El voluntariado en cuidados paliativos, tan considerado en el norte de Europa y de América, creemos que tiene todavía escasa implantación en España, donde hay pocos estudios sobre su motivación, satisfacción y necesidades formativas1–4. En Mallorca, desde 2002, las unidades de cuidados paliativos (UCP), al valorar la riqueza que supone su presencia, se han dotado de un programa específico con especial atención a su integración en los equipos. Aquí se resume la revisión de parte de este programa, presentada en el pasado congreso de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos5.
La asociación DIME6 agrupa a los voluntarios y gestiona la colaboración con los profesionales de las UCP, así como su selección, formación y seguimiento.
En estos años hemos comprobado que una selección adecuada de voluntarios, junto con su formación inicial reglada y un buen programa de formación continuada, son las claves para garantizar un voluntariado de calidad y continuidad. De los 91 voluntarios seleccionados y formados en los últimos 5 años, en 2010 desarrollaron su labor 46, de los cuales el 25% tenía más de 4 años de experiencia, con un grado elevado de implicación. Al ser preguntados, el 56% se muestra muy satisfecho.
La formación inicial (curso de 20 horas) y la continuada, a cargo mayoritariamente de los profesionales de las UCP, es muy valorada por los voluntarios. Sus necesidades formativas percibidas son: mejorar las habilidades de comunicación (52%), afrontamiento de situaciones difíciles y gestión emocional (47,8%).
En la figura 1 se puede apreciar que los cambios en su vida personal, como consecuencia de su labor como voluntario, van a favor de las observaciones previas7,8, que citan la oportunidad de maduración y de crecimiento personal como un tema central del hecho de ser y continuar como voluntario.
Creemos que la comprensión de los factores que promueven la implicación del voluntario y los que determinan su continuidad y satisfacción son decisivos para poder extender nuestra rica experiencia a otros equipos. Aspectos importantes que merecerían un estudio posterior son: la decisión de hacerse voluntario, la vinculación con el equipo profesional y la percepción de que su aportación genera beneficio, tanto al paciente y familiares como a sí mismo.
Creemos necesarios estudios orientados a mejorar la comprensión de los factores que ayudan a la integración de los voluntarios en los equipos y a identificar las barreras de su inclusión, e intentar mostrar el beneficio que supone para todos, pacientes, familias, profesionales y voluntarios. De esta forma, podríamos potenciar nuestros recursos, al tiempo que abrimos el concepto de cuidados paliativos a la sociedad, y así colaborar a la disminución colectiva de la ignorancia y el miedo que todavía tanto nos bloquean.