Es una realidad que la publicación de un trabajo científico significa una aportación que pretende incrementar el conocimiento sobre determinados aspectos de una nosología, mejorando de manera indudable la aproximación al proceso, y dando como resultado la mejora en la asistencia y en resultados de situaciones anómalas, o clarificando la visión de aspectos fisiopatológicos o epidemiológicos de ciertas problemáticas.
También es cierto que la máxima calidad de la información proporcionada, facilita la eventual mejora de la consideración nacional e internacional que Progresos en Obstetricia y Ginecología pueda tener. Sin embargo, nuestra revista, aun a pesar de ser bien conocida y aceptada, sobre todo en los ambientes hispanoamericanos, no está indexada en MedLine, y con ello presenta limitaciones divulgativas considerables, disminuyendo con ello la posible presencia en las bibliografías de trabajos de gran interés e impacto bibliográfico. El análisis de esta circunstancia obliga a potenciar todos aquellos aspectos que faciliten la indexación de los contenidos.
Tal como ya se anunció en el mes de enero, nuestro director informó de una cierta disminución de originales recibidos, con una tasa de aceptación ciertamente baja. Nuestros revisores están realizando una tarea encomiable, pero sugieren que el nivel científico y metodológico de los trabajos presentados es ostensiblemente mejorable. En realidad, un trabajo científico que no evidencia una metodología adecuada no se hace merecedor de ser publicado. Y cuando decimos metodología adecuada nos referimos a varios aspectos. En primer lugar, la definición del propio objetivo del trabajo en sí. Cuántos trabajos se reciben sin saber, inicialmente, el objetivo que se persigue y con ello si el apartado de material y métodos es el pertinente. Cuando se describe el material y el método, muchos estudios adolecen de un número de pacientes insuficiente, por no describir los factores condicionantes de una patología, porque no se comparan con grupos controles, porque no se describe la metodología utilizada para aleatorizar a los pacientes o no determinar el número de observaciones necesario para que las comparaciones sean válidas en la población estudiada. Una deficiencia en cualquiera de estos aspectos es suficiente para invalidar el estudio. Por otro lado, el análisis estadístico tiene que ser el adecuado, y no siempre los test utilizados son los que ofrecen mayor seguridad en las comparaciones. Como puede verse, analizando los trabajos presentados, se encuentran muchos elementos mejorables y que pueden condicionar su aceptación.
Otro aspecto importante se centra en la información que ofrecen estos trabajos, ya que esta debe tener cierta relevancia, de tal modo que cuando se comparan con la literatura existente, han de aportar algún hecho novedoso o complementario a lo ya publicado. No es infrecuente que los resultados presentados únicamente informen sobre algún aspecto epidemiológico, sin trascendencia alguna, y lo único que ofrecen son resultados aislados de un servicio, pero que nada añaden en valor epidemiológico a lo ya conocido. Ejemplos típicos podrían ser la tasa de cesáreas o la incidencia de infecciones posquirúrgicas de un servicio, datos que pueden ser importantes para los propios servicios para el control de calidad de los centros asistenciales, pero que nada añaden a la información ya existente. Todos estos aspectos marcan en gran medida la calidad de una investigación y definen la oportunidad de su publicación.
Otro tipo de aportación a la revista es la presentación de casos clínicos y en este apartado hay una gran limitación de oportunidad. El presentar un caso poco frecuente parece suficiente como para exponerla a los lectores, pensando que esta aportación es muy oportuna y valiosa. Es cierto que hay situaciones excepcionales que pueden ser de gran ayuda a los clínicos como puntos de referencia. Sin embargo, cuando se analizan los casos, pocas veces aportan datos de gran interés, en cuanto a diferencias sustanciales con otros reportados en la literatura en cuanto a su frecuencia o sus características, y cuando el revisor analiza la discusión del caso pocas veces encuentra esa información, añadiendo en cambio, de forma innecesaria, toda una revisión clínica, fácilmente accesible en los textos de la especialidad, dejando de lado los aspectos más significativos de la presentación clínica que puedan diferenciarla de los otros casos publicados. Todos tenemos el recuerdo de títulos como: «A propuesta de un caso de… Revisión clínica», cuando en realidad ni son excepcionales y ni la revisión clínica responde a la discusión del caso.
Por último, consideramos de gran valor que la contribución de especialistas de reconocido nivel y líderes de opinión en ciertos aspectos de la especialidad puedan aportar su visión sobre situaciones concretas, realizando un análisis personal, con sus propias opiniones, sobre temas de actualidad. Tales contribuciones, además de aportar bibliografía pertinente, proporcionan un análisis conceptual de las distintas informaciones vertidas en la literatura. No es fácil realizar esta tarea, ni lo es que haya especialistas en nuestra geografía con experiencia en todos los temas vanguardistas, Por ello cabe contemplar la incorporación y la colaboración de autores especialistas de otras latitudes, tanto europeas como americanas y latinoamericanas, que aporten valor añadido a nuestra revista.
Esperamos que entre todos sepamos dar un renovado impulso a Progresos de Obstetricia y Ginecología, como vehículo científico de la SEGO.