Es difícil determinar cuándo comenzaron las ideas sobre el acceso abierto (AA) a las revistas científicas. Sin embargo, es cierto que con el advenimiento de Internet y las tecnologías de la información y comunicación (TIC) se ha facilitado la difusión no solo de la cultura y educación en general, sino también del conocimiento científico.
Sin ánimo de hacer una revisión histórica exhaustiva y solo para aquellos que quieran profundizar en el tema, los principales documentos vinculados con el AA son: la Iniciativa de Budapest, las declaraciones de Bethesda y Berlín, el Compromiso de Túnez, el Comunicado Final de la reunión de Políticas de Ciencia y Tecnología para el Siglo XXI de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, y las declaraciones de Salvador y Mar del Plata.
En la Iniciativa de Budapest, realizada en el año 2001, se definió como AA a un tipo de disponibilidad de la información, en línea, gratuita y sin restricciones, que se puede descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o usar con cualquier propósito y sin ninguna barrera financiera, legal o técnica, mientras que los autores sean reconocidos y citados1.
En nuestra región, el AA a las publicaciones científicas está liderado por la base de datos SciELO. Para la indexación existen criterios de evaluación basados en estándares internacionales de comunicación científica, cuya aplicación es esencial para mantener el nivel de las colecciones. Este portal incluye revistas científicas nacionales de calidad (de modo descentralizado por país) y publicaciones temáticas internacionales. Pionera en este modelo, SciELO abarca un conjunto de guías, normas, procedimientos, técnicas y software que permite la publicación electrónica de ediciones completas, la organización de metadatos en bases bibliográficas, la estructuración de textos completos, la recuperación de artículos por su contenido, la preservación de archivos electrónicos y la producción de indicadores estadísticos sobre el uso e impacto de la literatura científica. Los textos completos, operados con este sistema, además son pasibles de ser enriquecidos dinámicamente por medio de enlaces con otras bases de datos nacionales e internacionales (p. ej., LILACS, Medline e ISI-Thomson), así como también con los buscadores de Internet, entre los que se destaca Google2.
Ahora bien, es necesario entender que el AA, aunque colabora con las TIC, no resuelve mágicamente todos los problemas educativos, sobre todo en Latinoamérica, donde la desigualdad es tan amplia. Ciertamente las TIC han revolucionado la comunicación, al ofrecer nuevos medios más efectivos para el intercambio de información entre países3. A su vez, el acceso libre y gratuito ha sido por demás beneficioso para toda la región. No obstante, el solo hecho de acceder a la información no alcanza. Para producir una mejora, es imperioso un compromiso más activo a través de la generación y administración de contenidos con AA.
En el año 2006, la RAR, tras ser sometida a un exhaustivo examen en el que obtuvo el máximo puntaje, comenzó a formar parte de la red SciELO. Como consecuencia, la responsabilidad de aportar material de rigor científico, evaluado a través de un serio proceso editorial basado en la revisión por pares, se renueva año a año. Por este motivo, como ferviente defensora del AA a los contenidos científicos, convoco a todos los lectores de la RAR a enviar sus manuscritos a nuestra revista para, así, contribuir a la difusión de la ciencia médica de nuestro país.