se ha leído el artículo
array:20 [ "pii" => "13081907" "issn" => "02139251" "doi" => "10.1016/S0213-9251(05)72335-2" "estado" => "S300" "fechaPublicacion" => "2005-12-01" "documento" => "article" "crossmark" => 0 "subdocumento" => "fla" "cita" => "Piel. 2005;20:498-503" "abierto" => array:3 [ "ES" => false "ES2" => false "LATM" => false ] "gratuito" => false "lecturas" => array:2 [ "total" => 2610 "formatos" => array:2 [ "HTML" => 2607 "PDF" => 3 ] ] "itemSiguiente" => array:16 [ "pii" => "13081899" "issn" => "02139251" "doi" => "10.1016/S0213-9251(05)72336-4" "estado" => "S300" "fechaPublicacion" => "2005-12-01" "documento" => "article" "crossmark" => 0 "subdocumento" => "fla" "cita" => "Piel. 2005;20:504-17" "abierto" => array:3 [ "ES" => false "ES2" => false "LATM" => false ] "gratuito" => false "lecturas" => array:2 [ "total" => 2544 "formatos" => array:2 [ "HTML" => 2537 "PDF" => 7 ] ] "es" => array:10 [ "idiomaDefecto" => true "titulo" => "Remodelamiento cutáneo: perspectiva histórica" "tienePdf" => "es" "tieneTextoCompleto" => "es" "paginas" => array:1 [ 0 => array:2 [ "paginaInicial" => "504" "paginaFinal" => "517" ] ] "titulosAlternativos" => array:1 [ "en" => array:1 [ "titulo" => "Remodelamiento cutáneo: perspectiva histórica" ] ] "contieneTextoCompleto" => array:1 [ "es" => true ] "contienePdf" => array:1 [ "es" => true ] "resumenGrafico" => array:2 [ "original" => 0 "multimedia" => array:8 [ "identificador" => "fig1" "etiqueta" => "Figura 1" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "21v20n10-13081899fig01.jpg" "Alto" => 620 "Ancho" => 913 "Tamanyo" => 49612 ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Máquina de dermoabrasión de Osada. A la derecha 3 fresas de diamante. En el mango la fresa-paraguas." ] ] ] "autores" => array:1 [ 0 => array:2 [ "autoresLista" => "Francisco M Camacho-Martínez" "autores" => array:1 [ 0 => array:2 [ "nombre" => "Francisco M" "apellidos" => "Camacho-Martínez" ] ] ] ] ] "idiomaDefecto" => "es" "EPUB" => "https://multimedia.elsevier.es/PublicationsMultimediaV1/item/epub/13081899?idApp=UINPBA00004N" "url" => "/02139251/0000002000000010/v0_201307301512/13081899/v0_201307301513/es/main.assets" ] "itemAnterior" => array:16 [ "pii" => "13081902" "issn" => "02139251" "doi" => "10.1016/S0213-9251(05)72334-0" "estado" => "S300" "fechaPublicacion" => "2005-12-01" "documento" => "article" "crossmark" => 0 "subdocumento" => "fla" "cita" => "Piel. 2005;20:485-97" "abierto" => array:3 [ "ES" => false "ES2" => false "LATM" => false ] "gratuito" => false "lecturas" => array:2 [ "total" => 867 "formatos" => array:2 [ "HTML" => 860 "PDF" => 7 ] ] "es" => array:10 [ "idiomaDefecto" => true "titulo" => "Historia de la lepra en España" "tienePdf" => "es" "tieneTextoCompleto" => "es" "paginas" => array:1 [ 0 => array:2 [ "paginaInicial" => "485" "paginaFinal" => "497" ] ] "titulosAlternativos" => array:1 [ "en" => array:1 [ "titulo" => "The history of leprosy in Spain" ] ] "contieneTextoCompleto" => array:1 [ "es" => true ] "contienePdf" => array:1 [ "es" => true ] "resumenGrafico" => array:2 [ "original" => 0 "multimedia" => array:8 [ "identificador" => "fig1" "etiqueta" => "Figura 1" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "21v20n10-13081902fig01.jpg" "Alto" => 1213 "Ancho" => 954 "Tamanyo" => 161466 ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Arnau de Vilanova." ] ] ] "autores" => array:1 [ 0 => array:2 [ "autoresLista" => "José Terencio de las Aguas" "autores" => array:1 [ 0 => array:2 [ "nombre" => "José Terencio" "apellidos" => "de las Aguas" ] ] ] ] ] "idiomaDefecto" => "es" "EPUB" => "https://multimedia.elsevier.es/PublicationsMultimediaV1/item/epub/13081902?idApp=UINPBA00004N" "url" => "/02139251/0000002000000010/v0_201307301512/13081902/v0_201307301512/es/main.assets" ] "es" => array:11 [ "idiomaDefecto" => true "titulo" => "Dermatomicosis por <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span>" "tieneTextoCompleto" => true "paginas" => array:1 [ 0 => array:2 [ "paginaInicial" => "498" "paginaFinal" => "503" ] ] "autores" => array:1 [ 0 => array:3 [ "autoresLista" => "Vicente Crespo-Erchiga, Silvestre Martínez-García, Leandro Martínez-Pilar" "autores" => array:3 [ 0 => array:3 [ "nombre" => "Vicente" "apellidos" => "Crespo-Erchiga" "referencia" => array:1 [ 0 => array:2 [ "etiqueta" => "<span class="elsevierStyleSup">a</span>" "identificador" => "affa" ] ] ] 1 => array:3 [ "nombre" => "Silvestre" "apellidos" => "Martínez-García" "referencia" => array:1 [ 0 => array:2 [ "etiqueta" => "<span class="elsevierStyleSup">a</span>" "identificador" => "affa" ] ] ] 2 => array:3 [ "nombre" => "Leandro" "apellidos" => "Martínez-Pilar" "referencia" => array:1 [ 0 => array:2 [ "etiqueta" => "<span class="elsevierStyleSup">a</span>" "identificador" => "affa" ] ] ] ] "afiliaciones" => array:1 [ 0 => array:3 [ "entidad" => "Servicio de Dermatología. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga. España." "etiqueta" => "<span class="elsevierStyleSup">a</span>" "identificador" => "affa" ] ] ] ] "titulosAlternativos" => array:1 [ "en" => array:1 [ "titulo" => "Dermatomicosis por <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span>" ] ] "resumenGrafico" => array:2 [ "original" => 0 "multimedia" => array:8 [ "identificador" => "fig1" "etiqueta" => "Figura 2" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "21v20n10-13081907fig05.jpg" "Alto" => 649 "Ancho" => 954 "Tamanyo" => 30200 ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Onicomicosis por S. dimidiatum." ] ] ] "textoCompleto" => "<p class="elsevierStylePara">Los lectores ajenos al tema de este trabajo pueden confundirse al consultar la bibliografía y advertir la desconcertante terminología que rodea al género <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium</span> y sus especies, desde que se comprobó por vez primera su implicación en clínica humana, hace 35 años. Con objeto de aclarar un poco este extremo, hemos creído indispensable llevar a cabo la introducción que sigue.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907tab01.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">En la nomenclatura micológica, no es raro que a un mismo hongo se le designen dos nombres distintos: uno alude a las características de su reproducción sexuada (teleomorfo) y el otro a las de la vía asexuada (anamorfo). Aunque desde un punto de vista taxonómico sólo el primero de ellos es válido, en micología clínica suele utilizarse de manera habitual la otra denominación (la primera y, durante mucho tiempo, la única) debido a razones históricas y al hecho de que en laboratorio se encuentren sólo las estructuras asexuadas, que son la base de la identificación de la especie.</p><p class="elsevierStylePara">Un número considerable de hongos implicados en la patología humana carece de reproducción sexuada, o ésta es desconocida hasta la fecha (son, pues, todos anamorfos). Se conocen como hongos mitospóricos y antiguamente se les incluía en un <span class="elsevierStyleItalic"> phyllum</span> independiente: <span class="elsevierStyleItalic">Deuteromycota</span> o <span class="elsevierStyleItalic">Fungi imperfectii</span>. Por último, puede darse el caso de que uno de estos hongos mitospóricos muestre dos tipos de estructuras reproductivas (asexuadas ambas) diametralmente distintas, según su comportamiento como parásito o saprofito, del huésped parasitado o de las condiciones del cultivo. En estos casos se conserva una denominación independiente para cada uno de ellos, y se los conoce como sinanamorfos.</p><p class="elsevierStylePara">EVOLUCIÓN HISTÓRICA</p><p class="elsevierStylePara">En 1933, Nattrass<span class="elsevierStyleSup">1</span> describió por vez primera en Egipto un moho parásito vegetal, al que denominó <span class="elsevierStyleItalic">Hendersonula toruloidea</span>. Esta nueva especie se ubicaba taxonómicamente entre los hongos del <span class="elsevierStyleItalic">phyllum Deuteromycota</span> o <span class="elsevierStyleItalic">F. imperfectii</span>, en la clase de los <span class="elsevierStyleItalic">Coelomycetes</span>, que se caracterizan por unas estructuras sacciformes, llamadas picnidios, en las que se originan y contienen las conidias o esporos producidos por vía asexuada (a diferencia de los ascocarpos, que tienen un aspecto a grandes rasgos similar pero contienen ascos y ascosporos y son característicos de la reproducción sexuada del <span class="elsevierStyleItalic"> phyllum Ascomycota</span>). <span class="elsevierStyleItalic">H. toruloidea</span> fue aislada repetidamente del suelo y de detritus vegetales, y en los años siguientes pudo comprobarse su papel como patógeno vegetal en una amplia variedad de plantas, desde árboles frutales a viñedos y tubérculos, como la patata<span class="elsevierStyleSup">2</span>.</p><p class="elsevierStylePara">En 1970, Gentles y Evans<span class="elsevierStyleSup">3</span> publican en el Reino Unido los primeros casos de infección humana por <span class="elsevierStyleItalic">H. toruloidea</span>, al aislar el hongo en lesiones de los pies y las uñas en 8 pacientes, de los cuales 7 son inmigrantes procedentes de India, África oriental y las Islas Fidji. En los años sucesivos, se multiplicarían las descripciones de casos similares dentro y fuera del Reino Unido, como veremos al hablar de la epidemiología.</p><p class="elsevierStylePara">Sin embargo, desde un primer momento, se comprobó que el agente patógeno casi nunca producía sus estructuras más características (los picnidios) en los cultivos de las lesiones clínicas, por lo que empezó a imponerse la denominación que se aplicaba a una variante del hongo que se reproduce sólo mediante fragmentaciones de la hifa (artroconidias), que se conocía con el nombre de <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium dimidiatum</span>, y se incluía en la clase <span class="elsevierStyleItalic">Hyphomycetes.</span> Éste es uno de los ejemplos de organismos que muestran dos formas distintas de reproducción asexuada, y por ello reciben dos nombres distintos (sinanamorfos).</p><p class="elsevierStylePara">En 1977, Campbell y Mulder<span class="elsevierStyleSup">4</span> publican los primeros casos de infección cutánea por una nueva especie de <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span>, a la que denominan <span class="elsevierStyleItalic">S. hyalinum</span> por carecer del pigmento oscuro que caracteriza a las colonias y el micelio de <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span>.</p><p class="elsevierStylePara">La situación terminológica se fue complicando años después cuando, en la revisión taxonómica realizada por Sutton y Dyko<span class="elsevierStyleSup">5</span> en 1989, se decidió transferir <span class="elsevierStyleItalic">H. toruloidea</span> a un nuevo género, con el nombre de <span class="elsevierStyleItalic"> Nattrassia mangiferae</span> y, en cambio, se propuso que el hifomiceto sinanamorfo mantuviera el de <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span>. En resumen, llamamos ahora <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> a la forma o estado artroconidial, y <span class="elsevierStyleItalic">N. mangiferae</span> a la forma o estado picnidial de un mismo hongo mitospórico. En este trabajo, dado que nos referiremos siempre a hongos aislados de lesiones clínicas, utilizaremos exclusivamente el nombre de <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span>.</p><p class="elsevierStylePara">Más recientemente, en 1997, Roeijsmans et al<span class="elsevierStyleSup">6</span>, basándose en técnicas moleculares, han propuesto la identidad de las dos especies de <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium</span> hasta ahora descritas en piel humana: <span class="elsevierStyleItalic">S. hyalinum</span> no sería más que una variante desprovista de pigmento de <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span>. El género comprende además al menos otra especie, <span class="elsevierStyleItalic">S. lignícola</span>, que se encuentra sólo como parásito vegetal, aunque se ha reportado erróneamente como causante de infecciones humanas<span class="elsevierStyleSup">7</span> (fig. 1).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907tab02.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Figura 1.</span> Taxonomía esquemática del genéro <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span>.</p><p class="elsevierStylePara">EPIDEMIOLOGÍA</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> se encuentra en los vegetales de amplias zonas tropicales y subtropicales, así como en ciertas áreas más templadas de Estados Unidos, Canadá y sur de Europa. Aunque se admite que la infección humana deriva del contacto directo con la materia vegetal o el suelo contaminado, este extremo no ha quedado definitivamente demostrado. El hongo conserva su viabilidad en las escamas cutáneas infectadas durante meses<span class="elsevierStyleSup">8</span>, como hacen de hecho los dermatófitos, lo que sugiere una probable diseminación antropofílica.</p><p class="elsevierStylePara">Tras las primeras notificaciones de Gentles y Evans<span class="elsevierStyleSup">3</span>, se describieron con gran rapidez casos similares en emigrantes procedentes de áreas tropicales, tanto en el Reino Unido<span class="elsevierStyleSup">9-11</span> como en Francia<span class="elsevierStyleSup">12-15</span>, Dinamarca<span class="elsevierStyleSup">16</span>, Canadá<span class="elsevierStyleSup">17,18</span> e Italia<span class="elsevierStyleSup">19</span>. Por otra parte, los primeros casos de infección por <span class="elsevierStyleItalic">S. hyalinum</span> siguieron el mismo patrón, centrándose en pacientes procedentes de las Antillas y África oriental. En Londres<span class="elsevierStyleSup">10</span>, en 1986, un estudio demostró una prevalecía del 11% de infecciones por <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> en 399 inmigrantes con dermatomicosis confirmadas en el laboratorio, localizadas en las manos y/o los pies.</p><p class="elsevierStylePara">En las infecciones por <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium/Hendersonula</span>, las zonas geográficas que pueden considerarse endémicas, aunque en distinta medida, son Estados Unidos<span class="elsevierStyleSup">20-22</span>, Sudamérica (donde los primeros casos fueron atribuidos por error a <span class="elsevierStyleItalic">S. lignicola</span>)<span class="elsevierStyleSup">7,23</span>, las Antillas<span class="elsevierStyleSup">24</span>, África occidental<span class="elsevierStyleSup">25-27</span>, India<span class="elsevierStyleSup">28</span>, Ceilán<span class="elsevierStyleSup">29</span> y Tailandia<span class="elsevierStyleSup">30</span>. La primera evidencia de que estas infecciones podían ser extraordinariamente frecuentes en estas regiones se obtuvo en la isla de Tobago, en 1984<span class="elsevierStyleSup">24</span>, cuando un muestreo aleatorio de las zonas plantares e interdigitales de 45 pacientes hospitalizados reveló la presencia de <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> en el 45% de ellos. Más adelante, en 1988<span class="elsevierStyleSup">30</span>, en otro estudio centrado en un grupo de 68 militares tailandeses con lesiones similares a <span class="elsevierStyleItalic">tinea pedis</span>, se aisló en cultivo <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> en el 88%, y un dermatófito en tan sólo el 13% de los casos. En dos estudios llevados a cabo en Nigeria unos años después se pudo observar también un número considerable, aunque algo menor, de infecciones por este hongo: la prevalencia fue del 39 y el 26%, respectivamente, entre los trabajadores de minas de carbón<span class="elsevierStyleSup">25</span> y en una fábrica de cemento<span class="elsevierStyleSup">27</span>. En Gabón, en 1988<span class="elsevierStyleSup">26</span>, se aislaron en cultivo <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> o <span class="elsevierStyleItalic">S. hyalinum</span> en el 34% de los pacientes con clínica de <span class="elsevierStyleItalic">tinea pedis</span>. En Colombia<span class="elsevierStyleSup">23</span> se comunicaron un total de 128 casos de infecciones (ungueales e interdigitales de los pies) por <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> en un período de 9 años (1990-1999).</p><p class="elsevierStylePara">En Europa, los trabajos más amplios obtienen resultados más modestos respecto a la importancia epidemiológica de este hongo. En el Reino Unido, en 1994<span class="elsevierStyleSup">31</span>, las infecciones por <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> representaron el 3% del total de onicomicosis. Más recientemente, en Francia<span class="elsevierStyleSup">32</span>, en un estudio prospectivo publicado en 2003, que analiza los resultados obtenidos en un período 6 años, se encuentra onicomicosis por <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium</span> en 332 pacientes, lo que representa el 3,6% del total, y convierte a este hongo en el moho no dermatófito aislado con mayor frecuencia en esta patología, por delante de los habitualmente encausados, como <span class="elsevierStyleItalic">Scopulariopsis, Fusarium</span> o <span class="elsevierStyleItalic">Aspergillus</span>. Ello demuestra que su hallazgo está lejos de ser infrecuente en el país vecino, si bien la totalidad de los pacientes residían (o habían visitado) en zonas endémicas tropicales o subtropicales.</p><p class="elsevierStylePara">En España, se han publicado tan sólo unos pocos aislamientos, a partir de 1984<span class="elsevierStyleSup">33-36</span>. En la tabla I se resumen los datos más relevantes de esta casuística, a la que añadimos otros 3 casos aportados por V. Delgado, de Granada (comunicación personal), y los 2 observados en nuestro servicio en Málaga. El primero de nuestros casos corresponde a una onicomicosis tipo OSDL con paroniquia, que afecta a una uña de la mano en una mujer española de 49 años de edad. No pudimos aclarar su presencia previa en zonas endémicas, pues la paciente no acudió a la visita de revisión, por lo que tampoco pudo establecerse ningún tratamiento. La segunda era una mujer colombiana de 39 años de edad, que presentaba onicomicosis tipo ODSL en las uñas de los dedos gordos de ambos pies. El aislamiento de <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> fue confirmado en un segundo cultivo, en ausencia de cualquier otro hongo. Se ha obtenido una mejoría muy lenta y sólo parcial mediante tratamiento con laca de amorolfina al 5%, aplicada diariamente.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907tab03.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Se han reportado infecciones mixtas por <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> y dermatófitos en varias ocasiones. En el 41% de los 128 pacientes estudiados en Londres, en 1984<span class="elsevierStyleSup">37</span>, se aisló también un dermatófito. La prevalencia de infecciones mixtas fue mucho menor en las series publicadas en Tailandia<span class="elsevierStyleSup">30</span> y Nigeria<span class="elsevierStyleSup">25,27</span>, solamente del 3-6%. En el reciente estudio francés ya aludido<span class="elsevierStyleSup">32</span> se hallaron infecciones mixtas <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span>/dermatófitos en el 9% de los casos.</p><p class="elsevierStylePara">CLÍNICA</p><p class="elsevierStylePara">Las infecciones por <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> son casi exclusivamente de localización cutánea; sobre todo afectan a las uñas de los pies, los espacios interdigitales y las plantas (alrededor del 90% de los casos) y, en menor medida, las palmas y las uñas de las manos (tabla II). Las lesiones son muy similares a las de <span class="elsevierStyleItalic">tinea pedis</span>, en particular la forma «en mocasín» producida por <span class="elsevierStyleItalic">T. rubrum</span>, aunque la descamación en las plantas o interdigital puede ser mínima y pasar inadvertida. Las lesiones nunca se extienden a la piel del dorso, lo que sí puede acontecer en la verdadera <span class="elsevierStyleItalic">tinea pedis</span>. En las palmas de las manos la afección suele ser unilateral y de tipo descamativo, como suele ocurrir tambien en la <span class="elsevierStyleItalic">tinea manuum</span> por <span class="elsevierStyleItalic">T. rubrum</span>. Se ha descrito de forma aislada la localización en el pliegue inguinal<span class="elsevierStyleSup">30</span>.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907tab04.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">La afección de las uñas es predominantemente de tipo subungueal distal y lateral en los pies (fig. 2), casi siempre asociada a lesiones interdigitales o plantares, y de tipo laterodistal en las manos, a veces con una pigmentación oscura (sobre todo en los pacientes europeos infectados en algún viaje realizado a regiones endémicas<span class="elsevierStyleSup">38</span>), y suele acompañarse de forma característica de paroniquia, debida al progreso de la infección hacia la zona proximal.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907fig05.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Figura 2.</span> Onicomicosis por <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum.</span></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> puede también producir infecciones subcutáneas y, aunque de forma excepcional, extracutáneas. Se han descrito casos aislados de micetoma<span class="elsevierStyleSup">37,39</span> y lesiones nodulares subcutáneas<span class="elsevierStyleSup">35,40-42</span>, un caso de necrosis del hueso maxilar<span class="elsevierStyleSup">43</span>, otro de endoftalmitis<span class="elsevierStyleSup">44</span>, e infecciones diseminadas<span class="elsevierStyleSup">45,46</span>, usualmente en pacientes inmunodeprimidos. Aunque no está claro si estos casos representan infecciones exógenas o son resultado de la diseminación endógena a partir de lesiones cutáneas preexistentes en forma de onicomicosis o <span class="elsevierStyleItalic"> pseudotinea pedis</span>, hay una cierta evidencia que apoya este último supuesto, como el caso recientemente publicado<span class="elsevierStyleSup">47</span> de una diseminación por vía linfática de tipo esporotricoide, de una infección por <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> en la uña del pie en un paciente trasplantado renal.</p><p class="elsevierStylePara">DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO (tabla III)</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907tab06.gif"></img></p><p class="elsevierStylePara">Como en cualquier otra dermatomicosis, éste se basa en el examen directo y los cultivos, si bien recientemente se ha propuesto una técnica de reacción en cadena de la polimerasa que permitiría distinguir <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium</span> de otros hongos patógenos en casos complejos<span class="elsevierStyleSup">48</span>. Para el examen directo suele emplearse una solución de KOH al 20%, que puede mezclarse a partes iguales con tinta Parker negra (colorante de Schwarz-Lamkins). Aunque la imagen microscópica puede ser casi indistinguible de la que se observa en las infecciones por dermatófitos, presenta diferencias sutiles, apreciables por un observador experimentado (fig. 3). Las hifas de <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> y las artroconidias suelen ser hialinas (aunque también se han descrito con pigmento marrón). Las primeras son más sinuosas y de grosor variable, y a veces presentan un contorno doble<span class="elsevierStyleSup">49</span>. Las artroconidias se distinguen de las de los dermatófitos por su forma irregular y pared más gruesa<span class="elsevierStyleSup">10,27,28,49</span>.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907fig07.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Figura 3.</span> Hifas de calibre irregular. Examen directo en KOH + tinta Parker (*400).</p><p class="elsevierStylePara">En cultivo, <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> crece bien en los medios convencionales utilizados en el laboratorio de micología, como el Sabouraud glucosado o maltosado adicionado con antibióticos antibacterianos (cloramfenicol o gentamicina). En cambio, no crecen en los medios con actidiona (cicloheximida), antibiótico polieno que se incorpora habitualmente al medio de sabouraud para el aislamiento de los dermatófitos. Ésta es probablemente la causa de que estas infecciones fueran detectadas relativamente tarde, y creemos que también es causante de la baja incidencia reportada en muchos países, pues hace que muchos casos se queden sin diagnosticar.</p><p class="elsevierStylePara">Por tanto, para el aislamiento de <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium</span>, es preceptivo emplear un medio de cultivo sin actidiona. Y, como no son raras las infecciones mixtas, tal como se ha comentado en el apartado relativo a la epidemiología, lo ideal es sembrar también una parte de la muestra en un medio que lleve este antibiótico, ya que el rápido crecimiento de las colonias de <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> puede hacer imposible el hallazgo y la identificación de eventuales colonias de un dermatófito de desarrollo mucho más lento, como <span class="elsevierStyleItalic">T. rubrum</span>. La siembra en dos medios de Sabouraud-cloramfenicol, con y sin actidiona, es la práctica habitual desde hace muchos años para el diagnóstico de las dermatomicosis, en todos los laboratorios relacionados con la micología clínica (entre ellos el nuestro).</p><p class="elsevierStylePara">Las colonias de <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> var. <span class="elsevierStyleItalic">dimidiatum</span> suelen mostrar un crecimiento muy rápido (llenan la placa de Petri en pocos días). Al principio son blancas y algodonosas, tornándose grisverdosas y oscureciéndose hasta tomar una coloración negruzca (fig. 4). Hay una variante de crecimiento más lento, que forma colonias más planas y crece tan sólo 2-3 cm en una semana<span class="elsevierStyleSup">50,51</span>.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907fig08.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Figura 4.</span> Colonias de <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> a las 24 h, 2, 3 y 7 días. Incubación a 25 ºC en medio de Sabouraud cloranfenicol.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="21v20n10-13081907fig09.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Figura 5.</span> Artroconidias de <span class="elsevierStyleItalic"> S. dimidiatum.</span> Azul lactofenol (*1.000).</p><br></br><br></br><p class="elsevierStylePara">Ambos tipos de colonias ofrecen la misma imagen microscópica característica: abundantes cadenas de artroconidias unicelulares o bicelulares, muy características (fig. 5). Las artroconidias son hialinas al principio, tornándose marrones y engrosando su pared al madurar, por lo que puede observarse una mezcla de ambos tipos, junto con hifas, generalmente pigmentadas, de grueso calibre.</p><p class="elsevierStylePara">La variante hialina (<span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium dimidiatum</span> var. <span class="elsevierStyleItalic">hyalinum</span>) produce colonias, también de crecimiento muy rápido y lujurioso, de color blanco-crema. Al microscopio, pueden observarse igualmente cadenas de artroconidias hialinas, unicelulares o bicelulares.</p><p class="elsevierStylePara">TRATAMIENTO</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">In vitro</span>, tanto <span class="elsevierStyleItalic">S. dimidiatum</span> como su variante hialina se han mostrado sensibles a diversos antimicóticos (exceptuando la griseofulvina): tanto polienos como azoles<span class="elsevierStyleSup">52</span> y terbinafina.</p><p class="elsevierStylePara">Sin embargo, la respuesta <span class="elsevierStyleItalic">in vivo</span> es muy limitada, de forma que las infecciones por <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium</span>, en particular las ungueales, se muestran resistentes a casi todos los abordajes terapéuticos<span class="elsevierStyleSup">53</span>. Las razones de esta dicotomía entre lo observado en el laboratorio y en la clínica no están claras, aunque se ha evocado el posible papel del grosor de la capa córnea infectada en las lesiones palmares y plantares, y la gran onicólisis que suele producirse en el caso de las uñas, que hace que los hongos presentes en la región subungueal pierdan contacto con el lecho de la uña, donde se produciría la máxima concentración de los antifúngicos<span class="elsevierStyleSup">54</span>.</p><p class="elsevierStylePara">Ocasionalmente, se ha comunicado en las onicomicosis por <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> alguna respuesta con ciclopiroxolamina y ablación ungueal<span class="elsevierStyleSup">55</span>, así como con lacas de amorolfina en una pauta intensiva<span class="elsevierStyleSup">56</span>; ello nos movió a intentar esta última alternativa en una de nuestras pacientes, con resultado parcial y muy lento, por lo que ésta optó por abandonar el tratamiento.</p><p class="elsevierStylePara">Una respuesta ligeramente mejor se da en las localizaciones interdigitales, donde se han observado buenos resultados en algunos casos tratados con isoconazol y clotrimazol tópicos<span class="elsevierStyleSup">57</span>, así como con anfotericina B en solución<span class="elsevierStyleSup">32</span>, que se empleó basándose en su eficacia en unos pocos casos de infecciones profundas<span class="elsevierStyleSup">40,43,45</span>.</p><p class="elsevierStylePara">CONCLUSIONES</p><p class="elsevierStylePara">Las infecciones cutáneas por <span class="elsevierStyleItalic"> Scytalidium</span>, sobre todo las que afectan a los pies en forma de onicomicosis o <span class="elsevierStyleItalic">Pseudotinea pedis</span>, representan una patología común en países tropicales y subtropicales. Su hallazgo en Europa, aunque infrecuente, está en aumento por la creciente inmigración procedente de zonas endémicas y por los desplazamientos turísticos a las mismas.</p><p class="elsevierStylePara">Además, podemos pensar que un buen número de casos pueden pasar por alto, ya sea porque las lesiones no constituyen motivo de consulta para los afectados, por presentar escasa relevancia o incluso ser subclínicas, o por un inadecuado procesamiento de la muestra en laboratorios no especializados.</p><p class="elsevierStylePara">Por otra parte, las lesiones cutáneas ocasionadas por <span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span> son clínicamente indistinguibles de las dermatofitosis (<span class="elsevierStyleItalic">tinea pedis</span>, <span class="elsevierStyleItalic">tinea unguium</span> y <span class="elsevierStyleItalic">tinea manuum</span>). Esto resalta la importancia del apoyo del laboratorio en el diagnóstico del proceso. Creemos que el dermatólogo debe al menos llevar a cabo los exámenes directos, que le permitirán, con la práctica, intuir el diagnóstico correcto, aunque éste siempre requiera la ayuda del cultivo.</p><p class="elsevierStylePara">Por último, la inoperancia de la mayoría de los tratamientos disponibles, así como la frecuencia relativa de infecciones mixtas dermatófitos/<span class="elsevierStyleItalic">Scytalidium</span>, acentúan la importancia del conocimiento por parte del dermatólogo de este tipo de infecciones y de su adecuado diagnóstico, con el fin de evitar terapias ineficaces, innecesarias, largas, costosas y potencialmente tóxicas.</p>" "pdfFichero" => "21v20n10a13081907pdf001.pdf" "tienePdf" => true "multimedia" => array:14 [ 0 => array:6 [ "identificador" => "tbl1" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "tabla" => array:1 [ "tablatextoimagen" => array:1 [ 0 => array:1 [ "tablaImagen" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagenFichero" => "21v20n10-13081907tab01.gif" "imagenAlto" => 662 "imagenAncho" => 540 "imagenTamanyo" => 120715 ] ] ] ] ] ] 1 => array:8 [ "identificador" => "tbl2" "etiqueta" => "Figura 1" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "tabla" => array:1 [ "tablatextoimagen" => array:1 [ 0 => array:1 [ "tablaImagen" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagenFichero" => "21v20n10-13081907tab02.gif" "imagenAlto" => 622 "imagenAncho" => 545 "imagenTamanyo" => 78000 ] ] ] ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Taxonomía esquemática del genéro Scytalidium." ] ] 2 => array:6 [ "identificador" => "tbl3" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "tabla" => array:1 [ "tablatextoimagen" => array:1 [ 0 => array:1 [ "tablaImagen" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagenFichero" => "21v20n10-13081907tab03.gif" "imagenAlto" => 333 "imagenAncho" => 1129 "imagenTamanyo" => 29015 ] ] ] ] ] ] 3 => array:6 [ "identificador" => "tbl4" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "tabla" => array:1 [ "tablatextoimagen" => array:1 [ 0 => array:1 [ "tablaImagen" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagenFichero" => "21v20n10-13081907tab04.gif" "imagenAlto" => 268 "imagenAncho" => 544 "imagenTamanyo" => 16445 ] ] ] ] ] ] 4 => array:8 [ "identificador" => "fig1" "etiqueta" => "Figura 2" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "21v20n10-13081907fig05.jpg" "Alto" => 649 "Ancho" => 954 "Tamanyo" => 30200 ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Onicomicosis por S. dimidiatum." ] ] 5 => array:6 [ "identificador" => "tbl5" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "tabla" => array:1 [ "tablatextoimagen" => array:1 [ 0 => array:1 [ "tablaImagen" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagenFichero" => "21v20n10-13081907tab06.gif" "imagenAlto" => 201 "imagenAncho" => 552 "imagenTamanyo" => 11312 ] ] ] ] ] ] 6 => array:8 [ "identificador" => "fig2" "etiqueta" => "Figura 3" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "21v20n10-13081907fig07.jpg" "Alto" => 562 "Ancho" => 833 "Tamanyo" => 92820 ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Hifas de calibre irregular. Examen directo en KOH + tinta Parker (*400)." ] ] 7 => array:7 [ "identificador" => "fig3" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "21v20n10-13081907fig08.jpg" "Alto" => 1431 "Ancho" => 1980 "Tamanyo" => 189028 ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Figura 4. Colonias de S. dimidiatum a las 24 h, 2, 3 y 7 días. Incubación a 25 ºC en medio de Sabouraud cloranfenicol." ] ] 8 => array:8 [ "identificador" => "fig4" "etiqueta" => "Figura 5" "tipo" => "MULTIMEDIAFIGURA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" "figura" => array:1 [ 0 => array:4 [ "imagen" => "21v20n10-13081907fig09.jpg" "Alto" => 597 "Ancho" => 833 "Tamanyo" => 57548 ] ] "descripcion" => array:1 [ "es" => "Artroconidias de S. dimidiatum. Azul lactofenol (*1.000)." ] ] 9 => array:5 [ "identificador" => "tbl6" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" ] 10 => array:5 [ "identificador" => "tbl7" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" ] 11 => array:5 [ "identificador" => "tbl8" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" ] 12 => array:5 [ "identificador" => "tbl9" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" ] 13 => array:5 [ "identificador" => "tbl10" "tipo" => "MULTIMEDIATABLA" "mostrarFloat" => true "mostrarDisplay" => false "copyright" => "Elsevier España" ] ] ] "idiomaDefecto" => "es" "url" => "/02139251/0000002000000010/v0_201307301512/13081907/v0_201307301513/es/main.assets" "Apartado" => array:4 [ "identificador" => "16947" "tipo" => "SECCION" "es" => array:2 [ "titulo" => "Revisiones" "idiomaDefecto" => true ] "idiomaDefecto" => "es" ] "PDF" => "https://static.elsevier.es/multimedia/02139251/0000002000000010/v0_201307301512/13081907/v0_201307301513/es/21v20n10a13081907pdf001.pdf?idApp=UINPBA00004N&text.app=https://www.elsevier.es/" "EPUB" => "https://multimedia.elsevier.es/PublicationsMultimediaV1/item/epub/13081907?idApp=UINPBA00004N" ]
año/Mes | Html | Total | |
---|---|---|---|
2023 Julio | 2 | 0 | 2 |
2023 Marzo | 2 | 0 | 2 |
2020 Enero | 1 | 2 | 3 |
2018 Noviembre | 1 | 0 | 1 |
2015 Noviembre | 0 | 1 | 1 |
2005 Diciembre | 2605 | 0 | 2605 |