Objetivos: Conocer cuál es el impacto del teletrabajo sobre la salud de los trabajadores.

Métodos: Una de las cuestiones más importantes planteadas es cómo se gestionaba el trabajo virtual. A partir de la revisión bibliográfica realizada en los diferentes estudios se mencionan sentimientos de aislamiento, soledad y la imposibilidad de “desconectarse”, así como la falta de apoyo social.

Resultados: El éxito de la teleasistencia parecía depender de forma decisiva del conocimiento previo que el médico posee de sus pacientes. Las repercusiones que la teleasistencia pudiera tener desde el punto de vista deontológico y médico-legal son enormes. Cabe preguntarse si deontológicamente sería aceptable realizar un diagnóstico o prescribir un tratamiento sin ver ni explorar al paciente. Esto en general, tanto en el médico como en los pacientes, produciría un nivel de incertidumbre y exigencia que aumentaría el estrés tanto en los profesionales como descontento en los pacientes. Implementar modelos de teletrabajo y consultas telefónicas, de forma coyuntural y en el contexto de una alarma sanitaria, podría resultar entendible, justificable y hasta necesario; pero generalizar y mantener este modelo de forma estructural no puede entenderse.

Conclusiones: El teletrabajo requiere el incremento y/o desarrollo de ciertas competencias específicas, solo que a veces pueden llevar a un desarrollo cultural y otras simplemente aumentar el nivel de exigencias. Si el futuro del trabajo se dirige hacia un trabajo más virtual, en especial en épocas de pandemia, donde la nueva modalidad en la consulta diaria desde primaria se ha instalado, es algo que no podremos evitar. En cambio, deberíamos implementar formas de manejar el estrés asociado con él mientras disfrutamos de los beneficios.

Palabras clave: Teletrabajo. Estrés.