La publicación de artículos en revistas biomédicas, fruto de la investigación de sus autores, representa una aportación científica a la comunidad, un avance en el conocimiento y en la medicina de la evidencia, pero también se relaciona con la promoción académica de los mismos1. Las perspectivas profesionales en los hospitales y en la universidad, están fuertemente vinculadas a la autoría científica. En la actualidad, las publicaciones en revistas biomédicas indexadas representan el parámetro medible de mayor importancia en los baremos para acceder a una posición estable de los autores en los centros a los que están adscritos2.
Históricamente, la mayoría de los autores en ciencias biomédicas han sido hombres, siendo la representación de la mujer muy baja en todos los campos y especialidades3. En las últimas décadas se ha producido un cambio social con la masiva incorporación del género femenino a las facultades de medicina. Como consecuencia de esta feminización de la medicina, debería observarse que cada vez hay más mujeres incluidas en la autoría de las investigaciones y publicaciones1. Aun así, sigue habiendo poca representación femenina en puestos académicos y sobre todo en los de mayor responsabilidad4.
Este estudio tiene como objetivo analizar la evolución del porcentaje de autores del género femenino en los artículos publicados en Medicina Clínica en los últimos 11 años. Medicina Clínica es una revista de referencia de la medicina española. Sus contenidos abarcan dos frentes: trabajos de investigación original y trabajos orientados a la formación continuada. Es un vehículo de información científica de reconocida calidad, situándose en el segundo cuartil (Q2), ocupando el puesto 58 de 167 revistas en la categoría de «medicina interna y general», según la última actualización de Journal Citation Report (JCR).
Material y métodoSe ha accedido a las publicaciones en la revista Medicina Clínica a través del acceso abierto que facilita el Centro de Recursos para el Aprendizaje e Investigación (CRAI) de la Universidad de Barcelona. Se han revisado todos los artículos durante el periodo de los años 2012 a 2022, ambos incluidos. Todos los artículos se registraron en una hoja de cálculo (Microsoft Excel, 2013), y de cada uno de ellos se ha determinado el tipo de estudio, el número total de autores, autoras y el género del primer y último autor según el nombre de pila de los mismos.
Para los propósitos de este estudio se ha considerado al primer autor como el autor principal y el último autor como sénior. La evolución del número de mujeres sénior se considera una representación indirecta de cargos de responsabilidad en la investigación.
Cuando existían dudas sobre el género de los autores, se hacía una búsqueda en internet. El/la autor/a se buscaba en páginas académicas o profesionales como LinkedIn. Si la búsqueda no daba resultado se investigaba con herramientas de búsqueda convencionales como Google. Cuando ninguno de los anteriores daba resultado, o bien no se podía deducir el género por el nombre al tratarse de un artículo de autores extranjeros, este se consideraba desconocido y el artículo se excluía del análisis.
El género hace referencia a roles, comportamientos e identidades socialmente construidos de mujeres, hombres y personas de géneros diversos. Influye en el modo en que las personas se ven a sí mismas y a los demás, el modo en que se comportan e interactúan, y el modo en que se distribuye el poder en la sociedad. Para este estudio los términos hombre/mujer y género masculino/femenino se usan indistintamente y en relación con la identificación de género.
ResultadosEntre los años 2012 y 2022 hemos incluido 4.229 artículos, distribuidos entre 22 volúmenes (vol. 138-159, ambos incluidos). Se han eliminado 101 artículos (2,4%, inferior al 3% del total de los estudios incluidos) debido a no poder verificar con seguridad el género de los autores. De los 4.128 artículos incluidos en el estudio, hemos contabilizado 810 originales, 345 editoriales, 329 revisiones, 209 artículos especiales, 357 cartas científicas, 564 imágenes de la semana, 1.248 cartas al editor y 266 otros (conferencia clinicopatológica-MIR [16], conferencia de consenso [43], crítica de libros [tres], diagnóstico y tratamiento [72], Fe de errores [14], investigación clínica y bioética [20], nota clínica [89], preguntas y respuestas en farmacología clínica [cuatro] y reportaje [cinco]) (fig. 1).
Se han contabilizado un total de 15.983 autores en los 11 años de estudio, representando 8.877 (55,5%) y 7.106 (44,5%) hombres y mujeres, respectivamente. La proporción de autoras ha aumentado desde 2012 a 2022 y, en consecuencia, el porcentaje de hombres ha disminuido. En el año 2012 se observaba un 39% de autoras que aumenta hasta un 49% en 2021. En 2022 el porcentaje se reduce a 47%. (fig. 2).
Autor principalSe observa la misma tendencia con los autores principales, un aumento del porcentaje de autoras desde un 36% en el año 2012 hasta un 44% en el año 2022. Aun así, el porcentaje más alto se observa en el año 2021 con un 48%. La proporción de hombres disminuye desde un 64% en el año 2012 hasta un 56% en el año 2022 (fig. 3).
Autor séniorConsiderando el autor sénior de cada artículo entre los años 2012 y 2022, se observa un leve aumento de mujeres de un 29% a un 36%. Cabe destacar que el porcentaje más alto se observó en el año previo a 2020 con un 38% (fig. 4).
Combinación de género de los autoresHemos estudiado los artículos en los que los autores eran únicamente del género femenino, únicamente género masculino o una combinación de ambos. Aunque las diferencias al paso de los años son discretas, se observa un ligero aumento del 4% (de un 66% en 2012 a un 70% en 2022) de artículos en que colaboran mujeres y hombres en los 11 años de estudio. Más interesante es que la proporción de artículos escritos solo por hombres disminuye un 7% en el transcurso de 11 años (26% en 2012 a un 19% en 2022), mientras que en los artículos escritos únicamente por mujeres se observa un aumento del 4% (7% en 2012 a un 11% en 2022). Aun así, en el año 2022 (356 artículos publicados) se sigue observando una diferencia del 8% entre artículos escritos solo por autores con género masculino (68 artículos) y con género femenino (39 artículos), siendo superior en el primer caso (fig. 5).
DiscusiónAnalizando los artículos publicados en la revista Medicina Clínica en los últimos 11 años (2012-2022), hemos querido estudiar la evolución del género en la autoría de los artículos. En los 4.128 artículos analizados entre los años 2012 y 2022 se observa una creciente contribución del género femenino. La participación de las mujeres ha aumentado, llegando casi a cerrar la brecha entre hombres y mujeres.
Según los datos publicados en el portal estadístico de la Unión Europea (Eurostat), España es la nación europea más feminizada en medicina. En el curso 2022/2023 las mujeres representaban el 70,6% de estudiantes matriculados en el grado de medicina5. Por tanto, cabría esperar que la tendencia del género femenino en las autorías siga aumentando en los próximos años.
El tema de la brecha de género ha estimulado varios estudios publicados en revistas biomédicas. En dichos estudios se observa un progresivo aumento en la representación del género femenino como autor principal y sénior en distintas especialidades como epidemiología6, otorrinolaringología7, neurocirugía8 y cirugía plástica2, pero en ningún caso se llega a la igualdad de género.
Yamamura et al.,4 analizan la tendencia en igualdad de género utilizando también para su estudio las diferentes posiciones en las autorías de publicaciones científicas en cinco especialidades médicas (radiología, urología, cirugía, ginecología y pediatría) y seis países (EE. UU., Canadá, Reino Unido, Francia y Japón) en el periodo de 10 años (2007-2017). La proporción de mujeres fue incrementándose con el paso de los años. Este aumento fue muy significativo en el primer autor, sobre todo en las en las especialidades de urología y cirugía. En cambio, el incremento en el autor sénior es mucho menos significativo, sobre todo en especialidades con una alta proporción de profesionales femeninas (pediatría y ginecología). Esta diferencia observada puede reflejar, entre otros, el abandono de una carrera académica en niveles tempranos o intermedios, por ejemplo, debido a la desigualdad estructural.
Algo parecido se observa en la especialidad de cirugía ortopédica y traumatología. Un muy reciente estudio de Ghattas et al.9 analiza la tendencia de la autoría femenina en la literatura ortopédica entre los años 2002 a 2021. Efectúan un estudio bibliométrico transversal sobre un total de 26 revistas especializadas en cirugía ortopédica y traumatología de EE. UU. y analizan un total de 168.451 autores. La proporción de primeras autoras (13,6%) es significativamente mayor que la proporción de autoras séniores (9,9%). Los resultados del estudio muestran una tendencia de aumento en la proporción de primeras autoras, sin embargo, el aumento de autoras séniores no fue significativo. También observa que los artículos con primeras autoras tenían significativamente mayores probabilidades de tener una autora sénior. Otros artículos efectuados en la especialidad de cirugía ortopédica muestran resultados similares10,11.
Estos datos son coincidentes con los resultados del presente estudio, en el que realizados sobre una revista de prestigio como es Medicina Clínica, se observa que, en el año 2022, un 44% de los artículos tenían a una mujer como autora principal y un 36% como autora sénior. Esto sigue en línea con los artículos que hemos comentado con anterioridad: el aumento es mayor en primeras autoras que en últimas.
También se ha observado que la retención de estudiantes femeninas de medicina es muy deficiente en especialidades quirúrgicas, implicando una menor representación de la mujer tanto en las autorías de dichas especialidades como en los cargos de responsabilidad. Parece ser que a la hora de escoger especialidad las mujeres tienen en cuenta la relación con un(a) mentor(a), el desafío intelectual, la naturaleza gratificante de la cirugía, el conocimiento previo que puedan haber adquirido sobre una especialidad en el grado -exposición a la especialidad-, y no el prestigio y las ganancias económicas como los hombres12. Por contra la discriminación de género, el estilo de vida de los cirujanos y los factores socioculturales que se observan en las especialidades quirúrgicas son factores disuasorios para las mujeres12. Por esta razón, el aumento de representación femenina en especialidades quirúrgicas parece ser más lento, aunque las tendencias son parecidas a otras especialidades médicas o médico-quirúrgicas: el aumento de representación femenina es más aparente en primeros autores que en séniores13.
Whitley et al.14 revisan las publicaciones de cinco revistas de urología de alto impacto, y las comparan con la proporción de mujeres en la especialidad de urología. Aunque la representación de la mujer en las publicaciones sigue siendo minoritaria (26,3% de autoras principales y 14,5% de séniores), se observa que la proporción de publicaciones con autoría femenina principal y sénior es significativamente mayor que la proporción de mujeres en la especialidad de urología. En cambio, Bernardi et al.15 observan que las mujeres en especialidades quirúrgicas publican proporcionalmente al número de mujeres involucradas en cirugía. Los autores sugieren que las diferencias en los roles de responsabilidad se deben a la falta de promoción en la universidad, y al fracaso en promover y asesorar a mujeres cirujanas en puestos de responsabilidad.
Hemos observado que, aunque en los últimos años se está igualando el papel de autor principal entre géneros, sigue habiendo una gran diferencia en el caso de autores séniores. Esto claramente refleja que los cargos de responsabilidad en los grupos de trabajo recaen en los hombres en la mayoría de los casos, y que las mujeres encabezan con menor frecuencia grupos de investigación. Quizás el primer paso para disminuir la brecha de género en estas posiciones sea el aumento de la representación de la mujer en todos los ámbitos de la medicina y la investigación. Uno de los puntos clave para facilitar el cambio sería la presencia de criterios transparentes y basados en méritos para optar a estos altos cargos. La existencia de estos criterios podría inspirar a las mujeres a perseguir estas posiciones16. Pero esta desigualdad de género no se puede atribuir únicamente a la falta de estos criterios, sino que se han descrito varias otras razones por las cuales las mujeres pueden decidir no perseguir o no aceptar la dirección de proyectos. Algunas de ellas son la maternidad, la conciliación, la falta de mentoras y representación, el síndrome del impostor o la preferencia sistémica de género.
Embarazo, maternidad y lactanciaPara las mujeres, uno de los problemas que influyen en la decisión de no aspirar a cargos de responsabilidad en el campo de la investigación y de la medicina asistencial es el hecho de tener hijos. Actualmente, esta decisión marca un camino diferencial según el género, ya que la intención de progresar académicamente coincide con un periodo de la vida en el que la planificación familiar está presente. Si no se dan las condiciones estructurales, como el cuidado y soporte a la descendencia, muchas mujeres abandonan la competencia y optan por una carrera clínica más predecible en el sector asistencial, y no en el campo de la investigación, ya sea clínica, básica o traslacional4. Además, para alcanzar la misma posición que los hombres, las mujeres a menudo deben cumplir mayores exigencias17.
El embarazo supone enfrentarse a una situación no controlable y que puede necesitar de una baja anticipada por diferentes circunstancias además de la baja por maternidad. Esto representa que durante un tiempo las mujeres no pueden estar al frente de sus responsabilidades profesionales18. En algunos países europeos, y muy recientemente también en nuestro país, la baja posterior al parto puede compartirse entre los padres. Pero habitualmente son las mujeres las que renuncian a trabajar y a participar en estudios de investigación, porque priorizan el hecho de tener hijos y poder cuidarlos y educarlos. Este hecho se ha observado durante la pandemia de SARS-CoV-2, en la cual las científicas disminuyeron significativamente su rendimiento en publicaciones en comparación con sus homólogos masculinos, entre otras cosas, debido al cierre de las guarderías19.
Las mujeres que deciden tener hijos manteniendo su carrera profesional, se sienten presionadas a trabajar de manera simultánea y a distancia durante la baja por maternidad para poder mantener su posición, o incluso a disminuir la duración de su baja. También se ha observado que las madres que deciden realizar la lactancia materna la abandonan antes del tiempo recomendado debido a la incompatibilidad con el trabajo20. Para mejorar esta situación y permitir que las mujeres puedan aspirar a posiciones de relevancia con la posibilidad de quedarse embarazadas, se ha propuesto crear programas que den soporte a estas mujeres en los que se planifiquen mecanismos para sobrellevar la situación de la mejor manera posible. También se propone permitir la flexibilidad de horarios y facilitar el trabajo online. Todas estas directrices también pueden promover el mantenimiento de la lactancia materna cuando la mujer ya ha vuelto al trabajo20.
Conciliación familiar y laboralLas medidas de conciliación facilitan el equilibrio de la vida laboral y la familiar. Históricamente, las mujeres concilian más que los hombres, ya que la mujer está más predispuesta a sacrificar su vida profesional para el cuidado familiar. Durante la pandemia por SARS-CoV-2 se observó que las mujeres tenían más tendencia a asumir el papel de cuidadoras con los hijos y con los familiares enfermos que los hombres21. También es conocido que las mujeres se encargan de más tareas domésticas que los hombres. Esto supone que se quedan atrás y presentan más desventajas en su vida profesional que sus compañeros masculinos en el trabajo21.
Falta de mentoras y representaciónUna de las razones por la cuales las mujeres pueden llegar a no plantearse la elección de una especialidad o plantearse una posición líder en investigación es la falta de representación de las mujeres a este nivel. Ya se ha observado que el número de mujeres cirujanas entre los profesores de las facultades de medicina se ha relacionado directamente con la proporción de estudiantes femeninas que eligen la cirugía como carrera profesional22. Otros estudios han demostrado que la presencia de modelos femeninos y la distribución de género percibida dentro de una especialidad tienen una influencia muy fuerte en la elección de carrera profesional8.
El problema de la falta de representación del género femenino en investigación y posiciones relevantes irá desapareciendo a medida que la brecha de género vaya disminuyendo dentro de las especialidades. Hasta que se llegue a este punto, en la realización de prácticas o de la residencia, podría ser interesante que un estudiante o residente no dependa de un solo mentor o tutor, sino que tenga un grupo con variación de género para que se pueda entender mejor en diferentes aspectos y encontrar un soporte adecuado23. Aunque esto pueda suponer un gran avance, la presión para servir como modelo a seguir y orientar a otras mujeres, puede implicar un estrés más para las propias mujeres23.
Síndrome del impostorSe ha denominado como síndrome del impostor al sentimiento de las mujeres de no estar tan cualificadas como sus iguales masculinos o al sentimiento de duda sobre sus propios logros ya conseguidos o su potencial de éxito. Este fue inicialmente descrito en mujeres, pero se ha demostrado que está presente en la gran mayoría de estudiantes, siendo especialmente prevalente en estudiantes del género femenino y en minorías étnicas24. Relacionado con el síndrome del impostor, se ha observado que las mujeres tienden a tener más falta de confianza que sus compañeros masculinos, provocando que tengan mayores dificultades para presentar sus proyectos y autopromocionarse24. Como consecuencia recibirían una menor financiación para llevar a cabo su trabajo científico y, consecuentemente, en un menor prestigio. Para disminuir al máximo el síndrome del impostor, es importante que los mentores y modelos del cuerpo docente empoderen más a las mujeres durante su formación, de manera que tengan más confianza en ellas mismas y en sus habilidades23.
Preferencia sistémica de géneroEn el presente estudio, aunque la tendencia es que haya variedad de género en la mayoría de los artículos publicados en la revista Medicina Clínica en estos últimos 11 años, en 2022 hemos observado un mayor número de artículos publicados únicamente por autores masculinos (19%) en comparación con únicamente femeninos (11%). Esto se puede atribuir a la tendencia hacia la homofilia de género, descrita como la mayor frecuencia de co-publicaciones de hombres con hombres y mujeres con mujeres de lo esperado que si se realizara por azar25. Esta podría ser causada por las propias mujeres que buscan evitar acoso o sexismo por parte de los hombres26. O incluso por los hombres debido a una posible discriminación contra las mujeres en la contratación para grupos de investigación25.
Broderick et al. estudiaron la predominancia de género en el primer autor en autorías principales compartidas, en el cual los autores principales han contribuido equitativamente en el estudio, pero es el primer autor el que recibe un mayor crédito27. Los autores demuestran que los hombres tienden a tomar la posición de primer autor en autorías compartidas con dos o más científicos, combinando hombres y mujeres. Se muestra pues una desigualdad para las autoras, suponiendo una menor posibilidad de recibir crédito, posiciones académicas, financiación para proyectos y premios3. Una forma de reducir estas desigualdades de género, en la primera posición en autorías principales compartidas, implicaría la obligación por parte de las propias revistas de que los autores expliquen cómo se decide el orden en cada caso28. O incluso que las propias revistas tengan una guía estandarizada sobre cómo tomar esta decisión28. En cambio, Baerlocher et al.29 proponían eliminar el método tradicional de listar los autores en que el primer y último autor son vistos como los más significativos. Sugerían ya en 2007, reemplazarlo por un sistema en el que solo haya tres designaciones: autor/es principal/es, autor/es supervisor/es y autor/es contribuyente/s. En cada una de estas categorías podría haber más de un autor. También sugerían unas reglas a seguir para decidir quién debería citarse como autor y en qué categoría se sitúa cada uno.
Finalmente, decir que en nuestro conocimiento no se han realizado estudios sobre el género de la autoría en nuestro país. Únicamente se ha publicado un reciente estudio que analiza la autoría preferencial (primera autoría o última autoría) de mujeres en los artículos de la revista Emergencias30. Este obtiene resultados parecidos al presente estudio.
Las limitaciones de este análisis, que ha usado un sistema binario para clasificar a los investigadores según su nombre, incluyen la posibilidad de excluir a personas del género no binario u otros o equivocarse con la determinación del género de algunos autores. También hay más probabilidades de excluir publicaciones/trabajos de autores con nombres procedentes de África o Asia, ya que han demostrado ser los más difíciles de determinar y representan casi la totalidad de artículos descartados del estudio. Aun así, estos no deberían afectar a los porcentajes, ya que se espera que estén distribuidos equitativamente entre géneros.
Este estudio se basa en contar el número de autoras y autores por artículo y determinar si se encuentran en la posición de autor principal o sénior. Es posible que durante los 11 años que se analizan en el estudio, algunos de estos investigadores se encuentren repetidos en la muestra y, por lo tanto, es posible que en este estudio se esté sobreestimando el número de autores involucrados en la investigación.
ConclusionesEn conclusión, entre los años 2012 y 2022, el porcentaje de autoras del género femenino en la revista Medicina Clínica ha ido paulatinamente incrementándose desde un 39% hasta un 47% en el último año analizado. Se espera que la representación de la mujer en las autorías científicas siga aumentando, ya que en 2022 representaban el 70,6% de estudiantes de medicina. Aun así, actualmente solo un 38% de autores séniores son del género femenino, y aunque estos datos también hayan mejorado en los últimos 11 años, sigue existiendo una gran desigualdad de género.
FinanciaciónEste trabajo no ha recibido ningún tipo de financiación.
Consideraciones éticasEl tipo de estudio no ha requerido de la obtención de consentimientos informados. No incluye análisis de personas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses