Hemos leído con gran atención el interesante estudio de Morales Casado et al.1, recientemente publicado en Neurología, en relación con el uso de biomarcadores de inflamación e infección (BMII) (procalcitonina [PCT] y proteína C reactiva [PCR]), para predecir meningitis bacterianas en los servicios de urgencias (SU). Aunque compartimos sus conclusiones al afirmar que ambos BMII tienen capacidad predictiva para detectar y diferenciar los casos de meningitis bacteriana de las virales2, nos gustaría realizar algunas consideraciones, para un determinado subgrupo de pacientes, los mayores de 75 años. En la actualidad sigue existiendo la controversia sobre la utilidad de los BMII, en concreto con relación a la PCR, en el paciente anciano, producto de su situación de inmunosenescencia que modifica la respuesta inmune y, en especial, la respuesta inflamatoria (con mayor presencia de las citoquinas proinflamatorias como IL-6 e IL-8 ante la agresión bacteriana, y una mayor tasa de falsos positivos y menor sensibilidad y especificidad de la PCR para distinguir la infección bacteriana de la viral)2,3.
Tal y como señalan los autores, aunque las meningitis agudas no son uno de los procesos infecciosos más frecuentes en los SU4, sí están entre los más graves y con mayor frecuencia de sepsis grave y shock séptico5, además, en los últimos años se ha descrito un aumento en la incidencia de las infecciones en los SU, de forma muy significativa (p<0,001) en los ancianos (31,7 vs. 24,8%)4, y asimismo de la gravedad clínica y mortalidad en este subgrupo6. En el anciano, la sospecha y confirmación de la existencia de meningitis bacteriana, adquiere una especial relevancia por su susceptibilidad y gravedad, ya que las manifestaciones clínicas de los procesos infecciosos son a menudo inespecíficas y variables3, lo que dificulta el reconocimiento precoz de estas situaciones en estos enfermos, y conlleva, habitualmente, la administración de antimicrobianos no necesarios en más del 50% de las ocasiones7. En el trabajo de Morales Casado et al.1 se obtiene un excelente rendimiento diagnóstico de la PCT para detectar meningitis bacteriana con un área bajo la curva ROC (ABC-ROC) de 0,99 que con un punto de corte (PC) de 0,74ng/ml consigue una sensibilidad del 94% y una especificidad del 100%. Pero, para la PCR también se obtiene un muy buen rendimiento por parte de los autores, ABC-ROC de 0,91 aunque con un elevado PC de 90mg/l de PCR y una menor sensibilidad del 67% y especificidad del 86%. Pensamos que los resultados de la PCR pueden estar sobrestimados en su estudio, y dependen de la edad media de su muestra, 44 años, ya que, por una parte se ha publicado que en los mayores de 75 años entre el 50-65% de los enfermos tienen de base la PCR elevada sin existir procesos infecciosos (falsos positivos)2,8 a su llegada al SU, y el rendimiento de la PCR disminuye en los ancianos, mientras que el de la PCT se mantiene, como en los casos de bacteriemia (y entre ellos en los casos de meningitis bacterianas asociados)9. Por todo ello pensamos que se ha de ser muy cauto con el uso de la PCR y su interpretación en los pacientes ancianos, más aún en procesos tan graves como en la sospecha de meningitis bacteriana. Dado que se conoce que en más del 50% de los pacientes con fiebre en los SU se solicita PCR (y no PCT)10 con el objetivo de distinguir entre el origen viral del bacteriano, y que más del 40% de los procesos infecciosos vistos en los SU corresponden a ancianos, pensamos que una determinación aislada de PCR en el SU tiene un rendimiento diagnóstico muy limitado como para afirmar o descartar el origen infeccioso bacteriano en las meningitis agudas, lo que sí proporcionaría la PCT. No obstante, serían adecuados estudios específicos de rentabilidad diagnóstica para los BMII en pacientes según su grupo etario para demostrar que en niños la capacidad de la PCR y PCT es muy similar, en los adultos disminuye la de la PCR y en los ancianos es limitada2.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.