Durante este último año 2020 de pandemia por COVID19, en varias publicaciones se han descrito las dificultades en el seguimiento de los pacientes crónicos en la atención primaria, así como la baja detección de nuevas enfermedades1.
Diferentes pueden ser las causas al inicio de la pandemia: primero, el volumen de trabajo que implicó la atención al paciente con síntomas de COVID y, segundo, la dificultad de crear circuitos seguros, rápidos y accesibles2.
Las acciones de solidaridad comunitarias han sido esenciales, con llamamientos desde organismos sanitarios a diferentes agentes de los barrios para solicitar su colaboración3.
El objetivo era crear espacios seguros en nuestros centros sanitarios para el seguimiento y detección de enfermedades, centrando la atención en el paciente con sintomatología compatible con COVID en otra estructura asistencial. El proyecto se basó en la colaboración multidisciplinar entre 3equipos de atención primaria de la Gerencia Territorial de Barcelona ciudad del Institut Català de la Salut (EAP Joanic, EAP Vila de Gracia y EAP Sanllehy), el distrito sanitario (Ayuntamiento del barrio de Gracia) y el CATSALUT, para convertir un albergue deportivo de jóvenes en un centro de atención integral para pacientes con sospecha de COVID-19. Este dispositivo ha dado cobertura a 70.000 usuarios con 4 médicos de familia, 4 diplomadas en enfermería, 6 técnicas auxiliares, 4 rastreadores, 2 auxiliares administrativos y un coordinador. La fecha de inicio del proyecto fue el 17 de noviembre del 2020 y la de final, el 21 de mayo del 2021.
Los puntos clave para su gestión fueron: el primero y fundamental, mantener la continuidad asistencial, en concordancia con nuestra filosofía de atención primaria. La atención continuó llevada a cabo por profesionales de todos los estamentos de los centros de origen, que hacían turnos rotatorios en el albergue. Al mismo tiempo, se asignó el seguimiento virtual de los casos desde su unidad básica de atención.
El segundo, la importancia de atender al paciente de manera integral, cubriendo sus necesidades clínicas y administrativas, rastreando los contactos e incidiendo en la educación sanitaria y en las medidas de aislamiento y protección.
Tercero, la creación de figuras profesionales y sus roles: los rastreadores haciendo el seguimiento de los contactos con el virus; las auxiliares de enfermería, las pruebas diagnósticas (test antigénicos rápidos y PCR); los médicos de familia, ecografías pulmonares y liderando el manejo de la clínica moderada-grave y, finalmente, enfermería haciendo el manejo de la enfermedad leve y seguimiento telefónico del paciente con COVID.
Cuarto, dar impulso a las nuevas tecnologías en el proceso de captación, información y contacto de nuestros pacientes. Se ha hecho un gran esfuerzo para que los pacientes que llegaban al albergue Venus fueran informados y dados de alta en el sistema de acceso a la historia clínica virtual, así como para facilitarles el envío de resultados vía sms y la consulta virtual con un profesional en un chat.
El resultado de este proceso colaborativo ha sido exitoso gracias al trabajo previo de nuestros centros de salud y de la comunidad.
Los resultados semanales han sido un reflejo de la realidad epidemiológica de la ciudad de Barcelona. Desde su apertura, se ha atendido a 13.491 pacientes en 18 semanas, con una positividad que varía entre el 4,7 y el 20,3% (fig. 1). Los pacientes que presentaron COVID, incluidos los diagnosticados de neumonía, han sido resueltos en atención primaria.
El albergue ha sido aceptado muy satisfactoriamente tanto por los trabajadores sanitarios como por nuestros pacientes. Como centro asistencial COVID, animamos desde aquí a llevar a cabo trabajos comunitarios en tiempos de pandemia.