Los carcinomas verrugosos de vagina son neoplasias poco frecuentes, con un crecimiento lento, localmente invasivo, que no suelen metastatizar y con unas características macro y microscópicas específicas. Describimos un caso de carcinoma verrugoso de cúpula vaginal en paciente postmenopáusica histerectomizada 4 años antes por prolapso uterino grado IV, discutiéndose su diagnóstico diferencial y tratamiento. El carcinoma verrugoso de vagina es un tumor poco frecuente que plantea el diagnóstico diferencial con el condiloma acuminado, el carcinoma escamoso clásico y el condilomatoso, siendo el tratamiento de elección la exéresis quirúrgica completa.
Verrucous carcinoma of the vagina is a rare neoplasm. This entity is a slow-growing, locally invasive but generally nonmetastasizing neoplasm, with a characteristic gross and microscopic appearance.We report a case of verrucous carcinoma of the vagina in a postmenopausal woman diagnosed 4 years after transvaginal hysterectomy for grade 4 uterine prolapse. We also discuss the differential diagnosis and treatment.Verrucous carcinoma of the vagina is a rare neoplasm. The differential diagnosis includes typical squamous cell carcinoma, warty carcinoma, and condyloma acuminatum. Surgery remains the most effective treatment.
La vagina es una estructura tubular que se extiende desde el vestíbulo vulvar al cérvix uterino y está situada posterior a la vejiga urinaria y anterior al recto, con un ángulo de aproximadamente 90° entre el axis de la vagina y el del útero; mide entre 7 y 10cm de longitud en el adulto. Las paredes anteriores y posteriores están en contacto entre ellas, a excepción del extremo craneal en el que rodea al ectocérvix1.
La pared vaginal está constituida por tres capas: mucosa, muscular y adventicia. La mucosa esta tapizada por epitelio escamoso estratificado, normalmente glucogenizado y no queratinizante, y se divide en varias capas en base a la apariencia que adoptan las células en las extensiones citológicas; la capa basal está constituida por una capa simple de células columnares; la capa parabasal está constituida de dos a 5 capas celulares cuboidales y la capa intermedia y superficial son de espesor variable. Tras la menopausia, se produce una reducción progresiva del grosor del epitelio vaginal quedando reducida a 6 u 8 capas de células parabasales.
Bajo el epitelio existe una lámina propia constituida por tejido fibrovascular con fibras elásticas y filetes nerviosos, extendiéndose desde el endocérvix a la vulva una banda de tejido estromal con presencia de células estromales estrelladas atípicas similares a las observadas en el pólipo vaginal con células estromales atípicas (pseudosarcoma botrioides). La capa muscular está constituida por haces de músculo liso dispuestas en sentido longitudinal en la capa externa y en sentido circular en la capa interna, pasando algunas de las capas longitudinales a la pared lateral pélvica contribuyendo a la porción inferior de los ligamentos cardinales. La capa adventicia es una fina capa de tejido conectivo denso que parte del tejido conectivo pélvico y contiene vasos linfáticos, plexos venosos y fascículos nerviosos1.
El carcinoma verrugoso de tracto genital inferior es más frecuente en vulva, aunque se han descrito casos en cérvix y vagina. Se trata de una forma de carcinoma escamoso bien diferenciado, que de forma característica tiende a recurrir localmente, pero no suele metastatizar. Clínicamente se caracteriza por un crecimiento lento, localmente invasivo, con una apariencia macroscópica de masa friable de aspecto verrugoso, ocasionalmente ulcerada2.
Desde el punto de vista microscópico se caracteriza por un crecimiento exofítico de superficie ondulada hiperqueratósica, a veces con proyecciones papilares con escaso tallo vascular y el margen profundo se caracteriza por ser compresivo, sin que se observen imágenes infiltrativas propias del carcinoma escamoso clásico. Otra de las características de esta neoplasia, es la escasa o nula atipia citológica de la lesión y la baja actividad mitótica, lo que plantea serios problemas en el diagnóstico diferencial con lesiones escamosas benignas en esta localización1–3.
Presentamos un caso de carcinoma verrugoso de cúpula vaginal en paciente postmenopáusica histerectomizada 4 años antes por prolapso uterino.
Presentación del casoPaciente de 79 años de edad con antecedentes de dos partos normales, hipertensión arterial, AVC isquémico transitorio e histerectomía vaginal 4 años antes por prolapso uterino grado IV. Acude a consulta por metrorragia, observándose a la exploración una tumoración en cúpula vaginal, blanquecina, de unos 3cm de diámetro sin signos de sangrado (fig. 1). Se realiza biopsia en consulta, dejándose taponamiento hemostático que es retirado a las 12 horas.
El material estudiado histológicamente corresponde a dos fragmentos irregulares de tejido de 1,5 y 0,5cm. En el estudio microscópico se observa una mucosa tapizada por células escamosas sin atipia, ni imágenes de coilocitosis, con un patrón de crecimiento verrugoso, formando prolongaciones hacia la superficie con marcada hiperqueratosis, con focos de paraqueratosis, sin que se observen tallos fibrovasculares acompañantes (fig. 2) y en profundidad el patrón de crecimiento es compresivo, sin que se observen imágenes infiltrativas (fig. 3).
Con el diagnóstico de carcinoma verrugoso se realiza extirpación quirúrgica completa de la lesión con márgenes libres de tumor. La paciente permanece asintomática a los 14 meses de la intervención.
DiscusiónLos tumores epiteliales escamosos son las neoplasias más frecuentes en localización vaginal, con incidencia en todos los grupos de edad y preferencia por mujeres de edad avanzada, siendo su localización más frecuente la pared posterior del tercio superior de la vagina1,2.
Aunque es típica la asociación, como lesión precursora, de la neoplasia intraepitelial (VIN), no es imprescindible. Actualmente ha aumentado, proporcionalmente, la incidencia de neoplasia intraepitelial en relación con el descenso del carcinoma escamoso, como reflejo de la detección precoz y el tratamiento preventivo2.
Desde el punto de vista clínico, el síntoma más frecuente de presentación es el sangrado vaginal, a veces con dolor, sintomatología urinaria o sangrado postcoital; asociándose usualmente la disuria o el dolor pélvico a enfermedad avanzada1–4.
El carcinoma escamoso vaginal presenta características histológicas similares a este tumor en otras localizaciones. La mayoría de los casos son carcinomas moderadamente diferenciados no queratinizantes, y como variantes poco frecuentes podemos encontrar carcinomas de células fusiformes, condilomatosos o verrugoso, correspondiendo este último a una forma de carcinoma de células escamosas bien diferenciado con un crecimiento exofítico de aspecto verrugoso y que invade el estroma adyacente con bordes compresivos, no infiltrativos, en forma de nidos de células neoplásicas. De forma característica, las células presentan mínimo pleomorfismo, algo mayor en las capas inferiores adyacente al estroma, las figuras de mitosis son poco frecuentes y no se observa coilocitosis, esta última característica es utilizada en el diagnóstico diferencial con lesiones de tipo condiloma1,2,4,5.
La localización más frecuente del carcinoma verrugoso en el área genital es a nivel de vulva, representando el 1-2% de carcinomas en esta localización, también han sido descritos casos en endometrio, cérvix y vagina2.
Es importante identificar correctamente estas lesiones, ya que con el tratamiento adecuado su pronóstico es muy bueno. El diagnóstico diferencial de esta neoplasia en localización vaginal se plantea fundamentalmente con el carcinoma escamoso clásico, carcinoma condilomatoso y el condiloma acuminado. El carcinoma escamoso clásico presenta marcado pleomorfismo nuclear y un patrón infiltrativo en relación con el estroma adyacente; el carcinoma condilomatoso presenta una morfología verrugosa similar al carcinoma verrugoso, pero con presencia de tallos fibrovasculares en las formaciones papilares, marcado pleomorfismo nuclear y patrón infiltrativo similar al carcinoma epidermoide clásico; el condiloma acuminado se caracteriza por una arquitectura papilar compleja con tallos fibrovasculares, imágenes de coilocitosis y escaso crecimiento compresivo en profundidad1,2,4,5.
Los carcinomas verrugosos suelen recidivar tras su extirpación, aunque la presencia de metástasis es rara, y cuando ésta se presenta es aconsejable una reevaluación de la lesión para descartar focos de carcinoma epidermoide infiltrante clásico, ya que a veces se asocian ambas lesiones2. El tratamiento de elección es la exéresis quirúrgica completa, siendo su pronóstico excelente cuando esta se realiza.