El diagnóstico precoz de la embolia pulmonar (EP) es uno de los factores más importantes que afectan al pronóstico, pero el cuadro clínico es con frecuencia muy inespecífico y puede simular otras enfermedades. Por ello, las pruebas de imagen, sobre todo la angiografía mediante tomografía computarizada (angio-TC) de arterias pulmonares, se han convertido en la piedra angular para establecer el diagnóstico de EP. La gran disponibilidad y el alto rendimiento diagnóstico de la angio-TC pulmonar ha provocado un aumento significativo en el número de exploraciones, con el consiguiente aumento de la exposición de la población a la radiación y al contraste yodado. Por ello, a pesar de la menor precisión de otras técnicas (gammagrafía, ecografía de venas de miembros inferiores…), el papel de estas continúa vigente en determinadas circunstancias, y por otra parte, ha generado el desarrollo de protocolos optimizados de angio-TC pulmonar dirigidos a reducir la dosis de radiación (disminuyendo el kilovoltaje) y de contraste. Describimos las características técnicas y semiológicas, las ventajas y las limitaciones de cada una de las pruebas de imagen disponibles para diagnosticar la EP, cuyo conocimiento nos ayudará a elegir entre ellas según el caso. Finalmente se comentan algunos datos sobre el aumento del empleo de la angio-TC, su repercusión clínica, su «sobreuso» y las dudas sobre su coste-efectividad.
Early diagnosis is one of the most important factors affecting the prognosis of pulmonary embolism (PE); however, the clinical presentation of PE is often very unspecific and it can simulate other diseases. For these reasons, imaging tests, especially computed tomography angiography (CTA) of the pulmonary arteries, have become the keystone in the diagnostic workup of PE. The wide availability and high diagnostic performance of pulmonary CTA has led to an increase in the number of examinations done and a consequent increase in the population's exposure to radiation and iodinated contrast material. Thus, other techniques such as scintigraphy and venous ultrasonography of the lower limbs, although less accurate, continue to be used in certain circumstances, and optimized protocols have been developed for CTA to reduce the dose of radiation (by decreasing the kilovoltage) and the dose of contrast agents. We describe the technical characteristics and interpretation of the findings for each imaging technique used to diagnose PE and discuss their advantages and limitations; this knowledge will help the best technique to be chosen for each case. Finally, we comment on some data about the increased use of CTA, its clinical repercussions, its “overuse”, and doubts about its cost-effectiveness.
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