El síndrome de Alicia en el país de las maravillas se caracteriza por alteraciones en la percepción somatomorfa y de los objetos del entorno. Su etiología no está plenamente esclarecida y existe un número significativo de condiciones médicas asociadas1,2.
C.W. Lippman publicó en 1952 siete casos de pacientes con características clínicas del síndrome. Algunos de ellos presentaban distorsiones de su imagen corporal, asociadas principalmente con ataques migrañosos, otros micropsias e incluso uno de ellos tenía la impresión de que su oreja izquierda había aumentado de tamaño 15cm1,3. En 1953 publicó otros casos en los cuales los pacientes experimentaban la impresión de tener 2 cuerpos4.
La denominación del síndrome fue acuñada por John Todd en 1955, el cual bautizó «síndrome de Alicia en el país de las maravillas», atribuyéndole como significado «un grupo singular de síntomas estrechamente asociados con migraña y síndromes epilépticos como sus síntomas principales, pero no exclusivos». Lo nombró así en honor al escritor y matemático inglés Charles Ludvig Johnson (1832-1898) cuyo seudónimo era Lewis Carrol, mejor conocido como el autor de la obra literaria publicada en 1865, caracterizada por las alteraciones en la concepción de su cuerpo y realidad que sufre la protagonista, quien a su vez, experimenta la impresión de no saber bien lo que está pasando a su alrededor en cuanto al tiempo e incluso sobre su propia personalidad5. Cabe resaltar que antes de que Todd acuñara este nombre para reconocer la enfermedad, muchos de los casos de este síndrome eran reportados en la literatura como parte de otras entidades, entre las que se encuentran la histeria, casos de neurología general y soldados de la primera y segunda guerra mundial con lesiones de lóbulo occipital5.
En 1993 y 1952 Lippman y Coleman hicieron comparaciones entre las experiencias vividas en Alicia en el país de las maravillas y los síntomas del síndrome Bloom, Lippman y Todd3,5,6 anotan que Lewis Carroll era migrañoso y que probablemente las manifestaciones que el personaje de su creación han podido ser un síntoma presentado por él durante sus crisis migrañosas3,6. En los diarios de Carroll se encuentra que en algunas ocasiones el fenómeno aural se anticipaba a los ataques migrañosos. No obstante, algunos historiadores sopesan la hipótesis de Lippman y deducen que esta es inconclusa, puesto que antes de que el libro fuera escrito no se encontró descripción alguna de la experiencia del fenómeno aural en el diario. Aunque otros no descartan la idea de que Carroll haya probado el hongo alucinógeno Amanita muscaria y que este haya sido el responsable de aquellas manifestaciones. Es evidente que todo este fenómeno terminó creando un personaje que causó gran curiosidad tanto en los medios literarios como en el área de la salud. De esta manera lo que hizo Todd fue adoptar el nombre y reunir los síntomas en un grupo sindromático5.
Los doctores Podoll y Robinson7 publicaron en 1999 algunos datos fascinantes sobre las manifestaciones clínicas de la migraña que padecía el gran escritor inglés y las implicaciones que han podido tener en relación a la descripción de las experiencias de su personaje en la obra. Lippman afirmó en su artículo de 1952 publicado en el Journal of Nervous and Mental Disease que Carroll había utilizado sus propias experiencias migrañosas como una fuente de inspiración para sus libros. Tres años más tarde, John Todd escribía en el Canadian Medical Association Journal6. «Alicia entró en un país de maravillas que su creador conocía muy bien». Al parecer Carrol empezó a presentar en 1885 sus primeras alucinaciones visuales asociadas con migraña. En ese entonces describió un episodio en el cual narró alteraciones visuales e incluso «fortificaciones móviles» y posteriormente experimentó dolor de cabeza. «Alicia en el país de las maravillas» fue publicada entre 1864 y 1865 por lo que otros autores habían descartado la posibilidad de que los episodios de migraña experimentados por Carroll pudiesen haber tenido alguna influencia en la famosa obra literaria. Sin embargo, el trabajo de Podoll y Robinson7 demuestra que en una obra escrita por Carroll hacia 1865, dibujó la figura de un elfo en la cual falta la mitad izquierda de su cara y de la extremidad superior izquierda. La imagen sugiere ampliamente la posibilidad de que se tratase de un escotoma producido por un aura migrañosa. El dibujo apareció en una revista que editaba la familia de Carroll llamada «Mischmasch»; esto ocurrió 10 años antes de escribir la famosa obra, cuando ya las migrañas y las auras que precedían el dolor eran algo cotidiano en su vida7. Dicho descubrimiento nos refleja un aporte importante en la construcción y solidificación de la hipótesis planteada antes sobre el padecimiento del síndrome por parte del autor, pues no deja duda sobre el verdadero momento de la aparición de la migraña de Carroll y las posibles implicaciones en la génesis de su obra más conocida.
Consideraciones finalesRecientemente, los datos arrojados por una revisión sistemática5 muestran que entre 1955 y 2015 han sido reportados en la literatura 169 casos de pacientes con síndrome de Alicia en el país de las maravillas, de los cuales la gran mayoría corresponde a personas con una edad menor o igual a 18 años. Aun así, se cree que estos casos representan solo una pequeña parte de la verdadera prevalencia de este síndrome, principalmente debido a la carencia actual de una definición, clasificación y criterios diagnósticos apropiados dentro de parámetros internacionales y debido a la falta de datos epidemiológicos fiables que den cuenta de su verdadera magnitud.
Los autores consideran importante encontrar en la historia las pistas ocultas sobre el origen de este síndrome y sus implicaciones clínicas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.