La trombosis de la vena ovárica es una rara, pero potencialmente grave, complicación asociada a una serie de condiciones en la pelvis. Lo más frecuente es su aparición en el puerperio, secundaria a la siembra bacteriana a partir de una endometritis, con una trombosis secundari (favorecida por la estasis y la hipercoagulabilidad sanguínea del embarazo). También puede aparecer tras la cirugía ginecológica, n la enfermedad pelvianainflamatoria y, más raramente, coincidiendo con tumores malignos, a veces en combinación con la quimioterapia.
Aunque es una entidad poco frecuente en el puerperio (1:600 a 1:2.000 partos), debe tenerse presente en pacientes que comienzan con fiebre y dolor en la fosa ilíaca derecha, por las complicaciones que pueda conllevar. Entre ellas destacan la tromboembolia pulmonar (25%) y una tasa de mortalidad del 5%.
El diagnóstico no es sencillo por la clínica, y se podría etiquetar erróneamente de otras enfermedades más comunes, como la pielonefritis, la urolitiasis, la apendicitis o los abscesos y los hematomas pelvianos. Sin embargo, las técnicas de imagen, y entre ellas tomografía axial computarizada con contraste, permiten diagnosticar esta afección con una sensibilidad del 100%.
El tratamiento consiste en heparina y antibióticos de amplio espectro. Sólo en casos excepcionales sería necesario ligar las venas involucradas para evitar las complicaciones.
Postpartum ovarian vein thrombosis is a rare but potentially serious complication that is associated with a variety of pelvic conditions. It most frequently appears after delivery, due to bacterial seeding from puerperal endometritis with secondary thrombosis (pregnancy and puerperium are hypercoagulable states). It is also seen after gynecologic surgery, in pelvic inflammatory disease and, more rarely, with malignant tumors, sometimes in combination with chemotherapy.
Although ovarian vein thrombosis is unusual in the puerperium (1:600 to 1:2000 deliveries ), it should be considered in patients with fever and right iliac fossa pain because of the possible complications, which include pulmonary embolism (25%) and a mortality rate of 5%.
Clinical diagnosis is not easy and may be confused with more common processes such as pyelonephritis, urolithiasis, appendicitis and pelvic abscess or hematoma. However, imaging techniques, including contrast-enhanced computerized axial tomography, have a diagnostic sensitivity of 100%.
Treatment is based on heparin and broad-spectrum antibiotics. Ligation of the involved veins is required to avoid complications in exceptional cases only.