Si entendemos que el ser humano es un ser biopsicosocial tendremos que comprender también que cualquier acontecimiento que ocurra en uno de estos niveles va a tener, con muchas probabilidades, una repercusión en los restantes, por lo que hay que abordarlos.
El hecho de que un paciente y/o su entorno familiar presenten dificultades en el ámbito social requiere una intervención en esa línea, y de no cubrir esta carencia se entorpecería todo el proceso; es decir, interferiría negativamente para lograr el objetivo final, que no es otro que su calidad de vida, su dignidad y como lógica consecuencia la de sus seres queridos.
La presencia de trabajadores sociales en el seno de equipos de paliativos tiene que ver con la incapacidad de algunas personas para poder resolver satisfactoriamente las dificultades en las que se hallan inmersos. De esto se desprende que el principal objetivo del trabajador social sea potenciar las propias capacidades, ya que, solo desde ahí puede operarse un cambio. El paciente ha de saber qué dificultades sociales están entorpeciendo su proceso y a partir de ahí comienza el trabajo.
La principal batalla que ha de librar el trabajador social es el tiempo. Todos sabemos que los servicios sociales llegan tarde y mal; el tarde hemos de erradicarlo en la medida de lo posible, por ello se hace necesaria la coordinación y la derivación precoz; al menor indicio de alguna variable que entrañe riesgo social, interconsulta a la trabajadora social del equipo.
Partimos del absoluto convencimiento de que todo ser humano tiene un enorme potencial; esto le exige responsabilidad, y a partir de ahí contará con la disponibilidad del trabajador social.
La familia acude al trabajador social porque se rompe el equilibrio familiar y necesitan imperiosamente que alguien ayude a restituirlo. La experiencia demuestra que cuando una familia conoce los servicios y recursos de que dispone y se siente respaldada por el equipo prefiere ocuparse del paciente.
Participación, toma de conciencia y cambio son 3 elementos esenciales en trabajo social. Hemos de evitar crear dependencias y modos de actuación paternalistas, que lo único que consiguen es mermar la autoestima de pacientes y familiares.
La principal herramienta de que disponemos es el tiempo, adelantarnos a la demanda, por ello cuando acude el paciente y su familia por vez primera a las consultas externas pasa también por la trabajadora social, que hace un breve cuestionario que nos indica por dónde pueden ir las dificultades.
El trabajo social se caracteriza por la vulnerabilidad de sus beneficiarios y por la complejidad de sus problemas.
El volumen laboral se va incrementando de manera notoria, las dificultades surgen en todos los ámbitos sociales, son múltiples las intervenciones que ha de desempeñar. En este sentido, Ignacio Casals-Obiols dice: «el trabajador social debe saber cómo tratar a un anciano, a un discapacitado, enfrentarse a un problema de gitanos, a una familia en la que el padre es alcohólico, el hijo mayor se droga o es predelicuente y el menor ya ha dejado de ir a la escuela, o a otra en la que el marido pega sistemáticamente a su mujer, o a una tercera en la que la madre se despreocupa de sus pequeños a los que no sabe cómo alimentar correctamente y, menos aún, es consciente de que debe llevarlos al colegio».
«Debe saber de todos esos problemas y además, por supuesto, no limitarse a la atención individualizada, sino intentar llegar a la gente, colaborando con otros profesionales del bienestar social a través del trabajo de grupos, a través de la acción comunitaria… Debe saber cómo tramitar cualquier acción administrativa, una pensión, una ayuda, una solicitud, cómo dirigirse aquí y allá en cada caso…»
Debe saber poner en el domicilio del paciente lo que precise para que pueda darse su cuidado, un auxiliar para el aseo, otro para la limpieza del domicilio; debe conseguir que el paciente pueda despedirse de su hijo que se halla recluido en una prisión en otra provincia; debe facilitar recursos técnicos, que permiten que el paciente pierda el control más lentamente; debe ayudar y mediar cuando las relaciones están siendo tensas; debe brindar soporte, contención y debe comprometerse.
También ha de legitimar modos de vida que tal vez a otros parezcan disfuncionales, debe evitar los sesgos que dejan los prejuicios.
El trabajador social es un miembro imprescindible dentro de un equipo de cuidados paliativos.
Las trabajadoras sociales que desempeñamos nuestra actividad laboral en el ámbito de los cuidados paliativos presentaremos una monografía de trabajo social con protocolos de intervención de cada área a tratar.