covid
Buscar en
Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía
Toda la web
Inicio Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía Reseña del libro
Información de la revista
Vol. 44. Núm. 172.
Páginas 168-170 (enero - marzo 2013)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Vol. 44. Núm. 172.
Páginas 168-170 (enero - marzo 2013)
Open Access
Reseña del libro
Visitas
1874
Santiago Hernández
Instituto de Investigaciones Económicas-unam
Este artículo ha recibido

Under a Creative Commons license
Información del artículo
Texto completo

En su segunda edición corregida y aumentada, Irma Manrique, coordinadora y autora del libro Arquitectura de la crisis financiera ofrece 11 diversos aspectos de la crisis económica que se ha manifestado durante las dos últimas décadas. A lo largo de sus 351 páginas esta obra divide el análisis de esta etapa en tres partes, planteando su evolución con el propósito de explicar en toda su complejidad el fenómeno hasta llegar a la actual crisis global y los débiles signos de estabilidad no sólo en los mercados financieros, sino en la economía en su conjunto.

Dentro de la primera parte intitulada “Crisis, reforma estructural e innovación financiera”, Ramón Lecuona, en “El efecto de estancamiento y la crisis mexicana”, explica puntualmente cómo fue que en presencia del desequilibrio comercial y de cuenta corriente, se dio la reversión del capital externo de inversión directa al de cartera, que se convirtió en el principal detonador de la crisis 1994–1995, crisis que afectó sensiblemente los tejidos de la economía mexicana, desde entonces. Un segundo trabajo, de José Luis Martínez Marca, “Consideraciones sobre el desorden financiero en 1994 y 2008”, apunta desde algunas bases teóricas el por qué las economías emergentes deben depender el mínimo del capital externo so pena de perder la credibilidad en su política financiera y de propiciar la inestabilidad interna con débil crecimiento de la inversión, bajos salarios y un aumento considerable del desempleo, sin dejar de lado el desequilibrio en las cuentas externas. Cabe señalar su hipótesis acerca de que el Estado debe ser refuncionalizado en materia económica, lo que le permitiría atender en el corto plazo las necesidades más apremiantes del país como la productividad y el empleo.

Por su parte, Irma Manrique Campos con “Crisis e innovación financiera”, dota de frescura a la segunda edición de este libro al ofrecer un análisis en el que advierte la presencia de un sistema económico contemporáneo que se encuentra dominado por las finanzas, en el que la innovación financiera dicta las reglas bajo las cuales se rigen las relaciones económicas contemporáneas entre los Estados y que ha encontrado un escenario propicio para su desarrollo desde la primera década del presente siglo. Esta primera parte concluye con el trabajo de Teresa Santos López González y Jorge Bustamante Torres intitulado “Sistemas de pagos y dinero electrónico en México. Tendencia y efectos sobre la política monetaria y la estructura bancaria”, en él explican los alcances y procedimientos de la innovación financiera, y el impacto de ésta en la política monetaria de México. Cabe señalar que dicho capítulo ofrece la explicación de cómo la práctica de la utilización del dinero electrónico y otras formas electrónicas de pago, provocan un descontrol en los bancos centrales que a la postre les deja un margen de acción limitado para poder intervenir en casos de inestabilidad financiera.

En la segunda parte del libro, “La transformación de la banca”, tanto Luis Ángel Ortiz Palacios con “La estructura oligopólica y oligopsónica de la banca en México. El doble poder del mercado y el carácter rentista”, como Kenya García Cruz con “Crédito bancario a la pequeña industria en México”, reflexionan acerca de las diversas transformaciones que ha sufrido la banca en México, de cómo y por qué las limitantes que existen en cuanto a las restricciones crediticias para la pequeña industria. Resulta conveniente señalar que ambos autores coinciden en el carácter rentista y altamente especulativo de la banca comercial y lo dañino que ha resultado para la industria nacional.

En un mismo orden de ideas Ericka Arias Guzmán y Gabriel Gómez Ochoa, a través de su trabajo “La banca de desarrollo en México: 2000–2006, otro sexenio perdido”, cierran esta segunda parte ofreciendo conjeturas de gran relevancia como apuntar que el crecimiento de la economía está ligado a una estabilidad de precios y que la banca de desarrollo mexicana, debido al bajo perfil que la política crediticia le ha trazado, exhibe inactividad y deterioro desde la “década perdida” hasta dejar de realizar la relevante función en materia de financiamiento del desarrollo, que tuvo en otras décadas.

Al adentrarse en la tercera y última parte del libro, “Mercados emergentes, globalización e integración financiera”, se encuentra el trabajo de Edgar Ortiz Calisto, quien aborda con puntualidad los mecanismos de la crisis como la Bolsa Mexicana de Valores, de forma particular las inversiones de cartera. En términos generales este autor explica la incorporación y adaptación de la economía mexicana a una economía mundial, globalizada, en donde los mercados emergentes atraen considerablemente a los inversionistas, pues ven en este tipo de economías grandes condiciones para sus actividades comerciales que son traducidas en las ventajas que ofrece el mercado de valores mexicano. Por su parte Savita Verma en “El papel de los mercados emergentes en el sistema financiero internacional” realiza un análisis acerca de lo favorable que deberían ser las inversiones en la economía emergente siempre y cuando los flujos de capitales contribuyeran al crecimiento del país sin causar inestabilidad en los precios, en la inflación y en el tipo de cambio.

Ramón Martínez Escamilla en “Sobre la globalización de los servicios financieros” advierte de lo difícil que es para una economía como la mexicana adaptarse al proceso de globalización contemporánea donde predominan la desregulación económica, la privatización y la apertura comercial. Una parte importante de su trabajo descansa en la apreciación del papel que juega actualmente el Estado nacional de total subordinación ante los complejos trasnacionales de negocios financieros y grandes bloques de producción material y de comunicaciones.

Para el cierre del libro Manuel Hernández con “La globalización económica y sus efectos en el sector financiero mexicano”, analiza el proceso de globalización clasificándolo en tres tipos: la globalización industrial, la comercial y la de los servicios financieros. Dicha clasificación le permite determinar la ausencia de una reestructuración del sector financiero mexicano, la creación de un mercado de riesgo —proyecto para las grandes inversiones en infraestructura— y la canalización de mayores recursos al campo.

De tal forma, la lectura de la segunda edición del libro Arquitectura de la crisis financiera resulta obligada para todo aquel que quiera entender el por qué de los procesos de las crisis financieras contemporáneas y de los principales factores que coadyuvan al desarrollo de éstas. Permite asimismo comprender cómo los organismos financieros internacionales, en lugar de construir a través de estas dos últimas décadas una nueva arquitectura para corregir la crisis financiera que se inicia desde los años noventa, contribuyeron a crear una “arquitectura de la crisis financiera”, cuyos efectos son el estímulo a la crisis sistémica del capitalismo, por cierto avizorada desde los trabajos de la primera edición de este libro.

Copyright © 2013. Universidad Nacional Autónoma de México
Descargar PDF
Opciones de artículo