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Vol. 52. Núm. 5.
Páginas 281-293 (mayo 2009)
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Vol. 52. Núm. 5.
Páginas 281-293 (mayo 2009)
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Infección natural y vacunas frente al virus del papiloma humano: papel de los anticuerpos en la protección a largo plazo
Natural infection and vaccines against the human papilloma virus: role of antibodies in the long-term protection
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José María Bayasa,
Autor para correspondencia
jmbayas@clinic.ub.es

Dr. J.M. Bayas. Centro de Vacunación de Adultos. Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología. Hospital Clínic. Villarroel, 170. 08036 Barcelona. España.
, Aureli Tornéb, José García-Siciliac, Alfonso Albad
a Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología. UASP-IDIBAPS. Hospital Clínic. Barcelona. España
b Sección de Ginecología Oncológica. ICGON-IDIBAPS. Hospital Clínic. Barcelona. España
c Coordinación con Atención Primaria del Hospital Infantil Universitario La Paz. Madrid. España
d Instituto de Estudios Celulares y Moleculares de Galicia. Lugo. España
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Resumen

El virus del papiloma humano (VPH) produce una infección limitada al epitelio cervical. Esto provoca un escaso estímulo para el sistema inmunitario, lo que hace que la respuesta inmunitaria innata del huésped sea muy limitada. Así, la infección natural da lugar a títulos muy bajos de anticuerpos, lo que impide asegurar la protección frente a nuevas infecciones, incluso, por los mismos tipos de VPH.

Las vacunas frente al VPH originan títulos de anticuerpos plasmáticos al menos 100 veces superiores a la infección natural, pero se desconoce si tras la caída o pérdida de anticuerpos a lo largo del tiempo en las mujeres vacunadas, una infección natural posterior conseguirá activar la inmunidad de memoria de manera rápida y suficiente para neutralizar la infección.

Para lograr protección a largo plazo, las vacunas profilácticas frente al VPH deben ser capaces de proporcionar valores de anticuerpos plasmáticos suficientemente altos y mantenidos para asegurar también suficientes valores de anticuerpos en el cérvix.

Palabras clave:
Cáncer de cuello de útero
Virus del papiloma humano
Vacunas
Anticuerpos
Abstract

The human papilloma virus (HPV) causes limited infection of the cervical epithelium, which results in only limited stimulus of the immune system, meaning that the innate immune response of the host is very limited. Therefore, natural infection provokes very-low levels of antibodies which, in some cases, is not sufficient to prevent new infections, even by the same types of HPV.

HPV vaccines produce plasma antibody levels at least 100 times greater than natural infection, but it is unclear whether after the fall in or loss of antibodies over time in vaccinated women, subsequent natural infection could activate memory immunity rapidly and effectively enough to neutralize the infection.

In order to provide long-term protection, prophylactic HPV vaccines should be able to provide sufficiently-high sustained levels of plasma antibodies in order to assure sufficient levels of antibodies in the cervix.

Key words:
Cervical cancer
Human papillomavirus
Vaccines
Antibodies
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VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO Y CÁNCER EN HUMANOS

La relación causal entre la infección persistente por determinados genotipos del virus del papiloma humano (VPH) y el cáncer de cuello de útero es uno de los descubrimientos más destacados de la investigación etiológica del cáncer en los últimos años. La evidencia proveniente de estudios biológicos y epidemiológicos ha demostrado de forma inequívoca que el cáncer de cuello uterino es, en realidad, una secuela a largo plazo de una infección adquirida por vía sexual1.

En 1995, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) confirmó la carcinogenicidad de los VPH 16 y 182. Más de 10 estudios de casos y controles han demostrado que estos dos tipos virales están implicados en el 70% de los carcinomas escamosos y en el 86% de los adenocarcinomas cervicales3,4. También existe evidencia epidemiológica bien establecida a favor del papel oncogénico de los VPH 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 66, y evidencia probable con los VPH 26, 53, 68, 73 y 82.

Los cánceres de vagina y ano, junto con sus lesiones precursoras, están relacionados en el 64-91% de los cánceres de vagina y en el 88-94% de los cánceres de ano con la existencia de algún tipo de VPH. Los cánceres de vulva son VPH positivos en el 60-90%. Otros tumores malignos, como el de pene, carcinomas escamosos de cabeza y cuello, cáncer de piel no melanoma y cáncer de conjuntiva, se han relacionado en proporción variable con determinados tipos de VPH oncogénicos como agentes causales5.

A pesar de los avances en la prevención del cáncer de cuello de útero mediante el cribado y la detección de sus lesiones precursoras, actualmente sigue siendo el segundo cáncer más frecuente entre las mujeres de todo el mundo, con estimaciones de 493.000 nuevos casos y 274.000 fallecimientos en el año 20026 . La falta de prevención en los países en vías de desarrollo justifica que éstos acumulen el 83% de todos los casos, por lo que dicho cáncer supone el 15% de las neoplasias frente al 3,6% en los países desarrollados. Así, el riesgo acumulado a lo largo de la vida, hasta los 65 años, de presentar cáncer de cérvix en los países en vías de desarrollo es del 1,5% frente al 0,8% entre los países desarrollados6.

HISTORIA NATURAL DE LA INFECCIÓN POR EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO

La infección genital por VPH es muy común entre las mujeres jóvenes sexualmente activas, ya que se adquiere con facilidad desde las primeras relaciones sexuales. Su prevalencia en mujeres asintomáticas de la población general oscila entre un 2 y un 44% (prevalencia global ajustada del 10,41%); es máxima entre las más jóvenes, disminuye paulatinamente al aumentar la edad y se incrementa nuevamente a partir de los 55 años (sólo en Asia no se observa este segundo pico)7. En el mundo se estima que hay 291 millones de mujeres portadoras. La mayoría de las infecciones se resuelven espontáneamente al cabo de un tiempo8. Los estudios de seguimiento muestran negatividad de las pruebas en el 70% de las mujeres a los 12 meses y en el 80% a los 18 meses. Sólo las infecciones persistentes en el tiempo suponen un riesgo de desarrollo de lesiones precursoras y, eventualmente, cáncer cervical. Aunque globalmente se entiende por persistencia la presencia del mismo tipo de VPH en 2 ocasiones separadas por un intervalo, no existe ningún punto de corte consensuado entre transitoriedad y persistencia. La mayoría de los estudios encuentran que el 90% de las mujeres presentan regresión de un tipo específico de VPH después de 2 años de seguimiento, por lo que clínicamente parece adecuado establecer el punto de corte de persistencia en los 2 años9.

La susceptibilidad del cuello uterino para desarrollar cáncer estriba en la existencia de la zona de transformación epitelial, o punto de confluencia entre el epitelio escamoso poliestratificado y el epitelio cilíndrico endocervical. En esta zona existe un fenómeno de reepitelización mediante metaplasia escamosa y las células basales nucleadas del epitelio, que son las susceptibles de infectarse por el VPH, son fácilmente accesibles. Otras áreas anatómicas en las que existe una zona de transformación epitelial como, el canal anal o la amígdala, presentan mayor incidencia de cáncer escamoso.

Las anomalías epiteliales asociadas al VPH que llevan a desarrollar un cáncer cervical tienen lugar mediante la progresión de lesiones intraepiteliales o neoplasia cervical intraepitelial (CIN) grados I, II y III. La mayoría de las lesiones las grado I son el reflejo del efecto citopático del virus y regresan espontáneamente junto con la negativización del VPH. Por el contrario, las lesiones grado III comportan un elevado potencial premaligno. Las características virales más importantes en la oncogénesis son el genotipo y la duración de la persistencia. El VPH tipo 16 es el que persiste durante más tiempo y el que posee mayor capacidad oncogénica10. El tiempo que transcurre desde la adquisición de la infección hasta el CIN-III puede oscilar entre 1 y 10 años. Hasta la fecha, se han identificado varios factores como promotores de la persistencia y/o progresión.

MECANISMOS DE DEFENSA FRENTE A VIRUS (INMUNIDAD INNATA Y ADAPTATIVA)

En nuestro sistema inmunológico se distinguen funcionalmente 2 mecanismos básicos de defensa: la inmunidad innata y la inmunidad adaptativa.

La inmunidad innata es heredada y mantenida a lo largo de la evolución. Representa una respuesta inicial inespecífica frente a la mayoría de patógenos previamente desconocidos o con un contacto insuficiente para desencadenar la respuesta adaptativa. La inmunidad innata, relacionada con la inflamación, es la reacción natural ante cualquier agresión que aumenta la afluencia sanguínea y atrae a fagocitos (neutrófilos, células dendríticas, macrófagos) y «células agresoras naturales» (NK) al foco de la infección11. Se ve potenciada por la liberación de citocinas y activación del complemento, que además de lisar membranas celulares puede favorecer la fagocitosis. En el contexto de esta primera inmunorreación «a ciegas» del organismo, algunas células infectadas por virus pueden producir interferón, que induce resistencia en las restantes células todavía no infectadas11.

En función de la magnitud del daño celular, la naturaleza del antígeno y el tipo de respuesta efectora a inducir, la inmunidad innata activa mediante las células dendríticas, principalmente, los mecanismos de inmunidad adaptativa.

El sistema adaptativo de defensa inmunológica se caracteriza por la especificidad de protección y de memoria, mediada fundamentalmente por linfocitos T y factores solubles: glucoproteínas denominadas inmunoglobulinas o anticuerpos. Estos suponen la línea de defensa inicial y se producen localmente o acceden a la zona agredida por el aumento de la permeabilidad capilar, provocada por la reacción inflamatoria que favorece la retracción de las células endoteliales11 (fig. 1).

Figura 1.

Las células dendríticas son el puente entre la inmunidad innata y adaptativa. Emigran a los ganglios linfáticos, tras fagocitar al patógeno infectante, lo procesan y lo presentan a los linfocitos T CD4+, activándose las vías de linfocitos T cooperadores (helper). La vía Th1 generará inmunidad celular, necesaria para la resolución de la infección establecida, induciendo células T de memoria y promoviendo la diferenciación de linfocitos T citotóxicos, que aniquilarán las células infectadas. La vía humoral Th2 activa a los linfocitos B que, al diferenciarse en células plasmáticas, contactan con el antígeno y sintetizan anticuerpos específicos que bloquearán al patógeno. Algunas células plasmáticas perduran durante largos períodos y segregan anticuerpos constantemente, manteniendo un nivel protector. Otra fracción de linfocitos B deriva a células B de memoria que darán lugar a una respuesta humoral rápida, intensa y eficaz (Abbas AK, Lichtman AH. Inmunología celular y molecular. 4.a ed. Madrid: Elsevier; 2004. p. 163–88). CPA: células presentadoras de anticuerpos; NK: natural killer.

(0.27MB).

Los microorganismos tienen múltiples antígenos; cada uno de ellos tiene un conjunto de epítopos (determinante antigénico), generalmente diferentes de un antígeno a otro11. Algunos epítopos se comparten entre varios antígenos, lo que genera reactividad cruzada. La célula defensora reconoce epítopos y no al antígeno completo.

Cada célula B genera un solo tipo de anticuerpo, que puede ser de 5 clases: las inmunoglobulinas A (de localización preferente en mucosas), D, E, M y, principalmente, G (que se distribuye uniformemente en los espacios intra y extravasculares).

RESPUESTA INMUNITARIA EN LA INFECCIÓN NATURAL POR EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO

La respuesta inmunitaria frente a la infección por VPH viene definida por las peculiares características biológicas del virus y del entorno en el que desarrolla su tropismo. El tracto genital inferior, en especial el epitelio cervical, tiene varias vías de defensa primaria, por tratarse de un epitelio expuesto a la entrada de multitud de patógenos. La primera vía de defensa la constituye la propia integridad del epitelio, que favorece la eliminación de las partículas virales por mero arrastre. Aun cuando los VPH logren alcanzar las capas basales, los mecanismos de inmunidad inespecífica mediados por elementos como interferón o células NK pueden evitar la entrada de las partículas virales en la célula.

La ausencia de esta respuesta inespecífica, que supone la internalización de la partícula viral dentro de la célula basal, da lugar a la verdadera infección por VPH. Una vez el virus se afinca en su huésped, comenzará una relación con éste que desembocará bien en la muerte de la célula infectada, y con ello la de las partículas virales, o bien la inmortalización de esa célula que, en presencia de condiciones favorables intrínsecas o extrínsecas, se podrá convertir en una célula tumoral12. Los mecanismos que utiliza la célula infectada para protegerse son, fundamentalmente, de 2 tipos: uno dependiente de la propia fisiología celular y otro de la inmunidad específica celular. En ocasiones, cuando una célula infectada comienza su proceso de replicación los mecanismos de control del ciclo celular detectan un ADN extraño y promueven la muerte celular programada con todo el contenido viral en su interior. Los mecanismos de defensa basados en la inmunidad celular específica requieren la identificación de proteínas virales, que actuarán como antígenos, y el desarrollo de una respuesta citotóxica contra las células que los porten en su interior. Por su parte, los VPH de riesgo alto tienen la capacidad de bloquear ambos mecanismos de defensa utilizando diferentes mecanismos biológicos. Las proteínas E6 y E7 de los VPH de riesgo alto tienen la capacidad de unirse y bloquear, respectivamente, a las proteínas p53 y Rb del ciclo celular. La disfunción que genera este bloqueo se traduce en la incapacidad de la célula para poner en marcha un suicidio programado (apoptosis) generando células inmortalizadas sin capacidad de defenderse no sólo de la infección presente, sino de los propios errores genéticos intrínsecos a la replicación y maduración celular. La célula queda, de este modo, en un estado susceptible a la transformación tumoral.

Por otro lado, los VPH de alto riesgo utilizan complejos mecanismos para evadir la respuesta inmunitaria específica celular, encargada de eliminar a las células infectadas, así como la respuesta humoral responsable de proteger frente a nuevos contactos mediante generación de anticuerpos y células de memoria. Las características del epitelio cervical hacen que su «excesiva estanqueidad» impida, en muchas ocasiones, la presentación de las partículas virales en el entorno de los ganglios linfáticos, donde se genera la respuesta inmunitaria tanto humoral como celular. La ausencia de estrés celular suficiente, al no existir efecto citopático, el hecho de que no se produzca viremia, la no generación de procesos inflamatorios y la interferencia en los procesos de migración y señalización de las células presentadoras de antígenos hacen del VPH un auténtico especialista en la evasión del control por el sistema inmunitario13,14.

La suma de todos los acontecimientos descritos anteriormente es causante de la deficitaria respuesta natural ante la infección por VPH. Se ha descrito que, aproximadamente, la mitad de las mujeres infectadas por VPH no generan nunca una respuesta humoral con generación de anticuerpos. Esta deficiente vigilancia inmunológica de las células inmortalizadas por acción del VPH conduce a la persistencia de la infección, base de la transformación neoplásica. En los casos en que el huésped logra desarrollar una respuesta inmunitaria específica celular, ésta puede no ser suficiente para la resolución de la infección, ya que depende de otros factores locales y externos. En los casos en que se logra seroconversión, es decir, desarrollar una respuesta humoral mediada por anticuerpos, los títulos medios observados tras la infección natural pueden ser insuficientes para evitar la reinfección por ese mismo tipo viral, además de ser inútiles para impedir la infección por otros genotipos diferentes del VPH15.

VACUNAS PREVENTIVAS FRENTE AL CÁNCER DE CÉRVIXDiseño y composición de las vacunas basadas en partículas similares al virus L1

Las vacunas comercializadas frente a los VPH, cuyo efecto es exclusivamente preventivo, basan su composición en la proteína estructural L1 en forma de VLP (virus like particles o «partículas similares al virus») (fig. 2). Las VLP son estructuras tridimensionales, morfológica y antigénicamente idénticas a los VPH seleccionados, que no contienen ADN por lo que no pueden infectar, ni replicarse, ni ocasionar ningún tipo de afección, pero son capaces de inducir una intensa respuesta protectora de anticuerpos neutralizantes. La utilización de estas proteínas L1 constituye el primer fundamento para potenciar la inmunogenicidad de estas vacunas16.

Figura 2.

La proteína L1 es una proteína altamente antigénica de la cápside de los virus del papiloma humano obtenida por recombinación genética. Estas proteínas tienen la propiedad de autoensamblarse dando lugar a las denominadas VLP (virus like particles o partículas similares al virus).

(0.08MB).

El segundo fundamento se basa en su administración intramuscular, que provoca una inmediata estimulación de las células dendríticas locales, consideradas el nexo de unión entre la respuesta inmunitaria innata y la adaptativa17. Estas células tienen un papel fundamental en la inducción de la memoria inmunológica y de la respuesta protectora específica de manera potente y prolongada17 porque generan valores de anticuerpos séricos muy elevados que, trasudados al moco cervicovaginal en concentraciones proporcionales, constituyen la principal defensa frente a la infección por los VPH18.

El reconocimiento del papel de las células T en la erradicación de la infección por VPH, visibles en lesiones de papilomas en regresión, y la aparición de una respuesta efectora T CD413 hacen pensar que las vacunas preventivas que se deben desarrollar deberían ser capaces de inducir una potente respuesta de células T, capaz de eliminar las células infectadas por los virus que hubieran podido traspasar las líneas de defensa de los anticuerpos19.

La vacuna ideal debiera ser capaz de inducir una buena respuesta humoral y celular, lo que se podría haber conseguido con el empleo de proteínas virales adicionales a las de la cápside, como las proteínas tempranas E7, E6 y E2, obteniéndose así vacunas quiméricas. Este camino era probablemente muy largo y lleno de dificultades. Una opción seguramente mejor ha sido emplear sistemas adyuvantes capaces de fomentar específicamente la respuesta de las células T. El adyuvante a emplear debía, lógicamente, combinar seguridad con eficacia clínica en la prevención de las afecciones malignas a prevenir20,21.

Por tanto, el tercer fundamento que potencia la elevada inmunogenicidad de estas vacunas es el adyuvante. Las sales de aluminio incluidas en la formulación de ambas vacunas refuerzan la respuesta inmunitaria mediante: a) el inóculo de depósitos locales que permite una liberación más lenta y persistente del antígeno; b) estimulación de células inmunorreactivas por la activación del complemento, y c) activación de los macrófagos que optimizan la captación de las partículas antigénicas adsorbidas en aluminio. El hidroxifosfato sulfato de aluminio amorfo, que incorpora la vacuna tetravalente, ha demostrado estabilizar y unirse a más VLP, garantizando un mejor ajuste con éstas e induciendo mayor inmunogenicidad humoral frente a VPH-16 in vivo, en ratones de experimentación, en comparación con otras sales de aluminio22. La vacuna bivalente, que incluye el novedoso sistema adyuvante 04 (AS04), combina el hidróxido de aluminio a un lipopolisacárido detoxificado de la pared bacteriana de la Salmonella Minnesota: el monofosforil lípido A. La singularidad de este sistema adyuvante es que posee un efecto inmunomodulador inducido mediante la activación de receptores celulares de la inmunidad innata, tipo-Toll 4 presentes en la superficie de las células presentadoras de antígeno, incrementando la respuesta inmunitaria de las propias VLP. Se ha confirmado que AS04 es capaz de inducir valores de anticuerpos y producción de linfocitos B específicos de memoria más elevados, que la misma vacuna adyuvada únicamente con hidróxido de aluminio23.

Modelos animales. Protección mediada por anticuerpos neutralizantes

Los modelos animales han sido fundamentales en el desarrollo de vacunas preventivas frente al VPH. En particular, las infecciones por virus del papiloma en perros y conejos son semejantes a las infecciones genitales por estos virus en humanos. Los primeros estudios en modelos animales con virus del papiloma oral canino (COPV), del conejo de cola blanca y bovino sirvieron para demostrar la posibilidad de inducir la formación de anticuerpos neutralizantes contra los epítopos L1 y L224. Estos anticuerpos eran capaces de neutralizar el virus in vitro y aparecían en suero en concentraciones muy elevadas. Otros estudios confirmaron la protección inducida en conejos por transferencia pasiva de anticuerpos tipo inmunoglobulina G (IgG) contra los epítopos L125. Estudios posteriores en mono verde africano hallaron en las secreciones vaginales concentraciones de anticuerpos muy superiores a las inducidas por la infección natural26. Los modelos animales demostraron también que los anticuerpos séricos tenían una persistencia prolongada. La vacunación parenteral con VLP L1 del COPV indujo a la formación de anticuerpos específicos IgG capaces de proteger a perros contra la exposición de la mucosa oral a CO-PV27.

Por tanto, basándose en diferentes modelos animales, se puede considerar que la elección del antígeno parece crítica para la estimulación de una respuesta inmunitaria apropiada, aquella que permita neutralizar el virus tras una infección natural25.

RESPUESTA INMUNITARIA Y PROTECCIÓN TRAS LA VACUNACIÓNAdministración sistémica del antígeno en la prevención de una infección local

La infección por VPH en el tracto genital inferior deriva de un contacto entre el epitelio del portador y el del receptor por lo que la respuesta inmunológica esperada es la inmunidad mucosal celular citotóxica y mediante IgA. En realidad, la ausencia de la presentación antigénica y de la migración de los efectores inmunitarios al lugar de la respuesta, y la evasión del virus al reconocimiento inmunológico suponen una tasa de respuestas efectivas muy por debajo de lo esperable para una infección por un virus de estructura ADN13,28.

La administración sistémica de las VLP que actuarán como antígenos tiene como objetivo potenciar la presentación antigénica en los órganos linfoides encargados de la respuesta inmunitaria. Los estudios realizados demuestran inmunogenicidad en la práctica totalidad de los individuos vacunados y que los títulos de anticuerpos totales y específicos están muy por encima de los derivados de la infección natural. Este hecho es de especial importancia, ya que el título de anticuerpos que induce la infección natural, en ocasiones, no asegura protección frente a nuevas infecciones15.

La calidad de la respuesta inmunitaria generada por las VLP supone no sólo elevados títulos de anticuerpos, sino el mantenimiento de éstos a lo largo del tiempo, lo que implica la intervención de mecanismos de memoria efectivos. Sin embargo, la demostración de recuerdo inmunológico mediante la aplicación de dosis extra a nivel sistémico podría no significar, necesariamente, la existencia de protección, ya que el contacto natural con el VPH es mucosal y, por lo anteriormente descrito, podría no ser presentado nunca ante los agentes encargados de desencadenar la memoria inmunitaria. Dado que la infección por el VPH tiene lugar en un plazo de horas desde la inoculación, la ausencia de anticuerpos en la mucosa podría dejar desprotegido durante el tiempo que requiriese la memoria inmunitaria para montar de nuevo la respuesta.

Importancia de los anticuerpos neutralizantes a nivel local

Se piensa que, en el ser humano, la protección tras la vacunación contra el VPH depende de que se consigan títulos altos de anticuerpos neutralizantes en suero, que permitan su migración desde el suero hasta la mucosa del cérvix (trasudación) y así se obtengan así títulos de anticuerpos lo suficientemente elevados en el cérvix como para prevenir la infección30 (fig. 3).

Figura 3.

Se ha comprobado que la inmunoglobulina G (IgG) es la principal inmunoglobulina en las secreciones cervicales y se asume que la protección está mediada por la IgG sérica (predominantemente IgG neutralizante), que puede trasudar a través del epitelio cervical, especialmente en la unión escamocolumnar, en cantidades suficientes para unirse a las partículas virales y prevenir la infección. VPH: virus del papiloma humano.

(0.12MB).

Tras la vacunación podría especularse con la posibilidad de que los títulos de anticuerpos generados a nivel sistémico no se correspondan con los títulos esperados en la mucosa en el cérvix; sin embargo, un estudio que incluyó a 151 mujeres vacunadas frente al VPH 16 y 18 demuestra que 2 años después de la pauta vacunal completa existía una perfecta correlación entre valores de anticuerpos en plasma y en secreción cérvico-vaginal29. Aunque se desconoce cuál es el valor mínimo de anticuerpos que resulta protector, es probable que a mayor título y persistencia de anticuerpos, mayor sea la protección a largo plazo30. Se desconoce hasta qué punto un elevado porcentaje de mujeres con infección natural y sin anticuerpos detectables son susceptibles de nuevas infecciones por estos mismos tipos de VPH.

La vacuna frente al VPH, aunque con un mecanismo de protección diferente del que se produce en la infección natural, basa su efecto en la producción de elevados títulos de anticuerpos en sangre y, secundariamente, en secreción cérvicovaginal. La inducción de una respuesta inmunitaria robusta, con elevados títulos de anticuerpos, y el mantenimiento de éstos parecen ser requisitos indispensables para poder estimar una protección a muy largo plazo31. Aunque no se dispone de datos, es posible que la falta de detección de anticuerpos motive una baja o nula protección frente al VPH30.

Aspectos singulares de la vacuna frente al virus del papiloma humano respecto a otras vacunas

Tradicionalmente, se ha considerado que las características de una vacuna ideal deberían ser las siguientes: a) originar una respuesta inmunitaria similar a la de la infección natural; b) tener baja reactogenicidad local y general; c) conferir alto y duradero grado de protección; d) emplearse en dosis única; e) ser compatible con otras vacunaciones (de forma simultánea o combinada); f) ser aplicable por vía no invasora; g) ser posible su administración temprana (infancia); h) ser estable a temperatura ambiente, y i) ser de fácil producción y económicamente accesible32. Naturalmente, ninguna de las vacunas actualmente disponibles, tanto de empleo sistemático como no sistemático, reúne, a la vez, todos estos requisitos. Ser capaz de deparar una respuesta inmunitaria similar a la de la infección natural, es decir, que la vacuna pudiera ser capaz de remedar la respuesta inmunitaria de la infección natural, fue un criterio no cuestionado, hasta ahora, en vacunología. Las vacunas desarrolladas hasta la fecha inducen, en general, menor protección que la que sigue a la infección natural (sarampión, hepatitis B, etc.)33. Esto es así incluso para las vacunas vivas (p. ej., triple vírica o varicela)34, tras las que hay una multiplicación activa y un incremento exponencial en el número de microorganismos inicialmente presentes en el preparado vacunal. Las vacunas frente al VPH son singulares en este sentido. Como ya ha sido expuesto, la infección natural es muy poco eficiente para dar una respuesta humoral y celular robusta y duradera30. Por el contrario, las vacunas recombinantes de VLP administradas por vía intramuscular inducen una respuesta inmunitaria, en términos de título de anticuerpos, al menos 50 veces mayor a la originada por la infección natural. Asimismo, la respuesta de los linfocitos T y B es más eficiente debido a una mayor activación de las células presentadoras del antígeno35,36.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda basarse en experiencias previas con otras vacunas a la hora de conseguir la universalización de la vacunación contra el VPH37. Muy específicamente, ha señalado a la hepatitis B. Algunas analogías son su elevado precio inicial y la transmisión sexual del microorganismo. Veinte años de demora entre el uso de la vacuna en los países industrializados y su empleo, todavía muy limitado en cuanto a coberturas, en los países de baja renta no deberían reproducirse con las vacunas frente al VPH.

Clásicamente, las correlaciones de protección en términos de concentración de anticuerpos se producen en otras vacunas y es de esperar que se confirme en las vacunas de VLP frente al VPH38. Si tenemos en cuenta las peculiaridades de este virus y el hecho de que sea un patógeno que se replica y provoca lesión en el sitio de entrada, cabría pensar que para las nuevas vacunas frente al VPH el título de anticuerpos presente en el lugar de la infección en el momento que se produzca el contacto con el virus sería incluso más critico. Estas peculiaridades quedan patentes a la hora de intentar realizar una comparación entre la vacuna del VPH y la de la hepatitis B.

Los mecanismos patogénicos y la historia natural de las infecciones por virus de la hepatitis B (VHB) y VPH tienen poco en común. Los primeros estudios con la vacuna de la hepatitis B asimilaron presencia de anticuerpos con protección temporal. Actualmente, hay amplio consenso en que las personas respondedoras imunocompetentes tienen protección de por vida39. Las personas reiteradamente expuestas a infección natural mantienen títulos de anticuerpos elevados y están protegidas32, pero también lo están los que no reciben estos boosters naturales y han perdido los anticuerpos41. En el caso del VHB, aunque los anticuerpos en sangre lleguen a hacerse indetectables, la viremia que supone una nueva exposición al virus provoca una rápida respuesta de las células de memoria capaz de evitar la progresión de la infección. La situación es muy diferente en el caso del VPH. La infección es estrictamente local, por lo que no se va a producir ninguna viremia capaz de alertar a las células de memoria de una manera suficientemente rápida y eficaz para hacer frente a una nueva infección. No sabemos el papel que la exposición natural al VPH puede desempeñar en la persistencia del título de anticuerpos, ni el papel preciso de éstos, en el mantenimiento de la protección. Aunque desconocemos el título mínimo garante de protección, parece razonable pensar que títulos elevados podrían asociarse a una protección más robusta y duradera30, ya que la «la respuesta de la memoria inmunitaria podría llegar tarde».

IMPLICACIONES CLÍNICASEficacia en la prevención de lesiones premalignas y cáncer de cérvix

En los dos últimos años se han publicado resultados sobre eficacia de las vacunas frente al VPH (Gardasil®, que contiene VLP de los tipos 6, 11, 16 y 18, y Cervarix®, que contiene VLP de los tipos 16 y 18), lo que ha permitido su autorización y aplicación clínica.

Concretamente, las publicaciones más relevantes proceden de 2 estudios en fase II y III que evalúan variables de eficacia subrogada para cáncer de cérvix (protección frente a la infección persistente y el desarrollo de lesiones CIN-II+)42-46. La interpretación de los resultados debe tener en cuenta el tipo análisis realizado. El análisis de acuerdo con el protocolo o «according-to-protocol» (ATP) es el más restrictivo, ya que incluye sólo participantes ideales con cumplimiento de todas las exigencias del estudio. El análisis por intención de tratar o «intention-to-treat» (ITT) tiene en cuenta a todos los participantes del estudio y, por tanto, es más representativo de la población general; incluso evalúa a los sujetos que han recibido una única dosis de vacuna. El análisis por ITT modificada o «modified intention-to-treat» (MITT) tiene un grado de exigencia intermedio entre los dos anteriores, ya que excluye a algunos sujetos con determinadas violaciones del protocolo47.

Los 5 estudios muestran que la eficacia profiláctica frente a la infección persistente y las lesiones clínicas (premalignas) es mayor del 95% en los análisis ATP. La eficacia en el grupo MITT es menor (entre 90-100%) y entre, otros motivos, se explica por la menor protección de 1 dosis respecto de 3 dosis. El análisis ITT refleja una eficacia entre el 44 y 73% (en este grupo se incluye a sujetos con infección prevalente VPH 16/18 en el momento de la inclusión)47.

En conclusión, las vacunas frente al VPH han demostrado poseer una elevadísima eficacia preventiva, próxima al 100%, frente a la infección persistente, lesiones premalignas y cáncer de cérvix causados por los tipos de VPH incluidos. Sin embargo, esas vacunas carecen de eficacia terapéutica.

Duración de la protección y potencial necesidad de dosis de recuerdo

Aunque el objetivo primordial de la vacunación frente al VPH son las niñas entre 10 y 14 años, no se han podido realizar, por motivos éticos obvios, ensayos clínicos de eficacia en este grupo etario. Esto obliga a realizar estudios de inmunogenicidad puente que permiten extrapolar los datos de eficacia obtenidos en mujeres jóvenes (15–25 años), si se demuestra no inferioridad al comparar la inmunogenicidad inducida por la vacuna entre ambos grupos etarios48,49.

La mayoría de los anticuerpos tienen una vida media variable, disminuyendo de forma progresiva al alcanzar su nivel máximo tras la primovacunación hasta desaparecer, precisando entonces una dosis de refuerzo. No obstante, la activación de las células B provoca la diferenciación a células productoras de gran cantidad de anticuerpos y, entre ellas, células de vida media prolongada que siguen sintetizándolos, manteniendo valores protectores elevados durante períodos muy prolongados. Igualmente se generan células B de memoria que, en caso de evanescencia de la inmunoprotección, responden rápida, intensa y eficazmente ante cualquier contacto posterior con este mismo antígeno, desencadenando todos los mecanismos de defensa aprendidos previamente, con síntesis y liberación de gran cantidad de Ig específicas. Sin embargo, las células de memoria no combaten la infección, sino que lo hacen las células efectoras (linfocitos T citotóxicos y cooperadores) y los anticuerpos. Por tanto, una incógnita sobre la eficacia protectora de la vacunación sería si las células de memoria inducidas tras ésta se diferencian en células efectoras lo suficientemente rápido como para detener la infección antes de que se desarrolle la enfermedad52. Al ser un virus que no produce viremia, la infección subsiguiente tras la vacunación no se sabe si será capaz de inducir una activación de esta memoria inmunitaria de una forma adecuada, tanto en términos de cantidad como de calidad.

La administración de una dosis adicional de vacuna tetravalente a los 5 años de la primovacunación ocasiona una respuesta tipo booster, con un drástico incremento en el título de anticuerpos51. Es la respuesta habitual que se consigue con antígenos T-dependientes administrados por vía intramuscular; sin embargo, no tiene por qué ser predictora de la respuesta que seguirá a la exposición natural al VPH en mujeres previamente vacunadas, aspecto todavía no resuelto.

El objetivo de la vacunación frente al VPH, efectuada en edades tempranas previo al establecimiento de la sexarquia, es inducir una inmunogenicidad protectora elevada, que se mantenga durante el período de riesgo, a ser posible toda la vida sexual activa de la mujer vacunada.

Ambas vacunas presentan una seroconversión del 100% un mes después de completar la pauta vacunal. En este momento, la respuesta es máxima frente a la vacunación, los títulos de anticuerpos neutralizantes tipo-específicos para VPH16 y VPH-18 son entre 100 y 200 veces mayores que los títulos inducidos tras la infección natural52. Sin embargo, en un seguimiento a más largo plazo se observaron algunas diferencias en el perfil inmunogénico de estas vacunas, tanto en las tasas de seroconversión como en los títulos de anticuerpos respecto a la infección natural52. Para la vacuna bivalente, diferentes modelos matemáticos predicen títulos elevados de anticuerpos, tanto para VPH 16 como para VPH 18, por encima de la infección natural por lo menos durante 20 años, teniendo en cuenta la cinética de los anticuerpos y la memoria inmunológica53. En las niñas, en las que el grado de respuesta humoral posvacunación es mucho más alto, su duración posiblemente sea indefinida.

CONCLUSIONES

El VPH es el agente infeccioso oncogénico más importante conocido en humanos, tanto por su implicación en múltiples neoplasias, como por la elevada prevalencia de la infección. Una de las principales peculiaridades de este virus es que evade e inhibe la respuesta inmunitaria innata del huésped. El hecho de que la infección natural induzca títulos muy bajos de anticuerpos impide asegurar la protección natural frente a nuevas infecciones, incluso, por los mismos tipos de VPH.

El diseño de una vacuna profiláctica frente a la infección por el VPH y lesiones asociadas supone un reto, ya que para proporcionar una protección a largo plazo estas vacunas deberán mejorar la protección conferida por la infección natural.

Una vacuna frente al VPH debe inducir una potente respuesta inmunitaria, con el fin de conseguir un título sistémico de anticuerpos plasmáticos suficientemente alto y mantenido para alcanzar un elevado valor de anticuerpos en el cérvix.

Hoy día, se desconoce si tras la caída o pérdida de anticuerpos a lo largo del tiempo en las mujeres vacunadas una infección natural posterior conseguirá activar la inmunidad de memoria de manera rápida y suficiente como para neutralizar la infección. Por ello, dado que el VPH se replica y causa patología en el lugar de entrada y no produce viremia, la mejor garantía de protección a largo plazo tras la vacunación, es conseguir la presencia de anticuerpos neutralizantes de forma elevada y mantenida en el momento y lugar de la infección.

Declaración de conflicto de intereses

José María Bayas ha investigado sobre vacunas de GlaxoSmithkline y Sanofi Pasteur MSD (vacuna de papiloma virus y otras vacunas).

Aureli Torné ha investigado sobre vacunas de GlaxoSmithkline y Sanofi Pasteur MSD (vacuna de papiloma virus).

José García-Sicilia ha investigado y participado en comités de expertos sobre vacunas de GlaxoSmithkline.

Alfonso Alba ha colaborado con GlaxoSmithkline y con Sanofi Pasteur formando parte, respectivamente, de su Advisor Europeo y su grupo de expertos.

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