There has been a significant growth in the use of formal kinship care in the UK and Ireland in the last 20 years. The paper charts some of the reasons for the ‘organic growth’ of kinship care and the multiple dynamics that have shaped this. It shows that kinship care has grown relatively slowly in the more regulated care system of England, compared to the less regulated system in Ireland. Examination of these different trajectories suggests that: where the tendency to regulation is strong the choices of individual family members may also have an impact in response to state provision; cultural differences in the importance of family ties may play a part in decision-making processes; and that variations in levels of regulation and support may impact on the profile of the care system. It also serves to highlight that relationships may be the glue that brings formal kinship placements together and they may also be the glue that holds them together. Regulation (and how it is interpreted on the ground) can influence the climate of choices of the carer to start or keep going, but it cannot determine those choices. Clearly, regulation is required, but it seems wise not to see regulation as all-conquering in terms of influence. ‘Culture’ in a range of senses seems also to play a part. Further comparative study may reveal more about this ‘dance’ of kinship care and its balancing of regulatory and ‘cultural’ factors.
Ha habido un aumento importante de la utilización del acogimiento formal en familia extensa en el Reino Unido y en Irlanda en los últimos 20 años. Este trabajo describe algunos de los motivos del “crecimiento orgánico” del acogimiento en familia extensa y las múltiples dinámicas que lo han conformado. Se muestra que el acogimiento con familiares ha crecido relativamente de un modo lento en el sistema de protección más regulado de Inglaterra en comparación con el sistema menos regulado de Irlanda. El análisis de estas diferentes trayectorias indica: que allí donde hay una fuerte tendencia a la regulación la elección de los miembros individuales de la familia pueden tener un impacto en respuesta a la provisión estatal, que las diferencias culturales en la importancia que se da a los vínculos familiares puede jugar un papel en los procesos de decisión y que las variaciones en los niveles de regulación y apoyo pueden influir en el perfil del sistema de asistencia. También sirve para destacar que las relaciones pueden ser el pegamento que acerque los acogimientos formales en familia extensa y también el que los mantenga unidos. La reglamentación (y el modo de interpretarla sobre el terreno) puede influir en el clima de elecciones del cuidador para comenzar y seguir, pero no puede determinar dichas elecciones. Evidentemente se necesita reglamentación, pero parece sensato no ver ésta como una panacea en cuanto a su influencia. La cultura, en sus diversas acepciones parece también jugar un papel. La realización de más estudios comparativos puede enseñarnos más acerca de este “baile” del acogimiento en familia extensa y el equilibrio de factores reglamentarios y “culturales”.