Se trata de una enferma de 75 años de edad, que hace diez acude a consultar por vez primera por haber presentado un dolor agudo a nivel lumbar alto que en radiografías confirmaba una fractura patológica vertebral, asociada a deformidades vertebrales previas, lo que había condicionado una progresiva pérdida de altura. La densitometría practicada mostraba un marcado descenso de la densidad mineral ósea (DMO) tanto a nivel lumbar (L3 = 0,519 g/cm2) como a nivel de cuello de fémur (L3 = 0,448 g/cm2). La enferma fue tratada con vertebroplastia con lo que mejoró manifiestamente su sintomatología subjetiva y al mismo tiempo se inició tratamiento antirresortivo con revisiones periódicas densitométricas. En la última, se confirma un incremento de la DMO del 3,31% por año a nivel lumbar (L3 = 0,695 g/cm2) y un incremento del 1,92% por año a nivel del cuello de fémur (L3 = 0,550 g/cm2) (fig. 1).
Fig. 1
Fig. 2
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La densitometría constituye un método útil en el control terapéutico de los enfermos con osteoporosis y forma una de las indicaciones que recientemente la Sociedad Española de Investigaciones Óseas y Metabolismo Mineral ha introducido en su Guía de Práctica Clínica. Otras indicaciones en las mujeres postmenopáusicas incluyen las anomalías radiológicas vertebrales sugerentes de desmineralización, una fractura previa por fragilidad, la agrupación de factores de riesgo de osteoporosis, el tratamiento prolongado con glucocorticoides, la insuficiencia ovárica, una historia de trastornos nutricionales graves y el hiperparatiroidismo primario1.
Este control densitométrico tiene también un importante papel en el cumplimiento de los enfermos y, por supuesto, en el diagnóstico y predicción de nuevas fracturas en las personas estudiadas2. Sin embargo, la DMO no mide otros factores de riesgo para la presentación de caídas, como el origen de las fracturas, ni tampoco una masa ósea baja diagnostica o descarta causas secundarias de pérdida ósea3.
Diversos artefactos pueden interferir en los resultados de la DMO, entre ellos una vertebroplastia previa, por lo que elegimos la lectura en una vértebra sin deformidades, para evitar errores ante restos de metacrilato. Otras posibles interferencias incluyen factores dependientes de la tecnología o del operador, y del sujeto explorado, como nuevos trastornos degenerativos artrósicos, calcificaciones de partes blandas, o nuevos aplastamientos vertebrales, datos que descartamos con la comparación de radiografías recientes2. De cualquier manera estos posibles errores, que darían mayor DMO a nivel vertebral, no explicarían la mejoría evidente a nivel de cuello de fémur.
Nuestro caso demuestra que la medida de la DMO permite asegurar y objetivar el control adecuado terapéutico de la osteoporosis afianzando el cumplimiento del mismo en nuestros enfermos.