La neurocisticercosis (NCC) es una enfermedad endémica en varios países de Latinoamérica, África subsahariana y algunas regiones de Asia. Se transmite mediante la ingesta de alimentos contaminados con huevos del parásito Taenia solium1. En esta enfermedad compleja, la presentación clínica y el esquema de tratamiento dependen del estadio, localización y tamaño de las lesiones, así como de la reacción inflamatoria que generan. La NCC del parénquima cerebral está relacionada con la presencia de crisis epilépticas, mientras que la extraparenquimal está más asociada a hipertensión endocraneana e hidrocefalia, teniendo con frecuencia la indicación de colocación del sistema de derivación ventrículo-peritoneal, y si las lesiones son de gran tamaño o están ubicadas en un área crítica podría considerarse la extracción quirúrgica. Luego del manejo quirúrgico y estando el paciente estable se puede evaluar continuar con tratamiento antiparasitario con albendazol si persisten lesiones viables1,2.
Caso clínico 1Las imágenes que se muestran en la figura 1 datan de julio del 2018, y son de una mujer de 28 años, con 2 años de enfermedad caracterizada por cefalea y crisis epilépticas, con serología altamente positiva en LLGP-EITB (inmunoelectrotransferencia ligada a enzimas usando antígenos parasitarios purificados por lentil-lectinas)2 reactivo a 7 bandas de anticuerpos, y también antígeno parasitario circulante altamente positivo. Los exámenes de neuroimagen mostraron un grupo de quistes en el cuarto ventrículo, con una buena diferenciación del contenido del quiste con el líquido cefalorraquídeo adyacente y permitiendo una mejor definición de las membranas parasitarias en las secuencias BFFE. En uno de los quistes se identifica un nódulo excéntrico, con hiperseñal en FLAIR e hiposeñal en BFFE, compatible con el escólex del parásito.
Neuroimágenes del primer caso en cortes sagitales (secuencias de resonancia magnética; imágenes en TFE potenciada en T1 [A], FLAIR [B] y BFFE [C]) y en cortes axiales (tomografía axial computarizada (D), resonancia magnética en TFE T1 [E], FLAIR [F] y BFFE [G]). Se evidencian 3 lesiones viables en el cuarto ventrículo, en corte sagital, una de las cuales muestra un nódulo en su extremo superior. En la secuencia BFFE se visualizan el escólex y las lesiones quísticas con mejor definición, diferenciándose del líquido cefalorraquídeo.
Las neuroimágenes de la figura 2 datan de mayo del 2018, son de una mujer de 41 años, con 11 años de enfermedad caracterizada por cefalea y crisis epilépticas, con serología positiva en LLGP-EITB reactiva a 7 bandas de anticuerpos y antígeno parasitario circulante altamente positivo. Las neuroimágenes mostraron lesiones quísticas en el área pontocerebelosa bilateral, definiéndose mejor en la secuencia BFFE.
DiscusiónEl diagnóstico de NCC se basa en las imágenes, epidemiología y exámenes serológicos, siendo las imágenes lo primordial1,2. La tomografía cerebral tiene mayor sensibilidad para detectar calcificaciones cerebrales, mientras que la resonancia es superior para detectar lesiones viables. Literatura reciente señala que las secuencias en estado estacionario, con adquisición volumétrica isotrópica potenciadas en T2/T1 (TrueFISP/CISS, FIESTA o BFFE dependiendo del fabricante del equipo) proveen mejor definición para visualizar lesiones extraparenquimales3–5.
Ambos casos muestran claramente que las secuencias en FLAIR (figs. 1B,F y 2C) y BFFE (figs. 1C,G y 2D) permiten una mejor definición de la lesión en cavidad que la tomografía (figs. 1D y 2A), o la secuencia en TFE potenciado en T1 (figs. 1A,E y 2B). En particular, las secuencias en estado estacionario, con adquisición volumétrica isotrópica, potenciadas en T2/T1 (BFFE en este caso) permiten una mejor individualización de las lesiones y definen mejor los trayectos de la membrana parasitaria y su contenido. Es importante que estas secuencias se incluyan en la evaluación de pacientes con sospecha de NCC extraparenquimal.
FinanciaciónSe recibe financiamiento del training grant TW001140 del “Fogarty International Center – NIH”