INTRODUCCION
La torsión tubárica es un proceso muy infrecuente, aunque hay casos descritos en mujeres de cualquier edad y en diversas situaciones. Los casos más frecuentes son los producidos en mujeres en edad fértil tras un proceso de esterilización tubárica, ya que el frecuente hidrosalpinx posquirúrgico predispone a este desenlace. El diagnóstico habitualmente se realiza tarde, en el momento de la cirugía, y la necrosis y la posterior salpinguectomía es lo más habitual.
CASO CLINICO
Paciente en edad fértil con cuadro de dolor en fosa ilíaca derecha (FID), clasificado previamente de cólico nefrítico y tratado con antiespasmódicos intravenosos sin resolución clínica. Como antecedentes personales presenta una ligadura de trompas realizada mediante electrocoagulación con bipolar y sección por laparoscopia un año antes. La exploración clínica es inespecífica: dolor en fosa ilíaca derecha continuo con períodos de exacerbación, abdomen blando, doloroso a la palpación profunda en FID. A la exploración ecográfica se observan unos ovarios funcionantes normales y una imagen anecoica anexial derecha, alargada, de unos 2 × 1,5 cm, sugestivo de hidrosalpinx.
Ante la persistencia del cuadro clínico que había motivado su ingreso, se decide realizar una laparoscopia diagnóstica. En la intervención se observa en el anejo derecho la porción de la trompa distal a la ligadura, torsionada y necrosada.
Se efectúa la correspondiente salpinguectomía del fragmento distal necrosado resolviéndose el cuadro clínico.
DISCUSION
La torsión tubárica es un proceso muy infrecuente. No obstante, hay casos descritos en la bibliografía en todas las edades.
Se han descrito casos de torsión de trompa de Falopio espontáneas en adultos1, adolescentes2-5, incluso en la menarquia6 y en la premenarquia7, por hematosalpinx asociado a endometriosis tubárica8, por embarazo ectópico tubárico9 y en pacientes con hidrosalpinx a las que se les realizó oclusión tubárica para un procedimiento de fecundación in vitro10; incluso se ha descrito un caso de torsión tubárica bilateral11, aunque los casos más frecuentes están descritos tras la esterilización tubárica12-18, tanto mediante técnica de Pomeroy19,20 como de técnica Irving21 o cauterización tubárica laparoscópica22-25.
La clínica es variable e inespecífica: incluye dolor abdominal, generalmente de inicio súbito, en la fosa ilíaca o en el hipogastrio irradiado a la fosa ilíaca, de tipo cólico, aunque puede ser más insidioso, continuo y con defensa. La mayoría de las pacientes presenta náuseas y vómitos, la fiebre es rara, pero la febrícula es más frecuente. La ecografía generalmente muestra una masa anexial, pero su tamaño habitualmente es pequeño y puede ser interpretado como secuelas posquirúrgicas de una esterilización femenina o como un folículo ovárico.
Una incisión generosa del mesosalpinx, durante la esterilización quirúrgica, puede producir que el mesosalpinx distal de la trompa actúe como un pedículo y pueda torsionarse, por lo que se aconseja no seccionar excesivamente el mesosalpinx. Se han descrito casos acontecidos desde los pocos días de la cirugía hasta varios años después de ésta. Los casos donde el mesosalpinx es largo, con congestión venosa, edema y aumento del peso de las fimbrias en el extremo distal libre, favorecen la torsión. La acumulación de secreciones en una trompa seccionada provoca que ésta tenga más peso y más facilidad para torsionarse.
La cirugía, hoy en día habitualmente laparoscópica, es necesaria para poder confirmar el diagnóstico. Una temprana intervención quirúrgica es vital para poder salvar el oviducto en la torsión espontánea de la mujer adolescente, aunque lo más frecuente es que la clínica inespecífica, añadido a la rareza del proceso, provocan que el diagnóstico de torsión de la trompa y su necrosis se realicen en el momento de la cirugía, y la trompa ya esté irreversiblemente dañada, por lo que la salpinguectomía es lo más habitual. Este final no producirá secuelas indeseables en las mujeres que tienen el antecedente de una esterilización tubárica, pero sí secuelas graves en las mujeres con deseo de fertilidad. Por tanto, ante la sospecha del cuadro, se impone la realización de una laparoscopia diagnóstica precoz en estas últimas.
CONCLUSIONES
La torsión tubárica es un evento muy infrecuente y su clínica es inespecífica. Esta rara complicación debería considerarse en el diagnóstico diferencial del dolor pélvico agudo en las mujeres, sobre todo en las que tengan una historia de esterilización tubárica. Sin embargo, en la mujer joven que sufra una torsión espontánea es donde las secuelas pueden ser graves y el diagnóstico precoz, esencial, por lo que se impone la laparoscopia precoz, como herramienta diagnóstica y terapéutica ante la sospecha de torsión.
Correspondencia:
Dr. M. Gorostidi.
Usandizaga 18, 6.° izquierda.
20002 San Sebastián. Guipúzcoa. España
Correo electrónico: mgorostidi@sego.es
Fecha de recepción: 20/9/05.
Aceptado para su publicación: 12/12/05.