuales con oriundos de esas zonas.

En cuanto a la distribución geográfica, la mayor parte de los casos comunicados de infección por el VIH-2 son de Cataluña (n = 48) y Madrid (n = 37), probablemente relacionado con el importante número de inmigrantes africanos en esas comunidades. El resto de casos de infección por el VIH-2 se distribuyen principalmente en el cinturón litoral de España, en particular en la zona norte y Levante. La mayoría son individuos nativos, generalmente marineros, que han viajado a distintas zonas de la costa africana a lo largo de su vida. Casi todos los aislamientos del VIH-2 identificados en España pertenecen al subtipo A, mientras que el subtipo B es menos frecuente y predomina en los inmigrantes de Guinea Ecuatorial. No hay evidencia de un incremento del número de casos de infección por el VIH-2 en España desde que se comunicaron los primeros casos en 1988.

El escaso número de pacientes infectados por el VIH-2 en España y la menor virulencia de este virus respecto al VIH-1 (tan sólo se han notificado 18 casos de sida por VIH-2 en el registro español) explican la escasa experiencia clínica con estos pacientes y que existan dificultades para monitorizarlos, por ejemplo, con pruebas apropiadas de carga viral15,16. La susceptibilidad a los antirretrovirales difiere de la conocida para el VIH-1, de modo que hay resistencia natural a los inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos. Además, el VIH-2 desarrolla con más frecuencia mutaciones de multirresistencia a los análogos de nucleósidos, como K65R y Q151M17. Por último, la susceptibilidad a los inhibidores de la proteasa y las vías de adquisición de resistencia a estos fármacos difiere de las descritas para el VIH-118,19. Todo ello complica el abordaje terapéutico de estos pacientes19.

Grupo Español de Estudio del VIH-2 y HTLV-1/2

C. Rodríguez y J. del Romero (Centro Sanitario Sandoval, Madrid); C. Tuset, G. Marcaida y T. Tuset (Hospital General Universitario, Valencia); E. Caballero (Hospital Vall d'Hebron, Barcelona); A. Aguilera, E. Prieto y B. Regueiro (Hospital Xeral, Santiago); R. Benito (Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza); R. Ortiz de Lejarazu (Hospital Clínico Universitario, Valladolid); J.M. Eirós (Instituto de Salud Carlos III, Madrid); J.M. Miró, O. Sued y T. Pumarola (Hospital Clínic, Barcelona); J. García (Hospital Cristal-Piñor, Orense); E. Calderón, A. Vallejo, F.J. Medrano y M. Leal (Hospital Virgen del Rocío, Sevilla); F. Capote (Hospital Puerta del Mar, Cádiz); F. Dronda y S. Moreno (Hospital Ramón y Cajal, Madrid); D. Escudero (Hospital Germans Trias i Pujol, Barcelona); E. Pujol (Hospital Juan Ramón Jiménez, Huelva); P. Álvarez y M. García-Campello (Complejo Hospitalario, Pontevedra); M. Rodríguez-Iglesias (Hospital Universitario de Puerto Real, Cádiz); E. Franco (Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana, Valencia); M. Adelantado y A. Castro (Centro de Transfusiones de Galicia, Santiago); A.M. Martín y O. Evora (Hospital Insular, Las Palmas de Gran Canaria); J.M. Ramos (Hospital General, Elche); C. Gómez-Hernando (Complejo Hospitalario Virgen de la Salud, Toledo); A. Guelar (Hospital del Mar, Barcelona); G. Cilla y E. Pérez-Trallero (Hospital Nuestra Señora de Aránzazu, San Sebastián); F. Ulloa (Complejo Hospitalario Universitario, Vigo); C. Toro, B. Rodés, S. Bassani, V. Jiménez, J.M. Benito, J. Sheldon, J. González-Lahoz y V. Soriano (Hospital Carlos III, Madrid).

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