La pandemia de COVID-19 está generando una enorme presión sobre los trabajadores sanitarios, y su impacto afecta al bienestar físico y emocional en la vida cotidiana del individuo y en la fuerza laboral. A medida que se va incrementando el número de casos los profesionales sanitarios se enfrentan a un incremento exponencial de trabajo, la posible escasez de recursos de cuidados críticos y equipo de protección personal, así como la muerte de compañeros sanitarios. Por ello los profesionales necesitan un modelo de apoyo de bienestar1.
En el estudio de Ripp et al.1 realizado en 2020 en Estados Unidos se pone de manifiesto que se requiere el apoyo total del sistema de salud para abordar las necesidades de psicológicas de sus trabajadores. Una estrategia de apoyo creada en marzo de 2020 en Nueva York es el Grupo de Trabajo de Apoyo a Crisis de Empleados, Facultad y Aprendices. Este grupo de trabajo identificó tres áreas prioritarias centrales para promover y mantener el bienestar de los profesionales durante la pandemia: satisfacer las necesidades diarias básicas; mejorar las comunicaciones para la entrega de mensajes actuales, confiables y tranquilizadores; y el desarrollo de opciones sólidas de apoyo psicosocial y de salud mental. El grupo de trabajo puso en práctica la implementación de iniciativas de apoyo para cada área prioritaria. Este tipo de grupo de trabajo podría ser creado en diferentes países para mejorar el bienestar de sus trabajadores.
En el estudio de Lai et al.2 realizado en 2020 en China se evaluó la magnitud de los resultados de salud mental y los factores asociados entre los trabajadores sanitarios que tratan a pacientes con COVID-19 en este país. Este estudio transversal, basado en encuestas, estratificado por regiones, recopiló datos demográficos y mediciones de salud mental de 1.257 trabajadores sanitarios. Un total de 813 (64,7%) tenían entre 26 y 40 años, y 964 (76,7%) eran mujeres. Setecientos sesenta y cuatro (60,8%) eran enfermeras y 493 (39,2%) eran médicos; 760 (60,5%) trabajaban en hospitales en Wuhan, y 522 (41,5%) eran trabajadores de atención médica de primera línea. Una proporción considerable de participantes informó síntomas de depresión (634 [50,4%]), ansiedad (560 [44,6%]), insomnio (427 [34,0%]) y angustia (899 [71,5%]). Las enfermeras, las mujeres, los trabajadores de atención médica de primera línea y los que trabajan en Wuhan, informaron grados más severos de todas las mediciones de los síntomas de salud mental que otros trabajadores de la salud (por ejemplo, puntajes promedio del Cuestionario de Salud del Paciente [IQR] entre médicos y enfermeras: 4,0 [1,0-7,0] vs. 5,0 [2,0-8,0]; puntajes de la escala del trastorno de ansiedad generalizada entre hombres y mujeres: 2,0 [0-6,0] vs. 4,0 [1,0-7,0]; puntajes del índice de gravedad del insomnio entre trabajadores de primera línea frente a trabajadores de segunda línea: 6,0 [2,0-11,0] vs. 4,0 [1,0-8,0]. Los trabajadores de atención médica de primera línea involucrados en el diagnóstico directo, el tratamiento y la atención de pacientes con COVID-19 se asociaron con un mayor riesgo de síntomas de depresión, ansiedad, insomnio, y angustia.
En el estudio de Li et al.3 realizado en 2020 en China se expone que la intervención psicológica en la crisis del COVID-19 desempeña un papel fundamental en el despliegue general del control de la enfermedad. La Comisión Nacional de Salud de China convocó una intervención de urgencia para crisis psicológicas y, por lo tanto, varias asociaciones y organizaciones de salud mental han establecido equipos de expertos para compilar pautas y videos, artículos educativos sobre salud pública para profesionales de la salud mental y el público en general, junto con el desarrollo de servicios de salud mental en línea. Además, los profesionales de la salud mental y los grupos de expertos están estacionados en hospitales de aislamiento designados para proporcionar servicios en el lugar.
En el estudio de Petzold et al.4 realizado en 2020 en Alemania se exponen las principales recomendaciones para la reducción del estrés y la carga psicológica en los profesionales de la salud durante la pandemia de COVID-19. Están basadas en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, las Naciones Unidas y la Sociedad Internacional de la Cruz Roja. Las recomendaciones más importantes para la reducción del estrés y la angustia psicológica son las siguientes: normalización de las emociones fuertes y el estrés, el cumplimiento de las necesidades básicas, el apoyo social, la comunicación clara y la distribución de tareas, las horas de trabajo flexibles y la utilización de ayuda psicosocial y psicológica sin estigmatización.
En el estudio de Xiao et al.5 realizado en 2020 en China se usó el modelado de ecuaciones estructurales (SEM) para determinar los efectos del apoyo social sobre la calidad del sueño y la función del personal sanitario que trata a pacientes con COVID-19. Este estudio observacional transversal incluyó a 180 participantes. Los niveles de ansiedad, autoeficacia, estrés, calidad del sueño y apoyo social se midieron utilizando la Escala de Ansiedad de Autoevaluación (SAS), la Escala General de Autoeficacia (GSES), el cuestionario Stanford Acute Stress Reaction (SASR), el Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI) y la Social Support Rate Scale (SSRS), respectivamente. Los niveles de apoyo social para el personal sanitario se asociaron significativamente con la autoeficacia y la calidad del sueño y se asociaron negativamente con el grado de ansiedad y estrés. Los niveles de ansiedad se asociaron significativamente con los niveles de estrés, lo que afectó negativamente la autoeficacia y la calidad del sueño. La ansiedad, el estrés y la autoeficacia fueron variables mediadoras asociadas con el apoyo social y la calidad del sueño. SEM mostró que el personal sanitario que estaba tratando a pacientes con infección por COVID-19 tenía niveles de ansiedad, estrés y autoeficacia que dependían de la calidad del sueño y el apoyo social.
Los resultados de los estudios científicos realizados en el último año en el país de origen de la pandemia (China) así como en otros países (Alemania, Estados Unidos) ponen de manifiesto la alteración en el bienestar psicológico que se produce en los profesionales sanitarios que tratan a pacientes con COVID-19. Además en estos estudios se indican un conjunto de estrategias de apoyo psicológico para reducir la angustia, ansiedad, estrés e insomnio.
A raíz de estos resultados, es fundamental la trasmisión de estos conocimientos a todos los profesionales sanitarios, hospitales, residencias, y sistemas de salud de todos los países para que los puedan implementar y llevar a cabo. También es importante continuar las investigaciones en este campo con el objetivo de identificar y desarrollar nuevas estrategias y técnicas de apoyo debido a la importancia humana que ello implica.
Conflictos de interesesLos autores declaran no tener fuentes de financiación, ni conflictos de intereses.