Objetivos docentes: Describir las repercusiones que la introducción de la clasificación molecular del cáncer de mama tiene para los distintos especialistas implicados, para ofrecer al radiólogo una visión global del manejo actual de esta enfermedad, desde el diagnóstico hasta el tratamiento.

Revisión del tema: El cáncer de mama es una enfermedad heterogénea. El perfil genético del tumor determina su comportamiento biológico. La clasificación molecular ha tenido un alto impacto en la práctica clínica, aunque no se han descrito hallazgos patognomónicos en mamografía, ecografía y resonancia magnética. El patólogo es el encargado de identificar el subtipo molecular en cada mujer, tras analizar cómo se expresan en las células tumorales el índice proliferativo ki67 y tres receptores (estrógenos, progesterona y HER2). Para seleccionar la técnica quirúrgica, se emplean criterios como el estadio tumoral, la posibilidad de administrar quimioterapia o radioterapia, y las preferencias de la paciente, independientemente del subtipo. Los distintos subtipos moleculares difieren en el pronóstico y en las dianas terapéuticas que expresan, y el oncólogo dispone hoy de fármacos para actuar específicamente frente a ellas (hormonoterapia e inmunoterapia), lo que ha permitido aumentar la supervivencia y eliminar la toxicidad de aquellos tratamientos que se prevén inefectivos. Además, las pruebas genómicas valoran el riesgo de recidiva tras la cirugía y, por tanto, la conveniencia de administrar quimioterapia adyuvante.

Conclusiones: No existen hallazgos de imagen específicos de ningún subtipo molecular. El subtipo se identifica rutinariamente mediante inmunohistoquímica. El subtipo molecular no influye en la técnica quirúrgica. Esta clasificación es fundamental en oncología y permite el diseño de terapias individualizadas.