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Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía
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Vol. 44. Núm. 172.
Páginas 163-165 (enero - marzo 2013)
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1944
Rafael Olmos
Instituto de Investigaciones Económicas – unam
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Todo país que aspire a un desarrollo equilibrado, debe considerar al conocimiento, dominio y utilización de su territorio como un elemento clave para su progreso económico, político y social. La utilidad del conocimiento regional se torna un aspecto clave en el desarrollo de los países.

Partiendo de este hecho, Javier Delgadillo y Felipe Torres exponen en esta obra siete capítulos que articulan el estado actual de los estudios regionales y los personajes clave en la evolución del pensamiento geográfico y regional mexicano. En el primer capítulo nos dan un panorama de la importancia de la Geografía y del análisis regional, resaltando que esta ciencia permite entre otras cosas, conocer las características particulares de un territorio, de su población, los recursos con los que cuenta y las actividades económicas que se desarrollan, así como las carencias que presenta para entender cómo participa en el desarrollo económico y social del país. Los estudios regionales permiten promover una mejor utilización de los recursos y propiciar, a través de la planificación, procesos de mejora organizacional de mediano y largo plazos.

Los capítulos dos y tres ofrecen un panorama general de lo que se considera los antecedentes de la Geografía Regional mexicana. Partiendo de la época prehispánica, el conocimiento de nuestro territorio ha evolucionado y se ha hecho cada vez más preciso; no obstante, se presentan etapas que sobresalen debido al contexto en el cual se inscriben; por ejemplo, durante el periodo colonial no se puede dejar de reconocer a Carlos Sigüenza y Góngora como el primer cartógrafo, al realizar la Carta general del reino de la Nueva España; a José Antonio Villaseñor, autor de la obra el Teatro americano; y a Alexander von Humboldt y su Ensayo político sobre el reino de la Nueva España donde pone de manifiesto el gran contraste en las condiciones sociales y económicas de las regiones.

Del periodo independiente destaca el papel de Francisco Díaz Covarrubias y su Carta del Valle de México; o el Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana de Antonio García Cubas. La generación de conocimiento regional y cartográfico estuvo supeditada a factores políticos durante el siglo xix; sin embargo debe reconocerse que gran parte de la información generada partía del hecho inminente de conocer el territorio mexicano y cada una de sus regiones, con la idea de favorecer no sólo el conocimiento a través del inventario de sus recursos naturales, sus climas, etcétera, sino con la idea también de que esto permitiría una mejor explotación de los mismos y se favorecería el desarrollo económico y social de manera armonizada. Así, autores como Manuel Orozco y Berra advierten sobre este proceso de diferenciación regional que merma el desarrollo económico; también advierten sobre la situación en la cual territorios estratégicos como las costas y las fronteras estaban poco habitadas mientras que la mayoría de la población se aglutinaba en la parte central de la nación; por lo tanto planteaban la idea de que el territorio nacional debería alcanzar un equilibrio económico en cada una de sus jurisdicciones. Este proceso se vio acentuado con la apertura al exterior que experimentó el país durante el porfiriato y que dinamizó sectores clave de la economía: la minería, la explotación petrolera y los ferrocarriles. Con la revolución estos sectores no dejaron de ser importantes, pero la agricultura se convirtió en el eje articulador del desarrollo a través del cual se podía incorporar a las grandes masas de desposeídos al crecimiento económico nacional.

Posterior al periodo revolucionario la Geografía mexicana puso énfasis no sólo en el estudio del inventario fisco y social del territorio, sino también en la idea de fomentar la articulación y colonización del territorio y promover el desarrollo y crecimiento equilibrado de su población. La reforma agraria fue la materialización de los ideales revolucionarios y los estudios sobre el territorio cumplieron un papel nodal. En este caso, es significativa la labor de Manuel Mesa Andraca, René Villarreal, Emilio Alanís Patiño, entre otros.

La transición de un país agrario a uno de tipo urbano a partir de los años cuarenta, generó nuevos estudios interesados en las problemáticas originadas en el crecimiento urbano, el desarrollo industrial, las altas tasas de natalidad, y la migración de regiones rurales a las principales ciudades y metrópolis que conocemos hoy día. Aparecen nuevos personajes: Fernando Zamora Millán, Ricardo Torres Gaitán, Fernando Carmona de la Peña, Jorge A. Vivó, Jorge L. Tamayo, Ángel Bassols Batalla y Claude Bataillon, los cuales diversifican, desde una perspectiva académica, los estudios regionales en México, siendo los pilares de las nuevas investigaciones en la materia; sus resultados sirvieron no sólo de apoyo para el sector académico, sino también a las acciones de gobierno en cuanto a instrumentar políticas dirigidas hacia la promoción económica de las regiones.

A la luz de nuevos procesos territoriales surgidos después de la década de los setenta y profundizados en las siguientes, en el capítulo cinco se describen las nuevas investigaciones sobre los problemas urbano-regionales más acuciantes de la época: características económicas de las ciudades; el mercado inmobiliario de la ciudad de México; las acciones del Estado en materia habitacional; el proceso de industrialización; el examen de la planificación urbana y regional, los elementos que inciden en la localización de nuevos enclaves económicos —turísticos o industriales—, entre otros temas.

Los procesos económicos por los cuales ha transitado la economía mexicana se expresan al mismo tiempo dentro de las diversas regiones de nuestro país, y nuevas temáticas son acompañadas por expertos del tema, irradiándose este conocimiento desde diferentes instituciones como el Instituto de Geografía, el Instituto de Investigaciones Económicas y el crim, todos éstos de la unam; también sobresalen diversos expertos de la uam; el Colmex, la uaemex, el Colegio Mexiquense; la Universidad de Guadalajara; El Colegio de Tlaxcala, entre otras destacadas instituciones. En el Instituto de Investigaciones Económicas se encuentra uno de los grupos de investigación más prolíficos en aspectos urbano-regionales; este grupo, formado originalmente por el Dr. Ángel Bassols Batalla† ha concluido un número considerable de investigaciones que proyectan aspectos de vanguardia sobre temas urbano-regionales, de abasto, ciudades y actores, desarrollo local, entre otras cuestiones, como bien se destaca en el capítulo seis.

El capítulo final nos habla de los retos que enfrenta la geografía regional mexicana ante la necesidad de estudiar la realidad desde nuevos enfoques y con el reto de hacer aplicables dichos estudios. El libro nos permite, por lo tanto, un acercamiento a las obras de los autores dedicados al estudio, conocimiento, actualidad y potencial de las regiones mexicanas, en aras de construir un mejor país; es por lo tanto, una lectura necesaria para comprender el largo camino de los actores que han construido este conocimiento, en aras de lograr un país más justo para todos sus habitantes.

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