El principal objetivo del presente trabajo es comprobar si el Programa Emocional para Presos por Violencia de Género (Rodríguez-Espartal, 2012) resulta más eficaz que el tratamiento cognitivo-conductual o la ausencia de tratamiento en hombres presos por violencia contra las mujeres. Participaron 36 presos por delitos de violencia de género que cumplen condena en la Prisión Provincial Jaén II, distribuidos en tres grupos en función del tratamiento: cognitivo-conductual (n=11), emocional (n=13) y control (n=12). La eficacia del tratamiento se midió por los resultados en una serie de variables cognitivo conductuales: pensamientos distorsionados sobre la mujer y sobre el uso de la violencia, expectativas de cambio, agresividad, ira, impulsividad y etapas de cambio. Los resultados muestran un mayor descenso de los pensamientos distorsionados sobre la mujer y sobre el uso de la violencia y unas mayores expectativas de cambio en aquellos hombres que han recibido el tratamiento emocional. Respecto al resto de variables, no se ha producido ningún cambio en los hombres que han recibido tratamiento, pero sí un aumento de resultados negativos en el grupo control. Los resultados subrayan la necesidad de realizar programas de intervención con maltratadores, así como de seleccionar el tratamiento más adecuado a las características de estos hombres.
The main objective of this research was to analyze whether the Program for Prisoners for Emotional Domestic Violence (Rodríguez-Espartal, 2012) is more effective than cognitive-behavioral treatment or no treatment in inmates imprisoned for violence against women. Participants were 36 male imprisoned for crimes related to violence against women in the Provincial Prison of Jaén II, divided into three groups according to treatment: cognitive-behavioral therapy (n=11), emotional (n=13), and control (n=12). The efficacy of treatment was measured by its influence on a series of cognitive behavioral variables: distorted thoughts about women and the use of violence, expectations about change, aggression, anger, impulsivity, and stages of change. There was a greater decrease in distorted thoughts about women and the use of violence and an increase in the expectations about change in inmates who received emotional treatment. No change was found in other variables among inmates receiving treatment but there was an increase in negative results in the control group. Our results highlight the need for batterer intervention programs and to select the treatment that best fits the characteristics of these men.