Llevamos bastantes meses con la gripe aviar, siendo noticia recurrente en los medios de comunicación y multiplicándose las declaraciones de científicos, políticos, expertos autonombrados o catapultados por otros y multiplicándose también las reuniones nacionales e internacionales sobre el tema.
En este caso es un acontecimiento mundial en el que las incertidumbres son mayores que las certidumbres, y ante el que realmente es difícil tomar postura si ésta no es la de reclamar más trabajo, más medios y más dinero dedicado al tema. Porque si un político, o incluso un científico, cree sinceramente que el riesgo es menor de lo que se ha señalado y opta por la opción de restar importancia al tema y buscar causas y causantes interesados en aumentar la alarma y luego sucede algo grave, estará perdido para siempre. Es pues una opción con trampa, que sólo tiene un camino y que lleva inexorablemente a la toma de decisiones que deberían ser exclusivamente técnicas, y que no lo han sido, como la compra de determinados medicamentos o el establecimiento de ciertas medidas de control.
¿Estamos ante lo que se llama una crisis sanitaria? Indudablemente sí, pero en una crisis por venir, en un peligro posible y anunciado que está permitiendo tomar medidas con tiempo, lo que debería calmar la situación, cosa que no ha sucedido. De alguna manera otra "crisis" reciente, como la de las vacas locas, también era un peligro por venir y se habló de la posibilidad de miles de afectados. En ambos casos la ciudadanía se alarma y hace lo único que puede hacer, asustarse, dejar de consumir lo que le parece que puede estar relacionado y exigir a los gobiernos que solucionen la situación.
Otras crisis sanitarias que afectaron a toda España, como la meningitis de hace 7 años, tuvieron también un componente mediático de gran magnitud, y también tuvieron intereses importantes con decisiones de justificación técnica difícil.
Si a todas estas situaciones citadas las llamamos crisis, ¿son crisis los sucesivos brotes de legionelosis de los últimos años?, ¿fue crisis la toxiinfección de este verano con pollos asados? ¿Y qué decir de las dioxinas de hace una década, aunque en este caso la población se alarmase menos? ¿Y la dudosa retirada del aceite de orujo por benzopirenos?
Capítulo aparte es el síndrome tóxico de 1991, la mayor crisis sanitaria que recordamos los que trabajamos en sanidad, que sembró la alarma, con razón, que tantos sufrimientos produjo y que puso al descubierto las deficiencias del control alimentario en España, suponiendo el comienzo de un cambio en esta área de la salud pública.
Como vemos, una crisis sanitaria puede ser real porque está sucediendo, o posible porque puede pasar; todas son mediáticas y esto es fundamental en la definición de una crisis. El componente mediático pasa a ser el protagonista.
Al ser mediáticas alarman a la población, que exige soluciones al gobierno y la oposición de turno utiliza la crisis para atacar a éste. He aquí otro de los componentes principales de una crisis: el paso al debate político del tema. Siempre son utilizadas, aunque a todos los responsables sanitarios se les llene la boca de afirmar que la salud de los ciudadanos y sus miedos no deben ser utilizados políticamente. Siempre ha sido así y mal remedio tiene, pues la labor de la oposición es controlar al gobierno y si éste lo hace mal, denunciarlo. Pero todas estas reflexiones sirven para cualquier crisis, aunque como vemos, son diferentes unas de otras; la gripe aviar no es una excepción.
La Revista de Administración Sanitaria (RAS) dedicará un número monográfico en 2006 al tema de las crisis sanitarias, para intentar definirlas y analizar sus componentes mediáticos y de intereses. La utilización política de las crisis y el recuerdo de las que han sucedido en los últimos años compondrán este número monográfico.
En este caso la RAS va a ensayar un nuevo método de trabajo: la jornada virtual en la red. La RAS siempre ha estado buscando nuevos caminos, y desde su comienzo apostó por su presencia en la red; ahora da un paso más, hacer una jornada en red que dé como fruto una revista en papel. Parece una incongruencia... puede que lo sea.