INTRODUCCION
En la literatura médica se suele aceptar que el sedentarismo conlleva una disminución de la masa ósea1 y que la práctica deportiva ayuda a evitar la osteoporosis2.
No obstante, los diferentes estudios realizados sobre los efectos del ejercicio sobre la densidad mineral ósea (DMO) y el contenido mineral óseo (CMO) no presentan resultados similares. Así, mientras algunos autores refieren que el deporte se asocia al aumento de DMO y CMO3,4, otros no encuentran ninguna relación5,6 e incluso hay quien sostiene que disminuye la masa ósea7.
La disparidad en los resultados obtenidos se puede atribuir a los métodos de recogida de datos, el tipo de ejercicio, la edad y sexo de los individuos, el peso corporal, el nivel de actividad funcional previo a la práctica de la actividad deportiva, el balance hormonal y el estado nutricional8.
Se puede hablar de dos tipos de actividad deportiva: anaeróbica (levantamiento de pesas, remo) y aeróbica (atletismo de fondo, ciclismo, natación, triatlón, etc.).
DEPORTES ANAEROBICOS Y DENSIDAD MINERAL OSEA
El riesgo de padecer fracturas osteoporóticas puede disminuirse si se obtiene un capital óseo adecuado en la juventud (pico de masa ósea) y se mantienen niveles adecuados de CMO con el paso del tiempo. La pérdida de hueso comienza a prevenirse en la adolescencia, incrementando el pico de masa ósea, combinando una dieta que contenga la cantidad de calcio necesaria con la práctica habitual de ejercicio físico9. De este modo, la masa ósea aumentará de modo progresivo, dentro de unos condicionantes genéticos, hasta llegar a un límite que sea capaz de proteger al tejido esquelético de bastantes acontecimientos estresantes10.
Según sea la intensidad del estímulo el hueso sufrirá un proceso de adaptación al estrés. La magnitud de la carga tiene una mayor repercusión sobre la masa ósea que el número de repeticiones del ejercicio realizado11.
La formación de hueso de novo suele producirse sobre el periostio óseo preexistente. La adaptación del hueso permite reducir el estrés, derivado del aumento de la carga sobre el diámetro óseo12.
La carga externa crea una resistencia mecánica que origina un aumento de las fuerzas musculares requeridas para realizar el ejercicio, constituyendo dichas fuerzas un estímulo para la formación de hueso. Por lo tanto, la masa muscular actuará sobre el tejido óseo por medio de una serie de fuerzas localizadas producidas por la contracción muscular13.
En un estudio realizado por Hamdy et al se concluye que la práctica intensiva del levantamiento de pesas en jóvenes adultos sanos conlleva una masa ósea significativamente más elevada en las extremidades superiores que la de sujetos controles de la misma edad y sexo14. Estos resultados apuntan a que la respuesta del hueso a la carga mecánica sea local y no de todo el esqueleto. A diferencia de estos autores, Karlsson et al presentaron un trabajo que demostró que los levantadores de pesas tenían una mayor masa ósea prácticamente en la totalidad del esqueleto15.
En cuanto a la metodología a emplear, deben realizarse entrevistas detalladas que recojan hábitos de entrenamiento, historial médico, toma de fármacos incluyendo esteroides, frecuencia de las sesiones de ejercicio, tipo y duración y hábitos nutricionales14.
La absortimetría de doble haz de rayos X (DEXA) es una técnica precisa para examinar tanto el CMO como la masa magra y grasa15.
En otros estudios se defiende que no hay diferencia entre la DMO radial de hombres jóvenes levantadores de pesas y la de controles de peso similar. Sin embargo, las mediciones se realizaron con absortimetría fotónica simple (un método menos sensible que la de doble fotón y que el sistema DEXA), lo que podría explicar las diferencias respecto a otros trabajos revisados16.
La comparación de sujetos que se ejercitan regularmente con controles sedentarios de edad y peso similar ha demostrado que los ejercicios de potenciación muscular tienen un efecto positivo sobre las vértebras lumbares3,17 y el cuello femoral16.
Sin embargo, al examinar individuos que participaron en varios programas de ejercicio (estudios cruzado y retrospectivo) ajustando DMO y CMO a su peso corporal, no se obtuvieron diferencias significativas en vértebras lumbares, cuello femoral y en todo el esqueleto, sino únicamente a nivel locorregional (extremidades superiores)14.
Rockwell et al realizaron un estudio prospectivo de 9 meses de duración, en premenopáusicas que levantaban pesas unos 90 minutos semanales, encontrando una DMO vertebral reducida en este colectivo7. De ahí que, como se ha mencionado anteriormente, sea fundamental conocer la edad, sexo, duración, intensidad y tipo de ejercicio para explicar las posibles diferencias en los resultados14.
Por otro lado, se han realizado distintos estudios para comprobar los beneficios a largo plazo del ejercicio físico temprano, intenso y duradero sobre la DMO15.
En este sentido, Karlsson et al observaron una DMO significativamente más alta en todo el esqueleto y en la columna vertebral de antiguos levantadores de pesas comparada con la de sujetos control. Sin embargo es necesario mantener un alto nivel de actividad física a lo largo de los años para que se mantenga la masa ósea alta adquirida a una edad temprana con el ejercicio de carga muscular18.
El consumo de fármacos como los esteroides anabolizantes, coincidiendo con la práctica de esta actividad deportiva, se ha revisado en diferentes estudios15. Así, Fiore et al examinaron los efectos de los andrógenos sobre distintos parámetros bioquímicos y densitométricos en atletas que los consumían para aumentar su masa muscular19.
El ejercicio de carga puede estimular la actividad osteoblástica determinada mediante la Gla-proteína sérica. El uso de andrógenos durante cortos períodos de tiempo estimula la mineralización ósea, mientras que en períodos más prolongados (años) no proporciona ningún beneficio sobre la formación de hueso19.
Finalmente, se han evaluado los efectos del entrenamiento de fuerza en otras disciplinas como el remo, para así obviar el factor de confusión que podría representar el consumo de fármacos anabolizantes. Smith et al demostraron que los remeros presentaban cifras más altas de DMO en columna vertebral, pelvis y extremidades superiores comparadas con las de sujetos controles sanos20.
ENTRENAMIENTOS AEROBICOS Y MASA OSEA
Resulta difícil poder precisar la verdadera influencia del ejercicio aeróbico sobre la DMO. Los efectos del deporte aeróbico sobre la masa ósea son multifactoriales, según estudios recientes: algunos autores no han encontrado relación entre el ejercicio y la DMO, otros que influye en el esqueleto axial más que en el apendicular, y otros que es más importante el balance hormonal que el deporte practicado. También deben tenerse en cuenta la edad y la intensidad del entrenamiento aeróbico.
Las regiones anatómicas más utilizadas al practicar el ejercicio aeróbico (por ejemplo el antebrazo en el tenis) son las más susceptibles de experimentar cambios en la masa ósea subyacente21.
Como se ha dicho anteriormente, el sistema DEXA permite evaluar con seguridad la masa ósea y sus cambios, siendo más adecuado para medir el CMO que la DMO.
Algunos estudios han comparado la masa ósea de practicantes de deportes aeróbicos y anaeróbicos. Hamdy et al han señalado que los levantadores de pesas tienen una masa ósea superior en las extremidades superiores que la de los atletas, tenistas, nadadores o baloncestistas14.
Entre los deportes aeróbicos, diversos estudios no han encontrado que la natación incremente la DMO22,23.
En cuanto al ciclismo, Pocock et al demostraron una relación entre masa ósea y capacidad muscular. El porcentaje de grasa corporal de estos deportistas es bajo, debido a un entrenamiento físico intensivo, lo que conlleva una mayor capacidad muscular en las extremidades inferiores que redundaría en una mayor DMO en esta región anatómica24. Sin embargo, Rico et al observaron que el CMO de los ciclistas no difería significativamente del de sujetos controles y que incluso era menor en las extremidades inferiores, aunque esta disminución podía compensarse teniendo en cuenta el peso corporal25.
El ballet es una actividad aeróbica que cuando cesa la carrera activa hace perder masa ósea a una mayor velocidad que los controles de edad y sexo similar26.
Los deportistas que practican atletismo de fondo durante al menos 5 años pueden perder DMO en la columna lumbar menos rápidamente que el grupo control, pero al disminuir la frecuencia e intensidad de los entrenamientos su masa ósea será inferior a la de los que persisten con los mismos hábitos de ejercicio27.
Las mujeres atletas que practican carrera de resistencia pueden sufrir trastornos menstruales e incluso amenorrea. Niveles bajos de estrógenos en este colectivo pueden originar osteopenia, particularmente en la columna vertebral28.
En hombres, las concentraciones de testosterona sérica varían según la intensidad y duración del ejercicio. Así, atletas de fondo muy entrenados son propensos a presentar niveles reducidos de testosterona basal sobre todo por supresión del eje hipotálamo-hipófisis-gonadal29.
Huddlestone et al realizaron un estudio con ex-jugadores de tenis que mantenían cierto grado de actividad en la senectud y concluyeron que tenían una mayor masa ósea en el antebrazo dominante30.
El triatlón es una actividad deportiva que representa una forma de entrenamiento intensivo de resistencia al combinar ciclismo, natación y atletismo de larga distancia. La DMO de los triatletas, a pesar de las grandes cargas de entrenamiento, no suele diferir de la de los controles sedentarios. Este hallazgo puede atribuirse a una menor estimulación de la formación de hueso por el ejercicio debida a niveles reducidos de testosterona31.
Una composición corporal alterada, el aumento de cortisol, prolactina y péptidos opioides y la cantidad de estrés psíquico y físico son factores que pueden determinar la disminución de la función gonadal en atletas de ambos sexos32.
CONCLUSIONES
El entrenamiento de carga, fundamentalmente el levantamiento de pesas, estimula más intensamente la DMO que deportes aeróbicos como el atletismo y la natación. Este papel positivo podría incluso extenderse a colectivos como el de mujeres postmenopáusicas17.
Los levantadores de peso tienen un CMO mayor, tanto por efecto directo sobre la formación osteoblástica e indirecto por las fuerzas localizadas por la contracción muscular.
El uso de esteroides anabolizantes durante períodos prolongados es capaz de interferir con el estímulo que el deporte de carga ejerce sobre la formación de hueso.
El atletismo y la natación, deportes aeróbicos de resistencia, no suelen aumentar la masa ósea, salvo en las regiones anatómicas más ejercitadas.
La amenorrea secundaria al entrenamiento prolongado puede provocar una disminución del CMO en mujeres atletas, debido a los bajos niveles estrogénicos33.
Para finalizar, la formación ósea disminuida en atletas jóvenes con consumo normal de calcio puede ser debida al bajo consumo diario energético y proteico, que implicaría una reducción del porcentaje de grasa corporal y/o de la masa ósea34.